Clemente
Padín, Montevideo, Uruguay
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El ultraísmo nació en
Madrid, España, a fines de 1918 a instancias del poeta chileno
Vicente Huidobro y del grupo de poetas liderados por Rafael Cansinos-Asséns.
Huidobro hizo conocer en España las últimas novedades
de la poesía francesa incluyendo el movimiento que gestó,
el creacionismo que enfatiza la idea de "poiesis" por sobre la "mimesis",
es decir, la idea de la creación por encima de la imitación.
Estas ideas ya las venía proponiendo desde su manifiesto "Non
Serviam", leído en la conferencia que dictó en el Ateneo
de Santiago de Chile en 1914 que repetirá, casi en los mismos
términos, en Buenos Aires en 1916 y, sobre todo, en el poema
"Arte Poética" que inicia la plaqueta "El Espejo de Agua" (Buenos
Aires, 1916) y en la declaración liminar de su libro "Horizon
Carré" (París, 1917). Precisamente, luego de su partida
de Madrid en Agosto de 1918, Cansinos-Asséns y su grupo, presentan
el primer manifiesto ultraísta en "El Espectador", en Diciembre
de 1918.
Se estima que las concepciones de Huidobro
se difunden en el Río de la Plata con la ya mencionada conferencia
en el Ateneo Hispano de Buenos Aires, en Julio de 1916 y, más
tarde, con el regreso de Jorge Luis Borges a su país, luego de
su estadía en Europa en donde frecuentó a Huidobro y a
los poetas ultrístas madrileños. También participaron,
en la difusión de los principios del ultraísmo, el poeta
uruguayo Julio J. Casal a través de su revista "Alfar" e Ildefonso
Pereda Valdés a través de la revista "Los Nuevos" la cual,
desde 1920, difunde las vanguardias poéticas europeas, incluyendo
al ultraísmo.
Cabe precisar que, en aquellos años,
el ultraísmo, se confundía en nuestro medio con otras
corrientes literarias. Así, a la declarada intención del
creacionismo, del cual el ultraísmo es una derivación,
de "crear un poema como la naturaleza un árbol", según
expresión de Huidobro (1),
se sumaban otros tópicos, como p.e., los del futurismo, de exaltación
del progreso, la sobrevaloración de la técnica y la máquina;
o los elementos formales descubiertos por el cubismo, como p.e., la
juxtaposición y compenetración de planos o puntos de vista
diferentes o el simultaneísmo y dislocamiento de temas, etc.;
o el tono sentimental y plañidero del romanticismo que aún
pervivía junto al más exacerbado radicalismo de las tendencias
"ruidistas" propias del futurismo y del dadaísmo; o las tendencias
neosimbolistas impulsadas por Paul Valery, Supervielle, Rilke y otros
y, finalmente, los epígonos del modernismo, tanto formal como
temático, etc.
Si bien el aluvión de novedades
eclipsó cualquier respuesta que retroalimentara el movimiento
dándole seguro curso, no es menos cierto que, a partir de aquel
momento, fue imposible reflotar seriamente el modernismo de Darío,
Herrera y Lugones, como propuesta poética vigente que pudiera
expresar el nuevo tiempo y la nueva sensibilidad que iban generando
los paulatinos cambios provocados por el desarrollo económico
emergente. El vaciamiento de los campos, la urbe omnipotente, el pasaje
brutal del artesanato a la manufactería fabril y el pasaje inmisericorde
del diálogo personal de las pequeñas comunidades al aislamiento
y enajenación de los grandes asentamientos urbanos, la pérdida
de la identidad cultural a expensas del "International Style", el paisaje
y el nuevo ambiente que iban gestando los descubrimientos aplicados
al campo de las comunicaciones y de las relaciones sociales, tales como
el avión, el ferrocarril, la prensa, la radio, el teléfono,
el telégrafo, la fotografía, los puertos, los transatlánticos,
los aeropuertos, las torres de emisión, el alumbrado público,
el tranvía, etc., con toda su secuela de cambios traumatizantes
en nuestra casi idílica sociedad provincial, iban provocando
nuevas necesidades simbólicas que alimentaran el imaginario social
indeciso e inseguro del hombre de los veinte. En ese marco, el Uruguay,
país dependiente en sumo grado, pasa rápidamente de la
época dorada de Don José Batlle y Ordóñez
al desaliento que sella la dictadura de Terra. De la "Leyenda Patria"
de Zorrilla de San Martín al "Pozo" de Onetti.
LAS VANGUARDIAS HISTÓRICAS
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Actual,
revista estridentista mexicana.
|
A fines del siglo XIX se asistía,
en los países metropolitanos, a la muerte del ideal romántico.
De aquel "pathos" individualístico que reflejara ideológicamente
el ascenso del capitalismo, estallaba y hacía agua por todos
lados, a impulsos de los avances de la revolución industrial
que estaba realizando y llevando a cabo los cambios estructurales de
nuestra forma de vida moderna.
El rechazo al mundo exterior, propio
de la actitud romántica, es total. Oigamos a uno de sus más
fervorosos cultores, el poeta español Gustavo Adolfo Bécquer:
...entre el mundo de la idea y el de
la forma existe un abismo que sólo puede salvar la palabra...
(2)
Pero, este concepto era exactamente
el contrario del que proponían las clases sociales en ascenso
en aquel momento en la historia: lo que podría salvar el abismo
entre el mundo y la idea no era el signo, sino la acción. El
tedio, la imposibilidad e impotencia de accionar, el "spleen", el escapismo
y el afán de evasión de la realidad les lleva a cortar
amarras y a lanzarse a la búsqueda de lo inefable a partir de
la fruición personal,: el diálogo consigo mismo en procura
de la irradiación de lo divino a través de los sueños
y lo exótico y terrorífico, proyectándose en ficciones
inverosímiles.
