Santiago de Chile. Revista Virtual. 
Año 2
Escáner Cultural. El mundo del Arte.
Número 24.
12 de Diciembre de 2000
al 12 de Enero de 2001.

CONVERSANDO CON EL PASADO, PRESENTE
Y LAS PERSPECTIVAS.

A MENA CHARLA CON CRISTIAN ARCOS, QUIEN DESPUÉS DE 15 AÑOS
REGRESA A ALEMANIA, UNA SUERTE DE SEGUNDA PATRIA.

Cheo Morales H.
Frankfurt a.M.- Alemania.

Desde luego esta charla tiene un prólogo, especie de introducción, y esta comienza así:

El desastre político de la Unidad Popular, el año 1973, no solo significó un pesado lastre social y psíquico para quienes durante unos largos 17 años mantuvieron el peso de la enorme represión militar, sino que además, un alto número de chilenos tuvieron que huir, emigrar o, simplemente, fueron expulsados del país. Durante esta etapa se vive, fuera de las fronteras de Chile una peculiar existencia que se denominó exilio. En este caso en el extranjero se concentraron cantidades apreciables de chilenos, los que por años tuvieron una existencia de desterrados (Europa, Estados Unidos, Australia, etc..). Y como no todo es al azar, indudablemente esta masa, que nunca fue amorfa, naturalmente hay que encasillarla en un espectro social, para así facilitar el estudio de sus comportamientos sociales. Y no es ninguna novedad decir que la mayoría de esta masa exiliada (que en no pocos caso era voluntaria) pertenecía a la clase media chilena (mayoritariamente intelectual), la que junto a la clase social más pobre (la obrera) formaba el movimiento popular chileno.

Estos sectores estuvieron siempre fuertemente ligados a la cultura de nuestro pueblo, y de esto se desprende que de este sector histórico nacieran las formas culturales propias que marcaron no solamente al exilio sino que también a vastos sectores residentes en el interior. Los que de una manera u, otra, rescatan y salvaguardan una cultura, que aunque tuvo sus raíces en la historia antigua de los pueblos de Indoamérica, se encargaron de remozarla, actualizarla y de politizarla.

Este fenómeno social se transformó en una corriente cultural, lo que llevó a conservar un lenguaje, el castellano y sus chilenismos, también costumbres innatas prevalecieron pese al "ataque" de otras costumbres y costumbres que se fueron adquiriendo a través de los años, dependiendo de la zona en donde se residía. Los hijos sin mayores esfuerzos y sin engañarse ni enredarse con otros lenguajes de adopción continuaron hablando castellano con acento chileno (y alemán, por ejemplo, con acento alemán). Las costumbres y la cultura de lo cotidiano prevaleció, por ejemplo, las fiestas con empanadas (muchas veces hechas con ingredientes provenientes de cualquier país), las pantrucas, cazuelas, los porotos, estofados, etc. Además, el "pelambreo", tan propio de las clases medias siguió como si estuviésemos aun en cualquier barrio capitalino o en provincias. En cambios, los elementos despolitizados y que no tuvieron una relación directa con "lo que pasó en Chile", vivieron bastante marginados y se asimilaron a la sociedad en que residían. Ni más ni menos, tanto adultos como los niños comenzaron al poco tiempo a olvidar los modismos y costumbres chilenas, los que vivían en España comenzaron a hablar con acento español, y así. A este sector pertenecían gentes humildes y con un nivel cultural bajo (no es rebajar, pero es un hecho histórico) y que no pudieron sobrevivir a las peripecias en Chile, y que con justa razón se vieron urgidos a emigrar. Y por esto no fue extraño que hijos de obreros comenzaran a olvidar su lengua vernácula. Este fenómeno contra cultural marcó fuertemente a un sector, y de esto se desprende de la debilidad ideológica de la que debería estar empapada la base social y sus futuras consecuencias.

Andando de aquí para allá, y al revés, me "reencontré" con Cristian Arcos, joven aun, al que vi crecer junto a mis hijas por aquellos años locos del exilio (que podría calificar de limbo) por allá en las décadas de los 70 y 80 (del siglo recién pasado). A penas terminada su niñez junto a sus padres y dos hermanas regresó a Chile (toda una proeza para la época), para así retomar el hilo de esa vida que había quedado en suspenso. Después de una larga estancia en el terruño, 15 años, decidió regresar a esta suerte de "segunda patria". Este, su segunda venida, ya es consciente y cargada de argumentos y bagajes culturales por desempacar. Bagajes que antes ya existían, pero que ahora se han hecho maduros a golpes de experiencias, ya que no solo lo acompañan las ganas de conocer mundo, sino que trae bajo el brazo un diploma de estudios (de allá para acá, y no al contrario) en germanista y con la ilusión de seguir estudiando, lo que ya está haciendo (pedagogía en psicología).

