Santiago
de Chile. Revista
Virtual.
Año
3
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Número
26.
12 de Febrero al
12 de Marzo de 2001.
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DIOS ES ATEO
COMO YO...
Yván De Silenus
"Dios es como yo, ateo..."
Hugo Margenat
No te mates.
No te yanquices.
No te adulteres.
Calla y deja que Dios actúe por tu acto.
Calla y deja que Dios diga por tu voz.
El silencio de El es
como la risa muerta de los niños.
Dios proveerá el milagro secreto
de tu vida y de mi vida
y nadie verá la vereda
(a tu diestra un cuarto oscuro
do la madre orina grapas--
luna que nana, luna que hila,
do la madre atraviesa su pezón con un'aguja
y padrenuestra su voz contra el espejo:
merlinésame, madre,
hóstiame
con leche agria y
con pan mohoso,
esdrújame de Dios
mi corazón de mapo,
y seme sueño, y seme semen,
antes que la vida me fulmine la mirada--)
delante de tu espejo,
porque Dios sólo da en el ósculo
lo oculto de las cosas.
Dios no se exhibe como las muchachas
desnudas en las playas.
Dios no tiene prisa de Yván.
Dios no tiene tiempo de muerte.
El es todo el espacio de los besos:
sex'oral de Polifemo y Galatea
(de Francesca y Paolo,
de Noche y Herebo
de Laura y Petrarca,
de Dante y Beatriz,
de la noche y el día,
de la sombra y la luz
--no te rías, no me burlo, madre,
es que'l corazón
furiosament'ebrio:
caballos de lata
desgarran el corazón de Dios enamorado--).
porque yacemos delante del "Big-bang".
Yacemos delante de la carne
polvo d'estrella, semen d'estrella:
la noche oscura, Sulamita,
do tus navajas me acaricia el glande,
los labios, las mejillas.
Estoy pasando diosmente
por el ojo de tu aguja,
porqu'eres tiempo curvo de Dios,
carne curva de Dios, falo curvo de Dios
en el falo mío
de la rosa d'espina,
sueño mío
antes qu'El fuera,
espacio curvo, noche curva, lengua curva.
El er'antes que'l fuera.
¡Oh, paradoja mía!
Dame guerra de mi carne furibunda.
Antes que las galaxias fueran, yo era.
Porqu'El sabe mi ansiedad y la tuya y
m'empuja delante de los cerdos
conoce tu temor a la muerte
y m'empuja delante de fariseos y censores.
(Delante de los tanques yanquis
Dios me ha puesto: Dios
me ha calzado las tenis rotas de su alma
para que hable fañosamente
delante de los gentiles y las putas,
para que hable pablodetarsamente
cuando llegue la-hora-del-instante
y dé testimonio
sanagustínmente
y no persigne como un idiota
que come tiza,
pétalos, ni mariposas.
Tengo pavor
de qu'el instante llegue a la hora frenética
cuando el Señor me ponga
delante de los tanques).
El ha sembrado políticamente
su corazón en medio de mi olvido.
El es inalcanzable como un beso
en medio de tu vulva. El es
tu ser y tu deseo delante de mi boca.
El es tu duda ser y tu negación a la duda misma.
El es tu nihilismo contra tu fe
y tu fe contra el nihilismo.
El se protege de ti
(¡Huye, oh, Esposo mío!,
dice orgasmada la más bellaca
de las odaliscas.
--¡Oh, Escritura,
[oh, Ladrona de Dios,
santificada puta sea tu nombre!]
Yo te escupo, te sodomizo,
te doy ser,
y sed y agua
porque El se ha guardado de ti
con el nombre mío Yván
en la noche precisa.
El es la cita perfecta de la duda
como un disparo
sobre la boca.
El es tu axioma más incierto
y tu teorema más cruel.
Es la raíz cuadrada de tu sombra
y la figura enmascarada de tu alma.
Antes que tú fueras, El era.
El es tu día postrero y tu muerte primera
y tu día-álfico de la dicha.
