LA ÚLTIMA REVELACIÓN
Por: Oscar
Hernández
(Extracto de la novela que aún se está escribiendo).
-No nos queda mucho tiempo.-
pensaba, mientras miraba por el ventanal de la sala de comandos. Las
estrellas pasaban a gran velocidad, pero ese era el paisaje cotidiano
desde hace ya varios siglos.
Le preocupaba el hecho
de que los víveres no durarían mucho tiempo más,
ya que hace tiempo que se estaba haciendo uso de ellos, como complemento
energético del impulsor gravitacional .
-Si no encontramos un
sistema habitable pronto, quedaremos flotando en el espacio y el éxodo
será un fracaso. Será el fin de mi pueblo y de mi raza.
No puedo permitir que esto ocurra, mi gente no se lo merece-. La preocupación
se estaba haciendo evidente en su expresión facial, y sabía
que su gente lo estaba notando. Aunque era la máxima autoridad
y su pueblo lo apreciaba hasta la muerte, no debía mostrar
ningún tipo de debilidad, para no despertar dudas de su liderazgo,
lo que potencialmente amenazaría con alterar el orden.
La mirada aguzada de
aquel anciano parecía calar lo más lejano del espacio
que se extendía delante de él. Algo le decía
que esa era la dirección y que pronto encontraría un
sistema donde establecerse.
Su largo pelo cano, al
igual que su larga y ondulada barba, hacían juego con la túnica
color marrón y negro, que entreabierta dejaba ver un ropaje
blanco, y que junto a la túnica se entregaban generosamente
al piso de aquel salón. Tanto en los puños como en los
bordes de todas las terminaciones, la túnica estaba decorada
con extrañas figuras doradas, así también lo
estaban: el ropaje interior y el largo cinto que se anudaba por delante
de su cintura. Estos símbolos no parecían describir
un lenguaje, sino más bien parecían determinar su estatus
social, que seguramente estaba determinado por su desarrollo intelectual,
o más aún, su desarrollo espiritual. Para su avanzada
edad, evidenciaba un cuerpo increíblemente esbelto, atlético,
con una postura gallarda e inmutable -nadie sabía en realidad
cuantos años tenía, o menos aún quienes fueron
sus antepasados, sólo sabían que él había
en encontrado la manera de evitar la muerte. Desde entonces y gracias
a él, nadie en su pueblo siguió envejeciendo, gracias
a esto seLas personas que compartían con él la sala
de comandos trabajan a tiempo completo en los paneles de control,
los sensores estaban dispuestos a máximo alcance, con el fin
de no dejar ningún rincón del espacio sondeable sin
registrar. Los sensores utilizaban ondas psi , capaces de viajar grandes
distancias en forma instantánea, pero que al ser emitidas por
instrumentos artificiales, estas grandes distancias se hacen limitadas.
Sólo la mente es capaz de utilizar este elemento en forma ilimitada.
Todos los integrantes de esta elevada raza conocían muy bien
el uso de este recurso, pero también sabían que sería
una perdida de energía intentar ellos mismos la tarea de remontarse
en el espacio en busca de nuevos mundos -a través de los viajes
astrales-, ya que si bien podrían hacerlo a mayor distancia
que los sensores de la nave, el tiempo que tardarían sería
mucho mayor. Por esto preferían dejar ese trabajo a las máquinas,
que aunque limitadas en distancia, eran muy eficientes en el tiempo
de respuesta.
Los poderosos e inteligentes
computadores, daban informes a cada hora de los posibles sistemas
habitables.
-Reporte de sondeo: Negativo.
- Era lo único que se escuchaba desde las distintas terminales
del salón. Cada una de estas respuestas calaba en lo más
hondo de aquel ser.
De pronto, la puerta
principal del salón se abre a espaldas de él, dejando
aparecer a un hombre de similares características, tanto en
la vestimenta como en rasgos, aunque éste es mucho más
joven, de pelo largo castaño y barba del mismo color, y ojos
grises, que denotaban cierta bondad. No se mueve, esperando autorización
para poder entrar. En la sala, el viejo parece no haberse percatado,
parece seguir abstraído en sus preocupaciones. Finalmente y
sin cambiar de posición dice:
-Adelante, hijo. Necesitaba
hablar contigo.- La extraña respuesta, compuesta por una voz
que reflejaba el carácter fuerte del viejo, estaba acompañada
de dos voces de registro diferente, y reforzada telepáticamente.
El joven entra y se coloca al lado del anciano.
