Por: Carlos
Fonseca
Personajes:
- Vida
-Muerte
Vida: ¿Que? ¿Te retractas?
Muerte: ¿Retractarme?
Vida: Si.
Muerte: No, imposible.
Vida: Eso debe ser miedo.
Muerte: No es eso, mi problema es que
me comprometí.
Vida: ¿Con quienes?
Muerte: Con todos, sin saberlo me fui
comprometiendo con todos, en el momento me apoyaron, ahora no tanto,
pero no quiero sentirme completamente sola.
Vida: Eso es miedo.
Muerte: No, no es eso.
Vida: Debes arrepentirte.
Muerte: ¿Y si me voy? Donde ni tu ni
nadie me vean.
Vida: Eso es imposible.
Muerte: ¿Y si te doy mi pasado?.
Vida: Hay Muerte, no me hagas reir.
Muerte: Por favor, arrepentirme aquí
delante de todos no, no puedo. Hasta creo que...
Vida: Estas temblando, tu?. Esto es
verdaderamente ridículo.
Muerte: Si, tengo miedo, mucho miedo.
Vida: Ja!!!
Muerte: Que les causa tanta gracia.
No entiendo.
Vida: Te has retractado.
DIBUJANTE
Su habilidad utiliza en la proyección
de sus deseos. Es muy buen dibujante. Su mirada afilada y precisa no
se detiene encerrada en las dimensiones del dibujo. En silencio trabaja,
enclaustrado en su mente. Un solo color predomina que da espanto, corre
por la textura del papel y mancha todo de sangre. Es como si el rostro
estuviese vivo; es como si el dibujante le hubiese dado muerte al dibujo.
Sus ilustraciones alguna vez sintieron miedo, porque en un sencillo
y ultimo toque artístico, les oscurecieron la vida para siempre.
Así hizo con todos los rostros. El tiempo filtraba despacio,
mientras aquel final asechaba. Se terminaron las hojas, y del gastado
envoltorio, quedaba un grueso y fuerte trozo de cartón. No había
más, solo quedaba ejecutar el concluyente. Tomo un creyón
color de acero de entre sus labios, donde estuvo esperando quien sabe
cuanto tiempo, lo apoyo en la superficie de quizás su ultimo
dibujo y luego rayo verticalmente, de uno a otro extremo. Y, detrás,
de quizás su ultimo dibujo, detrás de líneas paralelas,
queda su rostro, arrepentido, pero firme y preciso, encerrado, para
siempre.