Santiago de Chile. Revista Virtual. 
Año 3
Escáner Cultural. El mundo del Arte.
Número 26.
12 de Febrero al
12 de Marzo de 2001.

ENTREVISTA A ANTONIO GUALDA JIMENEZ

ANTONIO GUALDA JIMENEZ

Por Yto Aranda

¿Cómo definiría su infancia?

Mi infancia fue muy feliz; fui muy afortunado de haber nacido en el seno de una familia de larga tradición cultural. Eso sí, cuando contaba diez años, sufrí un duro golpe, con la muerte de mi hermana, de diecinueve. Mi madre quería que formásemos un dúo de Violín-Piano, y eso nunca fue posible...

¿Dónde estudió y con quién?

Comencé con mi propia madre, Mª Ascensión Jiménez, que me dio solfeo desde los seis años. Poco después, seguí con Paquita Alonso, con la que hice mis pinitos con el violín... Hasta la muerte de mi hermana, mi madre me llevaba a que presenciara las clases de piano que doña Pilar Iglesias impartía a mi hermana.

ANTONIO GUALDA JIMENEZ

Igualmente, durante mi infancia, "La Sonata a Kreutzer", de Beethoven, sonaba cada noche, en disco de pizarra, junto a la cabecera de mi cama, mientras me dormía...

Más tarde, proseguí mis estudios musicales con Nicanor e las Heras (Armonía), con Julio Marabotto (Armonía, Contrapunto y Fuga), Carmelo Bernaola y Luis de Pablo (Composición) y recibí los consejos de compositores tan significados como Luigi Nono, Josep Soler, Francisco Otero, etc...

Los comienzos fueron como clases particulares y personalizadas; más tarde, en el Conservatorio, y, finalmente, en los Cursos "Manuel de Falla" del Festival de Granada, así como las convivencias en Congresos con importantes compositores sinfónicos...

ANTONIO GUALDA JIMENEZ

Todo ello, en lo referente a la Composición Musical Sinfónica, que es lo que realmente siempre me ha interesado. Obviamente, tengo otros muchos estudios complementarios de diferentes materias, entre las que están los de piano y guitarra, así como en la Escuela de Artes y otros estudios de naturaleza no artística...

¿Cuándo descubrió que su destino era la música?

A muy temprana edad: mi casa estaba impregnada de musicalidad. Mi madre había estudiado con Ángel Barrios, y tenía estudios de piano y de canto. Mi abuelo, Joseíco "Buenos-Días" fue un músico autodidacta, muy apreciado en todo el Valle de Lecrín. De él heredamos el piano "Slocker", fabricado en Madrid hacia 1.840, y que conservo en casa. Es casi idéntico a uno que obra en el "Museo Hazen" de Madrid...

Yo siempre digo que "la Música me encontró a mí en el vientre de mi madre, cuando fui concebido"...

ANTONIO GUALDA JIMENEZ

¿Cree que el éxito es necesario para un artista?

Tengo muy mala opinión de lo que se entiende, comúnmente, por "el éxito"... El éxito, para mí, es como un virus que nos ha invadido desde la mitad del Siglo XIX. No es porque lo diga yo: lo han dicho todos los pensadores más lúcidos y preclaros del humanismo cristiano, y los del materialismo dialéctico, desde Albert Smith hasta Russell, por ejemplo...

Aunque resulta obvio que una pequeña porción de éxito es necesaria para el artista que pretenda vivir de su Arte... Mi mala opinión sobre el "éxito" es la que atañe al "éxito desmedido", al que hace que los seres humanos sólo vean y "consuman" determinados productos pseudoartísticos, sin poder pararse a contemplar, quizás, verdaderas manifestaciones artísticas que florezcan junto a ellos...

ANTONIO GUALDA JIMENEZ

¿Será negativo para un artista obtener el éxito demasiado joven o demasiado tarde?

