Desde Chile, Rubila
Andrea Araya Ariztía
LAS SOMBRAS Y DEMONIOS
DEL CINE
Penumbras,
ambientes oníricos, castillos desolados, cementerios con estatuas
destruidas y, sobre todo, seres espectrales, entre los que destaca como
símbolo la figura demoniaca, misteriosa, pero a la vez inevitablemente
atrayente del vampiro, son los elementos que en mayor o menor cantidad
han estado presente en lo que se ha denominado cine gótico, cuya
trayectoria desde los tiempos del cinema mudo hasta hoy, ha captado
miles de seguidores en el mundo, transformándose así en
todo un objeto de culto.
El nombre gótico lo toma
de la corriente artística surgida alrededor del siglo XV, traspasada
al mundo cristiano por los bárbaros godos, que se caracteriza
por una arquitectura de formas lineales y estilizadas en un intento
por alcanzar el cielo y así unir lo terrenal con lo divino, representando
la visión que la iglesia medieval tenía de una ciudad
celestial.
Este pensamiento también
abarca las otras ramas del arte como la pintura y la escultura, donde
se recrean temas profanos, y su concepto es usado para denominar una
corriente literaria surgida a fines del siglo XVIII, que explota el
tema de la muerte como destino inevitable, que al tiempo que alberga
a las criaturas más oscuras y temibles, ejerce un poder de atracción
inexplicable en el hombre, inmerso en un ambiente en que la ensoñación
y lo real se confunden en la soledad de la noche.
En la actualidad, el gótico
se ha transformado en toda una corriente y para algunos un estilo de
vida, que se confunde con otras tendencias como el dark y el vampirismo,
cuyos seguidores se basan tanto en sus comienzos medievales, como en
sus manifestaciones más modernas.
DRÁCULA Y FRANKENSTEIN,
SÍMBOLOS GÓTICOS
La
concepción gótica es llevada al cine en su estética
y temática, desde el nacimiento de éste y se caracteriza
por recrear atmósferas tétricas y enrarecidas, en que
las arquitectura y paisajes, llenos de formas con bordes difuminados,
y la poca iluminación, capturan las sombras más escalofriantes
y crean una sensación indescifrable de irrealidad.
Los primeros pasos del cine gótico
se remontan a los comienzos del expresionismo alemán, donde la
primera película que marca la pauta para una configuración
de lo que después se consideraría horror gótico
es El gabinete del doctor Caligari, dirigida por Robert Wiene
en 1919.
El vampirismo, tema gótico por
excelencia, llega al cine mudo alemán con la adaptación
no acreditada de la novela de Bram Stocker, Nosferatu,
el vampiro (F. W. Murnau- 1922). El film, considerado la máxima
expresión del género vampírico, narra la historia
de misteriosas muertes en un pueblo atribuidas a la peste negra, pero
que en realidad son causadas por el conde Orlock (interpretado
por Max Schreck), que impulsado por su sed de sangre sale de
su castillo y recorre distancias en barco, para llegar a este lugar
donde podrá conocer y poseer a una mujer cuyo retrato lo ha cautivado.
El
influjo que tiene sobre la joven mujer y su sentimiento hacia ella,
tanto como los paisajes naturales y desolados, hacen que en Nosferatu,
se atisben rasgos del género romántico, cosa que también
sucede en la literatura gótica. Caracterizan a esta película,
las grandes sombras que anteceden al demoniaco conde cuando se acerca
a sus víctimas, siendo el instante que más representativo,
la clásica escena en que este vampiro calvo, de orejas puntiagudas
y dientes afilados, entra silenciosamente al cuarto de su amada para
morder su blanco cuello y beber su sangre, mientras, sin darse, cuenta
es sorprendido fatalmente por el sol de la mañana.
Con El fantasma de la ópera,
dirigida por Rupert Julián, Estados Unidos da su primer
paso en el cine gótico en 1925 a cargo de los estudios Universal.
Conocida es la historia de amor tortuoso y no correspondido de un hombre
que debido a su rostro desfigurado por el fuego, se esconde en las catacumbas
medievales ocultas debajo de un teatro de ópera gótico,
de las cuales sólo sale cubierto por una máscara para
ver cantar a Chrstine Daae, de quien está tristemente
enamorado.
Ya
en tiempos de cine sonoro, la Universal lleva a la pantalla Drácula
(Tod Browing- 1931); en la adaptación de la novela de
Stocker, Bela Lugosi hace la interpretación más
recordada del estereotipado conde de elegantes estilo y larga capa negra
de revés rojo. El éxito de la película marcó
la pauta para una seguidilla de películas de terror en los años
'30, como La hija de Drácula, dirigida por Lambert
Hillyer en 1936.
Otro célebre personaje literario
es llevado al cine en esta década, Franskenstein, creado
por la escritora Mary Shelley en una lluviosa noche de 1816,
en que en una velada en el castillo suizo de Lord Byron, junto
al poeta Percy Bysshe Shelley (su marido) y a otros intelectuales,
aceptó el desafío de escribir la más escalofriante
historia de terror.