-Padre, sentí
tu llamado y acudí de inmediato, ¿Pasa algo malo? Noto algo
de preocupación en tu aura.- Esta vez el mensaje es sólo
telepático, al igual que la respuesta del padre.
-Las cosas no han salido
como lo esperaba, hijo. El viaje ha resultado ser más largo
de lo que pensé, y si no encontramos un sistema que permita
la vida dentro de los próximos setenta y ocho fractas , me
temo que quedaremos a la deriva por falta de energía. No quiero
que por mi culpa se pierda el esfuerzo que hemos hecho para emigrar
de Dehen. No quiero creer que hubiese sido mejor quedarnos allá
y esperar la muerte juntos a nuestro sistema. Debemos encontrar la
manera de poder seguir-.
-¡ Pero cómo,
Padre!, hemos agotado las reservas de energía, y si seguimos
utilizando más víveres para alimentar el impulsor, tendremos
que arriesgar a algunos de los nuestros.-
-¡ Jeh Sus, te prohíbo
que pienses en esa posibilidad, aún más que la menciones!,
las leyes son bien claras, todos tenemos el mismo derecho a la vida,
y la vida de uno vale lo mismo que la de todos, si hemos de morir
lo haremos todos. No existe otra opción. Ahora, necesito hablar
con Luz Behll, Ga Brihel y Ra Phel. Nos reunimos en el Altísimo
Consejo.- Por primera vez el anciano cambia de posición sólo
para desaparecer por la puerta principal, el otro después de
quedar un rato meditando la situación abandona la sala para
dirigirse hacia donde quedó convenido.
El Altísimo Consejo
es el salón donde se reúnen las más altas autoridades
para estudiar asuntos de importancia. Veinticinco son los asientos
dispuestos alrededor de la larga mesa rectangular: En la cabecera,
tres sillones de un alto respaldo, el del medio posee un respaldo
aún más alto. A ambos costados de la mesa se distribuyen
diez sillones a la izquierda, igualmente a la derecha, y al final
de la mesa dos sillones. La cantidad de asistentes a estas reuniones
dependía de la importancia del tema en cuestión, dejando
los de mayor importancia, exclusivamente a las más altas autoridades.
Al abrirse la puerta
principal, entra Jeh Sus con paso apresurado...
-Mi Padre viene enseguida,
esperemos.- Saluda a los tres integrantes que en esta ocasión
aguardaban en el Altísimo Consejo, ocupando cada uno su asiento
respectivo: En la cabecera a la izquierda, había tomado ubicación
Luz Behll, el Máximo Consejero; En el primer sillón
a la izquierda de Luz Behll, se ubicaba Ra Phel: Primer Guardián
del Conocimiento de los Antiguos; Jeh Sus tomó ubicación
en la cabecera a la derecha; Y a su derecha en el Primer sillón,
Ga Brihel: Primer Guardián del Altísimo Consejo.
Luz Behll era un hombre
que había alcanzado su madurez en plenitud cuando dejó
de envejecer, por lo que no dejaba de llamar la atención tan
solo por su desarrollo físico, sino también por su inteligencia
y sabiduría, que le habían hecho acreedor de su bien
merecido puesto junto a la más alta autoridad. Vestía
larga túnica dorada, con símbolos en los puños.
Y tenía el privilegio de tomar decisiones en forma autónoma,
sin tener que consultar antes a Jeh Sus, o a su Padre. Un poco más
jóvenes, aunque no menos audaces, inteligentes y bien desarrollados,
Ga Brihel y Ra Phel, por su juventud representaban la fortaleza tanto
física como espiritual, siendo estos los más leales
servidores del anciano, ya que sólo de él podían
recibir órdenes, las cuales acataban sin el menor reparo. Jeh
Sus, el más joven de todos los que integraba el Altísimo
Consejo en su totalidad, por ser el hijo de la máxima autoridad,
gozaba de las mismas atribuciones que su padre, ocupando su lugar
en situaciones que no podía asistir personalmenEstaba prohibido
intercambiar ideas en el Altísimo Consejo en ausencia de la
máxima autoridad, ya fuese en forma oral o mentalmente. De
esta manera permanecieron sentados, en silencio los cuatro, hasta
que al fin se abrió la puerta principal del salón, los
cuatro que permanecían en silencio, se pusieron de pie.
-Tomen asiento- se escuchó
a tres voces, con un refuerzo telepático. Rápidamente
se incorporó al grupo tomando asiento en el de más largo
respaldo. Guardando silencio un momento -para abstraerse de sus preocupaciones-,
prosigue.
