Santiago de Chile. Revista Virtual.  Año 1

Número 12. 12 de Diciembre de 1999 al 12 Enero del 2000.

¡FELIZ NAVIDAD Y PRÓSPERO
FINAL DE SIGLO!

Cheo Morales H.
Frankfurt a.M.- Alemania.

La carrera hacia el año 2000 ha comenzado, no solamente en lo que respecta a ir deshojando el calendario, el que nos ha acompañado por doce largos meses, 52 semanas y trescientos sesenta y cinco días, con sus noches, soles y lunas, con sus cuatro estaciones, con eclipses y terremotos. Increíble, me parece que este año marca un hito en la historia de los tiempos, ya que nunca como antes las gentes se había visto tan angustiada como este año que acabamos de padecer. Pero también, debemos de ser francos, nunca la humanidad había progresado tanto y tan rápidamente como lo hemos hecho durante este año inventado por el cristianismo gregoriano. Ha sido un año de locos, no tan solamente por el sistema que nos han echado encima, sino porque todos, de una manera u otra, hemos puesto nuestro granito de arena. Si los chilenos somos pate de perro, imagínense que serán los otros, los que andan dando vueltas contaminando nuestra atmósfera, porque ya no se trata de tirar cuanta porquería en nuestro propio espacio vital sino que ahora repartimos basura por los cielos, por ese mismo agujero por donde se descolgará Santa Klaus, el viejo de pascua, que no es el de la resurrección ni tampoco la del cordero divino, sino que la nuestra, la de los industriales de juguetes, electrodomésticos, computadoras, armas químicas y de otras tantas gavetas inventadas para ser regaladas durante este ocaso de año muy peculiar.

Por ahí leí que "mil años vivirás pero al dos mil no llegarás"; no es que me haya puesto a pensar que en unos cuantos días más el cielo se va a desplomar sobre nuestras cabezas, y que vamos a ir a parar frente a un gran tribunal el que nos pedirá cuentas sobre lo bueno y de lo no tan bueno, como a ese que está en Londres esperando que le digan que se salvó por los pelos, por lo tanto, que puede volver sobre sus pasos para sentarse en la poltrona que él mismo mandó a fabricar a su medida, y en la que su trasero ocupó durante casi dos décadas. No, nos equivoquemos, que el Mesías, el que debe, teóricamente, pronunciarse el 24 por la noche, no va a venir. No porque El no quiera, simplemente porque ya no está para historias mal contadas. El gran Cargo, el que esperamos en cada número de la lotería, tal vez suene a tonadilla, pero lo que ocurre es que ya esta experiencia la vivieron otros gentíos y hace mil años atrás, cuando los falsos Mesías profetizaron carros apocalípticos y naves con propulsión propia como esos que vimos en el film El día de la Independencia. Pero no pasó nada, fuera de los banquetes y orgías de muchas sectas satánicas, angelicales o, simplemente "inocentes", llegó el primero de enero como un día de resaca, en las aldeas medievales había mucha nieve, las temperaturas eran de unos 30 grados bajo cero, había mucha leña, patatas y cerdos para comer, pero no habían medicinas para curar la peste negra. Y como siempre hubieron regalos para los nobles y para los hijos de los siervos, regalos construidos de madera, como la carretita que me regalaron cuando tenía siete años, en la que faltaba el burro. Bueno esto ya era un lujo, o mucho pedir.

Al otro lado del Atlántico nadie esperó la Navidad ni se abrazó cuando sonaron las doce de la noche, en el año nuevo. Estos no habían caído aun en la globalización de las costumbres ni en el consumismo. Además, ¿quienes sabían que existían? Ni a papá Noel se le pasaba por la cabeza que al otro lado de las fronteras imaginarias, por donde las naves cargadas de especies caían en un abismo sideral, existía un potencial de receptores de regalos.