Una de las formas extremas del romanticismo
fue el simbolismo y sus derivaciones: el parnasianismo y el decadentismo.
El representante más importante del romanticismo fue Stéphane
Mallarmé, volcado al encuentro del infinito a través de
la "Idea", el hermetismo, la conciencia de que sólo se responde
a sí misma, la exaltación de la música y el ritmo,
la pretensión de una realidad atemporal y transcendente que le
llevó a bucear en mitologías antiguas aquella razón
del ser que se le escapaba en la introspección, mundos llenos
de cortesanos versallescos y espejismos orientales o formas de vida
apegadas a lo primitivo y a la naturaleza, etc., que marcaron, aunque
tangencialmente, Los nuevos movimientos que nacían a la luz del
nuevo espíritu que imponían las nuevas maneras del producir.
(Resulta curioso considerar si esta
situación histórica, que significó para España
la pérdida de sus posesiones de ultramar no coincidió
con el abandono de su papel de rector cultural que venía ejerciendo
desde la conquista e hizo posible que el simbolismo francés llegara
a España transfigurado en el modernismo rubendariano, vía
América Latina. También es curioso el carácter
especular de las culturas, por lo menos en este período: mientras
en los países metropolitanos, incluyendo a España se asiste
a la liquidación del proyecto romántico en pleno cruce
de siglos,
llevado a cabo por las llamadas" vanguardias
históricas", en América Latina, el simbolismo renace en
el modernismo de Rubén Darío. Asimismo es constatable,
treinta años después, en 1920, cuando dichas vanguardias,
ya triunfantes en los países metropolitanos, ocupaban todos los
espacios, en Latinoamérica recién se procede a cuestionar
el modernismo, valiéndose de una tendencia derivada del creacionismo,
el ultraísmo. La confusión llega a tal grado que, algunos
críticos de la época, tildan de postmodernistas a estos
movimientos que son, precisamente, pilares de la modernidad. Hoy día,
en 1991, se usa el mismo término, "postmodernismo", para señalar
el fin de la vigencia de aquellas vanguardias que en aquel momento,
1920, recién se daban a conocer...).
Según Eduardo Subirats, los principios
de las vanguardias históricas se centran en la:
...ruptura con el pasado, en el orden
racional de la cultura y en la idea de progreso relacionadas con la
libertad individual y la paz social. (3)
Las propuestas de las vanguardias históricas
se fundamentan no sólo en el apoyo irrestricto a los avances
tecnológicos sino también a las instituciones económicas
inauguradas por el desarrollo capitalista: la economía de mercado,
la competencia, la libre circulación de mercancías, el
proteccionismo, etc. Fueron aquellos avances tecnológicos de
comienzo de siglo lo que propiciaron los principios ideológicos
que guiaron a los espíritus innovadores: la ciega y absoluta
confianza en el progreso indefinido, la ruptura radical con el pasado
delineando una nueva era de paz y justicia social y, finalmente, una
cierta confianza en la razón que les llevó a creer en
la unidad entre el arte y la industria (en el caso del Bahaus, p. e..)
o a pensar en que los problemas suscitados por el capitalismo habrían
de zanjarse aplicando metodologías sociales de índole
estéticas ( p. e., el Stilj).
Aunque ligeramente contemporáneo
del cubismo francés y el expresionismo alemán, se tiende
a considerar al futurismo como el primer movimiento renovador en concretar
el programa descripto. Del "Manifiesto Futurista", editado en París,
en 1909, de Filipo Marinetti, extractamos:
Queremos cantar el amor al peligro,
del hábito de la energía y la temeridad...El esplendor
del mundo se ha enriquecido con una nueva belleza: la belleza de
la velocidad...Un automóvil es más hermoso que la
Victoria de Samotracia...Deseamos demoler Los museos y las bibliotecas...Lanzamos
en Italia este manifiesto de violencia incendiaria y arrebatadora,
basado en el cual fundamos hoy el futurismo, porque queremos librar
a nuestro país de la gangrena de profesores, arqueólogos,
cicerones y anticuarios... (4)
Es decir, el desarrollo de un programa
modernista con los componentes peculiares de la realidad italiana de
aquellos años. En relación a nuestro tema, nos interesa
comentar el "Manifiesto Técnico de la Literatura Futurista",
publicado en 1912, en el cual Marinetti, consecuente con su propuesta
visual que expuso en sus poemas "Palabras en Libertad", se propone la
destrucción de la sintaxis y de Los lazos analíticos del
pensamiento lógico-formal que se vehiculizaban a través
del lenguaje discursivo-lineal. Prohibe la utilización de los
adjetivos y adverbios en aras de la velocidad de emisión al igual
que las expresiones comparativas que sólo redundan y repiten
la información inicial. También desaconseja el empleo
de verbos conjugados, destacando la potencialidad aspectual de acción
de los verbos en infinitivo. La supresión del "yo lírico"
para eliminar la exudación sentimental del romanticismo y, sobre
todo, la utilización de signos de otros lenguajes y de onomatopeyas
(que ambientan el "ruidismo" o enfatización de los sonidos de
los significantes en desmedro de su significación, como se verá
más adelante en la poesía de Pereda Valdéz y Ferreiro
), etc. que, hoy día, perviven en algunas corrientes de la poesía
fónica y en la poesía visual. Nos interesa resaltar que
este arsenal de recursos estilísticos lo volveremos a encontrar
cuando tratemos el creacionismo y el ultraísmo, sobre todo en
la obra de algunos poetas uruguayos de la Generación del Centenario.
Otro proyecto vanguardista de gran predicamento fue el dadaísmo.