-Señores, los
he hecho reunir para comunicarles una delicadísima situación
que amenaza con hacer fracasar nuestros planes de encontrar un nuevo
sistema donde continuar nuestra existencia, Luz Behll, me imagino
que tú ya estarás al tanto.-. El Máximo Consejero
asiente con la cabeza, el anciano prosigue.
-La verdad, no esperaba
que nuestro éxodo fuera tan largo. De acuerdo a las estadísticas,
ya deberíamos haber encontrado un sistema que nos permita vivir.
Por esto, debo hacerles saber que las reservas energéticas
de nuestra nave, que desde hace tiempo han tenido que ser extraídas
de los víveres, se están agotando, y me temo que muy
pronto nos quedaremos sin alimentos y sin impulsor. Les digo esto
para que estén preparados, y les sugiero no lo revelen a nadie
para no causar alarma. Ra Phel, le comunicarás esto a los encargados
de las salas de abastecimiento y enertrónica.-. El Primer Guardián
asintió, y aunque podría haberlo hecho telepáticamente,
las actividades de carácter formal debían ser realizadas
personalmente.
-¡ Bien, acepto sugerencias!.-.
Los demás se miraron entre sí como buscando alguna idea
que salvara tan desesperada situación. El silencio reinó
durante unos segundos en la sala que solía dar origen a las
más grandes demostraciones de inteligencia, conocimiento y
sabiduría.
-Entonces, no nos queda
otra cosa que esperar nuestro final.- dijo, levantándose dispuesto
a retirarse...
-¡ Espera!-. Luz Behll,
que había evidenciado y ocultado la única salida, se
atrevió finalmente a revelar su atrevido secreto.
-El árbol del
Co...
-¡¡NOOO!!- dando un furioso
golpe en la mesa, al leer en la mente de su consejero personal el
final de la idea. Los otros, que todavía se encontraban concentrados
en encontrar alguna solución, casi quedaron de pie por la impresión.
-¡El árbol del Conocimiento no será tocado!
-Siento decirlo, pero
si queremos mantenernos con vida, debemos agotar todas las posibilidades,
y como bien lo sabes, los árboles del Conocimiento y los de
la Vida son capaces de generar cien veces más energía
que lo que los víveres producen. ¿De que sirve guardar estos
frutos si moriremos de todos modos?.
El anciano odió
reconocer que lo que Luz Behll proponía era la única
manera de aumentar, aunque fuera de manera insignificante, las posibilidades
de encontrar un sistema donde continuar existiendo. Estos árboles
eran su más preciada creación, ya que fueron creados
por casualidad, durante uno de sus experimentos que realizaba en su
laboratorio para encontrar aquella extraña sustancia capaz
de transmutar los elementos a voluntad, experimentos que le habían
robado cada día de su vida, años de exclusiva dedicación
y esfuerzo en su planeta de origen. Estos árboles vinieron
a aliviar en gran parte la decadencia hacia la cual la ley evolutiva
los había llevado, ya que habían perdido la capacidad
de reproducirse sexualmente, y la única forma en que podían
asegurar descendencia era la fusioclonación de dos células
de distinto sexo, en este caso de la pareja que deseaba tener hijos.
Los frutos del árbol
del Conocimiento poseían la extraordinaria cualidad de aumentar
la intensidad de los procesos cerebrales, de modo que aquel que comiese
el fruto en forma regular, vería notablemente aumentada su
capacidad lógica y deductiva, pudiendo asimilar en pocos días
la información y conocimientos que alguien que no hubiese probado
aquel fruto tardara varios meses o años, gracias a ellos tanto
él como su pueblo acumularon grandes conocimientos en corto
tiempo convirtiéndose así en una supercultura, desarrollando
complejas tecnologías. Sin embargo, el gran salto ocurrió
con el invento del primer artefacto capaz de razonar, aprender y tomar
decisiones. Por otra parte, el fruto del árbol de la Vida,
detenía por completo el proceso de envejecimiento de aquel
que lo comiese regularmente. Así, aquel anciano se había
asegurado de crear sendas arboledas de estos frutos, capaces de aprovisionar
a todos los que aún quedaban en su planeta, ya próximo
-en aquellos tiempos- a ser absorbido por uno de los sole-Además
-agregó Luz Behll-, sabes bien que no podemos alimentarnos
de estos frutos .
Nuevamente el silencio
llenó el Altísimo Consejo.