El te ha escogido antes de
que tú pudieras escogerlo
en la tabla de ajedrez de tu destino.
El aguarda por ti como un asesino perfecto,
incandescente.
El es paciente
como una madre loca.
El es tu sueño y el
sueño de mi sueño. El es
el espanto de un niño qu'escupe en las vitrinas.
Es la nada
de un adolescente que afila
los cuchillos
mortalmente
delante de los tanques.
Dios es tu salvador,
como una granada de hostias muertas,
hostias podridas,
hostias rosas,
vulvas rosas
como un mar sembrado de cabezas
de la hora fatal
de tu soga sembrada en las escaleras d'escape.
(¡Ay, Nueva York pobre de ti,
cuando tu destino se asome a tu ascensor
en tu silla de ruedas
hipócrita y falsa
de tu muerte.
Cuando tiemble la tierra
el día señalado,
cuando tiemble el cielo sobre ti y
tiemble el sueño contra mí y
contra tu propio sueño amanecido.)
Dios es tu propia carne
podrida por el cáncer,
aunque tú sólo oigas el placer
de tus suicidas,
la miseria de tu carne perfumada.
Dios se olvidará calígulamente
de ti y te recordará,
t'escupirá
en las caricias de tu carne muerta.
Dios no será tu risa ni tu llanto.
Dios no será tu mejor deseo
y no desembocará a los deseos
fortuitos de tu carne.
Dios contempla tu envidia
y la envidia de tu envidia.
Dios vio tu muerte y el
día de tu fiesta. Dios no
tiene color. Dios no posee nombre.
Dios te mira sodomistamente en el espanto del espejo.
En el fragor de los besos del fuego,
do Dios te besará neoyorquinamente
y te lamerá de mirra
como a una muchacha debajo de los puestes.
Y Dios te dará,
te clavará la lengua en tu racismo
en el mejor sonido
de tu orgasmo.
En el temblor de las caricias
Dios temblará contra ti omegamente.
En el orgasmo de los muertos
Dios no mirará tu alma.
El se ha vestido de piedad
gomorramente
como una rosa marchita
el día del instante del ahora.
El se ha suicidado por ti
veinte siglos al cubo
y veinte siglos a la velocidad de luz
sobre el horizonte fatal del universo.
El es la misericordia
(El es el Ramayana)
en medio de la historia de tu insomnio.
El es la noticia fallida de tu alma.
Dios es el milagro de la vida y
el milagro de la muerte.
El es el verdadero nihilismo.
Ríe, Nueva York
(ríete, lector, impúdico
en los baños públicos de tu alma
y orina tus ruinas circulares
como un Borges que se pudre
en los infiernos).
Dios es el desempleo de tu alma.
Tu enfermedad y tu fracaso.
Dios es el día de tu entierro y
el niño que llora tu mañana.
Nadie podrá dañar tu daño,
y nadie podrá reír con
la boca de tu muerte en las
mil y una noches fatales
de tu alma.
¿Qué digo hoy? ¿Quién soy ahora? ¿Qué extraño
Dios, Amigo mío, qué loco, me picadilla el alma,
me eucarista el bicho, y chorreando de amor,
trémulo, me tiende en los espantos del espejo?
¿Qué ser, qué nada, qué kosa, me faxea
el corazón a los "amigos" que afantasmados
despiertan a la sombra y se tecatan
(día de fiesta el Viernes Santo), se masturban
de odio en los espejos. Cruzan el infierno en
la sombrilla de los héroes que rebuznan
cojos, que tru-trúan jesúsmente, mientras
bailan y amuelan sus navajas en la lengua del poeta.
¡Estoy enamorado del espanto!
¡Estoy lavando el alma de Dios en los sartenes!
Y sé que tu lengua negramente es la casa de Dios.
Tu palabra es la tecata de Dios.
Tu sexo es el gancho mohoso de Dios.
He aquí que Dios yace
en la bañera con las venas rotas.
He aquí que Dios usa mi verbo
silenistamente
contra la poesía
para decir lo que no puede decir de otra manera.