Surgido en Zurich, hacia 1916, merced a la acción de un grupo
de poetas exiliados, Tristán Tzara, Jean Arp, Hugo Ball, Richard
Huelsenbeck y otros, a los cuales habrían de sumarse Picabia,
Kurt Schwitters, Max Ernst, Marcel Duchamp, Man Ray, etc., pronto concitaron
la atención en razón de la radicalidad de sus propuestas:
Dadá no significa nada...toda
construcción conduce a la perfección que aburre, idea
estancada en una charca dorada...No reconocemos ninguna teoría...El
propósito fue crear una palabra expresiva que, mediante su
magia, cerrase las puertas de la comprensión y no fuera un
ismo más...Dadá: abolición de la memoria...Dadá:
salto elegante y sin prejuicios de una armonía a la otra
esfera...trayectoria de una palabra lanzada como un disco, grito
sonoro...Libertad: DADA, DADA, DADA. (5)
Pese a la exaltación del nihilismo,
la literatura y la poesía dadaísta dejaron improntas estilísticas
que, más tarde, habrían de ser recogidas por el creacionismo,
ya que en sus obras no pudieron dejar de utilizar el lenguaje aunque
renegando de los sentidos estereotipados o convencionalizados en demasía.
Así no desestimaron la cualidad estética de los sonidos
articulados, llevando hasta sus últimas consecuencias la recomendación
de los simbolistas en relación a la musicalidad del lenguaje:
Hugo Ball y sus "Sonidos poéticos" o Schwitters y sus "Ursonatas".
La misma consideración, pero en relación a la visualidad,
habrían de hacer un poco más adelante, en 1940, los poetas
franceses del letrismo. También hay que destacar, en este ítem,
la valoración de las instancias extra-linguísticas como
p.e., el diferente tamaño de las letras y de las palabras (recurso
ya utilizado por Mallarmé) o instrumentos tales como la aliteración,
juegos de palabras, onomatopeyas, palabras ligadas más por su
analogía sonora que por su significación, la fragmentación
de la elocución a la manera de Cummings o la juxtaposición
de radicales a la manera de Joyce, las enumeraciones caóticas,
etc. que, más tarde, integrarán el corpus del creacionismo
y del ultraísmo. También son apreciables los aportes del
cubismo de extracción plástica, es decir, Los impuestos
por Braque, Gris, Picasso, etc. Sus principios básicos: desarticular
la tridimensionalidad de lo aparente-real y su transposición
caótica en la bidimensionalidad del cuadro, la superposición
e interpenetración de planos y la exacerbación de lo simultáneo-visual.
En el terreno poético, las figuras más importantes son
Guillaume Apollinaire ("Zone", 1915; ""Calligrammes", 1918, etc.), Max
Jacob, Paul Reverdy, André Salmon, Blaise Cendrars, Vicente Huidobro,
Lén-Paul Fargue, etc. Las características salientes de
esta tendencia son: la supresión de lo temático y de lo
narrativo, la superposición de planos e imágenes, imprevisibilidad
del contenido, la sorpresa, el humor -que subvierte la grandilocuencia
romántica- y otros recursos. La libertad topográfica alcanza
desarrollos
Inauditos en los poemas cubistas, cuyos
versos -si así pueden llamarse- adoptan la forma o la configuración
visual de los temas que tratan verbalmente en una suerte de poema ideogramático
(o carmina figurata, al decir de los antiguos romanos) ya cultivados
en la Grecia Helenística (200 años a.c.). Las otras tendencias
vanguardistas importantes de la época, el expresionismo y el
surrealismo, si bien íntimamente ligadas a las anteriores, poca
o ninguna influencia han tenido sobre el creacionismo y el ultraísmo.
EL CREACIONISMO
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Poema visual
de Vicente Huidobro
|
La versión que señala
la índole latinoamericana del creacionismo, apoyada por la mayoría
de la critica especializada, sostiene que surge en Junio de 1916, en
el curso de una conferencia que Vicente Huidobro realizó en el
Ateneo Hispano de Buenos Aires. En ella Huidobro da forma a sus ideas,
ya bosquejadas en otra conferencia anterior dictada en el Ateneo de
Santiago de Chile en 1914, conocida con el nombre de "Non Serviam" ("No
Sirvamos"), en cuya parte esencial sostenía:
Hasta ahora no hemos hecho otra
cosa que imitar al mundo en sus aspectos, no hemos creado nada...Hemos
aceptado, sin mayor reflexión, el hecho de que no puede haber
otras realidades que las que nos rodean, y no hemos pensado que
nosotros también podemos crear realidades en un mundo nuestro,
en un mundo que espera su fauna y su flora propias...Non serviam.
No he de ser tu esclavo, madre Natura; seré tu amo...Yo tendré
mis árboles, que no serán como los tuyos; tendré
mis montañas, tendré mis ríos y mis mares,
tendré mi cielo y mis estrellas... (6)
En Buenos Aires hace derivar el creacionismo
de una invocación religiosa en la lengua autóctona de
una etnia indígena que habita zonas del Perú y Bolivia,
el aimará:
"El poeta es un dios: no cantes
la lluvia, haz llover". Aunque el autor de estos versos cayera en
el error de confundir al poeta con el mago y de creer que el artista,
para mostrarse creador, debe transformar las leyes del mundo; cuando,
en verdad, lo que debe hacer es crear su mundo propio e independiente
paralelamente a la Naturaleza... (7)
Más tarde, en 1925, en sus "Manifestos",
Huidobro recuerda:
Allí fue donde me bautizaron
con el nombre de creacionista por haber dicho en mi conferencia
que la primera condición de un poeta era crear, la segunda
crear y la tercera crear. (8)
A esta conferencia inaugural del creacionismo,
se suma la edición, en Julio de 1916, de la plaqueta "El Espejo
de Agua", en Buenos Aires, que reúne los primeros poemas cabalmente
creacionistas, incluyendo "Arte Poético", en el cual se lee:
.....
