Desde Lima, Perú, Carlos
Miguel Yucra Castillo
El día era tan feo como siempre,
es usual en esta temporada, pero pronto llegará la
primavera y de seguro todo cambiará.
Para variar, desperté con un
extraño dolor, soy un chico sano y esta eraLa
segunda vez que me daba este tipo de dolor. Mi madre siempre decía
- yo he tenido suerte
con mis hijos, ninguno a pisado un hospital, solamente tú una
vez por travieso cuando
te rompiste la cabeza - Yo apenas recordaba eso, creo que desde
aquel momento me daban cosas cuando me aplicaban alguna ampolla.
Yo estudio ingles en las mañanas,
me cuesta el llegar temprano a clases, la mayoría
de mis compañeros medio somnolientos siempre me hacen un gesto
de cacha por que yo siempre soy
el último en llegar, eso no me importa ya que veía en
sus caras el rostro del hambre y solo esperaba el timbre para salir
presurosos a la cafetería.
Este al parecer no iba a ser mi día, un examen repentino y una
chica que se me iba sin poder
hacer nada, que feo día.
Las cosas no mejoraron durante el resto
del día, el trabajo lo veía mas pesado que otros
días, yo no aguante mas y me fui. Las cuadras se me hacían
largas, pasé frente al
gran hospital y me sentía cada ves mas enfermo. En el bus dormí
durante todo el viaje, siempre digo que es un viaje ya que por lo menos
me demoro una hora y media en llegar a casa, aunque ganas tengo de vivir
en otro lado no lo puedo hacer hasta mejor mis ingresos, uf que fastidio.
En casa me esperaba mí cama,
la cual me costó un "ojo de la cara" pero que es la mas
confortable. Esperaba que mamá ó mí hermana estuvieran
echadas en ella para encontrarlo
calientito pero no fue así. Mí hermana alistaba las cosas
para el negocio que yo les había
puesto, eso era algo especial y le tenía mucha fe, aunque
los inicios son algo difíciles esperaba que esto marche bien.
Era raro pero nada me calmaba,
mamá quería experimentar sus técnicas caseras conmigo,
yo me negaba por que no me parecen
adecuados, aunque debo admitir que en muchas
ocasiones dan buenos resultados, además tampoco voy a contar
de que se trata para evitar una
censura a esta historia. Durante aquella tarde me volví asiduo
visitante del baño, nunca he apreciado tanto este sitio como
ahora, podría hasta haber
puesto un letrerito que dijera RESERVADO.
En sueños no podía evitar
fantasear con mis amiguitas, será por afecto que les tengo,
no lo sé, en fin cuando estaba en lo mejor sentía una
punzada que me volvía a
la triste realidad, tenía que cambiar de posición y masajear
mi alicaído estomago, era
evidente que esto traería consecuencias que durante años
temía.
El reloj dio las 12 de la media noche
¡hay dios! ¡Que dolor! De pronto me encontraba
recorriendo todos los rincones de mi gran cama creo que hasta encontré
una media que tenía perdida, en fin, quería hacer algo
y no sabía que, estaba
visto, sentía que mi gran temor se hacía realidad, debía
tomar la decisión ahora...
hum... no era fácil, de pronto una gran punzada me hizo
tomar la decisión ¡al
carajo... hay que hacer lo que un hombre tiene que hacer! Eso era
todo, de pronto estabamos en la calle esperando un taxi, esperamos un
buen rato hasta que apareció
uno, trate de regatear pero otra punzada me hizo desistir, el dolor
era mas fuerte que el bolsillo.
Del pequeño hospital me derivaron
a la central, mi madre le tenía mucho miedo y siempre
me decía - hay matan gente, el que entra no sale bien... si
es que sale - La vida se hace
mas importante cuando sientes que se te va y no esta en tus manos
el poder salvarla, yo temía que pudiera hacer una peritonitis,
eso sería desastroso. Cerré
los ojos y mi mente estaba en blanco, muy en blanco.
A pesar de mi estado tenía que
realizar algunos tramites para ser atendido, era inaudito
pero tenía que hacerlo, felizmente tenía a mí madre
de mi lado y evitaba que decayera.
Al poco rato y en vista de que el "maldito" cajero estaba fuera de servicio
mi hermana y mama se fueron para conseguir el dinero que haría
trabajar a los médicos.
Acurrucado estaba en una silla tan dura como una piedra mientras a
lo lejos escuchaba a una joven estallar en llanto al enterarse de que
su padre acababa de fallecer,
esto sucedió en apenas cinco minutos que ella estuvo fuera dejando
a su hermano, el cuadro era desgarrador y también de mucha indignación
por la impavidez de los médicos.