Dios está a tu diestra
como las geishas
que beben ron en las playas del insomnio.
Dios es tu omega,
tu kotex, tu kodak
del día postrero
y el electroshock del presidente
que vende su república
demokráticamente.
Dios es tu siniestra y el auto
que estalla en la mañana del domingo.
Dios no te abandonará
delante de los senadores que te roban, y no te
dejará delante de los representantes
que se drogan demokráticamente
ciertos.
Dios no te protegerá de la policía neofascista
ni te protegerá de los gansters
del Congreso, porque
has escupido
a Venus eternamente infiel.
Has cocinado los fetos
en tu olla de vapor
y en el microhonda de tu alma
has cocinado los ojos de los peces.
Afortunadamente el día de hoy
contra los días finales
Dios no será demókrata ni republicano,
ni rico ni pobre,
ni negro ni blanco
sino la justicia misma
de los hombres que marchen
delante de los tanques invasores.
Porque no hay poder como la carne
política de Dios. No hay mercado
que se mantenga contra El posmodernamente.
No hay relojes eternos
que marquen la hora de sus días:
ni Frankenstein's, ni Quasimodos como yo,
ni Melquíades, ni Mefistófeles, ni idiotas como tú
que votan zombimente
cada cuatro años
en las letrinas del sueño amerikano.
No hay pensamiento
que lo abarque marxistamente.
Ni poema que
lo desborde líricamente.
Porque Dios es más
que la eternidad de tu instante.
Dios es mejor que los poetas esquizos.
Mejor que los filósofos y el vino
que rehuyen mis metáforas. Mejor que los filósofos
que escupen el ser
derrideanamente.
Mejor que la diferencia y el concepto
de los pensadores,
mejor que la mierda
y los niños que matan en Brasil
todas las noches.
Dios es mejor que el hipérbaton
de Garcilaso
orinando sobre el cuello
degollado de los cisnes.
Dios es Mejor que Darío
enamorado maricamente de Verlaine y
mejor que Lenin escupiendo
a Maiakovski.
Dios, anarquistamente,
se ha volado la cabeza
en una discoteca de Manhattan.
Dios es mejor que los demagogos de la demokracia
que venden hospitales,
y pintas de sangre,
y fetos amarillos y
fetos azules
que no soñó Víctor Hugo
y no soñó Goytisolo
orinando sobre España.
Dios es mejor que Pinochet
guillotinando niñitos universitarios
en los bares liberales de la muerte.
Dios es mejor que los soldados yanquis
invadiendo Santo Domingo,
Granada, Cuba, Puerto Rico.
Dios es mejor que los políticos idiotas de Rusia.
Mejor que Gandhi y mejor que Luther King.
Dios es mejor que un comic de Superman
y mejor que Nietzsche y mejor
que la muerte de Dios:
mejor que Zaratustra
y mejor que'l pesimismo de Schopenhauer
o el desinterés de Kant.
Dios es mejor que el platonismo;
mejor que Sartre, o Rimbaud,
mejor que Vargas Vila
elogiando al modernismo
josemartianamente.
Dios es mejor que tu taxi y tu video.
Es mejor que tu cuenta bancaria y los intereses
de tu cuenta de cheques
en la cueva de Montesinos.
Dios es mejor que tu salud sifilítica
y mejor que tu locura sidista
sobre la cabeza cortada de Clavileño.
Dios es mejor que el saber d'extraños
profesores anémicos
en el ejercicio
preciso de su odio.
Mejor que las ruinas circulares
o la casa tomada
yvanamente
por un poeta
que ha de morir una mañana
junto a los taxis de Dios
en el Gehena.
Dios es mejor que la crítica tautológica.
Dios es mejor que Freud
y mejor que el inconsciente
que inventaran los poetas.
No hay ejército que pueda consumirlo.
No hay saber
que pueda cumplirlo.
Dios es infinito como yo.
Dios es presumido, prepuciado,
endemoniadamente bello.