Inventa mundos nuevos y cuida tu
palabra.
.....
Por qué cantáis la
rosa, oh Poetas!
Hacedla florecer en el poema
.....
El poeta es el pequeño Dios.
(9)
La otra versión del nacimiento
del creacionismo, promovida por Guillermo de Torre (10),
sostiene que esta corriente es un invento del poeta francés Pierre
Reverdy, compañero de Huidobro en la redacción de la revista
cubista "Nord-Sud", editada en París, hacia 1917. De Torre basa
su afirmación en declaraciones de Reverdy en una entrevista realizada
por Gómez Carrillo y publicada en Madrid, en 1920:
Sí, estoy enterado de que
existe en lengua española un movimiento de vanguardia interesante
del que se hace importador -ignoro con qué motivos- un tal
Sr. Huidobro... (11)
De Torre también se apoya en
la segunda edición de "El Espejo de Agua", Madrid, 1918 y trató
de demostrar que las ideas de Huidobro derivaban, no de su obra anterior
en Latinoamérica, sino de su estadía en París y
sus vínculos con los poetas vanguardistas franceses. Afirma que
Huidobro:
...queriendo, en suma, probar que
el creacionismo pre-existía en él con anterioridad
a su llegada a París, publica en Madrid, en 1918, un folleto
titulado El Espejo de Agua...Lo presenta como una "segunda
edición", aludiendo a una primera publicación en Buenos
Aires, en 1916, pero que nadie ha visto. (12)
Enterado Huidobro de estos asertos,
poco le costó probar la existencia de aquella primer edición
de "El Espejo de Agua", publicada en Buenos Aires, presentando ejemplares
de la misma y, también, haciendo públicas declaraciones
de personalidades y amigos que la conocieron.
Debido a estos hechos, por muchos años,
el creacionismo fue considerado un epígono de la poesía
francesa. Hoy día, el período ha sido suficientemente
estudiado y no es posible negar, sin torcer hechos históricos
de los cuales existen testimonios irrefutables, la procedencia huidobriana
del creacionismo. (13)
Así, también, se expresa Hugo J. Verani:
En la actualidad resulta innecesario
subrayar la prioridad cronológica de Vicente Huidobro como
precursor de los movimientos vanguardistas latinoamericanos. Su
actividad como promotor de las doctrinas estéticas de la
primera vanguardia europea den el ámbito hispano no puede
ya negarse ni tergiversarse. Los postulados esenciales de su estética
-la autonomía del objeto artístico- están esbozados
en su temprano manifiesto "Non Serviam", leído en el Ateneo
de Santiago en 1914, en los ensayos de "Pasando y Pasando" (1914),
en el prefacio de "Adán" (1916) y en la conferencia dictada
en el Ateneo Hispano de Buenos Aires, en Julio de 1916, donde expone
por primera vez la teoría creacionista. (14)
ORIGEN Y DIFUSIÓN
DEL ULTRAÍSMO
A la luz de toda la documentación
existente, el ultraísmo nace del creacionismo, a partir del manifiesto
publicado por Cansinos-Asséns en: "El Espectador", en Diciembre
de 1918, Madrid, luego de la partida de Huidobro de España. Así
lo reconoce el propio Cansinos-Asséns en una entrevista ofrecida
a "La Nueva Literatura", recogida por Gloria Videla, en la cual aquél
sostiene:
Huidobro nos traía primicias
completamente nuevas, nombres nuevos, obras nuevas: un ultramodernismo.
Desdeñando a los doctores del templo, el autor de Horizon
Carré se limitó a difundir la buena nueva entre
los pocos y los más jóvenes...Porque durante su estancia
aquí, de Julio a Noviembre, en que tornó a su patria
chilena, los poetas más jóvenes le rodearon y de él
aprendieron otros números musicales y otros modos de percibir
la belleza. (15)
También el propio Guillermo de
Torre, en dos cartas publicadas en la revista parisina "Creaction",
en 1924, lo admite. Así, el 28 de Diciembre de 1918, escribe
a Huidobro:
...junto con las irradiaciones
de afines espíritus galos con quienes Usted nos hizo intimar
y a Los que vamos desglosando pausadamente, estamos ya aguerridos
para lanzar en un gesto de magna propulsión algunos poemas
creacionistas...(16)
Y, en carta de 22 de Junio de 1919:
Cansinos-Asséns ha aprovechado
el pasmo por Usted suscitado para promover tras un manifiesto sintético,
firmado por algunos de nosotros, una nueva escuela a la que denominamos
ultraísmo. (17)
El manifiesto, publicado con el nombre
de "Ultra", fue firmado por Xavier Bóveda, César A. Comet,
Fernando Iglesias, Guillermo de Torre, Pedro Gafias, J.Rivas y J. De
Aroca. Cansinos-Asséns no lo firma porque su nombre aparece en
el primer párrafo como promotor del manifiesto:
Los que suscriben...de acuerdo
con la orientación señalada por Cansinos-Aséns
en la interviú que en Diciembre último celebró
con él X. Bóveda en "El Parlamentario", necesitan
declarar su voluntad de un arte nuevo que supla la última
evolución literaria: el novecentismo. (18)
El nombre del nuevo movimiento, según
Guillermo de Torre:
...era sencillamente uno de los
muchos neologismos que yo esparcía al voleo en mis escritos
de adolescente. Cansinos-Asséns se fijó en él,
acertó a aislarlo, a darle relieve. (19)
El ultraísmo concita prontamente
las espectativas en torno a la superación de la tópica
novecentista y modernista y se expande por todo el mundo de habla hispana.