Los que obtienen un éxito rápido y fácil, sin haberse "currado su historia", qué duda cabe que se vuelven unos papanatas, seres insoportables y, a veces, impresentables... Ahí tenemos montones de ejemplos, que la televisión se empeña en miccionarnos sobre nuestras comidas a todas horas...

Yo pienso que es importante, para un artista, obtener un justo grado de reconocimiento, no sólo por su obra, sino por su calidad de persona... Eso ayuda a que el artista se reafirme en su autoestima y se anime a seguir plasmando sobre el pentagrama, sobre el lienzo, sobre el papel, etc..., las obras que concibe en su mente. La falta de una justa autoestima en los artistas nos privaría, quizás, de poder disfrutar de sus obras, que no llegarían a ver la luz nunca.

ANTONIO GUALDA JIMENEZ

¿Se identifica con alguna corriente artística o con alguna generación de artistas en especial?

Yo pienso que tengo un marcado carácter ecléctico, por lo que no puedo identificarme, plenamente, con ninguna corriente artística, ni con ninguna generación de artistas. Pero, naturalmente, mi subconsciente está altamente influenciado por artistas de distintas corrientes y de distintas épocas... Hay quien piensa que soy un extraño cruce entre Sócrates, Woody Allen, Pitágoras, Bergman, Platón, Fellini, Peter Sellers y similares... No creo que yo sea eso, pero, desde luego, algo tengo de todos ellos... Creo que mi madre, cuando me parió, lo que parió no fue exactamente un niño, sino un problema difícil de resolver, como el Teorema de Fermat (con orejas) revuelto con un enigmático planteamiento trigonométrico-espacial...

ANTONIO GUALDA JIMENEZ

En lo artístico, mi mente muestra su lado divergente. De ahí que acometa cada obra con un planteamiento distinto. Me cuesta, incluso, plagiarme a mí mismo...

Hábleme de la evolución de su trabajo.

Veamos...: de niño, dibujaba a destajo todo lo que se me ocurría; también escribía pequeños cuentos (que aún conservo), organizaba sesiones de circo en el patio de mi casa, así como funciones de teatro... También tocaba la armónica y cantaba... Me estoy refiriendo a mis inicios creativos, no a la mera lectura entonada de una página de solfeo, cosa que no considero creativa, sino como ejercicio de aprendizaje de una técnica... La técnica es una cosa, y la concepción artística, otra muy diferente. No conozco a ningún arquitecto que, para haber llegado a serlo, previamente haya tenido que elevar un muro, poniendo ladrillos con sus propias manos...

ANTONIO GUALDA JIMENEZ

Algo más tarde, ya, con una guitarra en mis manos, nacieron mis primeras canciones; ello, sin dejar de lado el dibujo, la pintura ni la literatura...

Actualmente, mis procesos creativos son muy elaborados y sofisticados, como fruto de un permanente estado de vigilia intelecto-creativa... Pero, en resumidas cuentas, sigo concibiendo las cosas, básicamente, como lo hacía cuando tenía sólo ocho años de edad...

¿El hecho de ser un músico tan abstracto es de alguna manera más complejo? ¿Tiene Ud. una definición del estilo de su música?

La Música es el Arte más abstracto que existe, por cuanto que ni se ve ni se palpa; eso es cierto. Pero yo no soy un compositor exclusivamente abstracto. Gran parte de mi catálogo contiene obras que acometí según presupuestos claramente barrocos, o impresionistas... Mis obras más abstractas son tan complejas como las menos abstractas; pero eso es porque yo ya soy una persona sumamente compleja... Soy consciente de que "soy un alma atormentada que goza de una gran dosis de sentido del humor"... Aunque esto parezca una contradicción, es así, realmente. Los que me conocen a fondo y de cerca lo saben. Mis padres tenían, ambos, un gran sentido (opuesto) del humor...: de ahí que yo haya salido como salí...

Lo recién dicho contesta, también, la segunda parte de su doble pregunta, creo: mi estilo es que no me ciño a un solo y predeterminado estilo.

