Cheo
Morales H.
Frankfurt a.M.- Alemania.
|
De
F. V. A. B. & Natxo Zenborain para Escáner Cultural.
Desde Pamplona-Navarra
|
Nunca se habían
hecho tantas conjeturas como en esta nueva entrada de año, de
centuria y de milenio. En las anteriores celebraciones de años
nuevos, me refiero a los siglos y milenios pasados, las cosas eran mas
simples, ya que ni siquiera se conocía la luz eléctrica.
El mundo se sumía en unas tinieblas de horror, oscuridad, brujerías
y de poderes omnimodos. Con la llegada de la noche vieja el cielo se
oscurecía, del firmamento se perdían las estrellas y todos
caminaban a tientas sin saber si iba a ver un mañana; ya con
anterioridad se estaba anunciando el fin del mundo, los pecadores de
todo tipo vendían el alma al diablo. Total, "quien vio mañana",
¿si todo se iba acabar?
En
este cambio de milenio todo ha cambiado, ya no es el miedo al futuro
lo que trae de los pelos a la humanidad, sino que con tanta prueba nuclear,
atómica y otros hongos ruidosos, el miedo es volver al pasado,
al tiempo de las cavernas y otras incógnitas de los hielos eternos.
Aunque eso de adivinar los tiempos que
podrían venir ya ha quedado absoleto, ya que con esto de los
medios (teléfono, fax, internet, email, parabólicas, etc..)
nada queda en el vacío ni en la duda, ya que si mañana
en Washington llueve, en Valparaíso como simples autómatas,
todos abrirán sus paraguas de material sintético, para
que la lluvia ácida no los deteriore ni les manche la piel.
Si
2000 años pasaron como agua por entre los dedos los siguientes
serán eternos, ya que la vida, aunque tengamos que disfrutarla
en una estrella a millones de años luz de la tierra, será
eterna y más aburrida que abrazo entre obesos, ya que gracias
a la nueva industria genética, los alimentos, vitaminas sintéticas,
etc.. podremos vivir tranquilamente a bostezos hasta los 130 años,
todavía en buenas formas, ya que la mayoría de las enfermedades
crónicas e incurables serán cosas del pasado; claro que
tampoco estaremos sanos como yoghurt, ya que nuevos virus nos atacarán
a mansalva y otros estarán estrictamente programados por los
nuevos amos, o el gran hermano.
La religión de los casi olvidados
milenios, será pura y simple mitología; la nueva técnica
hará de las masas populares seres de ideas clónicas ,
por lo tanto algo así como mono ideológicas, por lo tanto
Dios como su doctrina parecerá como un ensayo de lo que fue el
marxismo para los soñadores de los siglos 19 y 20.
Desde
luego, viejos síntomas, heredados de los años de la oscuridad,
todavía prevalecerán en las centurias iniciales, ya que
eso de trabajar por inercia será cuestión de idiotía,
la riqueza será de todos y no pertenecerá a nadie. Eso
de tener o no tener no interesará a nadie en particular. El sistema
capitalista que no se doblegó ante el empuje de las doctrinas
más dispares, comenzará a socializarse alcanzando grados
de incógnita y será el comienzo de su derrota histórica
o su disolución dando paso a un sistema sin nombre ni cultura
definida; o sea a un sistema de interrogantes y muy cerca de la conciencia
universal. La globalización, aunque no lo lleva en su germen,
apunta a hacer desaparecer al mito del siglo de las luces, de la industria
y de otros desarrollos movidos por átomos y otras partículas
de energías invisibles. Los siglos llamados del cristianismo
serán el puente entre la barbarie y la civilización del
hombre planetario.
Los
robots (que viene de la palabra rusa trabajador) comenzarán muy
pronto a ocupar en nuestro diario vivir nuestros puestos. Por ahora,
de una manera muy tímida, hacen presencia y marcan tarjeta en
las fábricas, pero a mediano plazo, antes que terminemos de leer
esta columna, los tendremos en nuestras salas de estar, en las cocinas
y dormitorios, cumpliendo tareas domésticas. También conducirán
nuestros autos por las carreteras, harán la guerra aquí
en nuestro planeta y en las galaxias y a través de sus ojos nos
estarán vigilando día y noche; bueno, digamos de día,
ya que con esto de ahorrar en energía natural enormes espejos
siderales en posición frente al astro rey nos estarán
alumbrado cada noche, con esto las legumbres y otras plantas crecerán
engañadas por una fotosíntesis sin rayos ultravioletas,
y todo lo que nos echemos a la boca tendrá el gusto de la frescura
venida de un mundo sin sabor a nada.
Ya para esas alturas el petróleo
será un mineral líquido ya sin insignificancia debido
a su agotamiento, en cambio en los bares de las ciudades planetarias
sentados frente a las barras beberemos la misma sustancia química
que hace mover los motores a explosión, que volverán a
estar de moda, ya que casi el resto de nuestras vidas las pasaremos
sentados en enormes naves espaciales o submarinas (viviremos sobre las
nubes o sumergidos en fondos submarinos, ya que la tierra para ese entonces
estará habitada hasta la tusa y no quedará metro cuadrado
libre, lo que permitirá que la usura y los corredores de propiedades
desaparezcan del mapa, como santo remedio), y no sería nada de
raro que entre nuestros parientes hayan seres con pies con membranas
en forma de aletas de hombre rana, o que otros tengas alas angelicales
y que en cuyas espaldas porten motores que les permitan desplazarse,
como a Icaro y Dédalo.
Un
montón de nuevas técnicas se apoderarán de nuestros
movimientos y costumbres, y no olvidemos si hoy en día ya no
podemos vivir sin estar frente a una pantalla sumidos en Internet, en
los años siguientes todo aparecerá en las pantallas de
nuestro computador, pero si ya millones de seres hacen el amor (ciberamor
o cibersexo) por internet, tan solo falta, por ahora, procrear a través
de las finas fibras de vidrio que conducen miles de millones de datos
simultáneamente, para hacer de nosotros personas virtualmente
felices o infelices en tiempo real. La cuestión es que todo lo
que nos queda aun de antiguo, en poco tiempo más será
nuevo, moderno y de tono actual, ya que con la velocidad de la luz y
el sonido nos mantendremos al día en lo más mínimo,
es como que por la posibilidad de enterarnos de todo y traspasar la
barrera de lo imposible estaremos en condiciones de atravesar los muros
de nuestra vivienda, dar brincos más allá de los record
olimpicos post modernos y de leerle el pensamiento a cualquier persona,
si es que no antes le ponemos claves a nuestros pensamientos, para evitar
el robo de nuestras ideas y poder salvaguardar la poca y nada intimidad
que nos pueda restar. ¡Feliz año nuevo, feliz nueva centuria,
feliz nuevo milenio!
© Derechos
Reservados en exclusiva para la revista "Escáner Cultural"
Frankfurt a.M. / Alemaia Enero 2000
http://www.escaner.cl/reflexiones