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Obra
de Juvenal Ravelo
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Por:
Carlos Yusti
El
arte cinético en nuestro país siempre fue visto con cierta suspicacia
y con más cinismo que crítica neurálgica. Se le criticaba su sentido
elitista, su malabarismo cromático y esos trucos de mago trasnochado
con el movimiento y la luz. Se le ubicaba como un arte que venía
a colmar el gusto orillero de los nuevos ricos productos del petróleo.
Era un arte enquistado en la oficialidad más aparatosa. Quizá por
esa razón, y para deslastrarse un poco de tanto malentendido, los
pintores cinéticos tuvieron/tienen entre sus preocupaciones principales
tratar de establecer un nexo cercano con el espectador. De un espectador
activo y no como mero ente contemplativo, de un espectador que se
involucre con la obra de arte desde la participación directa y donde
fuese como especie de actor principal imprescindible. Alejandro
Otero lo hizo mediante sus esculturas a escala cívica, Jesús Soto
con los "Penetrables", Carlos Cruz Diez con intervención
plástica y escultórica de los espacios urbanos y Juvenal Ravelo,
el benjamín del arte cinético como se le llamó en su momento, lo
hace a través del arte de participación en la calle.
Juvenal
Ravelo, oriundo de Caripito, Estado Monagas, realizó estudios de
Artes Plásticas en Caracas y Barquisimeto. También pasó por la Cristóbal
Rojas y en su peregrinaje respectivo por París realizó estudios
en la Sorbonne con los historiadores de arte Francastel y Jean Cassou.
Ha recibido algunos reconocimientos y premios importantes tanto
nacionales como internacionales. Se puede decir que a fuerza de
tesón y trabajo como Artista ha consolidado una reputación y sin
mencionar su disposición alegre, transparente y llana de asumir
los retos artísticos.
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Mural
en la ruta de
los 500 años encuentro de dos culturas. Tierra de Gracia.1998
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A
pesar de todo Ravelo no ha querido apoltronarse, no ha querido sentarse
a la vera del camino y ver pasar la procesión. Ha continuado creando
y proseguido con los sueños al aire pensando en las posibilidades
transformadoras del arte. Su trabajo de investigación estética lo
ha conducido a sacar su trabajo del lienzo y de las paredes del
museo para asumir la calle. Para llevarlo a la gente como un asunto
colectivo, como un esfuerzo en conjunto que no sólo permite revitalizar
el entorno donde se vive, sino que revitaliza el alma y aviva ese
espíritu creador que yace dormido en todos nosotros. El arte como
una actividad común que puede ser realizado por todos, que puede
llevarse a cabo en todo momento como aliciente y como propuesta
humana alejada de toda ruindad.
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Juvenal
explica a los
vecinos de Chacaracuar,
el arte de participación. 1991
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El trabajo
pictórico inicial de Juvenal Ravelo exploró las posibilidades del
color y la luz sobre estructuras concretas que se repetían sobre
una superficie. A este respecto escribe Gstón Diehl: "En estos
últimos años, abordando lo que él fuerte y justamente ha denominado
Estructuras de Luz fragmentadas, ha obtenido con una dirección y
una paciencia digna de la tradición china, un ingenioso sistema
octogonal de finos elementos metálicos que se reflejan sobre cambiantes
superficies fragmentadas(...)Poesía de volumen virtual, espejismo
del color, de fugitivas interferencias, de juegos ópticos; dulzor
musical del instante..." Para ampliar el formato y darle más
resonancia al color y la luz en movimiento lo ha llevado a las paredes
de las casas. No es un trabajo en solitario. Es en su esencia un
trabajo plástico que busca y requiere el concurso de la gente, el
consenso y la participación de un colectivo determinado. No busca
Ravelo decorar la vida ni la miseria, trata más bien de traspapelar
a la gente con el arte. Que la gente pueda comprobar que tiene capacidad
para cambiar, que tiene la sensibilidad necesaria para crear belleza
a pesar de todas las dificultades, que no todo esta perdido si hay
organización y trabajo colectivo. El mismo Ravelo ha declarado:
"Mi búsqueda de nuevas formas de estética no tradicional, que
estén en sintonía con el desarrollo armónico de nuestra sociedad,
me ha llevado a promover la acción participativa del pueblo, muy
especialmente de la juventud". Involucrar a la gente con el
arte no es poca cosa. Que el espectador se sienta participe y creador
de la obra de arte es un reto tanto para el artista como para el
individuo que acepta el reto.
