Por: María
Soledad Mansilla Clavel
Para la versión
26 de Escaner Cultural, reproducimos en sus páginas virtuales
una interesante entrevista con el pintor Pedro Bernal Troncoso, que
ya sea por la madurez de sus años, por la experiencia de los
cuarenta años que lleva pintando, por lo consolidado de su obra
tanto en la vanguardia como en el realismo, por la cancha y visión
que otorga una larga dedicación a la docencia a nivel universitario,
o simplemente por su destacada intelectualidad, es capaz de entregar
una analítica y fundamentada visión de la plástica
nacional, de la validez de sus acontecimientos, simultáneamente
con transmitirnos parte importante de su propia experiencia y el hallazgo
de la felicidad.
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Cholgas,
Pedro Bernal.
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Amable y gentil. Una valiosa serenidad
se desprende de su persona, que además de producir un ambiente
cálido y naturalmente grato, reafirma una postura de espaldas
a toda odiosidad, desinteresada en cuanto a posiciones personalistas,
a la vez que profundamente inmersa en la plástica en general
y en la educación artística de la juventud chilena.
El pintor nació en Santiago
en 1935. Los años de práctica pictórica se reflejan
en un determinado dominio, no solo en la técnica de la acuarela
a la que se dedica últimamente, sino también en los campos
formales y cromáticos, bases de la pintura, acompañados
de un buen hacer en las áreas que competen a la composición,
la unidad, la armonía y porqué no destacarlo, la belleza.
El artista es poseedor de una amplia
preparación en su campo. Realizó estudios en la Escuela
de Bellas Artes de la capital y también en la de Artes Aplicadas
e Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile, titulándose
de profesor de Estado en Artes Plásticas y Artes Manuales. Su
perfeccionamiento continuó en la Universidad de Chile donde obtiene
la Licenciatura en Artes Plásticas, Mención Pintura. Posteriormente
se especializó con un post grado en la Academia de Bellas Artes
de Roma y en la Maestorka Radionica, con el conocido maestro Krsto Hegedusic´
en Croacia, ex Yugoslavia. Ha ejercido la docencia en la U. de Chile
y la U. de Santiago y hoy por hoy dicta la cátedra de Pintura
en el Depto. de Artes Plásticas de la U. Metropolitana de Ciencias
de Educación.
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Pedro
Bernal, Otoño.
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Don Pedro, ¿clasificaría
su obra como un realismo?
Sí, como a un realismo expresionista.
¿Porqué expresionista?
Hay una diferencia. El expresionismo
es una distorsión de la forma y del color, desde la realidad
y de acuerdo al estado de ánimo del artista. Se toma un tema
y se "recrea".
¿Se siente reconocido con este
estilo de pintura figurativa?
Cuando el público tiene expresiones
como: "Gracias por pintar Valparaíso", "Su pintura me recuerda
mi barrio", "Que lindo es ver el almacén del Cerro Cordillera",
eso es para mí el aplauso. Encuentro en ello una comunicación
entre el público y lo que hago.
¿ Es importante el aplauso
para el artista?
Sí. Y no pinto por el aplauso
fácil. Me ha costado llegar a esta etapa. Estoy donde estoy después
de mucho trabajo. Lo que hago hoy es lo contrario a lo que se establecía
y se enseñaba, - al menos por mi profesor Ramón Vergara
Grez - en los tiempos en que yo estudiaba: la plástica pura,
un no al criollismo, un rechazo a lo hecho, a la tradición.
Cuéntenos de esa primera
etapa de su pintura.
Por 20 años estuve en una posición
estética de vanguardia: el expresionismo abstracto de Tapiés,
de Canogar, de Saura y de otros que visitaron Chile y expusieron en
el Museo de Arte Contemporáneo que funcionaba en la Quinta Normal,
siendo Director Nemesio Antúnez. Fue la ruptura con toda la estética
de esa época - años 58 al 65 -, en fin, lo mismo pasó
en Italia, Alemania, Estados Unidos como consecuencia de la Segunda
Guerra Mundial. Hice cuadros de gran tamaño, con mucha
textura, arenas, pegados, elementos no pictóricos incorporados,
etc. Me encantaba el óxido de los tejados de Valparaíso,
les tomaba fotografías, las ampliaba. Tuve premios importantes,
como el Salón de Honor de 1970, que estaba colgado en el Museo
Pascual Baburizza.
En mi caso, por pura casualidad. En
el verano 81-82 recibí un llamado de mi profesor Carlos Pedraza
para informarme de un nuevo concurso: "Valdivia y su río" e invitarme
a participar pintando in situ. Me resistí: ¡llevaba 20 años
de conceptualizaciones!. Pero me convenció. Fui a pintar al Parque
Crochell, de la Isla Teja, en un día fresco, distante de los
calores de Santiago, había silencio, cantos de aves, a lo lejos
el río entre los árboles y la feria fluvial. Empecé
a sentir un deleite, una alegría. Las cosas resultaban bien.
Terminé ese cuadro. Salí a comprar más material
y seguí pintando. Gané el Premio de Honor del certamen
y me encontré con la felicidad.
Se quedó con la belleza...
Sí. Prefiero lo bello. Si uno
como artista no tiene las recompensas materiales, que tenga al menos
las espirituales. Entendí que uno no pinta para los críticos,
para el público o las modas. Pinta para uno, para encontrar la
belleza y ser feliz.
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Bernal
Troncoso, Paisaje del puerto.
