Santiago de Chile. Revista Virtual. 
Año 3
Escáner Cultural. El mundo del Arte.
Número 26.
12 de Febrero al
12 de Marzo de 2001.

ZAPATA EN SERIO

Por: Carlos Yusti

Pedro León Zapata es para una gran mayoría un caricaturista con gran dominio del dibujo deformado y estrambótico, poseedor de una agudeza corrosiva e inteligente como pocas. Para otros es en esencia un humorista que pinta cuadros y que forma parte de la corte de Sofía Imber, especie de madre superiora de las artes venezolanas. Azar y equívocos. De esos dos materiales está constituida la vida de este artista que tiene la necesidad de reflexionar, sea a través del humor o la pintura, sobre la condición humana y sobre los vaivenes políticos del país. Zapata convierte el arte en una abierta declaración de principios, en una dialéctica humanista para que el hombre recobre su capacidad de imaginar lo imposible, para que asuma el sueño con vocación de desengaño.

Nace en La Grita (Estado Táchira) el 27 de febrero de 1929, fecha, por supuesto, que forma parte de esa relojería invisible del azar. En el año 1945 comienza sus estudios en la escuela de Artes Plásticas y Aplicadas de Caracas. A mediados de ese mismo año se retirará tratando de enmendar tamaño equívoco, y es así como con Enrique Sardá, Raúl Infante, Celso Pérez y Sergio González, funda "La Barraca de Maripérez", la cual vino a configurar una especie de Taller de Artes Visuales para la práctica y la docencia plástica, al margen de esos casposos métodos de artes y de profesores amortajados en cretona y clasicismo. En 1947 se traslada a México, donde estará residenciado hasta 1958.

Sus antecedentes como caricaturista (Zapata no tiene currículo, sino expediente) se remontan a sus primeras colaboraciones en un periódico mural de la escuela "República de Chile". En 1946 se publica en la revista "Fantoches"-número mil setenta y cuatro- su primera caricatura. Desde ese momento su nombre es inseparable de publicaciones humorísticas y satíricas como "Dominguito", "Una Señora en Apuros", "El Fósforo", "La hallaca enfurecida", "Cascabel", "La Pava Macha", "El Sádico Ilustrado", etc. En 1965 se publica el primer zapatazos en el diario "El Nacional", caricatura crítica que todavía se publica tan implacable/impecable en cuanto a estética y capacidad hostigadora.

Como pintor se inicia oficialmente en 1975 con la exposición "Todo el museo para Zapata". En el año 1992 inauguró las exposiciones, de manera simultanea, "Nuestro señor Don Quijote" en el MACSI, "Barba Azul", en una galería privada en Caracas, "Todo Puerto La Cruz para Zapata" y "Casi todo Zapata" en otra galería valenciana. Esta impresionante actividad pictórica no es para Zapata tal cosa. Siempre ha dicho que siente de maravilla contándose entre los vagos que aparecen en las páginas rojas de los diarios y los cuales se les identifica sin oficio conocido: "Evidentemente yo trabajo en algo que me produce placer que es la pintura, por tanto no se puede catalogar de trabajo; y a veces hacer las caricaturas no me causa ningún placer". "Yo pinto cuando se me seca el cerebro. La caricatura es la actividad más seria que desempeño. Después de una jornada de dibujo humorístico, el mejor descanso lo constituye la práctica del arte de la pintura, cuya intrascendencia y cuya frivolidad viene a ser la mejor vacación para la frente honrada que en sudor se moja".

Ya las elecciones están encima.

Como pintor ha sido reconocido y es ya un clásico vivo, solvente, lírico y épico (la vagancia creativa es una de las formas que hoy asume lo heroico), a tal punto que en 1975 fue condecorado nada menos que por Carlos Andrés Pérez, para ese entonces presidente de la cosa, quien al momento de imponerle la condecoración le dice muy sonreído: "¡Quién iba a pensar, Pedro León, que yo lo iba a condecorar!". Zapata con la solemnidad del momento le dice: "La vergüenza es para los dos señor presidente".

Zapata es un artista inquieto, un intelectual febril. En 1978 dirige la revista "El Sádico Ilustrado", la cual marcó un hito renovador de insolencia intelectual en cuanto a publicaciones humorísticas se refiere. Ese año vislumbrando el deterioro de la clase política se postula para la presidencia de la República.

Mordaz, descreído, hiriente y envidioso es Zapata cuando caricaturiza al país y su fauna política y social. Las caricaturas unas veces son bofetadas de gran calidad estética, otras son una reflexión poética, muchas veces son apenas panfletos lamentables, pero con un gran sentido de oportunidad. Su definición de lo que significa ser humorista es precisa: "Las víctimas preferidas del humorista son los mediocres, los oportunistas, los comerciantes, los políticos, los traidores, en fin: todos aquellos que en nuestra sociedad tienen más chance de triunfar en la vida; visto lo cual, podemos definir al humorista como una estilización del envidioso".

El humor es una forma de ataque haciendo gala de ingenio. Es una manera caprichosa de opinar. Zapata ha expresado que lo más conveniente para el humorista es no reflexionar. Hacer humor higiénico, acartonado y sin faltas políticas, por supuesto, acarrea siempre menos problemas con los monigotes de turno en el poder y sus cancerberos más rastreros como son los políticos, quienes, como era de esperarse no se escapan de los dicterios de Zapata: "Los políticos locales se caracterizan por sus limitaciones; en consecuencia, se trata de gente limitadamente cómica. Dada esta condición de nuestros políticos, la manera de dibujarlos mejor es dibujarlos peor".

Como pintor hay que coincidir con lo escrito por María Luz Cárdenas: "Zapata no es de los artistas que fácilmente se apoltronan en fórmulas.Más bien las transgrede." En la pintura de Zapata encontramos una torpeza pensada, una habilidad huidiza y nada académica al momento de asumir el dibujo. Lo figurativo es una constante en sus cuadros y muchos de sus dibujos. Una figuración, si se quiere, elástica, gestual y lírica. Lo estético se complementa con elementos políticos y sociales para formular un discurso visual consustanciado con el devenir cotidiano. Tampoco lo anecdótico falta en muchas de sus pinturas. Lo caricaturesco y lo humorístico adquieren connotaciones estéticas de enorme virtuosismo. La figura en el trabajo plástico de Zapata no es complaciente, fetichista o asexuada, más posee un toque a contracorriente y vital."

¡No me vayas a flaquear a última hora!

El discurso plástico de Zapata se nutre de la historia, pero no desde la visión de esta como suceso oficial, sino más bien desde el costado de lo imaginativo.

Zapata reinventa la historia, la desacraliza, la baja de su pedestal y la somete a su técnica, a su inspiración crítica haciéndola soluble al espectador con toda su esplendorosa podredumbre.

Uno de sus últimos trabajos fue un inmenso mural en la U.C.V., mural que fue sometido al escarnio burocrático y que denuncia de manera alegre, e incluso histórica, en el gran estacionamiento, con sus atascos y su tráfico de todos los demonios, en la que se ha convertido Caracas.

Artistas como Zapata convierten la vagancia creadora en un saludable escepticismo. El humor es resulta una bofetada a toda esa turba de personeros oficiales que apuntalan la razón de estado en nombre de la patria, la fe cristiana, la severidad militar, el rigor estético y la pompa poética e intelectual. Humor y Arte, en mayúscula, para combatir la seriedad analfabeta del país.

Maestro indispensable su caricatura todas las mañanas para tomarle el pulso al país. O sea.

Si desea escribir a Carlos Yusti puede hacerlo a: carlosyusti@cantv.net

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