En relación a su influencia en España, leamos un fragmento
testimonial de Gerardo Diego:
Entre nosotros, si la madurez de
Cansinos-Asséns pudo encontrar en su trato un estímulo
estético, y si la adolescencia de Eugenio Montes le debe
mucho, la plenitud de nuestro profundo Juan Larrea le declara mentor
y guía esclarecido. Directamente o a través de Larrea
o de algún otro discípulo directo, algo de lo mejor
de Fernando Villalón, de Rafael Alberti, de Pablo Neruda,
de Leopoldo Marechal, de Federico García Lorca (21),
de otros poetas de lengua española y de otras lenguas procede
de fuente huidobriana. (20)
No fue casual, entonces que, en 1927,
cuando se festeje el tricentenario de la muerte de Góngora, los
poetas que, más tarde, fueran conocidos como integrantes de la
generación del 27, resaltaran y rescataran el peculiar concepto
de imagen que desarrolló Góngora en su extensa obra, en
el campo abonado por Huidobro y los ultraístas.
En la América de habla hispana,
el movimiento ultraísta aparece en instancias del agotamiento
expresivo del modernismo rubendariano, por lo que cobra especial auge
como propuesta alternativa, aunque hay que señalar, desde ahora,
que sus propuestas corrieron parejas e inseparables a las del futurismo
literario, no sólo formalmente sino en relación a los
temas tocados. En la Argentina, la figura de mayor relieve fue Jorge
Luis Borges, testigo directo, además, del pasaje de Huidobro
por Madrid. Borges ya de regreso en su patria, difunde los principios
del ultraísmo en las revistas que promovió: "Prisma",
1921; "Proa", 1922; "Martín Fierro, 1924, etc. "Martín
Fierro" fue el órgano de difusión de mayor importancia
y nucleó a los más destacados poetas de la generación:
Oliverio Girondo, Francisco Luis Bernárdez, Eduardo González
Lanuza, Norah Lange, etc. Fue en "Martín Fierro" en donde mejor
se expresa el clima espiritual exacerbado de aquellos años y
la caracterización más feliz del ultraísmo:
Frente a la ridícula necesidad
de fundamentar nuestro nacionalismo, hincando falsos valores...
Martín Fierro proclama la necesidad de definirse y explorar
esa nueva sensibilidad capaz de descubrir panoramas insospechados
y nuevos medios y formas de expresión. (22)
Sí, se adhieren a la conceptualización
que legara Ortega y Gasset:
El ultraísmo es uno de los
nombres más certeros que se han forjado para designar la
nueva sensibilidad. (23)
Un cronista de la época, Néstor
Ibarra, autor de "Ensayo Crítico sobre el Ultraísmo, 1921-1929",
editado en Buenos Aires en 1930 (24),
amplía la lista de autores ultraístas: Petit de Murat,
Carlos Mastronardi, Leopoldo Marechal, Jacobo Fijman, Ricardo Molinari,
Eraúl González Tuñón y Olivari.
En Chile los rastros del creacionismo
y del ultraísmo son detectables en obras tempranas de Pablo de
Rokha, Pablo Neruda, Rosabel del Valle, Humberto Casanueva y otros.
Lo más significativo de la influencia de Huidobro en su país,
fue el movimiento "runrunista", surgido hacia 1928 que retoma aspectos
superficiales del ultraísmo: el humor, el desenfado, la temática
cotidiana, la frivolidad, etc. Pertenecieron a este grupo Benjamín
Morgado, Lara, A. Pérez Santana, Alfonso Reyes Messa y Juan Marín.
También hay resonancias ultraístas en Perú, Ecuador,
Colombia y otros países latinoamericanos, pero, es en México
en donde se dinamiza a través de la acción del movimiento
"estridentista", integrado, entre otros, por Manuel Maples Arce, Salvador
Gallardo, Kimta-Niya, etc.
El pasaje del ultraísmo por el
Uruguay fue breve y fructífero: no sólo actualizó
la poesía uruguaya rompiendo con el modernismo rubendariano sino
que, además, retomó y continuó la tradición
que inauguraron los poemas telésticos de Francisco Acuña
de Figueroa en el siglo XIX.
EL ULTRAÍSMO EN
EL URUGUAY
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Oliverio Girondo,
ultraista argentino
|
Hacia fines de la década de los
10 se apreciaba, en toda Latinoamérica, la inminencia del fin
del modernismo. En verdad, su potencial renovador que, en momentos de
su mayor irradiación, a comienzos de siglo, había enterrado
el naturalismo y el realismo del novecentismo español, estaba
en crisis irreversible al no poder responder expresivamente a las nuevas
situaciones que iban planteando los sucesivos adelantos en todas las
áreas de la actividad humana. Tampoco estaba en situación
de responder adecuadamente a las nuevas exigencias de los tiempos que
compelían a los artistas a un mayor compromiso con lo social
y ello entraba en crisis con el culto al reducto fruicional, o torremarfilismo,
de los poetas modernistas.
Todos los críticos coinciden
en caracterizar a este período - de 1920 a 1931- como de gran
efervescencia y cambio. La pluralidad de tendencias en todas las disciplinas
artísticas fue notoria e índice de aquella instancia histórica.
