Por: María Soledad Mansilla Clavel.
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Cuento para niños, Santos Chávez
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La historia de Santos Chávez
lleva a pensar que hay seres en este planeta que nacen con el sello del
triunfo sobre sí, algo así como guiados por el dedo del mismo
Dios, o como decimos en buen chileno: "nació parado". La realidad
es que vino al mundo en Canihual, en pleno Arauco en 1934. Mapuche con
mezcla para ser honestos, ya que su abuela se casó con un náufrago
escocés de apellido Mac Alister, alivianado del Mac ya en la generación
de su madre, Flora Alister.
Su padre tampoco era mapuche,
así que sus rasgos araucanos, le vienen por el lado materno.
Sin embargo era su padre quién adoraba a la etnia y de él
hereda su interés por la dignificación y derechos ancestrales
de su pueblo. Un nuevo proyecto con ese fin está pronto a ver la
luz. No quiere entrar en detalles informativos aún pero se trata
de una recopilación de los poetas mapuches hecha por Elicura Chihuailaf
e ilustrado por Santos Chávez, en una edición de lujo que
lleve su cultura a buen nivel por el mundo. Posteriormente el proyecto
contempla una edición más económica que pueda llegar
al alcance de todos.
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Alegría de vivir, Santos Chávez
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Huérfano en plena infancia
tuvo que ganarse el sustento por la casa y la comida como pastor de rebaños
de cabras. Después trabajó de jardinero, vendedor,
cualquier cosa, lo importante era no dejarse vencer por la pobreza y la
aflicción. Fue al colegio en muy pocas ocasiones, quiso estudiar
música, incluso entró al conservatorio en Concepción,
pero escribir la música era difícil y la astronomía
era algo que sus escasos medios no le permitían.
Es ese vivir a cielo abierto
de los primeros años de su vida, de luna y estrellas, pájaros
y cabras, caballos y chivos, sol y sueños, el que aparecerá
siempre en sus grabados y acuarelas, como si siempre añorara su
tierra y su gente. Sus trazos son tan alargados como delicados y sus formas
son sintéticas todas, ya sea si afronte la figura humana, las formas
animales, vegetales o cualquier otra. Su opinión acerca de
la inspiración es la siguiente: "Creo que cada artista, consciente
o inconscientemente, gráfica sus vivencias" y me cuenta que de esto
se dio cuenta cuando radicado en Alemania, quiso visitar la casa
de Nolde. A medida que recorría su entorno, su paisaje, fue encontrando
y reconociendo la obra del afamado acuarelista.
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Recuerdo de Infancia, Santos Chávez
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Comenzó a pintar solo
y alguien le aconsejó que se acercara a la Sociedad de Bellas Artes
en Concepción, entidad que tras oir su historia, becó
sus estudios de arte. Tenía en ese entonces 24 o 25 años.
Por los sesenta llega a Santiago al Taller 99 donde se encuentra con la
cordialidad y afecto de quién sería su gran amigo Nemesio
Antúnez. Si ya traía buenos maestros como el Tole Peralta
y compañeros del medio plástico penquista, en el Taller 99
encuentra nuevos y valiosos ejemplos artísticos, además
de grandes amistades, como la de Delia del Carril que lo quiso como a un
hijo y lo ayudó muchísimo, según sus propias palabras.
El también la quiso y dice: "Yo le sacaría el sombrero. Ella
era feliz". Después del Taller 99 empieza a trabajar como
artista.
Por ese camino de preparación
suya es que no tiene fe en el artista innato y encuentra la facilidad
natural "peligrosa". Recuerda lo que a él le costaba
el dibujo de la figura humana, que no sabía nada y cómo
batallaba su maestro Tole Peralta por enseñarle a dibujar.
El mismo es un ejemplo del artista formado, en buenas manos por cierto.
Hasta para eso tuvo suerte. Cree que Vincent Van Gogh por ejemplo, no estaba
naturalmente dotado y que por eso que su línea es así
de poderosa, esforzada y su obra, llena de calor
humano.