He querido conversar con Cristian Arcos no tan solo para estudiar de cerca este fenómeno migratorio (de lo que deben haber cientos de miles) sino para que él me cuente en primera persona de sus cambios e impresiones, de las diferencias, de su tiempo, de Chile, de lo que hace, etc.

1.- Cristian: ¿Qué me puedes decir de tu primera estadía en Alemania?

-Bueno, me dice, tratando de recordar pasajes lejanos, vine a Alemania acompañando a mis padres y dos hermanas. En aquel tiempo era un niño pequeño, pero a pesar de esto ya deducía del porqué teníamos que vivir en el extranjero. Fue un despertar prematuro. En realidad no había escapatoria para no saberlo, ya que el tema cotidiano y obligatorio era lo que había pasado en nuestro país y de lo que mis padres habían hecho allí. Por lo tanto, mi niñez estuvo vinculada profundamente a lo que fue el exilio para los adultos.

Así pues, mi formación no solamente se llevó a cabo a la sombra de mis padres, sino que también en un ambiente politizado y en contacto de otros niños que vivían también esta realidad. Y en esto jugó un papel importante el "centro psicosocial para los refugiados" (Frankfurt a.M.), que era una identidad que servía para el desahogo psiquico y para calmar la angustia política después de tamaña experiencia que termino como todos sabemos que terminó. También allí comencé a experimentar mis primeras reacciones culturales. Participé junto a otros niños del exilio en fiestas culturales, en donde bailé, actué y aprendí a tocar la guitarra, actué en peñas folklóricas, etc. Esto fue una verdadera escuela para mi, ya que fuera de aprender esto de la música, fui forjando mi carácter y un modo de ver la vida!

La música que aprendí a interpretar, además de los instrumentos de los que tomado contactos, han sido medios para forjarme en compromiso, no ideológico, pero si con mi propia realidad y la de mi generación.

2.- Cristian es elocuente, y a veces hasta cuesta seguirle el hilo de la conversación; pero así y todo el mismo va coordinando sus ideas y va hilvanando esta grata conversación e intercambio de impresiones e ideas.

- Cuando aun no era mayor del todo, mis padres regresaron a Chile, y con ellos sus hijos.

En Chile nos encontramos con una vida distinta, con nuevas gentes e ideas diferentes, para no decir una variedad de ideas. Y sobre esto último, las personas que se habían quedado en Chile, las que supuestamente estarían compartiendo nuestras ideas, eran totalmente diferentes. No había en ellos una crítica constructiva con respecto al pasado ni menos planes inmediatos para el futuro del país. Simplemente nos transformamos en unos soñadores desfasados. Por lo menos así lo palpé yo y otros de mi generación.

Los retornados éramos pájaros extraños en nuestra propia tierra. La izquierda, la solidaridad, el compromiso social, la lucha pendiente, etc.eran tabú. Y la juventud andaba en otras. La cultura del compromiso se había trocado por la del arribismo y el consumismo (música extraña, drogas, ropas a la moda, contra cultura, etc.); había sumisión e hipocresía. Los valores por los que creíamos luchar solo los sostenía una minoría, y entre estos estaba yo. ¡Seguíamos siendo extranjeros! Los guettos de retornados (comités y hogares para hijos de retornados, por lo general) eran islas dentro de todo el andamio que había forjado el nuevo modelo económico. La reintegración en la sociedad para los retornados fue dolorosa, en especial para los que llegaron ya viejos, ya que fuera de acarrear los males de sus viejas malas costumbres políticas habían perdido toda credibilidad ante las nuevas generaciones. Algunos alcanzaron a reciclarse, como los que ocupan altos y medianos puestos en la nueva administración del país, y otros están ahí, sin pena ni gloria!

3.- En concreto, ¿qué hicisteis durante tu estadía en Chile?

