Necesitamos relacionar el espíritu y la materia, y no dejar el
espíritu en esa vagancia que aunque nos haya producido buena
música y buena poesía, nos ha costado también tantos
delirios de grandeza.
J.J.
Arreola
EN VERDAD
OS DIGO
Por: Rosy
Paláu
" Todas las personas
interesadas en que el camello pase por el ojo de una aguja, deben inscribir
su nombre en la lista de patrocinadores del experimento Niklaus".
La mirada se abre ante
lo inesperado. Juan José Arreola, escritor mexicano, nacido en
Zapotlán el grande, hoy Ciudad Guzmán, Jalisco (1918),
autor de los libros "Varia invención", "Confabulario"
(al que pertenece este cuento), y "La feria", entre otros,
no deja de sorprender a los lectores con su prosa rica y diversa. Impregnada
de fantasía, humor e ironía, logra la aspiración
de todo escritor: La palabra justa.
Hombre de memoria prodigiosa,
ajedresista, amante del teatro, que ya desde 1930 había ejercido
varios oficios, desde vendedor ambulante hasta mozo de cuerda, coincide
con los grupos que renovaron la literatura mexicana y se coloca junto
a otro gran escritor del silencio, Juan Rulfo. Aunque en sus temas sobre
la vida provinciana adopta un estilo realista, sus textos más
importantes son mayormente fantásticos. Cuentos que provocan
desde la extrañeza el encuentro con un ser que se asoma hacia
su verdadera identidad. Si en Rulfo nos absorbe la atmósfera
mágica del Llano en llamas, la frustración de un México
rural ante el fracaso de una revolución, en Arreola es notoria
la búsqueda de un humanismo que reconcilie al hombre consigo
mismo.
"De hoy en adelante
me propongo ser un escritor asequible, y no sólo por el bajo
precio que ahora tengo en el mercado, sino por el profundo cambio que
se opera en mi espíritu y en mi voluntad estilística....
Vivo rodeado de sombras clásicas y benévolas que protegen
mi sueño de escritor", palabras que confirman su posición
ante el drama de ser y estar en el mundo.
Desde entonces, nos
alumbra con la luz de su prosa alucinante. En él lo irreal fluye
con naturalidad y los personajes son ellos mismos objetos fantásticos.
Se ampara en lo que dijera André Gide. "Yo sólo fui
capaz de crear una forma bella, para que una idea más bella viniera
a habitarla".
"En verdad os digo".
Cuento construido a partir de la sentencia de Jesucristo, nos provoca
ya desde el inicio el sobresalto, el desafío a la razón.
Si bien el lector conoce la enseñanza, se queda absorto ante
la posibilidad de que un camello logre pasar por el ojo de una aguja.
Arreola juega con nuestras dudas, nos abre la puerta y provoca el deseo
de asomarse, somos una de las piezas del tablero de su imaginación,
del tablero de las elucubraciones de ese "sabio mortífero",
el Dr. Niklaus, "que manipula el uranio, el cobalto y el hidrógeno".
Su fin, la salvación del alma de los ricos.
El lector de pronto,
se detiene, piensa que en un mundo donde ya casi todo es posible gracias
a la tecnología, el plan no resulta tan descabellado, pero muy
pronto comprende. No se trata de la argucia de la imagen en una computadora,
ni de la mera disolución del animal que permita volverlo líquido
y pasarlo fácilmente, sino de la pretensión de un hecho
real.
Sí, es posible
"disolver al camello en una solución de ácido sulfúrico
y destilarla por el ojo de la aguja mediante una clepsidra de vapor"
como lo han hecho ya aquellos que el Dr. Niklaus llama estafadores,
pero la aventura va más allá: No basta que el camello
pase por un chorro de electrones sino de organizar los electrones en
átomos, los átomos en moléculas y las moléculas
en células, reconstruyendo inmediatamente el camello en su forma
original.
Hasta aquí la
duda se alarga y el autor, imagino, se ríe de nosotros, cuando
aclara: La única dificultad del Dr. Niklaus, es la carencia de
una planta atómica propia y extensa como ciudad y en la hora
presente, ironiza, el comité sólo cuenta con el camello
y la aguja. La aguja, hecha de portentoso metal inclasificable y una
gran caravana de camellos que los protectores de animales han donado
convencidos del proyecto inofensivo, además de un fantástico
dromedario blanco.
¿Hacia dónde
nos arrastra?, ¿ Hacia qué nueva sentencia moral?. " El
Dr. Niklaus se niega a trabajar con un presupuesto que no sea elástico",
por lo tanto los suscriptores deben cumplir con paciencia sus cuotas
para el pago de un proyecto cuyo plazo puede extenderse durante varias
generaciones.
Lo que antes fue asombro,
luego duda, ahora nos acerca lentamente a un final, mientras la metáfora
se mantiene . La salida es genial.
"Niklaus ofrece
dos probables resultados, el fracaso y el éxito" y los dos
convergen en el mismo destino. La salvación.
Si se logra tener éxito,
el Doctor convertirá a los empresarios en accionistas millonarios
de una empresa de transportes. Los hombres del mañana viajarán
en un instante y sin peligro en ráfagas electrónicas.
" La posibilidad de un fracaso es más halagadora. Los ricos
empobrecidos por sus agotadoras inversiones entrarán fácilmente
en el reino de los cielos aunque el camello no pase".
Profundo moralista,
Arreola profetisa en éste cuento el peligro de una humanidad
inmersa en los progresos de la ciencia. Para leerlo hay que estar preparados
para descubrir la realidad bajo las capas de apariencia muchas veces
absurda. Observador de la naturaleza humana, sus textos son sin lugar
a dudas una fusión entre el espíritu y la pasión
estética que logra muchas veces la perfección.
Cuarto hijo de unos
padres que tuvieron catorce, autodidacta, aunque a los 12 años
ya leía a Baudelaire, a Whitman y a los que él nombra
fundadores de su estilo: Papini y Marcel Schwob. Autor amante de textos
breves,( él mismo ha dicho "prefiero los gérmenes
a los desarrollos voluminosos"), hacedor de un lenguaje profundo
que trasciende con su estilo impecable y exacto, Arreola nos cuenta
en sus obras lo que él dice aprendió en las pocas horas
que su boca estuvo gobernada por el otro.
Abril del 2001.
Obras del autor:
Gunther Stupenhorst
(l946)
Varia invención
(l949)
Cinco cuentos
(1951)
Confabulario
(l952)
La hora de todos
(teatro, l954)
Confabulario
y varia invención (1955)
Confabulario
total (l962)
La feria (l963)
Bibliografía:
Confabulario
definitivo (Edición de Carmen
Mora l987)