Desde Chile: Gonzalo
León
El fraude en el arte siempre ha sido
caricaturizado como un tipo copiando una pintura de alguien famoso,
como Da Vinci, y vendiéndola luego al mejor postor. Lo cierto
es que el fraude en el arte se da a cada segundo en el mundo, y casi
todos los días, incluso en la obra de un pintor reconocido, pues
existe el intento espurio -fraudulento- conque todo pintor o artista
desafía a la superficie sobre la cual pinta o desarrolla su arte.
Tenemos entonces un fraude caricaturesco
y otro inherente al artista.
Pero en Chile -no sé si en otras
partes también ocurre lo mismo- desde un tiempo a la fecha se
ha venido desarrollando otro tipo de fraude, que incluso el Estado ha
avalado en algunas ocasiones. Me refiero al fraude como pintor. Y no
me refiero a los pintores malos, bueno sí... Aquí apunto
a aquellos artistas que disfrazados como conceptuales, o mejor, como
visuales o apóstoles de las Artes Integradas se pasean por cuanta
sala hay en Santiago, sin mostrar en sus trabajos la menor rigurosidad.
No existe composición ni una adecuada elección de colores.
A veces, como en una ¿exposición? que me tocó ver en sala
Gabriela Mistral, sólo basta con colgar paños platos y
ordenarlos, no disponerlos, ni instalarlos, ordenarlos -repito-, y eso
ha sido todo, damas y caballeros.
Algunos argumentarán que
lo que importa verdaderamente es la idea que está detrás,
y a mí tal afirmación también me suena espuria
y hasta bastarda. Aunque lo bastardo legitimaría ese tipo de
arte.
Recuerdo una conversación con
el artista Carlos Altamirano, quien muy enfadado -se enfada muy a menudo
cuando no se es riguroso- me dijo:
-No conozco a ningún pintor
conceptual en Chile. La pintura conceptual tenía códigos
y esos códigos ya nadie los maneja.
Entonces yo le insistí por
Arturo Duclós y por otros, a lo que él me reiteró:
No conozco a ningún...
No soy quién para decir qué
es arte y qué no lo es. Pero me provocan repulsión ciertos
hechos que pasan inadvertidos para nuestra sociedad chilena. Por ejemplo,
que la Licenciatura en Artes Plásticas, en la Universidad de
Chile, haya derivado en Licenciatura en Artes Visuales. O sea, la universidad
más importante del país ha dado la siguiente señal:
lo visual ha substituido a lo plástico. Y nadie se inmuta, y
nadie dice siquiera pío. Y aquí, por favor, no me vengan
con la cuestión de los formatos.
Debo aclarar en este punto de mi digresión
que no apunto tanto a gente como Montes de Oca o a Truffa+Cabezas, quienes
realmente se esmeran en lo suyo; lo mío va en contra a todos
esos jovencitos que no se esfuerzan en nada por hacer algo bello. Porque
si hay algo en juego en el arte es la belleza, y aquí no hablo
de que las obras artísticas sean bonitas como las minas que se
pasean por Providencia (porque no hay que engañarse, ellas no
son bellas: son RICAS que es otra cosa). No, aquí hablo de esa
VERDAD que lleva a la belleza.
Por eso es que la figura del artista
que pinta me resulta tan agradable.
Nostálgica a veces. Los viejitos
de setenta u ochenta años sienten nostalgia por el tango, por
la Greta Garbo y por los políticos que insultaban a la chusma
como Arturo Alessandri Palma, pues bien, así también yo
siento nostalgia por la figura del pintor que pinta o que sabe hacerlo.
Considero incluso que a cualquier pintor
le sería mucho más fácil ser visual, porque en
este caso su opción no sería por defecto.
Reivindicar a este especie en extinción
es el objeto obvio y recurrente de estas líneas. Recordar a Adolfo
Couve *2
(fallecido en Cartagena, el mismo día que Pinochet asumía
como senador vitalicio), a Juan Dávila *3
(exiliado en Australia), e incluso a los retratistas que poblan la Plaza
de Armas -aquí al lado de mi depto- me parece que no es un error.
En realidad en el arte - y yo lo sé bien, pues soy escritor-
es imposible el error. Está el fracaso que es peor, pero qué
diablos, el artista, el VERDADERO, aquel que se ensucia las manos, trabaja
cara a cara con el fracaso, con esa imposibilidad de ser un dios perfecto,
y crear a la imagen y semejanza lo que había pensado.
1 Escrito
especialmente para mí, pero luego adecuado para el catálogo
de una exposición colectiva que se efectúa desde el 25
de septiembre en la sala Bech.
2 Escritor,
pintor y profesor de la Universidad de Chile. Autor de La comedia del
arte.
3 Pintor
chileno radicado en ese país por mucho tiempo. Su última
exposición en Chile fue Rota, en la sala Gabriela Mistral, en
1996.