Pasaron un largo rato
en el interior del salón discutiendo la situación, ya
el anciano no quería convencerse de la única y lamentable
alternativa. Finalmente se abre la puerta principal del gran salón,
de donde salen con paso vivo: Ga Brihel, con dirección al "Gran
Invernadero" y Ra Phel, con rumbo a las cámaras de sueño.
Ga Brihel daría instrucciones de que los árboles de
la Vida y del Conocimiento fueran dispuestos para alimentar el impulsor
gravitacional, mientras Ra Phel prepararía al pueblo para entrar
en lo que probablemente sería su último largo sueño,
ya que no quedaban víveres para mantener a la gente en actividad.
Un fracta después,
todo el pueblo estaba dispuesto, cada uno en su respectiva cámara,
esperando que ingresara el gas que reduciría sus actividades
vitales al mínimo.
El anciano había
vuelto a la sala de comandos a ver por última vez el paisaje
astral, esperando quizás un milagro de último momento.
-Estamos listos señor,
sólo falta usted.-. Fue la sentencia del oficial de puente.
-Bien, ocupe su puesto.-,
el oficial se retiró de la sala para ocupar su lugar en las
cámaras, el anciano se quedó solo.
Instruyó la computadora
central para despertarlos únicamente en caso de encontrar un
sistema habitable, de lo contrario, al acabarse la energía,
quedarían sumidos en el más profundo sueño.
Tomó su lugar
de mando -cual capitán de un barco que naufraga, esperando
hundirse con él-, y miró por el ventanal aquel mismo
paisaje estéril que durante siglos albergó grandes esperanzas.
Recorrió por última vez aquel salón con la mirada,
y dando un profundo suspiro abandonó el lugar, dejando escapar
así sus últimas esperanzas.
Al llegar a las cámaras,
pudo sentir la mirada de los miles de congéneres que le esperaban,
cada uno de los cuales ocupaba su respectivo puesto. Las cámaras
estaban dispuestas ordenadamente a manera de graderías de un
gran coliseo. Caminó derrotado hacia lo que sabía sería
su ataúd. Sin pensar tomó su respectiva ubicación,
serrando la cámara. Al unísono, miles de seguros sellaron
herméticamente cada habitáculo, y un fuerte vapor nubló
lo que se podía ver en el interior cada una de ellos. Al disiparse
el vapor, quedó en evidencia aquel fúnebre espectáculo:
todas las persona en el interior de las cámaras dormían
para siempre, las luces de toda la nave se apagaron.
***
La sala de comandos permanecía
oscura, silente. Sólo una pequeña luz roja intermitente
indicaba que los sistemas inteligentes seguían cumpliendo su
labor. Las estrellas seguían cruzando aquel ventanal a gran
velocidad.
De pronto, un destello
proveniente del sector bajo de la sala interrumpe por un segundo la
eterna oscuridad en que se encontraba, un monitor de control se ha
encendido. En él, un cursor en la esquina superior izquierda
permanece intermitente, como manteniendo el suspenso de algo que no
se atreve a revelar. Finalmente comienza a deletrear con gran rapidez:
-Reporte de sondeo:
Se ha detectado un sistema
primario tipo C
Cantidad de subsistemas:
10, el quinto subsistema
ha sido destruido, sus restos ocupan la totalidad de su órbita.
Existencia de subsistemas
que permiten la vida:
à Positivo: El
tercer y cuarto subsistemas poseen condiciones que permiten el desarrollo
de vida.
à Probablemente:
el segundo.
Existencia de subsistemas
que han desarrollado vida:
à Positivo: El
tercer subsistema evidencia diversas formas de vida.
Existencia de subsistemas
que han desarrollado vida inteligente:
àNegativo.
àProbablemente:
El tercer subsistema evidencia actividad psi básica, 5/100
factible de pertenecer a vida inteligente.
El computador siguió
arrojando datos acerca del tamaño, masa, y porcentaje de los
elementos constituyentes de cada subsistema.
De pronto las luces de
la sala relampaguean y finalmente se encienden, al igual que todos
los sistemas de control. La infinidad de botones de diversos colores
que componían la central de comandos, reanudaban por fin su
aleatorio juego.
Las luces del coliseo
relampaguean y se encienden, mostrando una vez más las miles
de cámaras que silenciosamente guardaban su valioso contenido.
Al unísono miles de seguros que se abren. ¡Tak!. Psssssss,
se escucha y todas las cámaras se abren simultáneamente.
Los ocupantes comienzan a reincorporarse, aturdidos por tan largo
sueño.