Así lo define Fernando Aínsa:
La prosa y la poesía de
los años veinte, aparecen en el centro de la gran reacción
contra el modernismo. Sus autores son particularmente permeables
a los nuevos "ismos" con que el fin de la primera guerra mundial
marca a las nuevas generaciones europeas. Tónica general
de "insolencia", como la llamara un crítico, derrumbe del
andamiaje lógico levantado por el racionalismo en el correr
del siglo XIX, como se lamentara un filósofo, o una nueva
afirmación de algo que el mismo modernismo había propuesto
en sus orígenes: la literatura entendida como una revolución
permanente. (25)
En relación al triunfo de las
tendencias renovadoras, Angel Rama afirma:
Cuando se produjo aquella irrupción
del ultraísmo en América, no sólo cambió
el estilo y Los temas de la literatura, sino también la actitud
o la "pose" del escritor, como hubiera gustado decir Hernández
(Felisberto). La exquisitez aristocrática de los modernistas,
consagrados al culto de lo bello y al rechazo altivo del mundanal
ruido, había quedado atrás; pero también comenzaba
a ser abolido el engolamiento educativo de los regionalistas, su
concepción también sacra -de laicismo sacro- sobre
la misión del escritor. (26)
Reflejo de la gran disparidad ideológica
de la época lo constituyen la variedad de tendencias poéticas
surgidas en la poesía uruguaya de los 20s., incluyendo al ultraísmo:
nativismo, regionalismo, neo-simbolismo, "gauchismo cósmico",
"pastoralismo", "gongorismo", etc. El ultraísmo fue difundido,
sobre todo, por las revistas europeas y rioplatenses, con la menor incidencia
del intercambio personal, directo o vía postal, entre poetas
y artistas. Alberto Zum Felde señala como instancia como primera
señal de clausura del modernismo en nuestro país, a la
actividad de los poetas y escritores nucleados en la revista "Los Nuevos",
aparecida en 1920. (27)
"Los Nuevos", dirigida por F. Morador
y Otero y por Ildefonso Pereda Valdéz, en su editorial "Las Modernas
Tendencias Literarias (Apollinaire y el Creacionismo)", aparecido en
el nro. 2, expresa:
Vicente Huidobro, Paul Reverdy,
Francis Picabia, Jean Cocteau, Max Jacob y Albert Birot, en mi sentir,
los más grandes sostenedores del Movimiento Creacionista
con "Elan" y "Nord-Sud"; y Rogelio Buendía, Gerardo Diego,
Isacc de Vando Villar y. C. Asséns, ases del ultraísmo
con la revista "Grecia" revelan, en la prolijidad de sus estilos
personalísimos, que tienen como fuentes de sus inspiraciones
Los símbolos inmutables de la vida... (28)
El impulso legitimizador de las vanguardias
y del ultraísmo en el Uruguay fue dado por el poeta peruano,
radicado en este país, Juan Parra del Riego y, sobre todo, su
libro, publicado post-mortem en 1924 "Himnos del Cielo y de los Ferrocarriles".
En dicho libro, Parra del Riego, hace gala de aquella abierta y renovada
metáfora ultraísta, en particular en "Polirritmo Dinámico
a Gradín, Jugador de Football":
.....
Y te ví Gradín
Bronce vivo de la múltiple
actitud,
Zigzageante espadachín
Del goalkeaper cazador
De ese pájaro violento
Que le silba la pelota al viento
Y se va, regresa, y cruza con su
eléctrico temblor.
..... (29)
Zum Felde caracteriza de esta manera
estos fenómenos:
Sus vinculaciones con el movimiento
futurista europeo, el dinamismo vitalista y deportivo de sus cantos
al "motor maravilloso", a la motocicleta, al fútbol, a la
"mujer vegetal", a Walt Whitman, al Capitán Slukin, "Marcha
Unamuno" y otros, se enriquecen y humanizan con radiaciones de la
energía cosmo-anímica whitmaniana, no inhibiendo,
sin embargo, del todo, un trasfondo psicológico de sentimiento
apasionado y triste, en el que aflora, tal vez, algo de sus gotas
de sangre india, como en Vallejo, y así aportan un elemento
muy activo al climax literario de ese tiempo. (30)
Las formas poéticas ultraístas
tienen un apogeo hacia 1927, con la aparición de 3 libros claves:
"Paracaídas" de Enrique Raúl Garet, "Palacio Salvo" de
Juvenal Ortiz Saralegui y "El Hombre que se Comió un Autobús"
de Alfredo Mario Ferreiro.
Enrique Garet fue, tal vez, el menos
osado en la utilización del arsenal ultraísta. Sin embargo,
los pocos ejemplos anotados en su libro son significativos:
Negro lago de música el piano
se abre... (Cuadro Típico)
Las matracas se mueren de risa.
(Batería)
Silba el viento en las gargantas
de los poetas telefónicos.
El silencio
El SILENCIO otra vez. (Café
Británico) (31)
En relación a Ortiz Saralegui,
el crítico Zum Felde, comenta:
Ortiz Saralegui apareció
en 1927 con una nota local y futurista anárquica y muy ingenua,
pecado juvenil que se llamó "Palacio Salvo". (32)
Es, precisamente, en el poema inicial
"Palacio Salvo" que da nombre al libro en donde más se aprecia
el uso de recursos estilísticos ultraístas:
Radiotelefonía de un letrero
luminoso
Los ojos oyen colores
Están alertas
Los radio-escuchas de los horizontes
Super SUPER...suuuper...
Trasmite PALACIO SALVO
Es el tango del anuncio
de una orquesta
de 5 músico verdes
Super...
Araña una descarga.
-Hola, hola, holahola...
Trasmite PALACIO SALVO!
-Están alertas
están alertas
Los radio-escuchas de los horizontes!