Silvia, mamá, papá y mí
tío llegaron con el dinero que me hacía falta, entonces
al poco rato ya me encontraba
en un ambiente siendo desnudado y preparado para la
operación, de pronto solo miraba pasar las luces y puertas del
pasillo el cual Me conducía
hacía el quirófano. Entrar en el fue reconfortante y aterrador
a la ves, el dolor se fue y empezó
a temblarme el cuerpo, no sé si de miedo ó de frío
pero en fin, solo quería
dormir, esta madrugada se hacía larga y no había cuando
termine.
Por un instante vi a mí padre
ingresar a la habitación para verme, pero no permaneció
mucho tiempo, yo mire lentamente mi alrededor y había 3 camas
delante mío ocupados y
una a mis lados. La escena era horrible, tubos, botellas, jeringas
y demás cosas abundaban, también el olor era insoportable.
Poco a poco dejaron de entrar
enfermeras a esta habitación, yo me sentía muy solo y
también adolorido, apenas
podía moverme y eso aumentaba mi depresión.
El gran dilema fue ir al baño,
apenas podía levantarme, la sangre regresaba por el
conducto de la destroza y... estaba solo... era solo mí problema...
El servicio se me hacía muy lejos,
tanto como las nubes, tanto como el mar, tanto como
el amor. Esa noche nunca la voy a olvidar, esa noche sentí mucho
dolor, esa noche vi otra realidad,
esa noche fue de compasión y, sentí lastima de mí.
Al amanecer las calles de la horrible
ciudad estaban humedecidas por la brisa, mientras
el ruido se hacía mas y mas intenso, toda la ciudad se llenaba
de mugre mientras en mí
habitación nada parecía cambiar, todo pasaba lentamente
como si no importara el tiempo,
solos en cama viviendo nuestros males. Ese día conocí
a un señor que le estaban
dando de alta pero que no podía irse ya que no tenía el
dinero suficiente para que le
dejen salir, era de Vilcashuaman un pueblo que conocí
en mí último viaje, entonces le hable de su pueblo y él
se alegró mucho por un
instante cerró los ojos como tratando de recordar, solo por un
instante, entonces sus ojos se
llenaron de recuerdos, solo dios sabe cuan profundo es el amor
a la tierra y como la distancia puede hacer llorar a un hombre, en fin
había que dejarlo vivir.
Del otro lado estaba anciano acompañado de su hija, ella era
muy joven tanto como mí
hermana menor, ella acompañó a su padre casi todo el día,
era evidente que él había tenido una seria operación,
muchos tubos y botellas pendían
de soportes metálicos junto a su cama. Ella le hablaba en español
y quechua, ambas cosa entendía
pero él apenas podía responderle.
Durante la siguiente noche solo oíamos
sus lamentos pero ninguna enfermera lo atendió,
solo el médico que nos visitaba en las mañanas corrigió
la inacción ordenando el
limpiar las heridas y cambiar de sabanas, el cuadro es mas aterrador
de lo que puedo contar en palabras, aun ahora me da escalofríos
esa escena, era como un pedazo
de carne envuelto del mercado.
Creo que mí ángel de la
guarda recién se levanto ya que no había sentido su presencia
durante estos días, en fin, a buena hora ya que me trasladaron
a otra habitación, solo
había un señor el cual tenía cara de pescador,
no me equivoque, eso lo aprendí
de mí padre, él sabe diferenciar a la gente cuando las
ve, pero últimamente como
que se esta equivocado ya que esta perdiendo la vista y casi nunca
sale de casa. Bueno, tenía que hablar con alguien y empezamos
a hablar, fue interesante ya que
me indico como debo de armar mi pequeño equipo de pesca y que
lugares son mejores para pescar. A él recién lo iban a
operar, creo que de la vesícula,
así que le desee mucha suerte y se fue. El ruido de la vieja
camilla me despertó, traían
a otro paciente y al mirar a mí alrededor la habitación
se estaba llena mientras el paciente
recién llegado se quejaba de dolor, luego se
calmo pero al poco rato nos preocupo ya que unos agentes de la policía
lo interrogaron y sacaron algunas
muestras ¿quién era este tipo? ¿por qué estaba
con nosotros? ¿era peligroso?
Y tantas otras preguntas que surgieron entre nosotros.
