Santiago de Chile. Revista Virtual. 
Año 2
Escáner Cultural. El mundo del Arte.
Número 24.
12 de Diciembre de 2000
al 12 de Enero de 2001.

LA ÚLTIMA REVELACIÓN

Por: Oscar Hernández
(Extracto de la novela que aún se está escribiendo).

-No nos queda mucho tiempo.- pensaba, mientras miraba por el ventanal de la sala de comandos. Las estrellas pasaban a gran velocidad, pero ese era el paisaje cotidiano desde hace ya varios siglos.

Le preocupaba el hecho de que los víveres no durarían mucho tiempo más, ya que hace tiempo que se estaba haciendo uso de ellos, como complemento energético del impulsor gravitacional .

-Si no encontramos un sistema habitable pronto, quedaremos flotando en el espacio y el éxodo será un fracaso. Será el fin de mi pueblo y de mi raza. No puedo permitir que esto ocurra, mi gente no se lo merece-. La preocupación se estaba haciendo evidente en su expresión facial, y sabía que su gente lo estaba notando. Aunque era la máxima autoridad y su pueblo lo apreciaba hasta la muerte, no debía mostrar ningún tipo de debilidad, para no despertar dudas de su liderazgo, lo que potencialmente amenazaría con alterar el orden.

La mirada aguzada de aquel anciano parecía calar lo más lejano del espacio que se extendía delante de él. Algo le decía que esa era la dirección y que pronto encontraría un sistema donde establecerse.

Su largo pelo cano, al igual que su larga y ondulada barba, hacían juego con la túnica color marrón y negro, que entreabierta dejaba ver un ropaje blanco, y que junto a la túnica se entregaban generosamente al piso de aquel salón. Tanto en los puños como en los bordes de todas las terminaciones, la túnica estaba decorada con extrañas figuras doradas, así también lo estaban: el ropaje interior y el largo cinto que se anudaba por delante de su cintura. Estos símbolos no parecían describir un lenguaje, sino más bien parecían determinar su estatus social, que seguramente estaba determinado por su desarrollo intelectual, o más aún, su desarrollo espiritual. Para su avanzada edad, evidenciaba un cuerpo increíblemente esbelto, atlético, con una postura gallarda e inmutable -nadie sabía en realidad cuantos años tenía, o menos aún quienes fueron sus antepasados, sólo sabían que él había en encontrado la manera de evitar la muerte. Desde entonces y gracias a él, nadie en su pueblo siguió envejeciendo, gracias a esto seLas personas que compartían con él la sala de comandos trabajan a tiempo completo en los paneles de control, los sensores estaban dispuestos a máximo alcance, con el fin de no dejar ningún rincón del espacio sondeable sin registrar. Los sensores utilizaban ondas psi , capaces de viajar grandes distancias en forma instantánea, pero que al ser emitidas por instrumentos artificiales, estas grandes distancias se hacen limitadas. Sólo la mente es capaz de utilizar este elemento en forma ilimitada. Todos los integrantes de esta elevada raza conocían muy bien el uso de este recurso, pero también sabían que sería una perdida de energía intentar ellos mismos la tarea de remontarse en el espacio en busca de nuevos mundos -a través de los viajes astrales-, ya que si bien podrían hacerlo a mayor distancia que los sensores de la nave, el tiempo que tardarían sería mucho mayor. Por esto preferían dejar ese trabajo a las máquinas, que aunque limitadas en distancia, eran muy eficientes en el tiempo de respuesta.

Los poderosos e inteligentes computadores, daban informes a cada hora de los posibles sistemas habitables.

-Reporte de sondeo: Negativo. - Era lo único que se escuchaba desde las distintas terminales del salón. Cada una de estas respuestas calaba en lo más hondo de aquel ser.

De pronto, la puerta principal del salón se abre a espaldas de él, dejando aparecer a un hombre de similares características, tanto en la vestimenta como en rasgos, aunque éste es mucho más joven, de pelo largo castaño y barba del mismo color, y ojos grises, que denotaban cierta bondad. No se mueve, esperando autorización para poder entrar. En la sala, el viejo parece no haberse percatado, parece seguir abstraído en sus preocupaciones. Finalmente y sin cambiar de posición dice:

-Adelante, hijo. Necesitaba hablar contigo.- La extraña respuesta, compuesta por una voz que reflejaba el carácter fuerte del viejo, estaba acompañada de dos voces de registro diferente, y reforzada telepáticamente. El joven entra y se coloca al lado del anciano.

