El artista que
hoy atrae nuestra atención, pinta como los antiguos maestros
del renacimiento y de hecho, los admira, también a los grandes artistas
de la Edad Media. Esta forma suya de trabajar con los pinceles, realista
y en algunos casos, como en algunas
de sus naturalezas muertas, acercándose al hiperrealismo, casi le
cuesta la reprobación de su tesis de grado cuando estudiaba la Licenciatura
en Arte en la Universidad Católica de Santiago de Chile.
Pero para iniciar la historia
de este pintor con una anécdota, la exposición de esa misma tesis
en la Galería de su Escuela de Arte, que sí le encantó a importantes
personas que la visitaron, le
valió irse a estudiar al Taller de Arte Moderno de Colorado en USA.
y más tarde acceder a la Beca de Post Grado de la Universidad Degli
Studi di Firenze, Italia. Imagínense los lectores como gozaría nuestro joven pintor con una entrada gratuita
y sin restricciones horarias a esa cantidad de galerías florentinas y con la observación directa
y detenida de los grandes nombres
y obras del arte universal.
En Italia también estudió
Historia del Arte Medieval y Moderno
y Arte Contemporáneo en la Facultad del Magisterio, Filosofía
y Letras, además de Historia del Teatro y del Espectáculo. Años más tarde fue miembro
del Colorado Arts Register de Boulder, USA. y Representante chileno
del Primer encuentro con la Cultura Cubana en Cuba.
Marcelo, hablábamos de la conceptualidad, del goce de
pintar, de la teoría, etc. Definamos el porqué tu pintas como pintas.
Mira, hay periodistas que
esperan que tu desarrolles todo un tratado teórico y pictórico lleno
de palabras como rescate, descontextualización, frases que suenan
bonitas, pero en mi caso, en la medida que voy pintando, exponiendo
y mostrando mi trabajo al público, mas me voy alejando de una justificación
teórica. Simplemente pinto porque me gusta pintar y si pinto una figura
determinada es porque ella me agrada.
¿Disfrutas mucho pintando?
Sí. Pintar es como una droga,
uno se acelera, pinta, pinta y pinta y lo pasa muy bien pintando.
Y la satisfacción cuando uno empieza
con una tela en blanco y la termina es algo grande. Uno dice:
Yo hice esto. Y me gusta. Me deja satisfecho. Creo que por esto prefiero
pintar afuera.
Afuera del país, quieres decir.
Sí. En Chile se da mucho
que personas piensan que un pintor maduro es aquel que nació pintando
caballos y murió pintando caballos. Sin posibilidad de cambios. Yo
al contrario, puedo estar pintando una figura humana en una habitación,
pero de repente me llama la atención un jarrón. Y no tengo porqué
limitarme en cuanto a un jarrón que me encanta o dejar de pintarlo
para que la gente no diga: Ah, este tipo ya no va a pintar figura
humana, ahora se va a dedicar a los jarrones. Uno tiene que permitirse
pintar lo que quiere.
¿Y con esa libertad vas cosechando éxitos?
He tenido la fortuna de que
me inviten a exposiciones y que las pinturas se vendan.
Lo importante es que tengo
la suerte de que no tengo
que preocuparme de que a
una persona le guste que pinte caballos, figura humana o cualquier
otra cosa y que además se lo explique. Cuando voy de galerías veo
catálogos con unos tratados
teóricos tremendos y con palabras
que hasta me cuesta pronunciarlas.
Un dialecto conceptual terrible.
Da la impresión que mientras
más complejo es el asunto, es más atractivo. Entonces pienso hasta
qué punto puedo estar de acuerdo con todo esto y defino que lo único
que tengo que hacer es pintar lo que me gusta, exponer lo que me gusta,
pasarlo bien pintando y no cuestionarme si mi pintura de un caballo
expresa la libertad de la sociedad chilena, o
esto o lo otro. Yo pinto el caballo porque me encanta como
animal.
Quizás un psicólogo diga que pinto el caballo porque
me siento identificado con él. Tal vez es una explicación. Podría
mentir, pero no es la idea. Hay mucho artista
acá que necesita una justificación teórica para que la gente
acepte su pintura. Ya en la Universidad en mi época era necesario
todo un tratado para que se dijera: "Esta pintura se justifica,
el pintor sabe lo que está haciendo."
Significa que pintas una figura que te llamó la atención
y la acompañas de la forma que mejor te parece.
Claro.
Sin embargo yo recuerdo una obra antigua tuya con un
precioso caballo blanco a todo galope y al lado un corredor de posta,
también entregando su mejor esfuerzo y allí se producía un contraste
fuerte a la vez que una analogía entre ambas capacidades.
Sí. Era un juego. Lo que
yo no sé expresar en palabras, cosas que se me ocurren, lo digo con
la pintura. También lo que siento.
¿Por ejemplo?
