Por: María Soledad Mansilla
Clavel
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Composición
VI,
Gumaro Fermandois.
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La pintura de Gumaro Fermandois es de
elementos reconocibles, sin embargo, no podemos hablar de ella como
un realismo, ya que puede mostrarnos cosas imposibles de encontrar en
la realidad, por ejemplo, los cielos del amanecer y del crepúsculo
coexistiendo en una misma visión, objetos colgados del aire,
ventanas en medio del mar o la síntesis de Valparaíso
mirado desde lo alto. Tal vez sería preciso hablar de un realismo
mágico para una parte de su trabajo, pero estaríamos refiriéndonos
a una sola faceta de las que conviven en la obra del artista. Igualmente
válida y quizás mucho más interesante es la otra,
que muestra una ciudad sin usar de las perspectivas tradicionales.
En esto de las perspectivas, es adecuado
precisar que el fraccionamiento y diversidad de puntos de visión
que aparecen en la obra de Fermandois, tampoco obedece a la perspectiva
que en el siglo XX hemos conocido como la picassiana, puesto que el
pintor ha dado un significativo paso adelante en lo que a la materia
se refiere, agregando a las posibilidades de ver un objeto, un paisaje
costero o citadino, incluyendo las variantes del espacio y del tiempo.
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Composición
X, Gumaro Fermandois.
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El artista es arquitecto. Se desempeña
con éxito en su profesión y ha hecho una larga carrera
docente en la Universidad de Valparaíso. Estudió Arte
en la Escuela de Bellas Artes de Viña del Mar con Edgardo Catalán
y con el maestro Hans Scholtbach.
Hay también una suerte de contradicción
en su obra, que por una parte posee una carga mágica, con una
buena dosis de poesía y por otra, una estructuración más
fría, que proviene sin duda de su formación arquitectónica,
que impide que la primera se desborde. Ambas encuentran un perfecto
equilibrio.
Gumaro, ¿Cuándo comienza su
interés en lo artístico?
Siempre hubo un interés, desafortunadamente
mal educado en la enseñanza secundaria. Recuerdo esa frase por
ejemplo: "tomen una hoja, háganle el margen". Hoy se sigue usando
la misma metodología. Con eso ya limitan la expresión
del estudiante. Si te sales del margen, estás mal.
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Composición
V, Gumaro Fermandois.
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¿Nota Ud. en sus estudiantes esa
limitación?
Claro. De ahí viene
un bloqueo absoluto con el que yo tengo que luchar en la Escuela de
Arquitectura con los alumnos de primer año. El nuestro es un
sistema que no toma en cuenta el arte, porque para el Ministerio y la
gran mayoría de las personas, la educación en el arte
es un adorno, un extra, un valor agregado, se puede vivir sin él.
No se advierte su real valor, que es estimular un modo de pensar diferente
al cotidiano, abrir el horizonte, dar posibilidades. Y aplicable a cualquier
campo, porque el arte es para todo el mundo, no es solo para los artistas.
Ud.
estudió un año en la Escuela de Bellas Artes antes de
entrar a la universidad. La arquitectura, ¿consolidó su inclinación
natural a la pintura?
El año en la Escuela de Bellas
Artes fue muy fructífero, con un profesor de mucho rigor como
Edgardo Catalán. La arquitectura fue un freno. No la reafirmó.
Más bien la condicionó. Creo que una y otra cosa se condicionan
recíprocamente.
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Composición
VII,
Gumaro Fermandois.
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¿Cuál condicionó a
cuál en Ud.?
Yo diría que es una lucha que
tengo hasta hoy. Reconozco que la arquitectura condicionó mi
manera de pintar, que es toda muy pensada, muy armada y poco espontánea.
En realidad yo no soy espontáneo. Tampoco quiero parecer lo que
no soy. Creo que la pintura es un reflejo de lo que uno es y cuando
se trata de ser otra cosa, sale falso y no resulta.
¿ El arquitecto es el planificado?
Absolutamente y eso mi pintura
lo tiene porque tengo esa formación.
¿Eso es bueno o malo para la expresión
artística?
Creo que le resta un poco. Y también
te ayuda, porque te da una estructura visual, una base, algo sólido.
Ahí es donde hay que equilibrar y es lo que trato de hacer últimamente,
que eso no ahogue la parte expresiva.
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Composición
VIII, Gumaro Fermandois.
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¿Necesariamente la pintura tendría
que ser expresiva, gestual o algo así?
No. Son modos, maneras. Pero
en el arte es la expresión la que debe estar al servicio, superar
los medios.
¿ Cree que se debe privilegiar
la expresión o el contenido?.
Me parece que tienen que ir de la mano.
La expresión debe ser con sentido.