Su trabajo xilográfico
encuentra recompensas en esos tiempos de auge del grabado, por ejemplo,
el Premio de Honor Andrés Bello - 1966 - que le permite
trasladarse a México y vincularse allí con el trabajo muralista
de José Clemente Orosco, de grabado de Juan Ortiz y de Fray Cervando,
taller donde laboró en 1967. Durante los años siguientes
es invitado al Taller Pratt Graphic Center de Nueva York y al Institute
of Arts de Chicago, EE.UU. De regreso al país, la situación
política de Chile lo decide por el autoexilio; primero a Venezuela,
después a España y finalmente a Suecia, donde es invitado
a trabajar en el Graphic Work Shop, de Estocolmo,1978. Más tarde
se radica en Berlín, Alemania, con ayuda de Venturelli y Escámez
para obtener la visa que le había sido denegada. Ahí conoció
a Eva, su tercera esposa con la que lleva casado mas de 15 años
y con la que en 1994 regresa al país, viviendo primero en Santiago
y después en Viña del Mar.
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Plantas Silvestres, Santos Chávez
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De su vida en Europa y conocimiento
cercano de la obra de los artistas que han inscrito sus nombres en
la Historia del Arte Universal, guarda admiración y preferencia
por el trabajo de Goya en sus diferentes etapas, que considera impactante
y contemporáneo en su serie de pinturas negras. De los pintores
religiosos, se queda con Doménico, El Greco.
De la orfandad temprana y extrema
pobreza, al haber vivido, recorrido, expuesto y vendido su obra en
buena parte del mundo y encontrarse hoy representando al país
y a su raza en los mejores museos del orbe, hay indiscutiblemente
una distancia considerable, lograda con un talento honesto, de gran
sencillez, además del innegable factor suerte.
Nemesio Antúnez
lo recibió y alojó en su casa a su arribo a Nueva York y
lo acompañó también donde un interesado que compró
siete obras suyas y le consiguió un estupendo departamento en
Manhattan en la Novena con la Cuarenta y tres, un primer piso con
jardín, en pleno barrio de los diarios, que los mismos dueños
le amoblaron poco a poco, todo por la suma de.... ¡cuarenta dólares!.
Nemesio entonces le decía: ¡Si vos naciste parado! El cree
lo mismo. Yo también.
La misma sencillez con que en
pocas palabras cuenta estas anécdotas es la que vemos en sus
xilografías, arrimadas en la pared en el ordenado taller de
su casa, increíblemente limpio para quién trabaja con tintas.
Son generalmente pequeñas maderas talladas con gubias que trabaja
en forma espontánea, sin un sketch previo y que al principio hacía
con un dibujo preliminar que podía mirar en un espejo para
saber como serían los resultados en el papel. Los años de
práctica lo han llevado a saltarse este paso y hoy sus composiciones
son de antemano pensadas en negativo, tal cual es la matriz en el
grabado. Le gusta la madera, es lo más antiguo, lo que usaron los
grandes grabadores europeos. Trabaja sus impresiones íntegramente
a mano con el "cuchareo" o presión ejercida por una cuchara sobre
la plancha entintada para que entregue sus mejores negros, grises y blancos
al papel. De tanto en tanto interviene con colores puros, los primarios:
azul, rojo, amarillo.
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Delfines para Eva, xilografía, Santos Chávez
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Trabaja también la litografía
esporádicamente en el Taller 99, en el que aún encuentra
a Roser Bru, una de las tantas figuras de la plástica que frecuentaban
el taller antiguamente, recuerda con nostalgia. Y también en el
taller de Carmen Waugh, el más moderno de Santiago, con prensa automática,
adecuado al problema de su mano que no puede hacer la fuerza que implica
el tórculo.
El número de elementos
en sus composiciones es pequeño, a veces mínimo
y se resume a unos cuantos trazos que remiten a frágiles tallos,
unas cuantas espigas o pastos de los mas humildes. Los caballos y cabras,
llevados a las formas mas esenciales, saltan o se deslizan entre
lunas y campos que hacen pensar en los sueños. Hay mujeres recostadas
en el agua y "Lautaro guerrillero" galopa cabello al viento en un negro
animal bien trazado mientras un par de lunas superpuestas lo acompañan
y lo alumbran. Ocasionalmente una ventana como "Ventana de la vida" o "Ventana
de mi vida".