-Padre, sentí tu llamado y acudí de inmediato, ¿Pasa algo malo? Noto algo de preocupación en tu aura.- Esta vez el mensaje es sólo telepático, al igual que la respuesta del padre.

-Las cosas no han salido como lo esperaba, hijo. El viaje ha resultado ser más largo de lo que pensé, y si no encontramos un sistema que permita la vida dentro de los próximos setenta y ocho fractas , me temo que quedaremos a la deriva por falta de energía. No quiero que por mi culpa se pierda el esfuerzo que hemos hecho para emigrar de Dehen. No quiero creer que hubiese sido mejor quedarnos allá y esperar la muerte juntos a nuestro sistema. Debemos encontrar la manera de poder seguir-.

-¡ Pero cómo, Padre!, hemos agotado las reservas de energía, y si seguimos utilizando más víveres para alimentar el impulsor, tendremos que arriesgar a algunos de los nuestros.-

-¡ Jeh Sus, te prohíbo que pienses en esa posibilidad, aún más que la menciones!, las leyes son bien claras, todos tenemos el mismo derecho a la vida, y la vida de uno vale lo mismo que la de todos, si hemos de morir lo haremos todos. No existe otra opción. Ahora, necesito hablar con Luz Behll, Ga Brihel y Ra Phel. Nos reunimos en el Altísimo Consejo.- Por primera vez el anciano cambia de posición sólo para desaparecer por la puerta principal, el otro después de quedar un rato meditando la situación abandona la sala para dirigirse hacia donde quedó convenido.

El Altísimo Consejo es el salón donde se reúnen las más altas autoridades para estudiar asuntos de importancia. Veinticinco son los asientos dispuestos alrededor de la larga mesa rectangular: En la cabecera, tres sillones de un alto respaldo, el del medio posee un respaldo aún más alto. A ambos costados de la mesa se distribuyen diez sillones a la izquierda, igualmente a la derecha, y al final de la mesa dos sillones. La cantidad de asistentes a estas reuniones dependía de la importancia del tema en cuestión, dejando los de mayor importancia, exclusivamente a las más altas autoridades.

Al abrirse la puerta principal, entra Jeh Sus con paso apresurado...

-Mi Padre viene enseguida, esperemos.- Saluda a los tres integrantes que en esta ocasión aguardaban en el Altísimo Consejo, ocupando cada uno su asiento respectivo: En la cabecera a la izquierda, había tomado ubicación Luz Behll, el Máximo Consejero; En el primer sillón a la izquierda de Luz Behll, se ubicaba Ra Phel: Primer Guardián del Conocimiento de los Antiguos; Jeh Sus tomó ubicación en la cabecera a la derecha; Y a su derecha en el Primer sillón, Ga Brihel: Primer Guardián del Altísimo Consejo.

Luz Behll era un hombre que había alcanzado su madurez en plenitud cuando dejó de envejecer, por lo que no dejaba de llamar la atención tan solo por su desarrollo físico, sino también por su inteligencia y sabiduría, que le habían hecho acreedor de su bien merecido puesto junto a la más alta autoridad. Vestía larga túnica dorada, con símbolos en los puños. Y tenía el privilegio de tomar decisiones en forma autónoma, sin tener que consultar antes a Jeh Sus, o a su Padre. Un poco más jóvenes, aunque no menos audaces, inteligentes y bien desarrollados, Ga Brihel y Ra Phel, por su juventud representaban la fortaleza tanto física como espiritual, siendo estos los más leales servidores del anciano, ya que sólo de él podían recibir órdenes, las cuales acataban sin el menor reparo. Jeh Sus, el más joven de todos los que integraba el Altísimo Consejo en su totalidad, por ser el hijo de la máxima autoridad, gozaba de las mismas atribuciones que su padre, ocupando su lugar en situaciones que no podía asistir personalmenEstaba prohibido intercambiar ideas en el Altísimo Consejo en ausencia de la máxima autoridad, ya fuese en forma oral o mentalmente. De esta manera permanecieron sentados, en silencio los cuatro, hasta que al fin se abrió la puerta principal del salón, los cuatro que permanecían en silencio, se pusieron de pie.

-Tomen asiento- se escuchó a tres voces, con un refuerzo telepático. Rápidamente se incorporó al grupo tomando asiento en el de más largo respaldo. Guardando silencio un momento -para abstraerse de sus preocupaciones-, prosigue.