El anciano, que todavía
no se recuperaba por completo, no daba crédito a lo que estaba
viviendo, no estaba preparado para reencontrase nuevamente con la
vida.
-Padre, ¿Cómo
estás?,¿Te sientes bien?. Escuchó las tres voces de
su hijo que se acercaba ya recuperado.
-Si, sólo un poco
débil, por el largo sueño Hijo.
-Todos nos sentimos igual,
Padre.
Poco a poco las personas
fueron abandonando la gran sala hacia sus respectivas labores, el
anciano recordando el motivo de su despertar se apresura hacia la
sala de comandos. Al entrar, ésta ya se encontraba temperada,
y al ver que todo estaba igual que la última vez que estuvo
allí, recordó aquel amargo instante como si hubiese
ocurrido hace sólo unos minutos, sólo que esta vez una
luz de esperanza invadía su ser.
-Computadora, ¡repórtame!-.
Al instante la computadora central comenzó repetir, lo que
en un principio apareció en el monitor de control. Jeh Sus
se encontraba ya a su lado, y los operarios de los sistemas que iban
ocupando rápidamente su lugar, al escuchar el reporte del computador,
comenzaron a celebrar y abrazarse. ¡Por fin el éxodo había
acabado!.
El inmutable rostro del
anciano no pudo evitar dejar escapar una sonrisa, mientras su hijo
lo felicitaba.
Repentinamente, su sonrisa
se esfumó y sus ojos comenzaron a abrirse cada vez más,
amenazando con escapar de sus orbitas. En uno de los monitores de
la planta baja, se divisaba una pequeña barra roja intermitente.
Agudizando la mirada se dio cuenta de lo que decía.
-Reserva de energía:
0.3/100- Se le hizo un nudo en la garganta. Con gran esfuerzo dejó
escapar de golpe.
-¡¡Computadora, cancela
la utilización de reservas de energía DE INMEDIATOO!!.
Los operarios interrumpieron los festejos, ante tan desesperada orden.
-Entendido... - respondió
la máquina. Y dándose vuelta con toda prisa...
-¡ Déjenme pasar!-
Salió corriendo del salón. Jeh Sus que se encontraba
detrás de él, de no haberse percatado por anticipado
de la reacción que iba a tener su padre, hubiese sido abatido
por semejante locomotora. Dos operarios que venían ingresando
a la sala, no tuvieron tanta suerte y quedaron tendidos en el suelo
tras el fuerte empujón recibido de parte del alterado anciano.
En tiempo record recorrió
la distancia entre la sala de control y la sección de enertrónica.
Al entrar corrió hasta el fondo, ante la mirada atónita
de los operarios que allí se encontraban. Finalmente llegó
hasta una puerta que decía "RESERVA ENERGETICA Y ENERGENESIS",
un extraño símbolo en la puerta advertía del
peligro que se corría en el interior de aquella cámara.
Con las pulsaciones al
borde del infarto, accionó la tecla que abría la compuerta.
Con gran asombro observó la escena que se iba revelando ante
sus ojos:
Dos pequeños arbustos,
uno dorado y el otro plateado, sobre una bandeja esperaban ser transformados
en el último complemento de energía para el impulsor
de la nave, ya frente a la puerta del desintegrador molecular, la
cual se encontraba abierta. Eran los últimos ejemplares de
los árboles del Conocimiento y de la Vida que de milagro se
habían salvado de la extinción. Exhaló aliviado.
Rápidamente pero con mucho cuidado los tomó, y sin pensarlo
los llevó de vuelta al invernadero.
Al regresar a la sala
de comandos, lo estaban esperando las más altas autoridades,
quienes lo recibieron con ovaciones y abrazos, cada uno dándole
su aprobación personal.
Al final Luz Behll lo
esperaba con fraternal sonrisa.
-¡Felicidades, Hermano
mío!-refiriéndose a su raza de origen-. ¡Nuestro gran
anhelo se ve finalmente realizado, y este largo viaje por fin ha concluido!,
¡Todo lo debemos a tu esfuerzo y perseverancia!. ¡Este pueblo te está
infinitamente agradecido!. Gracias a ti, nuestro futuro ya se ha asegurado,
¡Esto merece una gran celebración, que se prepare la mejor
fiesta!. Y dándole un contundente abrazo de aprobación
y amistad, le dice al oído:
-Hermano mío,
este día marca el inicio de una nueva era para nuestro pueblo,
este momento quedará grabado en la memoria de todos nosotros,
y yo te aseguro, que tu nombre será recordado por siempre...
Jeh Ova .