"La obra mía no es realismo,
es armonía, es sentido, es simbolismo y es poesía, dice.
La cultura mapuche está llena de simbolismos, sobretodo en su poética.
La obra se basa en la realidad, pero lo que llega a la plancha es el misterio
del mundo, eso es lo que está ahí. La poesía y la
plástica se refuerzan". Además nunca se propone algo exacto,
improvisa mucho e incluso una obra le dice una cosa un día y cuando
la vuelve a mirar, le dice otra.
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Homenaje a Santiago Natino, Santos Chávez
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Siempre está seleccionando
su trabajo y mucho de él se va a la basura. "El artista debe exigirse
a sí mismo, hacerse autocrítica". Cuando le preguntan que
obra le gusta más, tiene que contestar que ninguna, porque
ya está pensando en otra que atrapa su interés. Tiene algunas
preferencias, pero esas no coinciden con sus mejores logros. A veces su
autocrítica se equivoca, como por ejemplo en esa exposición
de Italia donde un par de obras de las que mandó no le gustaron,
no quedó conforme. Rompió entonces las matrices, justo antes
de que lo llamaran por teléfono para decirle que había varios
encargos de compra, precisamente de las obras que había destruido.
Y el discurso, para Santos Chávez
siempre debe ser optimista. De espaldas al drama que caracteriza la obra
de tantos artistas, piensa que a la gente hay que mandarle un mensaje
de alegría, positivo frente a la vida, lo que nos indica que siente
la vida como un regalo que disfruta día a día.
Mientras tanto yo encuentro su
obra como él, al que no le sobran las palabras, honesta, sin copias
a nada ni a nadie, serena, llena de los simbolismos propios de su
cultura, cargada de poesía y con la absoluta libertad de hacer
que se otorgan solo algunos artistas, los auténticos. De repente
me pregunto si hay una mirada ingenua en este hombre amable, lejano
a toda grandilocuencia, en el que no he encontrado ni un atisbo de orgullo
por su admirable trayectoria. Finalmente defino que no, que hay un deslizarse
suavemente por la línea y por la vida, con agradecimiento, sin hacer
ruido, al contrario, con un susurro y con su eco.
Su curriculum es largo en exposiciones
individuales y colectivas en numerosos países. Baste saber que sus
obras se encuentran en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, Museo de
Arte Moderno de Río de Janeiro, Casa de Las Américas de Cuba,
Universidad de Syracuse de Nueva York, Museo de Arte Contemporáneo
y Museo de Bellas Artes de Santiago, Pinacoteca de la Universidad de Concepción,
Centro de Relaciones Interamericanas y Museo de Brooklyn en Nueva
York, Instituto Smithonian de Washington D.C., Colegio de Augeburg de Minneapolis,
Universidad de Stanford de la Unión de Tressider de California,
Museo de Bellas Artes de Ciudad de México, Edificio UNCTAD, Museo
Metropolitano de Nueva York, Museo Estatal de Nicaragua, Museo Estatal
de Berlín, Museo y Galería de Arte de Leipzig, Museo de Antropología
de La Serena, Universidad de La Serena, Museo de Limarí en Ovalle,
Museo de Arte Moderno y Museo de la Solidadridad, todos los últimos
en Chile.
Por otro lado ha recibido
el Premio de Honor Andrés Bello de la Universidad de Chile, 1966,
el Premio Grace en la Tercera Bienal de Gráfica Americana
de Santiago de Chile y la Mención de Honor de la Casa de las Américas,
Cuba, 1968, el Premio de Adquisición del Museo de Brooklyn de Nueva
York, 1970 y el Premio Altazor a las Artes Nacionales en el 2000. Este
mismo año fue nombrado "Hijo Ilustre" de Tirúa, Provincia
de Arauco, en Chile.