Terminé la escuela y estudié germanistica, en lo que me gradué. También hice música, y a través de esto, tomé contactos con las bases sociales de los nuevos movimientos sociales, me sumergí en el tejido social donde se desarrollan nuevas técnicas de hacer cultura, y de donde han nacido talleres para formar a nuevos músicos populares, pintores, teatro, etc. estos talleres lo forman, principalmente, jóvenes y otros no tantos, pero todos procedentes del movimiento obrero y popular, los que no mantienen vínculos ideológicos entre si ni tampoco con organizaciones políticas en concreto; nos identificamos culturalmente críticos con el pasado, el sistema, con la izquierda tradicional y la derecha y el stablismen. En resumidas cuentas, somos un movimiento autónomo por donde se nos mire. Yo, por ejemplo, utilizo la música que interpreto como arte, como vínculo e instrumento de protesta. Algunos de mis amigos de infancia (Frankfurt a.M.) hoy son profesionales de algún prestigio. Uno de ellos ha formado el grupo Barroco Andino, otro ha sido médico de un equipo de fútbol profesional (Dep. Concepción), y así.., pero yo he escogido el camino de la rebeldía y la búsqueda de mi propia libertad individual e, incluso, he introducido en mi estilo la guitarra eléctrica: Aunque me critiquen, a mi me da lo mismo; total, yo quiero hacer algo distinto. En Chile ejecutar folklore con una guitarra eléctrica, pondría los pelos de punta a muchos conservadores de la estética, en cambio aquí, fuera de Chile, sea en Alemania u otra parte, nadie dice nada. Aquí soy libre ya que este país me da la oportunidad de ser libre!

4.- Cuéntame, ¿entre tu manera de pensar y la música que ejecutas existen vínculos que te acerquen a la nueva izquierda?

Para mi, mi música, es contestaria y alternativa, pero desmantelada de cualquier color político. En Chile el arte y la juventud consenciente, se desarrollan a partir de una vertiente más bien anarquista, más que desde la vieja escuela política (la marxista, por ejemplo). Sobre esto, creo que la cultura política de nuestros viejos ha quedado en desuso, por decir algo, y que ha sido, sin remedios, arrojada al baúl de los recuerdos. No porque haya pasado de moda, sino porque se ha desprestigiado a los ojos de las nuevas generaciones: En Chile hay nuevas formas de vivir, de pensar y hacer cosas. Y en esto, no porque esté viviendo por estos lados ya piense así.

Viví 15 años en Chile, y esto me sirvió para formarme una idea concreta de lo pasado y de lo contemporáneo, también!

Claro, con lo respecta al arte, entre esto la música, hago mis diferencias entre el folklore y la música popular. En esto último destaco el estilo "cebollento" (boleros, tangos, valses, cumbias, etc..). Y es en este género donde existe una continuación marcada que se identifica en el artista callejero, del que canta en las micros, etc. quienes utilizan este tipo de cultura como instrumento de sobre vivencia, más que como valor concreto. En cambio, el interprete del folklore comprometido, sobrevive de otra manera. Sigo.La música folklórica clásica, pese a los grandes cambios, sigue siendo una fuente de inspiración socio política; claro comercial, con todo lo que cabe (solo los pájaros cantan por amor). Desde luego, nuestra música contestaria es una herencia, la que respeto y admiro, pero que debido a su propia trayectoria y dinámica está evolucionando. No todo sigue igual, además, esto obedece a las leyes del tiempo!

5.- En Chile existe una diversidad de música folklórica, ¿qué me dices de esto?

La verdad es que a partir de la Unidad Popular (años 70) hubo una explosión en el arte popular, y en esto se ha destacado la música andina, la que ocupa grandes extensiones de territorios de nuestra América del sur, lo que va desde Colombia hasta la IV Región en nuestro país. En cambio la música, bailes y cultura mapuches y de otras etnias han quedado rezagadas y mantenidas al margen, pese a representar a un sector humano y geográficamente importante. Y esto, por varias razones: la principal es que nunca ha sido comercial (vendible). En cambio, lo andino, se ha hecho conocido en Europa, Norte América y otros lados. La izquierda universal se ha identificado con ella, utilizándola de santo y seña en sus reivindicaciones. No son indígenas quechuas ni aymarás los que se han enriquecido, sino que han sido los blancos, que hasta ahora la interpretan en los grandes centros urbanos. Y desde este punto de vista, al utilizar los textos e interpretarlos, he querido salir de los esquemas para llegar a interpretar algo distinto, libre y personal!


Imágenes gentileza del excelente sitio de folclore chileno: http://www.geocities.com/folclorechileno
©
Derechos Reservados en exclusiva para la revista "Escáner Cultural"
Frankfurt a.M. / Alemaia Diciembre 2000
http://www.escaner.cl/reflexiones

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Esperamos Su Opinión.
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