El es un tipo muy joven, delgado de
tez clara y poco hablador, creo que estaba asustado
pero después se unió al pequeño grupo de esta habitación,
de este piso. Había también
un moreno de nombre Juan casi achorado que nos daba mala espina,
yo aproveche que se quedo dormido para cambiar mis cosas de lugar. Para
el lado del frente estaba un señor de unos 55 años, muy
canoso y muy renegón, creo
que se llamaba Luis, en fin, en este momento me resulta difícil
recordar el nombre de todos pero
si recuerdo que al último paciente lellamábamos
el abuelo, era el mas viejo de todos y también pequeño
como un niño de 12 años, según él era de
Ancash y había vendido dos toros para hacerse operar,
al parecer era el único que tenía mucha plata para ser
operado tan solo de una hernia.
Al poco rato se fue rompiendo el hielo,
cada ves era mas el ambiente de cordialidad
que se respiraba en esta habitación, poco a poco contaban sus
historias, yo los escuchaba con
mucha atención mientras que en mi mente visualizaba
la historia. El moreno fue ganando espacio, tanto así que volví
a poner mis cosas de su lado,
el pescador se hacía engreír por su mujer, el taxista
apenas si movía un dedo,
el canoso solo se quejaba y cagaba en un papagayo dejando
"perfumado" el ambiente, el abuelo nos miraba entre sus frazadas, parecía
un niño asustado pero era mas mosca que una de ellas. El canoso
resulto ser un chofer de micros
interprovinciales, al parecer un pendejo separado
de su mujer hace muchos años y con dos hijas a las cuales apenas
ve ya que son pocas las ocasiones
en que él estaba en la ciudad. Vivía de forma errante
y al parecer miserable, pero le gustaba vivir así, bueno, hasta
ahora, no tenía casa y
todo lo que ganaba se lo gastaba bebiendo con sus "amigos" pero que
hasta ahora ninguno había venido a visitarlo. Las mujeres era
su pasión, era como un
marinero sin barco pero con muchos puertos donde encallar. Pero, había
algo que lo intrigaba, algo que había permanecido todos estos
años con él y que hoy lo apreciaba con claridad, era su
ex-mujer una señora bonachona y baja de estatura, ella era como
una especie de ángel de la guarda, no sé si lo seguía
queriendo, pero había algo
que era mas fuerte y tierno que los años de desprecio y
lejanía no habían podido destruir, algo que él
empezaba a valorar y que lo hacían
sentir como una zapatilla vieja.
Mientras el canoso contaba su historia,
mucho de lo que contaba me era familiar,
será que recién ahora me doy cuenta de mí entorno,
no lo sé, tal vez ahora
podía compartir mas de cerca mi vida con gente a quienes les
di siempre la espalda, aunque sea por unos días.
El moreno vivía pendiente de
su negocio, cada ves que su mujer llegaba, parecía un
gerente ó algo así, ya que solo daba indicaciones, recomendaciones,
sacaba presupuestos etc, etc,
etc. Él, es un tipo deportista
y muy trabajador (al menos por lo que nos contó) se levantaba
muy temprano, prácticamente él levantaba al "gallo". Compraba
menudencias las cuales vendía
en deliciosos anticuchos y saguches además tiene una
pequeña carpintería pero aun todo ello es insuficiente
ya que desea tener dinero para
mudarse lo mas pronto posible ya que su barrio es muy peligroso, siempre
les echa la culpa a los Cubanos, ellos, decía, son los que malogran
a la gente, maldita la hora en
que llegaron... Nosotros solo lo mirábamos y yo me reía
por dentro ya que él es
tan negro como los cubanos, prácticamente a simple vista era
uno de ellos.
Lo gracioso era que cada ves que llegaba
su mujer, él la ocultaba casi debajo de su
cama y no se que "cochinadas" asían pero "calentaba" el ambiente
al punto que yo recordaba a mis
amiguitas* en fin, había que abrir las ventanas y sentir el fresco
de este horrible invierno.
El pescador era el hombre mas honorario
de la habitación, yo aprendí las técnicas
de pesca y ya me veía regresando de la mar con los peces mas
finos de la costa Peruana.
Él es ahora chofer de combi aquí,
a ese tipo de transportes se le llama "combis de
la muerte" porque uno al subir a ellas no sabe si es que llegará
a su destino.
Contaba sus peripecias al volante, y
de cómo este medio le a enseñado a no ser un
quedado bueno, resulta que tiene tres hijas, la mayor esta muy buena
y no dejaba de mirarme cuando
venía a visitar a su padre, hasta tuve que cambiar una
vez de sabana por su culpa.
El taxista apenas hablaba, era como
que no se quería mezclar con las otras culturas,
eso sucede mucho en mí sociedad, soy parte de ella y la siento
todos los días.