-Señores, los he hecho reunir para comunicarles una delicadísima situación que amenaza con hacer fracasar nuestros planes de encontrar un nuevo sistema donde continuar nuestra existencia, Luz Behll, me imagino que tú ya estarás al tanto.-. El Máximo Consejero asiente con la cabeza, el anciano prosigue.

-La verdad, no esperaba que nuestro éxodo fuera tan largo. De acuerdo a las estadísticas, ya deberíamos haber encontrado un sistema que nos permita vivir. Por esto, debo hacerles saber que las reservas energéticas de nuestra nave, que desde hace tiempo han tenido que ser extraídas de los víveres, se están agotando, y me temo que muy pronto nos quedaremos sin alimentos y sin impulsor. Les digo esto para que estén preparados, y les sugiero no lo revelen a nadie para no causar alarma. Ra Phel, le comunicarás esto a los encargados de las salas de abastecimiento y enertrónica.-. El Primer Guardián asintió, y aunque podría haberlo hecho telepáticamente, las actividades de carácter formal debían ser realizadas personalmente.

-¡ Bien, acepto sugerencias!.-. Los demás se miraron entre sí como buscando alguna idea que salvara tan desesperada situación. El silencio reinó durante unos segundos en la sala que solía dar origen a las más grandes demostraciones de inteligencia, conocimiento y sabiduría.

-Entonces, no nos queda otra cosa que esperar nuestro final.- dijo, levantándose dispuesto a retirarse...

-¡ Espera!-. Luz Behll, que había evidenciado y ocultado la única salida, se atrevió finalmente a revelar su atrevido secreto.

-El árbol del Co...

-¡¡NOOO!!- dando un furioso golpe en la mesa, al leer en la mente de su consejero personal el final de la idea. Los otros, que todavía se encontraban concentrados en encontrar alguna solución, casi quedaron de pie por la impresión. -¡El árbol del Conocimiento no será tocado!

-Siento decirlo, pero si queremos mantenernos con vida, debemos agotar todas las posibilidades, y como bien lo sabes, los árboles del Conocimiento y los de la Vida son capaces de generar cien veces más energía que lo que los víveres producen. ¿De que sirve guardar estos frutos si moriremos de todos modos?.

El anciano odió reconocer que lo que Luz Behll proponía era la única manera de aumentar, aunque fuera de manera insignificante, las posibilidades de encontrar un sistema donde continuar existiendo. Estos árboles eran su más preciada creación, ya que fueron creados por casualidad, durante uno de sus experimentos que realizaba en su laboratorio para encontrar aquella extraña sustancia capaz de transmutar los elementos a voluntad, experimentos que le habían robado cada día de su vida, años de exclusiva dedicación y esfuerzo en su planeta de origen. Estos árboles vinieron a aliviar en gran parte la decadencia hacia la cual la ley evolutiva los había llevado, ya que habían perdido la capacidad de reproducirse sexualmente, y la única forma en que podían asegurar descendencia era la fusioclonación de dos células de distinto sexo, en este caso de la pareja que deseaba tener hijos.

Los frutos del árbol del Conocimiento poseían la extraordinaria cualidad de aumentar la intensidad de los procesos cerebrales, de modo que aquel que comiese el fruto en forma regular, vería notablemente aumentada su capacidad lógica y deductiva, pudiendo asimilar en pocos días la información y conocimientos que alguien que no hubiese probado aquel fruto tardara varios meses o años, gracias a ellos tanto él como su pueblo acumularon grandes conocimientos en corto tiempo convirtiéndose así en una supercultura, desarrollando complejas tecnologías. Sin embargo, el gran salto ocurrió con el invento del primer artefacto capaz de razonar, aprender y tomar decisiones. Por otra parte, el fruto del árbol de la Vida, detenía por completo el proceso de envejecimiento de aquel que lo comiese regularmente. Así, aquel anciano se había asegurado de crear sendas arboledas de estos frutos, capaces de aprovisionar a todos los que aún quedaban en su planeta, ya próximo -en aquellos tiempos- a ser absorbido por uno de los sole-Además -agregó Luz Behll-, sabes bien que no podemos alimentarnos de estos frutos .

Nuevamente el silencio llenó el Altísimo Consejo.

