IVÁN SILÉN
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POETA IVÁN
SILÉN
Foto de Elsa L. Rodríguez.
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El Narrador
A G. B., por haber plagiado
el Narrador de La biografía.
Narrador, plagiado tú por los Imperios
del sueño, guíame tú y déjame
salir de los infiernos (de braschi, de cañas, de otero
de ramos), déjame salvar mi nombre de
Dios en los periodos de Venus. Narrador,
huye, tú, de otros labios, de otras sombras huye,
de esos poetas, que copian a la copia,
y que no te vea nadie cuando te
saques los ojos. Qué no te vea Dios
cuando te arranques el glande. Da la voz, aúlla,
anuncia a Galatea que el infierno
existe. Que los poetas trafican la maldad.
(¡Oh, Narrador, de las derrotas del sueño!)
Que no te vea Dios cuando te arranques los ojos.
LA CABEZA
DEL POETA
Quiero cortar la cabeza de las niñas
como si fueran mías: poeta
de mirlo petrificado en las aguas
del deseo. Puta coja, poeta de bruma
(sangre de cristal, sangre d'orgasmo).
Quiero escupir el ojo de la madre
como si rasgara el ojo del poeta:
crisalida de Dios que se anhela
mariposa. Lengua rota en los cristales de tu
lengua. Cortar quisiera la cabeza del falo
como se cortan los pezones de las novias.
Quisiera clavar la cabeza de Dios en una rosa
(sangre de cristal, sangre d'orgasmo), como
se clava la cabeza del poeta...
28 e junio del 2000
Nueva York
LA TRAICIÓN
". . .dijo Jesús entonces: De cierto, os
digo que uno de vosotros. . .me ha
de entregar."
Marcos 14: 18.
---"La libertad, Sancho, es uno de los
más preciosos dones que a los hom-
bres dieron los cielos. .
.por la libertad . .
. .se puede y se debe aventurar la vida. . .".
HOMENAJE
A MATOS PAOLI
Velocípedo al hombro, Paoli, arrastra
palomas y latas y muchachas, entre
dos ríos, entre dos sueños, busca, miope,
a la Sulamita que ciega golpea los espejos.
Nympha, coja, Sulamita, coloca sus senos
al espejo para que'l poeta vea y huela y
nifee el clamor siniestro de los dioses.
Mediodía es, Paoli, medio espanto y tú,
velocípedo al hombro, corres, deshecho, loco,
sirviendo ajenjo en el ojo de Caronte. Oyendo
a Aminabad en el espanto. Es la hora
del asalto de las nymphas. La hora de tu muerte, el
mediodía, y tú enamorado, desnudo, huyes
hacia el templo de las muchachas encendidas.
II
No queda nada de ti, Paoli, en la sonrisa.
Ceniza de lluvia, pavesa que Dios
forja en tu silueta: cilicio de un diálogo
inconcluso, do Dios ríe, calla, hurga, eructa y
tú, oyendo al Imposible, befas, loco de amor, golpeas
(sombra de cristal--sombra de agua--) para
hallar granos de lana en la montaña y copos
de oro en el desierto. Místico de la nada,
Dios te torna arena blanca, lluvia blanca, ceniza, semen
de la voz, para que Sulamita espigue, escarche,
siegue tu esquina, en el armario del ángel siegue
en do Jehová befa de ti y escupe tu
palabra, tu orgasmo de esa carne que Dios
sueña putrefacta en la carne tuya.
III
Nada queda del tiempo, Paoli, en el infierno.
Las ovejas pastan, delicada carne
de deseo, do Jahvé, tálamo tuyo del espanto,
en los lugares de delicadas carnes
amargas, cruza solo la sombra tuya:
una moneda de cal, un denario roto, una
castaña, una puta de Dios que pide
un poema, un abrazo, un muerto...Obsequio
de Dios, ¡oh, poeta!, en el infierno. Esquilas
carne de Cristo en las tachuelas del ángel:
clítoris de mosto, sueño roto, que Jahvé ha sepultado
en las arenas. El ángel descalzo, encendido, ciego
espera junto a los perros, como
si estuvieras, tú, posando en el infierno.
IV
Todos venden tu carne en el mercado de
la muerte. Judas alquila tu sombra
al entusiasmo, al furor, a la alegría.
Comercian tu locura de muerto en
el espanto. En la vitrina de no ser,
marioneta empolvada, Cristo molido, exhiben tu
sombrero de arroz, tu sombrero abyecto,
tu santo, tu bastón, tus espejuelos. Y
consumido, tú, cojo, enamorado de Cristo
tontamente (a la muerte con los ojos cosidos),
pisando la esperanza, astuto, olvidado ya
vendes piraguas rotas, sin paz, sin estusiasmo,
aburrido de Dios, creyendo que la muerte
se muere sola, astuta, pisando la esperanza.
V
Mercancía de Dios, pan de los muerto molido,
pan solo, pan roto, pan hostia. Abanico
japonés al hombro, te expolias, te escupes,
andas el rostro de Cristo y ciliciamente
te das con el espejo, te golpeas sombras antiguas.