El Mesías nació en territorio agreste y esto fue antes de tiempo. Porque si ponemos atención y sacamos bien las cuenta llegaremos a la conclusión que vivimos en un desorden de años inimaginable, y si le hacemos caso a los astrólogos serios, no a esos que en vez de seguir las constelaciones correctas se han quedado en la luna, llegaremos a la friolera que a Jesús de Nazaret de Belén le falsificaron la partida de nacimiento. Simplemente, los pensantes actuales han caído en la cuenta que el Esperado vino al mundo de las cosas concretas tres años antes. Nos han falsificado y mistificado la Historia de tal modo que muchas veces, con el perdón de creyentes y agnósticos, quedamos en grandes dudas, vacíos teocráticos como el Triángulo de las Bermudas. O sea, que la venida del Rey de los judíos vino cuando nadie le esperaba, cuando nadie daba un doblón de plata por El, entonces, ¿en que quedamos? Imagínense que no hace cosa de un par de años atrás el "prestigioso" y "creíble" diario alemán Bild Zeitung, diario que llena la vida cotidiana de toda la población de habla germánica del centro y norte de Europa, dijo sencillamente que Karl Magnus (Carlos Magno), Emperador del Primer Sacro Imperio Romano, no había existido nunca, que todo esto era un invento de la Iglesia Católica, y bla-bla-bla .. Si este hombre de leyenda vivió, digamos, unos setenta años, entonces donde están esos años inventados.

Bueno, entonces, donde están esos tres años "robados" por las Sagradas Escrituras?

En realidad existen cosas de mucho respeto, ya que creer o no creer es una cuestión a respetar, pero de todas maneras, durante estas fiestas de fin de año, en las que nos olvidamos de las cuentas atrasadas y de las que se acumulan hasta dejarnos fuera de los cajeros automáticos porque nos retiraron el PIN, entonces tratemos de que el próximo milenio que nos va a tocar vivir - el humano del próximo milenio vivirá los mil años completos, así lo leí en una revista futurista, y no tan solamente por la inercia del Viagra o la invernación artificial, sino que gracias a los adelantos de la ciencia y la tecnología podremos perdurar per secula secularum - en paz, aunque sea con nosotros mismos, y arropémonos lo más que podamos, ya que tanto en el trópico, en la Línea del Ecuador, la Línea Imaginaria de la Concordia, en el corazón negro de Africa , etc.. hará un frío de grados celcios que nos congelará la conciencia y hasta las ideas y todo será blanco invierno. La nieve lo inundará todo y será traída desde las vísceras mismas del mundo desarrollado por naves a ras de los océanos o la dejarán caer limpiamente desde las alturas, para que todos disfrutemos de unas Navidades como a los europeos y americanos les encanta.

Las colinas del Golán, las aldeas de Palestina y de Israel cerrarán sus fronteras para así poder controlar más y mejor su producto de mejor exportación.

¡Felices Navidades ecológicas, multiétnicas, sintéticas y larga vida hasta el año tres mil, en el que esta larga y bella historia podrá leerse en Esperanto y que será año bisiesto y año del congreso interplanetario del intercambio de regalos y de abrazos ya programados de ante mano.

Comámonos y derrochemos todo ahora, total quien vio mañana, perdón, quien vivirá para contar qué pasó en el milenio tres mil. Todos andamos que echamos la casa por la ventana. Robamos, amamos, trabajamos (cuando podemos), en fin es como que el mundo se va a terminar en un santiamén. Con decirles que una conocida se casó en Barcelona, ya que no quería recibir el próximo siglo soltera. Todo es cuestión de impuestos, de esos que nos van a acompañar hasta que la economía de mercado pase a su etapa superior. Yo no hago árbol de Navidad, y esto por cuestiones ecológicas, ni tampoco haré un pesebre para no comprar ovejas clonadas las que adornarían un supuesto pesebre en donde el recién llegado haría las delicias de dos mil años de ortodoxia y más de cien años de pino adornado, ensayo reciente, de no hace más de cien años, inventado por los bávaros, quienes se metieron entre ceja y ceja que en aquél año tres de nuestra era había nevado allá en el desierto del Sinaí.

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