(33)
Alfredo Mario Ferreiro fue, sin duda,
quien hizo el mayor despliegue de los recursos formales del ultraísmo
en sus poesías. Es, en el poema inicial "Poema sin Obstáculo
del Tránsito Ligero" de "El Hombre que se Comió un Autobús"
de Ferreiro, donde más notorias son las propuestas estilísticas
realmente renovadoras que ampliarían el registro de la poesía
uruguaya, ubicándola en el centro de las investigaciones vanguardistas
de la época, sobre todo, por el empleo de recursos para-linguísticos,
adicionando signos propios de otros lenguajes y el empleo metalinguístico
de algoritmos aritméticos o pertenecientes a códigos poco
usuales en poesía. En un sentido puramente semántico hay
que señalar que fueron muchos los poetas que se valieron, por
lo menos en sus obras iniciales, de las improntas ultraístas
a nivel de significación verbal. Así, Antonio de Undurraga,
en su prólogo "Teoría del Creacionismo" al libro que editó
con la obra de Vicente Huidobro, incluye una larga lista de poetas ultraístas
uruguayos, entre los que se cuentan Pedro Leandro Ipuche, Vicente Basso
Maglio, Carlos Maeso Tognochi, Sara Bollo, Grizelda Zani, Roberto Ibañez,
Fernando Pereda, Humberto Zarrilli, Mario Esteban Crespi, destacando
al poeta peruano, nacionalizado uruguayo, Juan Parra del Riego, junto
a los ya mencionados Ildefonso Pereda Valdez y Alfredo Mario Ferreiro.
(34)
En otro orden creativo y emparentado
con las búsquedas del "runrunismo" chileno o el "estridentismo"
mexicano, Alfredo Mario Ferreiro explora las posibilidades expresivas
de las onomatopeyas. En este sentido su poema "Tren en Marcha" es un
ejemplo paradigmático:
Toco-tócoto
Trán trán
Toco-tócoto
Trán trán
Racatrácata, paf-paf.
Chucuchúcuchu
Chás-chás
Chucuchúcuchu
Cháschás
Tacatrácata, chuchú
Tracatrácata, chúschú.
Chucuchúcuchu
Chás-chás
Racatrácata, paf-paf.
Búúúúúúúúúúúúúúúúúúúúú
Chiquichíquichiquichi
Chiquichíquichiquichi
Chiquichíquichiquichi
Chiquichíquichiquichi...
(35)
Otro tanto ocurría con algunos
poemas de Ildefonso Pereda Valdez. Así, "Los tambores de los
Negros:
Los negros de largos tambores
de rojos collares, de plumas azules,
de labios violentos, de ojos sensuales,
llenan la ciudad de un chillerío
africano
Borocotó, borocotó,
borocotó, chás, chás
Borocotó, borocotó,
borocotó, chá, chás.
Música de la selva en medio
de la ciudad!
Añlegría de Los negros
de dientes afilados!
Un Rey de chuchería, va haciendo
ceremonias,
Con una solemnidad de payaso africano.
Borocotó, borocotó,
borocotó, chás, chás
Borocotó, borocotó,
borocotó, chá, chás.
....... (36)
Tampoco hay que olvidar la obra poética,
del grupo de artistas creadores de "Aliverti Liquida. 1er. Libro Neosensible
de Letras Atenienses. Apto para Señoritas", Montevideo, 1932,
aunque en un tono paródico y humorístico. Con el pretexto
de burlarse de las nuevas tendencias ultraístas y futuristas
no pudieron dejar de recrear el prototipo claramente visual (o fonético
en otros casos). Así, veamos un poema de marcada tendencia visual,
a la manera de los caligramas cubistas:
EJERCICIO DE RESPIRACION EN UN SOLO
TIEMPO
A Orestes Volpe
Era
Primavera
Soltera
Retozona
Rezongona
Simpática
Apática
Risa
lisa,
morada
carcajada
encantada
Primavera
Soltera
Era
Ella
Bella
Estrella.
(continuará) (36)
Obsérvese que es el mismo modelo,
tanto a nivel visual a la manera de Apollinaire que recreaba la forma
exterior del objeto que describía linguísticamente como,
también, a través de la dimensión sonora del lenguaje,
las emisiones vocales, que recrean fónicamente el objeto descripto
verbalmente.
CONCLUSIÓN
Pese a la incomprensión que,
en general, despertó la escasa producción de los poetas
ultraístas uruguayos, generada, entre otras cosas, por la falta
de una crítica que intermediara adecuadamente con los lectores
(crítica que, a su vez, careció de instrumentos críticos
teóricos), el ultraísmo significó el entierro del
modernismo rubendariano y el descrédito de las tendencias epigonales
del simbolismo que, en el Uruguay, arraigaron y pervivieron hasta la
aparición de la Generación del 45.
El aporte del ultraísmo a la
poesía uruguaya puede examinarse a la luz de la temática
desacostumbrada que, finalmente, habría de actualizar los estereotipados
tópicos del nativismo o del simbolismo que imperaban en los 20s.:
ya fue imposible seguir los modelos de Rubén Darío, Lugones
o Zorrilla de San Martín.
Por otra parte y, sobre todo, por la
obra de Alfredo Mario Ferreiro, ingresan en la poesía uruguaya
nuevos recursos expresivos. Lo visual que, en la obra de Francisco Acuña
de Figueroa, redundaba o relevaba lo lingüístico, ahora
opera como un elemento expresivo más al lado de lo verbal. Asimismo
el sonido inarticulado y el ruido ocupan su lugar en el parque de recursos
poéticos. Lo destacable de la obra de Ferreiro es que preanunció
los campos de la experimentación poética ocupados por
las vanguardias posteriores, sobre todo, el letrismo, la poesía
fónica, la poesía visual, etc.
De tal manera, el ultraísmo,
visionaria aventura iniciada por Huidobro, se constituiría en
el puente a lo desconocido y a la experimentación frente a la
mera manipulación conformista de repertorios de conocimientos
ya sabidos y vigentes, camino frecuente en la poesía uruguaya
que, mayoritariamente, desestima la búsqueda de nuevas formas
o la representación de lo no autorizado por alguna autoridad,
es decir, conceptuar la nueva información.