El místico se empolva delante del espejo
para que Dios lo halle enamorado
de muerte. Te halle bello por la sombra del ojo
roto, malhumorado, sucio: Dios es la cena
inmunda de tu muerte. Es el Idiota de tu muerto,
que sensualmente (alas) encuentras espejos. Dios
es la Gheisha rota en la penumbra del místico. Es
la cerveza tuya, la sombra de esa muchacha
amarga con los labios encendidos del Idiota.
VI
Salamandra de Dios, la muerte, can de
fuego vivo, pronuncia tu nombre en las estatuas.
Idólatra de Dios te miras mirto
en los ojos de la Esfinge, o te mira garzas del
Narciso que busca en el estanque la belleza.
Inútiles vagas de muerte vana
adornan el silencio. Casa vacía,
tú, de céfiro que altera el polvo de tu pelo.
Cristo es la hamaca de la muerte do
sueñas el cuerpo de Dios en el cuerpo tuyo.
¿Por qué temes a la muerte si soy yo el que porta el miedo?
¿Quién te puso de pie en los columpios?
¿Quién te puso de pie debajo de la soga?
¿Quién enterró tu nombre debajo de los peces?
12 de julio del 2000
Nueva York
PEQUEÑO HOMENAJE A MATOS PAOLI
"Porque soy el poeta,
befa mayor de la palabra..."
Francisco Matos Paoli
Creo que uno de los libros más importantes de Matos Paoli es
Canto de la locura (1962). Siempre he defendido radicalmente este
poemario frente a algunos poetas latinoamericanos que se empeñan
ciegamente en no reconocer este gran texto de la lengua española.
Este poemario es la culminación y continuidad de la generación
de los metafísicos y la aparición inmediata de la promoción
de Guajana (1963-1970). Recoge la experiencia del encierro (la cárcel,
el manicomio) y sus versos dan testimonio de ese rompimiento político-esquizo
del poeta Matos Paoli cuando dice: Estoy casi desprendido. Este rompimiento,
este desgarramiento, será una constante a través de
todo el poemario. El imperativo categórico (Sé que debo
ser santo) se enfrentará a la culpa que el poeta siente por
momentos (Aún la conciencia vacila en el remordimiento.).
Pero detrás de esta culpa, detrás de estos imperativos
plurales (...hay que enloquecer.) la locura se abre como "Dios",
se abre como vacío (Yo aunque demente...) y como desconocimiento
de sí en donde el poeta se juega, en forma tripartita, la experiencia
de lo-político, la experiencia de lo-religioso y la experiencia
del soy.
En este vacío de "Dios" que la locura arrima hay
un deseo fundamental que abre el texto: "yo quiero conocerme".
Hay una voluntad de conocerse que continuará a través
de todo el texto. Esta necesidad se hace urgente, aunque no tiene
prisa, porque en la experiencia mística el poeta se hace ausencia
(Sé que ahora no estoy--Ahora quedo perdido--). No está,
porque el Oculto lo invade y lo desborda. La experiencia de lo místico
es tal que el poeta tiene
que suspenderse: "No estoy, no estoy, el Oculto me invade."
Este "no estoy" es una forma lírica de gritar por
ayuda, pero ésta sólo puede venir de "Dios",
o venir del rapto mismo que lo extravía. Pero hay en esta "locura",
a pesar del vacío, a pesar del-no-ser, un saber que la misma
locura no puede ocultar, ni le puede arrebar al poeta (Después
de todo sé. . .). El poeta arrebatado, ido, internado, encarcelado,
se va enriqueciendo de un saber
oculto que la poesía le develará como belleza. En esta
relación con lo-terrible el poeta se enfrentará a lo
"erótico" de "Dios" que lo seduce, o lo
fascina: "Yo sé que el Inocente seduce." La santidad
se arrastra a través de la experiencia misma de la befa. El
poeta quisiera vivir de otra manera, pero ésta otra manera
le ha sido prohibida. Entonces, la humanidad que hay en el POETA del
infierno-cárcel y en el infierno-manicomio se queja: "Sé
que soy
el precito..."-- "Yo quisiera vivir sin tener que ser profeta.--"
Pero el Cristo-gato que lo sigue, el Cristo-"Dios" que lo
guía, le permite la reconciliación consigo mismo (Ya
estoy reconciliado con el polvo. . .) y le permite la posibilidad
de ser otra cosa: "yo soy un monje...mi vocación de sombra
me despierta." Esta reconciliación, este aceptarse como
lo que es al borde del abismo, en la caída misma, le permitirá
no sólo la salida de la
cárcel, no sólo la salida de la locura, sino la salida
de "Dios".
Podríamos desarrollar otros temas, podríamos traer otros
versos, pero para este homenaje que le estamos haciendo a Matos Paoli
ésto que he dicho, ésto que él ha dicho para
nosotros, es suficiente. Creo que el mejor homenaje que el lector
puede hacerle a Matos Paoli, y al manejo que él hace de la
lengua, es sumergirse con él en este viaje de la locura y en
este viaje de lo-Cristo que Canto de la locura arrastra. Lo demás,
todo lo que pueda decir yo, o lo
que pueda decir el Che Meléndes, o lo que pueda decir Castro
Ríos, Lima, Angelamaría, Pedro Mir, Rojas, Mármol,
Royo, Cañas, es inútil. Matos Paoli está por
nacer latinoamericana y universalmente. Ojalá no lleguemos
tarde.