Por
Antonieta Villamil
Trepadora de muros y arquitecturas
vacilantes. Cazadora de incansables revuelos del viento entre las
ramas. Perseguidora de los fantasmas de hojas que anuncian huracanes
de polvo y espectros de partículas expuestas al sol calcinante de
medio día.
Fielmente desentendida y voluntariosa.
Suele
caerse del árbol desde altas ramas, después de indagar largamente
territorio de pájaros. Al caer poco más o menos aparatosamente,
suele perder una palabra como si fuera una vida, o quizás, acierta
que para descifrar, tiene que desplomarse de un árbol de mango en
medio del verano, causando alboroto de lástimas entre el vecindario,
porque le es inherente cazar letras, como a lagartijas rosadas
entre satín pegajoso de girasoles.
Imagina que al caer sufre un extraño cambio.
Tan pronto puede, se repone entre asombrada y triunfal a lo que su cuerpo responde
con queja momentánea, encogimiento de dolor agudo y cambio de un
ojo a color anaranjado, permaneciendo el otro ojo azul oscuro. Sin
saber por cuál ojo mira, después de cada nueva muerte, encuentra
salida de secretos pasadizos.
Palmotea en regocijo entre papel y tinta y su revuelo de avispa encuentra una
suerte de atajo que recorre incansablemente, durante la tarde de
sol que se avienta con su naranja azulada. De vez en cuando sufre
el sorpresivo aroma del jardín ilusorio al que acude todavía, para
no presenciar el terrible toque de campanas y copas, de sirenas
y botas, en la plaza de luces demacradas, allá donde su grito se
ahoga para yacer entre despojos.
¡Crédula de la vida!
Siempre buscando llave para extraña cerradura. A veces como cuando sufre desencuentro,
se instala poste a la vuelta de cierta esquina, estéril o demasiado
solitaria, para inventarle cerrojo a una puerta que se abre de golpe,
sin requerir ganzúa o ansiosa búsqueda.
Ella es un pálpito junto a esa tarde de sol y humedad abrazándose a gardenias.
Ella, un ojo que se vuelca a través de ventanas ilusorias sobre
la vaporosa congelación de los espíritus. Penetra esa disimulada
agonía. Esa muerte miedosa y pedante.
Ella, una mano sorteando la extraña danza del aburrimiento, en la imagen mustia
de siniestros parajes, suspendidos en cristales que simulan lluvia.
Ella, una casa que retiene el sudor del tiempo con el alero de un
antiguo cansancio. Una casa asombrada que refleja en su rostro de
vidrio un jardín en desconcierto.
En lejanía, figura las horas con su flor diaria.
Añora la calle recorrida con el afán del frío o la tarde densa, abandonada sobre
el sofá, con su ángel al lado que en hora de ocio practica con ella
su siquiatría.
Así como ahora. Desmenuza frases con la persistencia en alto, como si le atacara
la extraña sensación, de que todo es en vano, porque hay que remendar
una parte del sueño, antes que este instante repitiéndose en el
lienzo del tiempo, desintegre en ella,
las gardenias y el poema.
Diálogo
del poeta suicida
Alejandra Pizarnik,
Alfonsina Storni,
Sylvia Plath,
Anne Sexton.
Cada vez que la propia mano
se
levanta y
c
a
e
fría roca filuda sobre sí misma,
el graznido de un pájaro desnudo
a sabiendas de la ausencia
deja caer su pluma de luz
en el incesante horizonte
que se desmorona
g-o-t-a -a- g-o-t-a
pero se repite. A grandes zancadas,
tu silencio remonta mis fronteras
y me atosiga. Tu viento mudo
musita más que tu quietud,
tu lamento. Más que tu olvido,
tu alarido.
Estos poemas de Antonieta Villamil, pertenecen a la
sección EN LUGAR DE LOS SUEÑOS del libro "Violento
Placer" ISBN1884912281,
publicado por The Latino Press
con comentarios entre otros de James Ragan, Guillermo Martínez
González y Julian Palley.
Casa Virtual de Antonieta Villamil:
http://pages.prodigy.net/moradalsur
CONCURSO DE POESÍA
XIX PREMIO "CARMEN CONDE" DE POESÍA
Bases
Extensión de los originales:
600-800 versos.
Idioma: Español.
Restricciones: Un solo libro por concursante. Originales inéditos, no premiados
anteriormente.
Autoría: Pueden venir firmados o bajo seudónimo (en este caso, acompañar
datos bajo sobre cerrado); en ambas posibilidades, incluir nota
bio-bibliográfica.
Número de ejemplares a enviar: Tres.
Fecha tope de envío de los originales: 15 de abril de 2002.
Premio: 3000 euros y
edición del libro ganador en la Colección Torremozas. No se devuelven
los originales. Las bases completas pueden encontrarlas en:
www.torremozas.com