Dios es antitú, antisoberbia,
antimierda, antifama,
antimaestría.
antimujer, antihombre.
Dios es el Eunuco de Dios
que canta en el coro por los castrados
de Wall Street.
Dios es mejor que Lorca
paseando locamente
por las calles de Manhattan.
Dios es mejor que Macchu Picchu y
mejor que la trsiteza
de Parra en los buzones de la muerte.
Dios es mejor que el amor
de las esposas sodomitas
cayendo altazormente
contra las mujeres
(lalalí,
lalalí
lalalí),
o como las amantes
masturbadas detrás del bautisterio.
Dios es como la nieve en el infierno de tu alma
y como los niños que
alborotan los columpios.
Quien lo ha oído titubea.
Quien lo sospecha
teme que sea cierto
como un disparo
en la boca de la madre.
Dios es la mescalina temible y deseable
de las rosas de mayo en los parques del exilio.
Dios hunde el espacio de Einstein
LSDmente por tu alma
y se despierta en medio de tu insomnio
con tu nombre propio rayado
en los espejos
minotáuricamente cierto.
Dios no se cansa como yo,
ni yo me canso como Dios se cansa.
Estamos fatigados de la fiebre
en la sombra perfecta. Estamos levitando
ovnis y traduciendo
mensajes incrédulos
para los hombres imposibles de la tierra.
Dios ya n'orina en las madrugadas fatigado.
Dios no s'estriñe,
ni sueña este poema
en los días de Thanksgiving.
Dios no deja de orgasmarte,
ni de tocar ,
ni d'eucaristiarte
aunque te horrorice saberlo
y digas como un maestro de
lógica qu'eres ateo, agnóstico,
prepúsico, tautológico, indigno.
Dios te excrementa turista y
metafóricamente cierto
en los subways de Manhattan.
Dios te faxea,
te imprime,
te chatarra,
te recicla, te muele, te ceniza,
te huma y te nada
te gongoriza
para que no puedas leerme en el concepto,
ni en la agudeza, ni en la mierda
de la propia poesía.
Dios se ríe con mi risa
humanistamente contra ti, contigo,
junto a ti,
como si fuéramos lo mismo
que somos ajenamente hast'ahora.
Dios te mediumniza yvanamente en medio
de la traición de tus amigos.
Dios te cuida (brinca contigo la cuica),
para que el odio
de tus amigos no pueda matarte
ni pueda matarte, Dios,
demokráticamente
solo.
Dios te ha prestado los árboles y
te ha obsequiado el sol en las mañanas.
Nadie ha visto a Dios,
ni siquiera yo que lo veo pasar
bizcamente en los instantes.
Nadie sabe qué es Dios
ni siquiera yo
que santateresante
lo levito con la fuerza de mi falo.
Pero la sed de San Juan está en medio de su copa.
Dios es la dicha de tu carne
feministamente.
Dios es como una mujer desnuda
que orgasma bien en la mañana
y orgasma mejor al mediodía
y orgasma feliz en medio del insomnio.
Dios es como un niño que ve el nacimiento
de otro niño
y no puede dormir jamás
al lado de su madre.
Dios es como las gaviotas debajo de la lluvia.
Como millares de cangrejos azules y
rojos y verdes,
y amarrillos y lilas
saliendo de las aguas.
Dios odia como yo a los barcos invasores
en San Juan
de Puerto Rico
(los tanques alemanes en el silencio de tus labios,
los rifles judíos
en el silencio académico, leguleyo,
contra los jóvenes palestinos
que se sientan a orar impunemente sobre el Corán
el día de fiesta o el día de la muerte,
mientras no hacen el amor
jacobmente
--Dios es mejor que los españoles
que expulsaron a los judíos
y a los árabes de tierra mora: una luna y un camello;
una muchacha muerta y una cítara
clavada delante del desierto.
Dios es mejor que los que degollaron
a los indios en tierra americana
ercillamente.
Mejor que los que le arrancaron
la luz de los ojos
a los caciques mexicanos.