¿Cuál es la parte expresiva
y cuál la del contenido en su obra?
La parte expresiva de mi obra es el
color, porque yo noto que eso es lo que me sale espontáneo y
cambia muchísimo según mi estado de ánimo. Puedo
partir un cuadro de una manera y terminar con otro colorido y tengo
épocas de cromáticas muy diferentes. Hay colores que me
animan y otros que me repelen El contenido en cambio, tiene que ver
con una idea a desarrollar. Una de las que he trabajado, que obviamente
tiene que ver con la arquitectura, es la representación del espacio,
pero sin recurrir a la perspectiva clásica.
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Composición
I,
Gumaro Fermandois.
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Su obra presenta muchas veces espacios
simultáneos.
Ese es otro aspecto que desarrollo,
la simultaneidad de puntos de vista. No esa multiplicidad a lo Picasso,
pero al menos dos. Tiene que ver con colores distintos, con el tiempo,
con horas del día, con alguna variedad en el cielo, con lo que
me pasa cada día, con el camino costero, porque vivo en Con-Con.
Es lo que me da la cuidad.
Resumiendo, mi pintura tienen que ver
con el tiempo, el espacio y una representación no tradicional,
o sea, sin la perspectiva. La domino como arquitecto, pero uso otros
medios, como el color, el claroscuro, la posición y tamaño
de los elementos, etc.
¿Qué elementos usa para evadir
lo tradicional?
Por ejemplo, el horizonte. En él
aunque sea solo un cambio de color, el espectador y yo los asociamos
a lo muy lejano. Eso tiene que ver con el espacio, pero no con la perspectiva.
También aborda la cosa típica
de Valparaíso, con visión ortogonal y con una suerte de
síntesis que no solo abarca lo pictórico sino la esencia
de lo porteño. Cuando terminé arquitectura e ingresé
a la Escuela de Bellas Artes, empecé con lo que tenía,
que eran los croquis de arquitectura. Ahí nació esta idea
de no hacerlo tan obvio, de expresarlo de otro modo. Se trata de escapar
de la cosa pintoresca, anecdótica y trabajar con la esencia de
lo que da la ciudad, las situaciones espaciales, los puntos de vista
múltiples, que la ciudad los tiene, de transformarla un poco.
Valparaíso es una ciudad que uno mira hacia abajo y hacia arriba.
Eso no sucede en muchas ciudades.
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Composición
III,
Gumaro Fermandois.
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Hay un toque surreal en la descontextualización
de ciertos objetos. La toalla o la camisa colgadas de ninguna parte.......
Lo surreal no me lo he planteado
como fin. Se fue dando. Son situaciones que se me van ocurriendo en la
medida que voy haciendo pintura. El término me queda como un poco
grande. Algunos le dicen realismo mágico. Hay algo como un armado
no convencional, no lógico. Yo no sabría como calificarlo,
la verdad.
¿Cómo crear una nueva
realidad?
No tanto. Sería un poco
optimista. Hay un grado de apego, más - menos, a la realidad y
eso depende también del estado de ánimo. A veces llego hasta
una abstracción y otras, más cerca de lo real. No pretendo
ser realista, hiperrealista menos, sino trabajar con asociaciones a la
realidad, ordenamientos que tienen más bien que ver con un rol
plástico de esa realidad dentro de la realidad del cuadro. Yo siempre
digo que soy figurativo pero no realista. En todo caso, tampoco hay una
abstracción
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Composición
II, Gumaro Fermandois.
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La arquitectura es pensada y controlada
en su ejecución. ¿Y la pintura?
La pintura no, sufre transformaciones
en la ejecución y en el camino van apareciendo sorpresas. Ojalá
sea así para llegar a un final inesperado.
¿ El hecho de ser profesor
le mete en la mente, el cuerpo o el alma una serie de conocimientos
teóricos que se van incluyendo en su obra?
Absolutamente.
¿Que le falta a nuestro medio
plástico?
Lo que más echo de menos es la
llegada al público, que parece impermeable a este tipo de actividades.
Lo toma como algo absolutamente superfluo que está ahí,
pero no le afecta para vivir. En nuestro medio, los referentes siguen
siendo los mismos. Si alguien quisiera un cuadro, elige uno lo más
figurativo posible, ojalá del siglo XIX. Lo más avanzado
son los impresionistas, que ya cumplieron más de 100 años.
De lo contemporáneo no hay información. Y cuando la hay,
produce un rechazo de plano. En arquitectura pasa igual. Somos un país
chato en ese sentido. Y somos críticos de los que son un poco
distintos. En arquitectura es lo mismo: cuando te quieres hacer una
casa miras tres siglos para atrás.
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Composición
IX, Gumaro Fermandois.
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