En la versión de 1931 de
la Universal, dirigida por James Whale, el infeliz monstruo es
interpretado por otro icono del cine de horror, Boris Karloff,
cuya personificación y maquillaje, forjaron la imagen más
representativa del triste personaje de Shelley.
Al Frankenstein clásico
se agrega una curiosa saga de películas como La Novia de Frankenstein
(James Whale-1935), El hijo de Frankenstein (Rowland
Lee-1939), El fantasma de Frankenstein (Earle C. Kenton-1942)
y Frankenstein contra el hombre lobo (Roy William Neill-1943).
INGLATERRA Y LA ÉPOCA
DORADA
En
los años sesenta y setenta el predominio del cine gótico
paso a Inglaterra, siendo su responsable la Hammer Films, que
produjo numerosos remakes de clásicos como Drácula,
Frankenstein, El hombre lobo y La momia.
En este período, considerado
la edad de oro del horror gótico, se explota el esquema narrativo
de la lucha entre el bien y el mal, representado por la contraposición
del monstruo con el sabio. El director de la mayoría de las películas
fue Terence Fisher y los protagonistas más repetidos fueron Christopher
Lee y Peter Cushing.
El
ciclo gótico comienza en 1957 con La maldición de Frankenstein,
dirigida por Terence Fisher y termina con La monja poseída,
realizada por Peter Sykes en 1976. Durante estos años
se alcanzó a producir 44 películas, entre las que se encuentran
La maldición de Frankenstein ( Terence Fisher-1957),
La revancha de Frankenstein (Terence Fisher-1958), Drácula
(Terence Fisher-1958), Las novias de Drácula (Terence
Fisher-1960), Drácula vuelve de la tumba (Freddie
Francis-1968), Drácula 1972 D.C. (Alan Gibson-1972)
y Los amores del vampiro (Roy Ward Baker-1970).
ÚLTIMAS MANIFESTACIONES
DEL CINE GÓTICO
Luego
de este período de esplendor del horror gótico, éste
género fue decayendo ante el surgimiento de subgéneros
como el gore y el splatter. Pero aún así, hay películas
que se destacan, como el remake de Nosferatu, escrita, producida
y dirigida por el alemán Werner Herzog en 1979, y protagonizada
por Klaus Kinski, quien realiza una magistral interpretación
del conde Orlock.
También sobresale el interesante
film de 1986 Gótico (Ken Russel), que en un ambiente
onírico que impregna las noches de tormenta y los paisajes naturales
enmarcados por oscuros días, cuenta lo sucedido en la célebre
reunión literaria de junio de 1916, de la que salió Frankenstein
de Mary Shelley y El vampiro de John Polidori, y los acontecimientos
desastados a partir de aquella velada.
Con de la década de los noventa
resurge la temática del vampirismo con Subespecies (Ted Nicolaou-1991),
pero el impulso definitivo lo da Drácula de Bram Stocker,
dirigida por Francis Ford Coppola en 1992, que es la que mejor
representa el espíritu de la novela escrita por el irlandés
en 1897.
En 1994, Robert de Niro interpreta
al monstruo de Franskenstein (Kenneth Branagh), ya sin
el aspecto rígido clásico, explota la dualidad del personaje,
que va desde la venganza y la agresividad hasta una ternura casi infantil.
Del mismo año es el film
más representativo de lo que se ha denominado horror neogótico,
El Cuervo, dirigida por Alex Poyas y protagonizada por
Brandon Lee, quien accidentalmente murió por un disparo
recibido mientras se rodaba la película. En ésta se recrean
los elementos puros góticos, pero en un escenario moderno, el
antihéroe que renace de las tinieblas para vengar la muerte de
su novia y la de él, reemplaza las estilizadas catedrales por
los altos edificios de la ciudad.
La
versión fílmica de la novela de Anne Rice, Entrevista
con el vampiro ( Neil Jordan-1994), agrega el elemento de
ambigüedad sexual entre hombres, que es representada en la relación
entre Louis (Brad Pitt) y Lestat (Tom Cruise),
el primero como creación y el segundo como el que lo salvó
de la muerte y lo engendró como vampiro, y en la atracción
que siente Armand (Antonio Banderas) por Louis.
La nostalgia de Louis por su vida mortal
y la impotencia de Claudia (Kirsten Duntsts), la pequeña
vampira que él convirtió, por no poder crecer y concretar
su amor por Louis, le da a la película un acento romántico,
que se agrega a su marcada atmósfera de sensualidad.
Entrevista con el vampiro proviene
de una concepción netamente gótica, ya que su propia creadora,
Anne Rice, es una de las culturas más representativas
del estilo gótico, el que incorporó a su vida a partir
la muerte de su hija. Desde entonces, vestimentas oscuras, visitas a
cementerios y una atracción extrema por los temas oscuros, acompañan
su tranquila y silenciosa existencia en Nueva Orleans.