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Barrio
la Frontera Guiria, estado Sucre
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La propuesta práctica
de "Arte de participación en la calle" es algo más profundo
y vital que un divertimento pictórico o que a excentricidad de un
artista de renombre. Tampoco es, como podría suponerse, una mera
tarea de ornato y limpieza para engalanar, con motivos multicolor,
las paredes de casas en barriadas pobres. Es un proceso de estimulo
comunitario que pretende despertar en la gente la autoestima, el
sentido de pertenencia, la solidaridad y trabajo mancomunado como
generador de belleza estética y como una plataforma para resolver
esos problemas puntuales que aquejan a toda comunidad de bajos recursos.
El arte como un agente que motoriza en la gente lo mejor de su espiritualidad,
el arte como una premisa transformadora y alejada de toda esa retórica
retorcida que manejan los entes gubernamentales que padecemos.
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Vecinos
del Gamero. Guasdualito.
Estado Apure
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Una jornada de Arte comunitario lleva
tiempo y es todo un trámite que va desde conseguir los recursos
y obtener el apoyo de alcaldías y gobernaciones. Luego de superado
todo ese intríngulis kafkiano del papeleo con el gobierno local
viene la segunda fase de buscar la comunidad e iniciar las reuniones
con la gente. En dichas reuniones participan sicólogos, arquitectos,
sociólogos y artistas para evaluar los problemas básicos que la
comunidad tiene y tratar de solventarlos sobre la marcha. A esta
primera reunión le siguen varias más. Juvenal y su equipo se mudan
para la comunidad donde se va a realizar el trabajo y en conjunción
con la gente se le presta servicio médico primario, ayuda técnica
(y materiales) para mejorar la vivienda, previo convenios con las
autoridades locales y con los bancos. Luego viene la fase de la
pintura, que se convierte en una verdadera fiesta. Tocan grupos
musicales de la comunidad, se hace danza, teatro, títeres, se vuelan
papagayos en fin todo una serie de actividades culturales y artísticas
que complementan el trabajo estético en sí. Nada se deja al azar
y todos los miembros de la comunidad son importantes para culminar
el trabajo artístico.
Juvenal
Ravelo es un hombre afable, un espíritu galvanizado de buen humor
y alegría. Jamás hace alarde de su trayectoria. Toca cuatro, canta.
Como transparente juglar va por la vida y por ese motivo no se le
hace complicado convivir y compartir con la gente sencilla.
La
obra de arte verdadera participa del milagro. Es un trabajo que
se lleva a cabo con la cabellera de los nervios despeinada y con
el corazón danzando sobre el hilo de sus temibles pulsaciones. La
razón y el intelecto guían la pasión simpática por trabajar con
la luz por aquello escrito por Félix de Azúa: "El arte de la
pintura es sobre todo un arte de la luz(y no del pigmento como suele
creerse)..."
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Ilustraciones
de Ravelo tomadas de la revista
Nacional de Cultura nº 317
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Juvenal
Ravelo con niños de la Comunidad
de Caigüire Abajo, Cumaná.
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Juvenal Ravelo lleva su trabajo denodado
y paciente con la luz a la calle para decir presente y ofrecer una
oportunidad para quienes sufren la historia, ofrecer una segundo
aire a lo humano independientemente del contexto o como él mismo
lo ha escrito: "Mis últimas manifestaciones artísticas han
tenido como escenario la dimensión absolutamente libre: son las
calles de un pueblo, un barrio o un puerto. No soy el artista solitario
que desafía sólo el plano de un lienzo o de cualquier otro soporte,
en mi confrontación diaria con el arte he continuado explorando
otro espacio, el del hábitat humano, el de la presencia ecológica,
el de la desesperante existencia grisácea de los desheredados, como
lo llamó Víctor Vasarelv en sus Notas borrador. Esos pueblos fundados
y regados por el tercer mundo, son los mismos donde la injusticia
social tiene su aposento".