Dios es mejor que aquéllos
que arrancaron las cabezas,
y quemaron cuerpos
y pasaron vulvas con espadas
y con carimbos encendidos
a la luz del mediodía.
¿Dónde están ahora los capitales renacentistas;
o dónde están los grandes humanistas
de la muerte?
La voz nos ha alcanzado en medio del desierto
y lo que había pasado vuelve
(y la lluvia pasa, y el agua pasa,
y la nieve pasa, y el tiempo pasa,
y la lengua pasa, y el pezón,
y la vulva, y el culo
de Dios en medio de la mesa tiene que ser
escandaloso,
porque Dios me ha llamado a golpear con cítaras
esquizamente
delante de la razón,
de la demokracia,
del marxismo,
del positivismo,
de la erudición de ustedes.
Un día como hoy,
antes que'l tiempo fuera curvo,
Dios se paró
delante de mí en medio del desierto
y me dijo:
¡"Yván, ivanovish,
hijo del idiota de tu padre,
levantate tú
cretinamente
(poETAmente)
levantate y pon la bomba de tu lengua
en medio de la maldad
de los hombres.
Y no temas, y no te avergüences,
de ser el loco que eres,
porque yo estaré
contigo
jesúsmente
para que mi palabra caiga
navajamente
en medio de tu lengua,
porque la muerte es similar
en todos los espejos y
el aleph, o el denario,
están produciendo
el olor de las mujeres encintas".
Afortunadamente,
Dios se protege de las espadas de los hombres.
Su distancia lo protege de ti mismo
cuando escupes y blasfemas
las galaxias que s'expanden a la velocidad
de la luz de las palabras.
Dios se defiende de tu fe
cuando hostiamente
en los primeros bancos de las sinagogas,
de las mezquitas, de los templos,
de los bares neoyorquinos
y de las letrinas de tu patio.
Dios es como un tigre
que ha soñado tu cabeza
en medio de la muerte.
Su garra de amor te odia y te juzgará
y te despreciará
antipoETAmente
y no te dejará ni de día ni de noche
hasta que t'encuentres frente
a frente con tu muerte.
Dios es mejor que las cervezas
y mejor que la marihuana.
Dios es ateo como yo.
No te idiotices delante de los tanques.
Ni te cretines, hoy, delante de los yanquis,
porque Dios ha levantado su poeta
en medio de su templo.
Dios ha levantado la voz
en medio de la nada de los hombres.
He aquí que mi prepucio, y mi semen
han sido partidos
hebreamente
por ustedes.
No te desanimes ni des
con tu falo en las ventanas
donde
nadie responde.
Yo estoy delante de la vida
y de la muerte,
si alguno oye mi voz
yo entré
sodomitamente
a su alma
como un esposo.
EL HOMO SAPIENS
Por Iván Silén
Homo Sapiens se baja de la cruz
y es largo el día, y
más larga la noche muerta,
y el sueño de unos labios largos, infinitos,
que dicen lo angosto y lo lejano
de los que invaden la presencia.
La muerte vela-vela y
mi cuerpo me mira soslayado,
porque está lloviendo tinta
de todos mis poemas.
Está lloviendo el sol, también el alma,
del Homo Sapiens que se ha suicidado
en todas la regiones de lo humano.
Debe ser mi mano que escribe
todavía en la ventana.
Es el Narrador que huye
en una escoba de su alma.
Debe ser el ser humano
que odia al ser humano.
Debe ser Ajeno
que se baja de la cruz por una soga.
Debe ser la muerte mía,
prestamista del odio,
usurera de Dios que hipoteca ya
la amante por venir.
Debe ser el monje
que vota el hueso de Dios en una urna.
El monje concejal,
el monje senador, el rico,
el monje demokrático del Hades:
relojero del camello muerto,
amigo del poder en una jaula.
El monje que escribe
y leguleya por mi muerte:
sonata fúnebre,
epitafio de Chopin.
¡Estoy andando!
El Homo Sapiens
ha puesto su muerte
en los primeros palcos de los hombres.
