Santiago de Chile. Revista Virtual. 
Año 2
Escáner Cultural. El mundo del Arte.
Número 24.
12 de Diciembre de 2000
al 12 de Enero de 2001.

ANTOINE KNIBILY, MISIONERO Y ARTISTA.

Por: María Soledad Mansilla Clavel

Antoine Knibily
Antoine Knibily en Quiche,
Guatemala, 1989.

Cuando el artista es un sacerdote, esperamos de él algo así como pintura de corte religioso, y también, porqué no decirlo, pensamos de antemano que se tratará de una obra del tipo "clásica". Al encontrarnos frente a un despliegue fenomenal del color y de la materia, en variadas temáticas, ciertamente nos sorprendemos. Es el Padre Antoine Knibily, nacido en Alsacia en 1920, ordenado en Francia en 1945 y que estuvo destinado en Chile desde 1947 por muchos años. Hemos tenido la oportunidad de ver su obra en nuestro país, en una especie de retrospectiva, de modo que las más antiguas aparecen fechadas en 1961, otras en las décadas del setenta, ochenta y noventa y también las hay del 2000.

Antes de analizar la obra, debemos conocer a la persona y al nacimiento del artista, cuya vida estuvo marcada desde la niñez, por una intensa y dolorosa soledad. El mismo cuenta en una pequeña biografía: "A los 18 años, siempre internado, y privado de todo cariño humano, de repente, en el fondo del patio, una tarde de verano, sediento de ternura, abracé el tronco de un árbol, sollozando. Dos años después, al entregarme totalmente a Dios, corrieron abundantes lágrimas, de profunda felicidad, esta vez. A los 25 años, en la primera Misa, otra vez, la unión más íntima con Dios, se tradujo en lágrimas de amor: estaba enamorado del Señor..."

Antoine Knibily
Foret Magique.

Después de su ordenación, le toca enseñar francés y religión en el Colegio de los Sagrados Corazones. Mas tarde recorrió los cerros más pobres de Valparaíso. A los 33 años es enviado a Chiloé, donde conoce el alma sencilla y sincera de sus nativos. Contrae el tifus. Dos años más en que dedica su vida a los pobladores mas pobres de Santa Inés. Será luego la vida de los pescadores del pequeño puerto de Caldera, la que compartirá, labor que desempeña simultáneamente con el puesto de capellán del Regimiento Atacama.

En 1958, decide vivir día y noche en el basural de la Nueva Matucana, en Santiago, junto a miles de desechados de la sociedad, "En medio de la mugre y de las pulgas". Su entrega fue total, hasta el colapso de su sistema nervioso. Esos dolorosos momentos fueron los escogidos por Dios para regalarle un camino diferente para expresar su Amor a Dios y contárselo al mundo: El camino del arte.

Antoine Knibily
Corazón traspasado.

"Todo lo reprimido durante años iba a estallar, en una búsqueda de luz...de alegría... de fuerza de amor y de paz... a través de los colores y de la vida del movimiento".

Los triunfos fueron esquivos. Algunos pequeños éxitos pudo ver en París y en Chile. Luego vendrían los rechazos y humillaciones, engaños, asaltos, "tristes aventuras" e injusticias de la "cruel selva de cemento de los rascacielos de Nueva York", lo que lo volvía a poner del lado de los más pobres.

En 1968, la famosa galería "Le Drap d'Or" de Cannes le honra exponiendo sus pinturas junto a las de Renoir y Picasso. En 1983, veintisiete pinturas suyas se mostraron en el Museo Impresionista Petit Palais de Ginebra. En 1992 y 93 llega el triunfo, con grandes ventas en el Japón, que le permiten iniciar su proyecto de ayuda a los mas pobres de distintas latitudes. En 1994, Nueva York le acoge triunfalmente, después de haberlo despreciado por tantos años.

Antoine Knibily Antoine Knibily
Hijo Pródigo
En memorie d'Abdel

Antoine Knibily
Tout ensoleille, Antoine Knibily.

Aquellas obras primeras de los sesenta, hermosas, nos muestran un colorido más oscuro y recogido que en los años venideros, introvertido casi. Hay una preferencia por los lacas de garanza, aún acentuados hacia tonos tierras, que son tonos más profundos, en "Placillas" y "Straburgo", por ejemplo, de corte más abstracto. La primera de ellas recuerda las simples hierbas o pastos silvestres del campo, en una noche de luna. No hay intenciones de dibujo en ellas. La materia en cambio, está ya presente, en hilos, como si el óleo se hubiese agregado con un tubo delgado o jeringa, tímidamente aún, pero haciéndose notar.

Una tela de 1972, "Cristo Pastor", indica que el Padre Antoine fue probando otras texturas, como la granulosa de este cuadro, hasta llegar al franco y grueso empaste que vigoriza sus telas hoy por hoy, que ha ido gradualmente en aumento a partir de capas mucho menos gruesas. Tratando de reconstruir el proceso, podría existir un pequeño bosquejo previo o dibujo directo con la pasta, que sigue la dirección de las formas. Estas a su vez son muy sencillas, no pretenden un realismo aunque sean figurativas y en todas ellas, incluyendo las que corresponden a figura humana, que generalmente son composiciones religiosas, lejos de una intención de dibujo, la hay de síntesis. Normalmente están bordeadas de un color oscuro y el uso del negro para destacar las formas ha ido en aumento en los últimos años, sumándose a los elementos de expresión.

Antoine Knibily
Le soir, Antoine Knibily.

Cabe decir aún que las texturas alcanzadas en los últimos tiempos, empiezan a producir relieve, es decir, lentamente se van acercando al volumen escultórico, aún en el muro. Y cuando corren largas por algún tronco de árbol o sus alrededores, provocan una cierta cinética, o dinámica de movimiento

El color es el otro elemento que determina que las pinturas de Antoine Knibily tengan una poderosa fuerza expresiva. Recuerda en este sentido a Vincent Van Gogh, si bien no usa de esas pinceladas - espatuladas en este caso - arremolinadas tan típicas del holandés. Es el contraste y la fuerza expresiva y cromática lo que produce la evocación, porque si tiene de impresionista la obra del sacerdote, también tiene de expresionista y de informalista. ¿Cómo llama a esta técnica?, le preguntaron y contestó: "No lo sé, probablemente estilo Knibily". El contraste cromático también va en aumento con el pasar del tiempo. En "Orilla de laguna", por ejemplo, de 1977 o "Gerardme", 1978, los colores usados son más suaves, el contraste es menor y el tema decae en intensidad. Lo mismo en "Veleros", de 1998.

Antoine Knibily Antoine Knibily
Toreador
Pour Maman cherie

Hay más de algún "Cristo" en que el artista se vale del reflejo o aureola para llenar la tela de color, a la vez que engrandece con ella el halo de Nuestro Señor. Y están los temas de flores donde el pintor despliega toda su energía, hasta la exuberancia. No cabe duda de que la vitalidad demostrada en sus obras obedece a esa alegría de vivir que proviene del interior, en este caso de una vocación profunda, convencida, consolidada al servicio de Dios y de los demás, en que la pintura no es la excepción, sino parte; don recibido como un regalo desde lo alto.

PARA : ESCANER CULTURAL
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