Desde Argentina, Daniel
Noseda
Por mas que prepare y planifique mis vacaciones con anticipación
escogiendo la mejor opción $/estadía en temporada baja.
Por mas gráficas y planes de pagos que analice.
Por mas que mantenga un duelo mano a mano con el stress que produce
poner en práctica una de las tantas fórmulas o recetas
de la
globalización aguantando bien macho y no haya muerto en la lucha
soñando
con el premio de unos días en otras arenas caribeñas a
la sombra de
generosas palmeras.
Por mas intento que hice, fue inútil.
La mejor opción $/estadía se diluyó en el transcurso
de los ciento
veinte días antes de la partida y la mejor opción termino
siendo la mas
cercana posible con arenas y palmeras no en el caribe y si en el
continente.
La estadía full pasó a ser sólo con desayuno incluido.
Finalmente el stress terminó instalando un disket en mi interior
donde
el enter repiqueteaba sin cesar.
Solo cabía una sola posibilidad.
No intentar mas dejar la receta global izada en perfecto funcionamiento
porque como toda receta importada nunca da resultados y partir con la
tranquilidad de haber realizado bien los deberes, huir, simplemente
huir con mi compañera y dejar atrás la realidad plagadas
de crisis de
corrupción, hacer oídos sordo al concierto musical del
quilombo
nacional.
Abolir los sueños de una partida serena y planificada y asumir
la huida
como único acto de supervivencia.
Destino: Buzios
Buzíos, Brasil, Brigitte (BARDOT por su), Bob, bohemia, bahía,
ben, tudu
ben.
Al instante sentimos el "efeito Búzios".
Se dice que cuando "uno" viaja, tarda unos tres días aproximadamente
en
llegar a destino. Primero arriba el físico, luego, el alma.
Es notorio el desfasaje entre el cuerpo y el alma. Y más viajando
en
avión.
Demasiada velocidad.
Como afirma García Márquez, el único medio de transporte
en el cual
"uno" viaja sin disociarse es el tren.
Sin embargo no fue así.
La sonrisa apareció en mi rostro ya en el primer día de
la mano de la
amabilidad contagiosa de sus habitantes. Una bendita amnesia hizo que
olvidara elementos físicos como relojes, agendas, aparatos de
tv y
otros. Y con ellos restos de pensamientos relacionados con el ambiente
laboral y la realidad global izada. Amnesia que desdibuja el alma
gastada y hace renacer la otra.
El alma relacionada con los sueños.y por qué no, la bohemia,
"la
boheme".
Música de fantasmas
El fantasma de BB ("ella", la bohemia ) ronda en Buzíos.
Se haya materializada en la escultura en bronce en la costanera como
en
las tantas fotografías en las paredes de agencias de turismo
y posadas.
Y como no. Es digna de tal homenaje por afirmarse que fue quien colocó
a
Buzíos en el globo del turismo y el jet set.
La anécdota convertida ya en leyenda cuenta que un brasileño
(Ramón
Avellaneda) invitó a pasar unos días a uno de sus amigos
(de profesión
play boy ambos) en su villa de Buzíos. Pero el amigo (Bob Zaguri)
no
vino solo. Vino de la mano de la protagonista de "Y Dios creó
la
mujer".
Brigitte, asistente obligada al festival de cine realizado allá
en lo
sesenta inundó a la entonces apacible villa de pescadores con
sus jeans,
su sonrisa, la música de su voz y su guitarra. Dicen que ha vuelto
dos
veces pero, lo que sí es cierto es que el fantasma de la diva
sigue
rondando.
Tan enamorada quedó del lugar que a su regreso a Saint Tropez,
sembró la
Madre Patria con referencias y elogios.
Buzíos perdió entonces el anonimato.
Otro fantasma célebre es el del Gato.
El "Gato Dumas". Parlanchín, bebedor, pero por sobre
todo, un
inteligente gourmet.
Luego de Briggitte, allá por los 70-80, también de correrías
con el play
boy Ramón avellaneda, aterrizó el "Gato" y también
se enamoró del lugar.
Se debe haber dicho "Si Briggitte fue quién puso a Buzíos
en el mapa del
turismo internacional, yo le voy a dar el "nivel".
Se compró una casa frente a la playa, la remodeló y se
dedicó a la
preparación de sus famosos platos. Y tenía conqué.
Buzíos es uno de los
puertos de pescadores más activos.