La silla eléctrica relumbra
en medio de los besos. Y
relumbra la bomba atómica
en medio del orgasmo.
El monje ha edificado
demokráticamente
la guillotina contra el cielo:
pasa Marat, pasa Clinton,
pasa Dios clavado en una escoba.
Pasan los cerdos atravesados por una vara.
Todo funciona.
Todo es bello.
Los hombres regalan peces a sus mujeres.
Los monjes pican
las lenguas de las amantes
para que haya silencio en medio
de los templos.
El pueblo grita.
El pueblo vota.
Dromedario de Dios
el pueblo fornika.
Alguien debe estar escribiendo
mi epitafio.
¡Estoy andando!
22 de octubre del 2000
Nueva York
POESÍA
DE LUIS MARCELO PÉREZ
Por: Luis
Marcelo Pérez
SOLEDAD
A veces me encantaría perderte
porque me encadenas
haciéndome olvidar el valor
más alto de mis días.
A veces me gustaría atraparte
porque me haces sentir
en el mayor desierto del universo.
A veces me convocas al yo interior,
el que me habita,
realizando el collage más intenso
de mi vida.
A veces, tan soólo a veces,
cuando vienes,
desnudas mi cuerpo,
me tocas,
me lames
y me haces sentir en el éxtasis
con tu compañía.
BUSCO
Busco en mi caminar eterno
la sabiduría de los milenios,
envolviendo en mis ojos
la sed futura
que mi cuerpo absorbe.
Que hable la lengua
lo que sabe,
puras voces desnudan
la cumbre del pensamiento.
No quiero encontrar en la búsqueda
el retazo del olvido.
Deseo encontrar un igual,
quizás, algo mejor
sin dudas
el aprendiz perpetuo.
FORMAS
Mi rostro devoró su rostro
como el tiempo a la memoria,
lentamente
rompí el fuego de su sombra
y la ceniza de su alma,
de pronto
miré hacia mi lado
y no me encontré.
LLUVIA
Lluvia seca
del puñal que engaña,
torres que atrapan
un llanto que lanza
las espadas del silencio
BALCON
El grito de tus ojos
conoce el canto del alba.
Montevideo la niña,
vibra con las luces
de un nuevo día,
mientras mi ser
se entristece,
sellando la libertad
de las noches.
LUNA
Luna que muerdes
luna que abrazas
te muerde
me abraza
salpica
golpea
la luna.
La arena,
la brisa,
los días,
tú,
el éxtasis.
VIII
Quisiera extenderme en el nacimiento
consumiéndose en cenizas del mundo
y nacer en palabras.
Quisiera ser mandíbulas del predicado,
del sujeto del verbo.
Quisiera vivir de boca en boca
lamiendo los "te quiero".
Quisiera dejar mis sueños sembrados
y hacer herederos perpetuos de la fraternidad.
Quisiera permanecer todo el tiempo
con los ojos abiertos
para ser más que las estrellas
y ser la inmensa luz de la memoria.
XII
Mi poesía nace
donde terminan los moldes
de las profundidades de mi tiempo.
No hay páginas vencidas
ni palabras cortadas
ni páginas vacías.
No están todas las vocales escritas
en el grito de mi cuerpo.
XVII
No pude esperar.
Mis manos se han tendido
sobre sus piernas
y mi boca roja
brilla sobre la quietud
se su sombra.
Todas las luces
se han apagado
De pronto,
su voz desgarró
el silencio de sus senos.
Llueve
y la lluvia desnuda
los demonios de su cuerpo
y me ahogo
y se ahoga
sin mirarnos
sin hablarnos
nos echamos a andar.
Luis
Marcelo Pérez (1971), poeta y periodista. Material de su
último
libro "Silencios", AG Ediciones, 1999, el cual fue presentado
en Madrid y
elogiado por diferentes escritores como. Prof. Rosana Molla, Ricardo
Prieto y
Mario Benedetti.
Esperamos Su Opinión. |
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suscrito? Suscribase aquí.
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