Pasaron un largo rato en el interior del salón discutiendo la situación, ya el anciano no quería convencerse de la única y lamentable alternativa. Finalmente se abre la puerta principal del gran salón, de donde salen con paso vivo: Ga Brihel, con dirección al "Gran Invernadero" y Ra Phel, con rumbo a las cámaras de sueño. Ga Brihel daría instrucciones de que los árboles de la Vida y del Conocimiento fueran dispuestos para alimentar el impulsor gravitacional, mientras Ra Phel prepararía al pueblo para entrar en lo que probablemente sería su último largo sueño, ya que no quedaban víveres para mantener a la gente en actividad.

Un fracta después, todo el pueblo estaba dispuesto, cada uno en su respectiva cámara, esperando que ingresara el gas que reduciría sus actividades vitales al mínimo.

El anciano había vuelto a la sala de comandos a ver por última vez el paisaje astral, esperando quizás un milagro de último momento.

-Estamos listos señor, sólo falta usted.-. Fue la sentencia del oficial de puente.

-Bien, ocupe su puesto.-, el oficial se retiró de la sala para ocupar su lugar en las cámaras, el anciano se quedó solo.

Instruyó la computadora central para despertarlos únicamente en caso de encontrar un sistema habitable, de lo contrario, al acabarse la energía, quedarían sumidos en el más profundo sueño.

Tomó su lugar de mando -cual capitán de un barco que naufraga, esperando hundirse con él-, y miró por el ventanal aquel mismo paisaje estéril que durante siglos albergó grandes esperanzas. Recorrió por última vez aquel salón con la mirada, y dando un profundo suspiro abandonó el lugar, dejando escapar así sus últimas esperanzas.

Al llegar a las cámaras, pudo sentir la mirada de los miles de congéneres que le esperaban, cada uno de los cuales ocupaba su respectivo puesto. Las cámaras estaban dispuestas ordenadamente a manera de graderías de un gran coliseo. Caminó derrotado hacia lo que sabía sería su ataúd. Sin pensar tomó su respectiva ubicación, serrando la cámara. Al unísono, miles de seguros sellaron herméticamente cada habitáculo, y un fuerte vapor nubló lo que se podía ver en el interior cada una de ellos. Al disiparse el vapor, quedó en evidencia aquel fúnebre espectáculo: todas las persona en el interior de las cámaras dormían para siempre, las luces de toda la nave se apagaron.

***

La sala de comandos permanecía oscura, silente. Sólo una pequeña luz roja intermitente indicaba que los sistemas inteligentes seguían cumpliendo su labor. Las estrellas seguían cruzando aquel ventanal a gran velocidad.

De pronto, un destello proveniente del sector bajo de la sala interrumpe por un segundo la eterna oscuridad en que se encontraba, un monitor de control se ha encendido. En él, un cursor en la esquina superior izquierda permanece intermitente, como manteniendo el suspenso de algo que no se atreve a revelar. Finalmente comienza a deletrear con gran rapidez:

-Reporte de sondeo:

Se ha detectado un sistema primario tipo C

Cantidad de subsistemas:

10, el quinto subsistema ha sido destruido, sus restos ocupan la totalidad de su órbita.

Existencia de subsistemas que permiten la vida:

à Positivo: El tercer y cuarto subsistemas poseen condiciones que permiten el desarrollo de vida.

à Probablemente: el segundo.

Existencia de subsistemas que han desarrollado vida:

à Positivo: El tercer subsistema evidencia diversas formas de vida.

Existencia de subsistemas que han desarrollado vida inteligente:

àNegativo.

àProbablemente: El tercer subsistema evidencia actividad psi básica, 5/100 factible de pertenecer a vida inteligente.

El computador siguió arrojando datos acerca del tamaño, masa, y porcentaje de los elementos constituyentes de cada subsistema.

De pronto las luces de la sala relampaguean y finalmente se encienden, al igual que todos los sistemas de control. La infinidad de botones de diversos colores que componían la central de comandos, reanudaban por fin su aleatorio juego.

Las luces del coliseo relampaguean y se encienden, mostrando una vez más las miles de cámaras que silenciosamente guardaban su valioso contenido. Al unísono miles de seguros que se abren. ¡Tak!. Psssssss, se escucha y todas las cámaras se abren simultáneamente. Los ocupantes comienzan a reincorporarse, aturdidos por tan largo sueño.

El anciano, que todavía no se recuperaba por completo, no daba crédito a lo que estaba viviendo, no estaba preparado para reencontrase nuevamente con la vida.