En una de las fotos se lo ve junto a Ramón posando con un gigantesco
mero entre sus manos. Pulpos, langostas, camarones y demás frutos
del
mar han desfilado por la mesa show.
Los visitantes y comensales, célebres o no han dejado recuerdos
de su
paso en cada centímetro del hogar.
Fotos, artesanías, extravagancias, pinturas, esculturas, etc.
decoran el
cada rincón del lugar cual museo del buen pasar.
Allí envuelto en melodías con aroma a Vinicius, puede
darse uno pequeños
gustos , como el de cenar en compañía inmerso en una cama
matrimonial
ubicada estratégicamente al costado del salón en una plataforma
en
sobrenivel.
Hoy la casa ya no es del "Gato".
Se llama "Briggitta´s House".
Su actual dueña no ha intentado alejar el espíritu.
Celosa, conserva cada elemento, unos cinco mil, que componen ese pequeño
museo originado en la gastronomía internacional.
En definitiva, no ahuyenta a los fantasmas, sino que los alimenta.
Tal política seguro debe serle rentable.
Música en la praia
Pero todo ese cóctel internacional no habla del espíritu
local. De esos
sueños de pescadores inmersos en ese mar único. No habla
de esos sueños
por los cuales uno vive en persecución y muere deprisa.
Bajo el sol una familia carioca, buen pasar, señor y señora
respetables,
todos rubios, con niños en camino de serlo, avanzan con bolsos,
inflables, reposeras y equipaje acorde.
Cerrando la marcha, la mulata, de 17 a 20, mirada mansa, resignada carga
con el resto del peso familiar.
Señor, señora y niños de tanga se estacionan bajo
las sombrillas.
Señor duerme, señora lee, niños desparraman arenas
y conchillas en una
suerte de cocina ecológica. Para ella, no hay sombrillas ni tanga,
así
que pierde su mirada mansa en la herradura marina absorbiendo los rayos
en su piel morena como quien absorbe inútilmente el mar con una
esponja
Mulata ven aquí y alcánzame esto, mulata lleva aquello,
mulata vigila a
los niños,
Mulata de aquí, mulata de allá.
Y la mulata, en remera y pantalones cortos se zambulle tras el inflable
de los niños, da unas brazadas breves gozando del mini recreo
que los
amos le han otorgado con la excusa del servicio.
Luego trae la canasta para la merienda que todos abran de comer y ella
no y vuelve a sentar junto a sus sueños.
Un vendedor de muzarella a las brasas se acerca con su hornillo.
Mami, papi, yo quiero, gritan los niños. Los papis también
se antojan y
se prenden a ese trozo blanco de queso ensartado en palillo que el
vendedor con todo el tiempo del mundo, introduce en la boca del hornillo
improvisado.
Lo blanco de la muzarella se transforma en dorado.
El festín está en su apogeo.
Todos comen. menos ella que continúa soñando qué.
El vendedor fija su mirada en la réplica de su piel y pregunta:
¿y ella, no gusta?
No, dicen los señores respetables con sus niños en camino
de serlo, ve,
ve nomás, no le corresponde
Sin embargo el vendedor habiendo cobrado ya el consumo en reales no
se
va.
Clava otro trozo blanco en un palillo lo introduce por la boca del
hornillo.
Cuando está a punto se lo ofrece a la muchacha y dice te lo regalo
mientras el vendedor cambia su mirada.
La mulata, también, la solidaridad y el agradecimiento se unen.
Una pequeña victoria en los sueños y una sonrisa de oreja
a oreja se
mezcla entre la espuma do mar en la praia "la ferradura"
"Tudu ben"
Muere con la sonrisa
(E. Nieves - Pareceres)
No escribas el verano en la piel de mi mano
Pasa, sueña y escapa libre
Nunca seré primero soy un viento extranjero
Que también pasa y sueña libre
Porque tus sueños te darán lo que la vida no te da
Bis
Descolgate del cielo como lluvia de enero
Dale vida a la gente y siente
Aunque tu no lo veas, mojale las ideas
Que broten nuevos sueños siempre
Porque..
No encierres tu futuro en el gris del oscuro
Pintate de paloma y vuela
Apunta tus heridas hacia una nueva vida
Abrete el pecho, sangra y sueña
Porque..
En la ultima hora cuando la gente llora
Pasa, sueña de día y muere
Muere con la sonrisa de quien muere deprisa por defender sus sueños
muere
Bis