Notas
(1) HUIDOBRO, VICENTE
- Horizon Carré. Palabras Liminares. Paul Birault, París,
citado por Juan-Jacobo Bajarlía. La Polémica Reverdy-Huidobro.
Origen del Ultraísmo. Devenir, Buenos Aires, Argentina,
1964. Pg. 12.
(2) BECQUER,
GUSTAVO ADOLFO - Rimas y Leyendas. (Introducción), Kairos,
Montevideo, Uruguay, 1982.
(3) SUBIRATS,
EDUARDO - Da Vangarda ao Pos-Moderno. 2da. Ed. Nobel, San Pablo,
Brasil, 1986.
(4) MARINETTI,
FILIPO TOMASO - Manifiestos. Citado por Raúl Aguirre.
El Dadaísmo. Enc. Literaria. Buenos Aires, Argentina,
1968. Pg. 17.
(5) TZARA, TRISTAN
- Sept Manifestes. Citado por Raúl Aguirre. Ibid. Pgs.8-9.
(6) de UNDURRAGA,
ANTONIO - Teoría del Creacionismo. En Vicente Huidobro,
Poesía y Prosa. Aguilar. Madrid, España,1957. Pg.
34.
(7) Ibid.
Pg. 39.
(8) Ibid. Pg.
40.
(9) Ibid.
Pg. 78.
(10) de TORRE,
GUILLLERMO - Historia de las Literaturas de Vanguardia. T.
II, Guadarrama. Madrid,
España,1974.
(11) BAJARLIA, JUAN-JACOBO
- La Polémica Reverdy-Huidobro. Origen del Creacionismo.
Devenir. Buenos
Aires, Argentina,1964. Pag. 17.
(12) de TORRE, GUILLERMO
- Op. Cit.,T.II, Pg.- 204.
(13) Por mayores pormenores
acerca de esta polémica ver Juan-Jacobo Bajarlía, Antonio
de Undurraga y Guillermo de Torre, a los cuales pueden sumarse los
indicados en la bibliografía del capítulo 7, del tomo
II de la obra ya citada de Guillermo de Torre, pgs. 281-288.
(14) VERANI, HUGO
- Las Vanguardias Literarias en Hispanoamérica. Bulzoni
Editore, Roma, Italia, 1986.
(15) VIDELA, GLORIA
- El Ultraísmo. Madrid, España, Gredos, 1963.
En Juan-Jacobo Bajarlía. Op.cit., pg.39.
(16) Las cartas se
transcriben y comentan en Juan-Jacobo Bajarlía. Op. cit. Pgs.
40-41 y 52-54.
(17) BAJARLIA, JUAN-JACOBO
- Op.cit. Pg.39.
(18) de TORRE, GUILLERMO
- Op.cit.Tomo II. Pg.211.
(19) de TORRE, GUILLERMO
- Op.cit. Tomo II. Pg.210.
(20) de UNDURRAGA,
ANTONIO - Op. cit. Pg. 68.
(21) GARCIA LORCA,
FEDERICO - La Imagen Poética en Góngora. En Obras
Completas. Tomo III, 2da. Ed., Aguilar, Madrid, España,
1950.
(22) Citado por Guillermo
de Torre. Op. cit. Tomo II. Pg. 262.
(23) ORTEGA y GASSET,
JOSE - La Deshumanización del Arte. En Obras Completas.
Tomo III, 2da. Ed., Aguilar, Madrid, España, 1950.
(24) Citado por Antonio
de Undurraga. Op.cit. Pg. 122 y sigs.
(25) AINSA, FERNANDO
- La Narración y el Teatro en los Años Veinte.
Cap.Oriental. Cedal. Montevideo, Uruguay, 1968. Pg. 289.
(26) RAMA, ANGEL -
Felisberto Hernández. Cap. Oriental. Cedal, Montevideo,
Uruguay, 1968. Pg. 450.
(27) ZUM FELDE, ALBERTO
- Proceso Intelectual del Uruguay. 3ra. Ed. Tomo III (1930).
Ed. Del Mundo Nuevo. Montevideo, Uruguay, 1967. Pg. 12.
(28) Revista Los
Nuevos. Editorial Nro. 2, Montevideo, Uruguay, 1920. Pg.3.
(29) PARRA del RIEGO,
JUAN - Himnos del Cielo y de los Ferrocarriles. Tip. Morales,
Montevideo, Uruguay, 1925.
(30) ZUM FELDE, ALBERTO
- Op.cit., Tomo III. Pg. 14
(31) GARET, ENRIQUE
- Paracaídas. "La Facultad", Montevideo, Uruguay, 1927.
(32) ZUM FELDE, ALBERTO
- Op. Cit. Pg. 169.
(33) ORTIZ SARALEGUI,
JUVENAL - Palacio Salvo. Barreiro y Ramos. Montevideo, Uruguay,
1927.
(34) de UNDURRAGA,
ANTONIO - Op. Cit. , pg. 148 y ss.
(35) FERREIRO, ALFREDO
MARIO - El Hombre que se Comió un Autobus. Poemas con Olor
a Nafta. Cruz del Sur, Montevideo, Uruguay, 1927. Pg. 41.
(36) PEREDA VALDEZ,
ILDEFONSO - La Guitarra de los Negros. Tall. Ricordi, Montevideo,
Uruguay y Buenos Aires, Argentina, 1926
(37) ANONIMO - Aliverti
Liquida. Probables autores: participantes del II Salón
de "Harte" Ateniense integrado por universitarios del grupo carnavalesco
"La Troupe Ateniense". Montevideo, Uruguay, 1932.
Clemente Padín: C. Correo
Central 1211, 11000 Montevideo - URUGUAY