Resulta que después del asalto
del cual fue víctima el taxista, uno de los delincuentes
le disparó cuando los arrojaban del auto, él solo atino
a darse de vueltas mientras los
ladrones huían, apenas podía caminar, los dolores y
el sangrado era intenso, apenas podía hablar, el mundo se le
venía abajo y de pronto
distinguió una silueta en la oscuridad, era un joven mal vestido
con apariencia de pandillero y
que tímidamente se acercaba, luego de pensarlo muchas
veces se aproximo lo suficiente para notarlo mal herido y sin mediar
palabra lo llevó hasta la carretera donde ningún auto
los auxiliaba, entonces, abordaron
un mototaxi con el cual fueron hasta la posta de salud mas cercana.
Lo conmovedor era que aquel muchacho le repetía con insistencia
- no te voy abandonar,
siempre estaré contigo - hasta pagó de sus miserias
los primeros gastos médicos,
yo estaba muy conmovido, no pude mas, me cubrí con la sabana
mientras mis ojos se humedecieron
por un instante.
Esa tarde vino aquel muchacho con pinta
de "pandillero" no vino solo, estaba
acompañado de sus amigos, los cuales no tenían buena apariencias
hasta causaron cierto temor entre
los pacientes, enfermeras y el personal de seguridad,
todos ocultaron sus medicinas y demás cosas de valor, menos yo
pues estaba dormido y de pronto
una dulce voz me despertó diciendo que oculte mis cosas.
Hasta mis padres llegaron asustados pues los habían visto en
la cola que se hace al ingresar,
mas aun cuando los vieron en esta habitación.
El abuelo poco a poco dejó la
timidez, ahora ya decía al menos dos palabras, papagallo,
chata. Nosotros estabamos preocupados ya que al abuelo le habían
aplicado enema dos veces y aun
no lo operarían, uno de mis compañeros sugirió
que al parecer al abuelo le estaba
gustando ese procedimiento, esto nos causó mucha
risa. Poco antes de que le operaran vino su mujer y su hija, era curioso
ver que todos ellos eran de pequeña
estatura, sencillos pero muy cariñosos y preocupados
por el anciano.
Los días pasaban, no había
cuando me dieran de alta, felizmente mis dolores abdominales
ya estaban pasando pero empezaban los dolores a mis trasero pues todos
los días me aplicaban ampollas para la infección, la enfermera
quien se ganaba con todo me decía
que las próximas ampollas me las aplicaría en la otra
nalga ya que la primera se estaba
hinchando, yo le decía que a pesar del dolor eso
era bueno ya que a las mujeres les gusta los hombres con el trasero
grande, eso le causo mucha risa
y desde ese instante fue mas amable conmigo aunque también
las otras lo fueron. Mientras el pescador se lavaba en el baño
su mujer cambió de repente,
su rostro se llenó de rabia, ahora las cosas cambiaban su marido
estaba a punto de salir y su amante ya preguntaba por él. ¿Amante?
Todos nos preguntábamos
eso, entonces la señora soltó la historia, era como si
la moneda cambiara de cara, era,
el lado oscuro que hoy tomaba luz ante nuestros ojos.
Para mí fue como un "plot" de una película, pero esto
era la vida real, ni mas ni menos. Resulta que el pescador tiró
el anzuelo y pescó una sirena, mucho mas joven que su esposa
y que era un secreto a voces de todo el vecindario, ahora él
se separaría para vivir con la amante la cual también
dejaba a su marido con los crespos hechos. Caras vemos, corazones
no sabemos...
Hoy miércoles es mí día,
hoy salgo de este hospital, mamá y mí hermana están
haciendo los tramites, para ello
les di mi tarjeta de ahorros y así puedan costear los gastos
de mí estancia en este lugar, yo no quería estar más
tiempo aquí, por la ventana
veía como la ciudad, el mundo avanzaba sin mí y eso era
como una puñalada, necesitaba
estar afuera, necesitaba libertad, mi mundo interior ya lo había
explorado muchas veces y necesitaba hacer las cosas que deje de hacer
durante toda mí vida. Al
caminar por los pasillos de este hospital, venía a mí
mente los mejores instantes que
me tocaron vivir, hoy recuerdo con nostalgia esos instantes, hoy recuerdo
al ver mis heridas las promesas que me hice, hoy recuerdo
haber mirado atrás por un instante y ver mí pequeña
prisión donde dejé parte
de mí, hoy estoy aquí cumpliendo mis promesas, hoy...
me siento mas humano, hoy... he
aprendido... a ser feliz.