Desde Chile, Andrea
Carolina Gálvez.
Al
minuto de iniciada la película "Taxi para tres", aparece desafiante
el Chavelo y nos increpa diciendo: "Elige machuca'o, volante o maleta".
Bien podría haber sido maleta, y otra historia se tejería. Pero la opción
fue volante y nos metimos en una excitante y metamorfoseada cinta en
la cual nadie sabe si el bueno es malo o el malo es bueno. Para eso
hay que subir al taxi.
Y
una vez arriba de este auto se viaja intensamente. Porque las interpretaciones
del taxista, bajo la actuación de Carlos Trejo, como Ulises Morales,
nos dan otro lado de la realidad. Desde él la historia comienza a tomar
un rumbo que ni imaginábamos.
Todo
se ve muy simple: dos delincuentes, el Chavelo y el Coto
(magníficamente interpretados por Daniel Muños y por Fernando Gómez-Rovira,
respectivamente) asaltan a Ulises una tarde de mucho calor en
la periferia de Santiago. Pero no todo se queda en el robo. Ambos antisociales
se insertan en la vida de él de tal forma que Morales ya no tendrá muy
clara su moralidad con respecto al futuro de sus nuevos amigos.
El
director de este filme, Orlando Lubbert, ha señalado que incluso el
nombre del personaje de Ulises Morales, lo hizo pensando en un
hombre que cuestione su moralidad y de ahí el apellido. Porque Ulises
será el artífice y el provocador de las acciones delictuales de ambos
jóvenes hampones.
Pero
curiosamente es aquí donde está la metamorfosis de los personajes. Al
principio Lubbert presenta a "dos patos malos" y bien malos, armados
con los medios cuchillos, sin medir consecuencia y sin ningún tipo de
arrepentimiento. Sin embargo, a la vez nos muestra la "justicia" que
los delincuentes hacen. Por ejemplo al robar un motín es dividido en
partes iguales y como el taxista les sirve para escapar en el auto,
Ulises también se lleva su parte, por más que él argumente que
él es asaltado.
Con
esta justificación y cómo si el Chavelo y el Coto lo tuvieran
de rehén, Ulises piensa que lo mejor es continuar con los asaltos
y así él puede terminar de pagar su taxi, un Lada que sacó a cuotas
en una automotora del barrio alto.
Ulises
, por mientras, se da la gran vida. Compra cosas para la casa. Incluso
los botines que hacen los antisociales son de gran utilidad en su hogar,
como microondas, 3 o 4 computadoras, 5 televisores y un sin fin de otros
instrumentos. Los hijos de nuestro taxista, felices. Ni sospechan en
qué anda el papá.
Todas
los días, el Coto y el Chavelo, lo pasan a buscar para
"ir a trabajar" y así pasa el tiempo. Sin embargo, Investigaciones,
con el plan de Tolerancia Cero, ya los tiene en la mira y sobre todo
al taxista, que ha ido pagando rigurosamente las cuotas del Lada e incluso
por adelantado.
Para
no levantar más sospechas, Ulises le exige al Chavelo
que escriba una nota que diga, que el taxista está amenazado y que si
no sigue las instrucciones de ellos, se va "cortado".
Bueno,
todo sigue su curso, hasta que una noche el Chavelo y el Coto
llegan a quedarse a la casa de su amigo el taxista, para escapar de
la policía. Ulises debe decirle la verdad a su esposa y lo más
curioso es que su mujer lo apoya y lo incita a que siga en esto hasta
que pague el Lada.total está la carta como justificación.
Entonces
comienza una transformación increíble. Los ladrones se hacen buenos.
El Coto, el más joven, se enamora de la hija de Ulises,
aprende a leer y a escribir, se hace creyente y el Chavelo, el
más malo de los malos, se hace evangélico, ayuda en la casa, pinta,
cocina. Es otro.
Este
cambio en la vida de Ulises es insoportable y ve que su sueño
del Lada se escapa. Así que no le queda otra que manipular a sus nuevos
y regenerados compañeros para que hagan el último golpe.
Lo
más tragicómico es que el Coto y el Chavelo se sienten
en deuda con Ulises y creen que le deben este cambio, así que
aceptan y organizan el último robo a una bencinera del sector oriente
y así su "padre adoptivo" será feliz.
Sin
embargo, no es la última acción. Ulises los lleva a la bomba
de bencina, los chicos armados asaltan violentamente y salen con el
botín, mientras el taxista tiene listo el motor para arrancar. Pero
es en unos segundos, donde Lubbert nos entrega el cuestionamiento que
tiene Ulises. Ya no sabe si lo que está haciendo salió de rumbo
o si aún puede continuar con esto. Sólo le queda una única alternativa:
la traición.
Lubbert
hace un magnífico trabajo en esto, en las emociones. Logra captar la
verdadera esencia del personaje y traspasarlo por la pantalla, los tiro
de cámara, la oscuridad y crudeza de la imagen en el minuto de la felonía.
Los primeros planos en los ojos de el Chavelo, dan la sensación
de una reivindicación en el minuto de la ingratitud de Ulises.
En
"Taxi para tres" no sólo vemos una tragicómica historia, sino más bien,
nos hace cuestionarnos la realidad del mundo moderno, en el cual debemos
convivir con seres delictuales, defendernos y la policía enfrentarlos.
Sin embargo, existen aquellos que no tienen otra oportunidad en la vida
y no conocen otro mundo que el robo. No tienen acceso a ningún tipo
de educación y tal como el Coto, son analfabetos y son criados
por otros asaltantes, ni siquiera por sus padres.
"Taxi
para tres" posee una temática interesante, local, pero a la vez universal,
donde todos podemos tomar este taxi e irnos por un camino que ni siquiera
sospechamos. Sólo hay que elegir.
"Taxi
Para tres" (2001)
Dirección:
Orlando Lubbert
Producción: O. Lubbert/Producciones Audiovisuales/FONDART
Actuación: Carlos Trejo (Ulises Morales); Daniel Muñoz (Chavelo); Fernando
Gómez-Rovira); Elsa Poblete (Esposa de Ulises)
Presupuesto: 300 mil dólares
Rodaje: 36 días.