-Padre, ¿Cómo estás?,¿Te sientes bien?. Escuchó las tres voces de su hijo que se acercaba ya recuperado.

-Si, sólo un poco débil, por el largo sueño Hijo.

-Todos nos sentimos igual, Padre.

Poco a poco las personas fueron abandonando la gran sala hacia sus respectivas labores, el anciano recordando el motivo de su despertar se apresura hacia la sala de comandos. Al entrar, ésta ya se encontraba temperada, y al ver que todo estaba igual que la última vez que estuvo allí, recordó aquel amargo instante como si hubiese ocurrido hace sólo unos minutos, sólo que esta vez una luz de esperanza invadía su ser.

-Computadora, ¡repórtame!-. Al instante la computadora central comenzó repetir, lo que en un principio apareció en el monitor de control. Jeh Sus se encontraba ya a su lado, y los operarios de los sistemas que iban ocupando rápidamente su lugar, al escuchar el reporte del computador, comenzaron a celebrar y abrazarse. ¡Por fin el éxodo había acabado!.

El inmutable rostro del anciano no pudo evitar dejar escapar una sonrisa, mientras su hijo lo felicitaba.

Repentinamente, su sonrisa se esfumó y sus ojos comenzaron a abrirse cada vez más, amenazando con escapar de sus orbitas. En uno de los monitores de la planta baja, se divisaba una pequeña barra roja intermitente. Agudizando la mirada se dio cuenta de lo que decía.

-Reserva de energía: 0.3/100- Se le hizo un nudo en la garganta. Con gran esfuerzo dejó escapar de golpe.

-¡¡Computadora, cancela la utilización de reservas de energía DE INMEDIATOO!!. Los operarios interrumpieron los festejos, ante tan desesperada orden.

-Entendido... - respondió la máquina. Y dándose vuelta con toda prisa...

-¡ Déjenme pasar!- Salió corriendo del salón. Jeh Sus que se encontraba detrás de él, de no haberse percatado por anticipado de la reacción que iba a tener su padre, hubiese sido abatido por semejante locomotora. Dos operarios que venían ingresando a la sala, no tuvieron tanta suerte y quedaron tendidos en el suelo tras el fuerte empujón recibido de parte del alterado anciano.

En tiempo record recorrió la distancia entre la sala de control y la sección de enertrónica. Al entrar corrió hasta el fondo, ante la mirada atónita de los operarios que allí se encontraban. Finalmente llegó hasta una puerta que decía "RESERVA ENERGETICA Y ENERGENESIS", un extraño símbolo en la puerta advertía del peligro que se corría en el interior de aquella cámara.

Con las pulsaciones al borde del infarto, accionó la tecla que abría la compuerta. Con gran asombro observó la escena que se iba revelando ante sus ojos:

Dos pequeños arbustos, uno dorado y el otro plateado, sobre una bandeja esperaban ser transformados en el último complemento de energía para el impulsor de la nave, ya frente a la puerta del desintegrador molecular, la cual se encontraba abierta. Eran los últimos ejemplares de los árboles del Conocimiento y de la Vida que de milagro se habían salvado de la extinción. Exhaló aliviado. Rápidamente pero con mucho cuidado los tomó, y sin pensarlo los llevó de vuelta al invernadero.

Al regresar a la sala de comandos, lo estaban esperando las más altas autoridades, quienes lo recibieron con ovaciones y abrazos, cada uno dándole su aprobación personal.

Al final Luz Behll lo esperaba con fraternal sonrisa.

-¡Felicidades, Hermano mío!-refiriéndose a su raza de origen-. ¡Nuestro gran anhelo se ve finalmente realizado, y este largo viaje por fin ha concluido!, ¡Todo lo debemos a tu esfuerzo y perseverancia!. ¡Este pueblo te está infinitamente agradecido!. Gracias a ti, nuestro futuro ya se ha asegurado, ¡Esto merece una gran celebración, que se prepare la mejor fiesta!. Y dándole un contundente abrazo de aprobación y amistad, le dice al oído:

-Hermano mío, este día marca el inicio de una nueva era para nuestro pueblo, este momento quedará grabado en la memoria de todos nosotros, y yo te aseguro, que tu nombre será recordado por siempre... Jeh Ova .

Si quieres escribir a Oscar Hernández puedes hacerlo al siguiente correo: ohernik@yahoo.com

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