ANTONIO GUALDA JIMENEZ

Cuéntenos un poco de su trabajo con la Asociación Cultural "Valentín Ruiz Aznar" ¿Cómo empezó Ud. con esto? ¿Qué sentido tiene esto para Ud.?

Ésta es una pregunta que le agradezco mucho. Comencé a impartir a mis hijas, desde muy pequeñas, enseñanzas artísticas, tal y como mi madre y mi abuelo lo hicieran conmigo. Un día me dije que por qué no, con las mismas energías, en mi tiempo libre, aplicaba esas enseñanzas a los demás niños del barrio que estuviesen dispuestos... Y así lo hice: desde 1.980, comencé a comunicar los aspectos creativos de las Artes a muchos niños del barrio en el que vivo; pronto, comenzaron a venir otros, de fuera. Todo ello, desde el punto de vista del voluntariado social, y sin cobrar mis clases en ningún momento; lo que no es ningún mérito especial, habida cuenta de que yo tenía un empleo estable, no relacionado con las Artes...

Todo ello cristalizó en la creación de la Asociación Cultural "Valentín Ruiz Aznar". Más de mil quinientos alumnos he tenido, en ella, a lo largo de los últimos veintiún años. Muchas obras musicales, compuestas por algunos de esos niños, llegaron a estrenarse. Lo que a determinados estamentos oficialistas parece que molestó bastante... Desde muchos puntos de poder comenzaron a llegar "cañonazos" con la intención de ahogar mi iniciativa... Verdaderamente, casi lo consiguieron. Ahora estamos como el Ave Fénix, intentando remontar el vuelo, de nuevo, a pesar de todo...

Mi método de enseñanza no es nuevo, sino que está basado en la "mayéutica socrática"; eso sí, quizás, aplicado, por primera vez en la Historia, a la enseñanza de la composición musical seria destinada a los niños... Para mí es motivo de orgullo, y tiene tanto significado (o, quizás, más) que el conjunto de mi obra artística.

¿Le gustaría comunicarse con la gente que admira su obra?

¡Naturalmente! Eso es lo que más me gratifica en este momento de mi vida. Me hace sentir vivo que alguien como Ud. se digne efectuarme una entrevista tan inteligente (y sentida) como ésta... Me encanta recibir mensajes por correo electrónico y cartas por correo ordinario que provienen de personas que viven en distintos continentes y que me comentan alguno de mis relatos que hay en Internet, o alguna de mis pinturas, o alguna de mis pocas obras musicales que han llegado hasta ellas... No me refiero, ya, a la recepción de adulaciones, sino a comentarios profundos sobre mi obra, al posterior intercambio de mensajes, en los que esas personas y yo vamos desgranando la esencia de mis obras... También me ocurre cuando viene a visitarme alguien que conoce mis trabajos... Entonces, suelo dedicarles una tarde entera, a través de la que nos comunicamos nuestras inquietudes intelectuales y artísticas... En cierta ocasión, a una persona que se interesó mucho por mi novela "La Luz de la Estrella del Sur", le dije que me sentía como un novelista fallecido hace cien años, que estaba conectando con el sentir de una persona actual...

Efectivamente: comunicarme con quienes admiran, de veras, mi obra, no sólo me gusta, sino que me entusiasma y me anima a seguir en el "largo y tortuoso camino" que me he trazado.

ANTONIO GUALDA JIMENEZ

¿Qué me podría decir Ud. de la música Contemporánea?

Aunque la gente se empeña en hacer de ella "un asunto controvertido", para mí, no lo es. En principio, todo surgió de la Segunda Escuela de Viena (Schömberg, Berg, Weber...), hacia 1.910, por lo que casi no cabría llamarla, ya, "contemporánea". Casi simultáneamente, Charles Ives, aisladamente, y desde los Estados Unidos de América, experimentó con la atonalidad... Esa coincidencia es una de las premisas importantes para validar cualquier novedad, según el estricto método científico.

Para mí, la "música contemporánea" no es una ruptura con el sistema tonal anterior, sino que representa la continuación de éste en el discurso creativo musical histórico...