La espiritualidad siempre
me ha interesado. Un ejemplo, en esa pintura grande en que hay dos
ángeles, uno con una túnica rosada y el otro con una amarilla, es
porque son los colores místicos necesarios para evolucionar, o sea,
la sabiduría y la compasión. Pero muchas cosas las hago por jugar.
Yo juego mucho con la pintura.
Pero significa que también vas metiendo cierta conceptualidad
implícita en tu persona como el creer en esos colores de la espiritualidad
y cargar tus figuras con esos tonos que tu piensas son significantes.
Pero son cosas que nacen
de uno. Yo no fui a un libro importante de filosofía que diga que
el sí, por el sí, para ser sí.....etc. Yo comprendo que una persona
para ser mejor persona tiene que desarrollar la comprensión, el amor
y eso quizás podríamos identificarlo con los colores, y como me agrada,
lo pongo.
Dentro de tus imágenes, en las que principalmente te
dedicas a la figura humana, se advierte un dominio de la forma. De
repente, entre todo ese clasicismo, aparecen toques de modernidad,
fuertemente contrastantes, que resultan algo así como una mosca en
la sopa...
Me gusta la columna, el arco,
pero además de gustarme lo renacentista y lo del medioevo, no puedo evitar colocar cosas de esta época. Las
bailarinas, por ejemplo. A mí me encanta la danza y en mi última serie
las incorporo. Encuentro interesante meter en un escenario como el
Vaticano, por ejemplo, una danzante modernísima.
Ahí es donde se crea una situación antagónica, la mosca
en la sopa....
De repente la mosca en la
sopa es buena. En el Budismo Zen, por ejemplo, hay unas frases cortas
o poemas, que no tienen porqué ser lógicos. Te dejan marcando ocupado.
En la vida nos dejamos llevar por la máquina y de repente
la mosca en la sopa te hace detenerte y pensar. Además el contraste
suele ser divertido y esa es precisamente una razón para pintarlo.
También en tu obra aparecen con frecuencia los arlequines.
Me encanta el circo, los
arlequines, los mimos, el juego, los colores. En ellos voy adoptando
aspectos de diferentes países. Nunca voy a un país como turista. Voy
como pintor y como una persona cualquiera, interesado en conocer una
cultura.
Pero el hombre en la tina con un paraguas, es definitivamente
lúdico.
Sí. Se acerca a un realismo
lúdico. Tal vez en una de esas tinas antiguas, imaginas un mimo y
su paraguas y te pareció divertido, se veía bonito y lo tomaste porque
no te pones restricciones respecto a los temas. Así tu libertad reaparece.
También disfruto pintando una sola cosa o un solo rincón. A lo mejor
puede ser suficiente para expresar lo que quiero.
Por ejemplo, si quiero hablar del trabajo, no voy a pintar
un montón de trabajadores, lo más probable es
que haga unas manos rotas o unos guantes rotos.
Y eso de que pego el primer brochazo en la tela y ya
el segundo está tratando de
componer con el primero....
Eso es una formación o deformación
clásica de tratar de ordenar los elementos que participan en la obra.
Yo quiero un cuadro equilibrado en cuanto a la composición. Me gusta
el caballo y el bailarín, pero no los voy a colocar al mismo lado,
voy a razonar en términos compositivos pero no en términos temáticos
o de sentimientos.
¿Te sientes en un buen momento, para pintar a los treinta
y seis años con toda libertad. Eso es lo que te está llevando al "éxito",
la satisfacción personal y a la proyección internacional. ?
Lo bueno es que una puerta
abre otra. Eso es lo maravilloso. Sé que siempre van a haber temas también, que siempre voy a encontrar
rincones, que incluso los errores pueden ser interesantes y aprovechados.
Marcelo Guerra tiene varios
nuevos proyectos. La primera vez que expuso en México mandó su carpeta
con un amigo al Consulado de Chile en ese país y exhibió en un Centro
Cultural al lado del Bellas
Artes. De allí vino una invitación a exponer por Chile ante una reunión
de cónsules acreditados y nuevos viajes a mostrar su trabajo en otros
países. Hoy tiene una exposición permanente en una de las mejores
galerías mexicanas, "El Círculo Azul". Una muestra en La
Alambra en Junio de este año, originó una invitación a pintar a Inglaterra
para el próximo y también han solicitado sus antecedentes de la embajada de Rusia.
Pendientes están una muestra en Israel y varias otras.
Todo esto, que es apenas un resumen de tu trayectoria,
significa que te está yendo muy
bien y que debemos hacer un bravo por eso y por esa decisión
de hacer lo que te gusta, con plena libertad, que es el secreto que
logra obras únicas.
Eso parece y hasta el momento,
puedo vivir de la pintura. Una cosa va trayendo a la otra. Esto es
como el "dejar ser". Yo dejo fluir. Después me doy cuenta
de que el fluir tal vez no fue tan emocional, pero mientras pinto,
sale solo. La razón, creo, se puede dejar fuera y se puede pintar
solo con el goce y la fluidez.