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Estando de vuelta el realismo
en el mundo, ¿Cree Ud. que esté siendo revalorizado en nuestro
país?
No. No he estado de acuerdo por ejemplo,
con la forma en que se organizaron los cien últimos años
de las Artes Visuales en Chile, la muestra actual del Museo de Bellas
Artes. El responsable de dicha presentación es el director y
no puede decir "yo me lavo las manos" y cederle la responsabilidad al
curador.
Tuve la suerte de participar en la reestructuración
del museo que hizo Nemesio Antúnez al término del Gobierno
de Eduardo Frei Montalva y comienzos del de Salvador Allende. Se trataba
de dar la mejor imagen de Chile para la UNTAD, así que se sacó
lo de las bodegas y también se pidió obras a particulares.
¿Hubo diversidad de opiniones en
esa oportunidad?
La Comisión para esta reorganización
estuvo formada por Camilo Mori, Nemesio Antúnez, Sergio Montecinos
y Victor Carvacho. Yo era el Secretario Técnico. Cuando se hablaba
de la Plástica Chilena, se hacía con el peso y opiniones
de las más cultas personalidades en la materia. Es lo correcto
cuando se trata de hacer una antología.
¿Cuál es su mayor objeción?
Que hoy todo recae sobre una sola persona,
en este caso Justo Pastor Mellado, que asumió, bajo sus únicos
argumentos la selección de la pintura de nuestros cien últimos
años. Pasó entonces a ser una especie de gurú donde
ya no son los artistas los autores de una exposición, sino el
curador. Se valoriza o desvaloriza una obra acorde a su área
de gustos personales, a su posición de director en el Departamento.
de Arte de la U. Católica, a sus relaciones sociales, políticas,
a sus amistades. La idea es que se ha desconocido todo un caudal de
consenso, de reconocimiento a valores que vienen de la época
de Romera, de Ricardo Bindis, y entre otros, del mismo Milan Ivelic
y Gaspar Galaz, por nuevos factores, muy personales,
¿Cuáles son las consecuencias
a su juicio analítico?
Esto desorienta a los que se inician
en el conocer qué es el arte chileno, porque hay un total diferente
entre esta selección y la del resto de los mencionados. Además
se quedan fuera valores como Pedraza, Ossandón, Barcia, Venturelli
y otros. Es cosa de abrir una Historia de la Pintura Chilena y ver cuantos
son los que faltan. Y los que sobran. El otro peligro lo declara
José Zalaquet en la revista "Que Pasa" de Septiembre, diciendo
que los artistas hoy temen decir lo que piensan para no quedar excluidos
del circuito de este santón, gurú o dictador del campo
del arte.
¿Conclusiones. ?
Una sola persona no es el juicio final
de la plástica. Tiene que haber un consenso.
Regresemos a sus acuarelas.
Tengo entendido que Ud. pintaba al óleo.
La diferencia de esta exposición
con las demás es que ésta es de acuarelas. Es una técnica
maravillosa que ofrece soluciones plásticas que el óleo
no tiene. También hay razones de artrosis. Como la acuarela es
más fluida, no me produce dolor en los dedos. Además,
por sus características, es una técnica que no todos pueden
manejar, hay que tener oficio, poder de síntesis. La acuarela,
al revés que el óleo, hay que pensarla de claro a oscuro,
hay que saber donde está la luz para ir dejando reservas al blanco.
Esta capacidad es cuestión de práctica.
¿Puede explicar la presencia
mayoritaria del azul en su obra?
Es el azul un color maravilloso. Me
ha gustado siempre. En todas partes hay azul.
Soy un gran admirador de la llamada
época azul de Picasso, por ejemplo.
Si Ud. encuentra un predominio de los
tonos fríos debe ser cierto, porque cuando pinto siempre debo
ir a comprar más azules.
Se nos quedó en el tintero
su opinión sobre el realismo.
Hay un intelectual francés de
apellido Jodidi, que después de ser ultravanguardista, se dio
cuenta de que el arte actual iba directo al despeñadero porque
los artistas se habían olvidado de los valores básicos
de las Bellas Artes: dibujo, color, volumen y espacio.
Por otro lado, uno ve que los pintores
figurativos son los que llevan la mayor parte de los avances en la plástica.
Creo que el realismo está de
vuelta porque está visto que lo tan experimental, lo raro, no
trasciende. En cambio, ¿quién no quisiera tener en su casa "La
Viajera" de Camilo Mori?
Cada uno con su acento personal...
Por supuesto Botero, por ejemplo, mientras
todos luchamos contra la balanza, él coloca a sus gordos en la
tela con humor, con dulzura y con cierto sarcasmo también. El
mismo Balmes y Gracia Barrios, pegando la realidad en las telas, y muchos
otros. Yo mismo creí que la figuración iba a sucumbir,
pero ha salido a flote con creces. Creo que no se trata de ser transgresor
o tradicional. Se trata de hacer bien o mal las cosas. Se trata de ser
buen o mal pintor.
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Valparaíso
de Bernal Troncoso.
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¿Quién es buen pintor?
Buen pintor es el que cumple con los
objetivos estético - plásticos propuestos. Cada artista
tiene objetivos en ese orden: unidad, centro de interés, composición,
ritmo, estructura... y otros muchos factores que intervienen en una
obra.
¿Quién puede decir si es mejor
artista Picasso o Dalí? ¿Claudio Bravo o Roberto Matta? Cada
uno en su línea lo ha hecho bien. ¿Podemos decir que uno lo ha
hecho mejor que el otro porque es realista o porque no lo es.
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