¿Le gustaría hablar de algún artista que haya tocado fondo en Ud.?

Sí, cómo no...: vibro con Botticelli, con Miguel Ángel, con Leonardo, con Henry Toulouse-Lautrec, con Vincent van Gogh, con Munch; y con Juan Sebastián Bach, con el Wagner de las oberturas operísticas (si exceptuamos "La Cabalgata de las Walkirias", claro), con el Richard Strauss de "Una vida de héroe" y de "Till Eulenspiegel", pero, sobre todo, con la tremenda humanidad de Luigi Nono y de Francisco Otero...

También, con la azarosa vida de Cervantes, más que con su propia obra; y con Shakespeare, con García Márquez, con Joyce, con Alejo Carpentier y con tantos otros...

Con casi todos los citados, me habría gustado pasar largas veladas enriquecedoras...

Me quedaría "muy correcto" decir que también me impresionan Velázquez y Goya, pero no es así: no conecto con aquellos artistas decididamente "instalados" en los sistemas socio-político-económicos... Vea que, con respecto a Wagner y a Richard Strauss, sólo me he referido a algunas de sus obras, no a sus actitudes personales... Aunque aquí cabe que deje constancia de mi admiración por la habilidad de Richard Wagner, lidiando con Cósima, con van Bülow, con Luis II de Baviera y con su propia esposa... Eso fue una verdadera filigrana artística, si bien, deja a las claras la catadura de medrador y oportunista del célebre compositor.

ANTONIO GUALDA JIMENEZ

¿Ha sido feliz con su trabajo?

Desde luego que sí, aunque el acto creativo, para mí, casi siempre es como un parto doloroso... No entiendo a los que dicen que se relajan cuando pintan...

¿Cree que a través de la música realmente se pueden traducir los conflictos y verdades de la existencia humana?

Naturalmente que sí. Esto conecta directamente con mi anterior respuesta. Otra cosa es que quien escuche mis obras, las contemple o las lea pueda captar claramente mis conflictos interiores a través de las mismas.

¿Qué le aconsejaría a los músicos jóvenes?

No sé si estoy muy autorizado para dar consejos, pero, en todo caso, les diría que tratasen de diferenciar entre la concepción creativa y lo que es mera técnica.

¿Quisiera agregar algo a esta entrevista?

Solamente, agradecerle que me la haya planteado; además, de manera tan inteligente y sensible.

Le agradecemos mucho la amabilidad y paciencia que ha tenido con nosotros.

Para mí, ha sido un verdadero placer. La amabilidad y la paciencia es suya...

"DÉCIMA SINFONÍA: VIENTOS DE SIERRA NEVADA"

Carácter: Sinfónico (No Tonal. Se utilizan, indiscriminadamente, series

interválicas parciales, como recurso estético).

Instrumentación: (Orquesta Sinfónica).

(Duración aproximada mínima: 10 minutos + 26 segundos).

(Fecha de terminación: Marzo de 1.995).

(Estreno: 28 de Febrero de 2.001).

(Grabación: en C.D., por la Orquesta de Córdoba, dirigida por Leo Brouwer.

Producción de la Fundación para la Música Contemporánea de Barcelona y

la Fundación Autor de la SGAE.

Referencias del Disco: 25.1610).

Registrada en: Sociedad de Autores (SGAE) + Propiedad Intelectual.

(Comentario del Autor:

Está inspirada en el paisaje que contemplo desde mi ventana: parte de la Vega de Granada, el Zaidín y, al fondo, Sierra Nevada. Los vientos que desde ella bajan me sugieren los tonos difusos de una pintura sonora que, en la obra, se traducen en distintos juegos instrumentales, aderezados con alguna gota de humor.

No se trata, sin embargo, de una obra descriptiva, en el estricto sentido del término, sino que la obra emana de mi interior como resultado de una sentida interpretación del mencionado paisaje, que me es, por otra parte, absolutamente habitual).

 


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