Cheo
Morales H.
Desde Chile.
Octubre
2001
Las
torres más altas del mundo, en lo que a edificios se refiere, cayeron
como dos castillos de naipes. El encontrón de las naves aéreas con
estas construcciones no hallaron casi resistencias, pese a que estaban
diseñadas y hechas a pruebas de bombas de gran tamaño y a que las
castastrofes naturales pasaban lamiendo sus muros sin causarles el
menor daño. Pero el día de la profecía estaba señalado y ocurrió tal
como lo había predicho el Profeta hacen unos 1400 años atrás. También
lo había señalado Nostradamus en la Edad Media. No había equivoco,
todo sucedió con la puntualidad de un reloj.
Quien se lo iba a pensar, el "gran hermano" del norte había
sido tocado en lo más profundo de su orgullo nacional e imperial.
Durante décadas se ufanaban los grandes cambistas de Manhattan de
su poderío, pero hoy después de lo sucedido todo el mundo mira con
inmensa desazón e incredulidad los humeantes restos de lo que fueron
las gemelas más vistas desde la lejanía de las grandes obras del modernismo.
No fueron las Brigadas Rojas italianas, ni tampoco la Fracción
del Ejército Rojo alemán (RAF), ni menos el Ejército Rojo japonés.
También pasamos por alto a otras facciones de la ultra izquierda militarizada
en este alzado mundo en armas. El ataque provino desde las filas de
la militante horda islámica, quienes casados por siglos de ser las
colonias de cuanto imperio en expansión se les cruzara por el camino.
Osama Bin Laden, quien no encuentra hasta el momento quien ponga
sus barbas en remojo, se las está ingeniando para desatar las furias
de una cruzada santa contra los infieles, dueños de la economía mundial.
El mismo, parte de los entresijos del mundo invisible, paupérrimo,
hambriento, postergado, etc... está poniendo en duda el poderío de
los amos de siempre.
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"Osama
Bin Laden" Reuters/Al
Jazeera
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Terminada
la "guerra fría" todos los preocupados por el mundo de las
cuestiones de la política cotidiana nos encontramos sin reservas ni
oposición. Con la caída del Muro de Berlín y la derrota ideológica
del mundo conocido como "estados obreros" dirigidos por
la ideología del "socialismo real", nos quedamos en las
dudas y nuestras ideas de alternativas quedaron relegadas al "termino
de la historia". Y si la izquierda universal se adormiló a la
sombra de sus viejos laureles y estandartes de victorias pírricas
y cargadas de utopía, a la vera de los grandes acontecimientos cabalgando
en corceles de edad media apareció la espada del Profeta haciendo
suya este vacío de poder.
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(Reuters)
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La
reacción de las huestes están cubriendo la carta mapamundi de color
verde esperanza, los ayunos del Ramadán y sus oraciones venidas desde
los minaretes históricos están poniendo la política de la razón del
más fuerte en jaque. Tal vez esta no sea una guerra de grandes envergaduras,
pero si es cierto que el derrumbe de las dos grandes torres ha sido
el comienzo de una guerra de nuevo tipo; estamos a las puertas de
un nuevo período el que iluminará la noche sideral de todos los tiempos,
pasados y por venir. Ya no será Vietnam, ni la guerra de Korea ni
siquiera la bomba atómica la que nos hará correr hacía los bunker,
sino que esta vez el atroz sonidos de los cascos de los caballos y
de los jinetes armados de Kalasnikows serán los que pongan al gigante
(con pies de barro) de rodillas, cual sea el resultado de esta contienda.
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Greg
Messier/Agence France-Presse, Department of Defense
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Terry
Cosgrove/The Associated Press, U.S. Navy
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Los
grandes imperios, padres y madres de la economía de mercado, se han
unido para castigar al intruso, al monstruo terrorista y hacerle desaparecer
de la faz de la tierra.
Pero algo ha quedado suspendido en aíre. La verdad es que no atinamos,
digo gran parte de la población, cual o quienes serán los que recibirán
el castigo fuego y plomo, si los kamikases aéreos quienes el
11 de septiembre pasado se tiraron en picada contra los edificios
insignias de la economía mundial, o será el paladín de los estudiantes
islámicos, estos últimos mismos, o simplemente los millones de afganos
los que mueran bajo la metralla tal como ya lo han experimentado en
innumerables ocasiones anteriormente. Ya el año 1862 los ingleses
escaparon en estampida por entre las montañas y vericuetos de tan
horadado país. También los rusos escaparon a las iras de guerras coránicas.
Los propios mongoles ya siglos antes habían dejado el país en estampida.
En resumidas cuentas, la búsqueda de tales atacante suicidas será
una búsqueda de cueva en cueva hasta dar con el paradero de nadie
en concreto. Y así una vez más la historia se repetirá para bien de
los buscadores de piedras preciosas como los diamantes y perforadores
de petróleo.
El mundo está en crisis y esto no tiene arreglo inmediato; la bolsa
baja y la economía mundial se desliza por senderos de plena oscuridad
e ignorancias. Por mientras el mundo continúa con su derrotero de
desastres naturales, químicos y bacteriológicos.
Quizás sea una posibilidad para que los males endémicos de las sociedades
actuales, podamos poner fin a otras plagas como el SIDA, la pobreza,
el hambre y las angustias de vivir en paz!!