Raúl Hernández
APROXIMACIÓN A THE CARETAKER DE HAROLD PINTER
Desde Chile, Raúl Hernández
Un vagabundo acogido por un tipo realmente extraño, sobrio. Este vagabundo vicioso, claramente inmoral. El cuidador de una casa inexistente con una familia inexistente. Eso pienso, mientras me tomo un café "amargo", en una tarde amarga.
La obra de Harold Pinter, El Cuidador , ha sido montada por estos días en el Centro Cultural Matucana 100. Una obra con tos, con sonido de pieza. Eso, por lo menos en el guión y en el montaje original. En este caso, la dirección de Pete Brooks apuesta por la combinación de una proyección cinematográfica de la obra actuada, con la actuación misma, en vivo, casi encajada, modulada, errática. Y música de fondo, que llega volando como Jackson Pollock colgando del techo. Tensa y fugaz.
Pero El Cuidador es más (o menos) que eso. En palabras del autor: "Ingresé en una habitación y observé que había una persona parada y otra sentada, y, algunas semanas después, escribí The Room. Entré en otra habitación y vi que había dos personas sentadas, y, algunos años después, escribí The Birthday Party. Mas tarde observé por una puerta una tercera habitación; había dos personas paradas y entonces escribí The Caretaker".
POESÍA SURFER
Desde Chile, Raúl Hernández
"No preguntes desde cuando estoy dentro del agua" nos pareciera decir el poeta Víctor López (Curacaví, Chile. 1982) en su primer libro: "Los Surfistas" (Ediciones VOX, Argentina) recién publicado.
Formado en los míticos talleres literarios de la Corporación Cultural Balmaceda 1215, el autor de este libro no sólo sabe correr olas, sino que prioriza el sutil trabajo de la pluma ondulante, dentro del mar literario de las letras latinoamericanas.
Ahora bien. Ser un surfista -pero de verdad, no de los que llegan y se van con el verano- supone desafiar olas de día y de noche, como el poeta que se larga del bar con sus cuadernos maltrechos bajo el brazo, que son la tabla del aprendizaje, la espera de la ola en el paradero de micros.
El poeta es aquí un "soulsurfer" de la vieja escuela. Un sabio de orilla que inhala el fresco del poema en el balneario del desasosiego.
ACERCA DE UN POEMA DE JOAQUÍN GIANUZZI
Desde Chile, Raúl Hernández
Estoy en el centro de Santiago, vengo saliendo del bar “Olímpico”. Ya cerca de La Moneda me encuentro con una persona que, terno y corbata, se tambalea apoyada al metal del Ceda el paso. Esta persona me pide ayuda, me pregunta si lo puedo acompañar para atravesar la calle. Me doy cuenta que es discapacitado…no sé si medio ciego o con problemas en sus piernas. Pero realmente necesita la ayuda y me dice que solo cometió el error de tomarse unas “copas de más”.
Entonces, comienzo la etapa de ayuda, tomo su brazo y lo pongo en mi cuello y lentamente lo acompaño a atravesar la calle. Lentamente comienzo a caminar, pero cometo el error de guiar el paseo, cuando lo correcto (me doy cuenta después…mucho después) es solo acompañar y no conducir.
De pronto comienza a tambalear el cuerpo del transeúnte nocturno, siento el temor de todo su cuerpo hacia una resbalosa caída. Y propongo el estiramiento de las virtudes elásticas de los músculos, intento la fuerza correcta, la intrínseca y seca potencia de los momentos difíciles. Volvemos al camino y luego de una paciente y zen enseñanza, logramos la meta, llegando lentamente hacia el nublado destino de la otra vereda. Me despido dejando al “señor de las copas de más” en la senda de lo improbable.
Luego me preguntaría si lo que hice habrá servido de algo, sabiendo que el hombre tendría que llegar a su casa, fuera donde fuera, viviera donde viviera. Lo único claro fueron las caras de las señoras cuicas que nos miraron al pasar como si fuéramos un par de borrachos decadentes perdidos en la noche. Quizás lo éramos. O quizás solo éramos sombra de edificio.
VOCES DE BARES, VOCES DE CAFÉ
Desde Chile, Raúl Hernández
Donde nos juntamos a taladrar la tarde con ladridos secos y pequeñas voces. En donde supimos que después de arrancar por las escaleras de las sombras que dicen conocerte, vendría un tibio invierno, con saludos al otro lado de la carretera. Es en la ciudad o en el puerto, el café o el bar. Las avenidas siempre son las mismas esquinas juntas al camino.
Los escritores: Carlos León, vivió su literatura en Valparaíso; Jorge Teillier, en su morada irreal. Este último hacendado en diversos bares santiaguinos ya con historias y lejos de las nuevas construcciones voraces. Nueva York 11, "La Unión Chica". Acá podemos oler la existencia del comentario transpuesto por cañas placenteras dentro de fotografías que dicen que ese día era invierno, que había que andar con bufanda, con abrigos, con chaquetones. Ese día también helaba en el puerto, en el "Café Riquet". A esa misma hora el escritor porteño de "Sueldo Vital" anotaba con su pluma la descripción exacta del personaje habitual de los pasajes, ese que no se ve desde los balcones. En esa misma tarde, el humo del café omnipresente y soberbio enviaba mensajes hacia el negro obtuso de la caña de vino.
Y si supiéramos a qué hora estaba la vuelta a casa, a qué hora estaban los martillos sonoros de la persistencia, escribiendo una "lectura", ya no sólo una escritura, conoceríamos el lugar que abastece la pluma, insidiosa ante una servilleta, humedeciendo de rastros líricos solo distinguibles a la ética del garzón. Una forma de recordar y abastecer el cuerpo de la somnolencia con detalles claros del que sabe mirar, abstraer, conversar, callar. Es esta literatura de conversaciones, esta escritura clara de memoria y absoluto silencio, escrita en bares y cafés.
RESTAURANT CHILE DE JOSÉ ANGEL CUEVAS
Desde Chile, Raúl Hernández
"Seguir junto al Mapocho pensando en un programa de vida".
Existe un momento en que llevamos el libro peligroso dentro de los bolsillos de la chaqueta, paseando por las plazas de invierno, seco de boca y nublado. Nos adentramos a un Restaurant Chile que da el detalle de la boleta del bar. Los alcohólicos bajan riendo desde las escaleras, una nueva luna se asemeja a los focos de los automóviles.
Incrustado dentro de especiales de radio y rock de viejos crack que saben venir al tiempo de los goles y las noticias. Este vaivén sonoro de los megáfonos democráticos financieros, no nos gusta. Vamos corriendo por las delgadas barandas del entusiasmo matutino.
El ex poeta entonces fuma en el bar con una malta morenita en los comedores, un calendario de Valparaíso, las antiguas carreras de la locura. Todos estamos cruzando la Alameda a las 3 de la mañana, "nadie está tan solo como para no tener siempre a sus grandes amigos". Los perros, a nosotros, no nos ladran. Hablan del camino, de lo que viene más allá. Son compadres de la fuente de soda, del pool y los basureros. Amigos del trasnoche quieto y simultáneo. Un silbido desde afuera de la casa.
FRANCISCO COPELLO
Desde Chile, Raúl Hernández
Murió Copello, lo leo en la prensa. Por lo menos aparece en la prensa. Hay una muerte corporal, sobre todo de cuerpo. Mucho se podría decir de su trayectoria en el body-art y en la performance. Es de esperar que muchas líneas se llenen a partir de su historia. Murió Copello, lo leo en la prensa.
En el año 2001 vi a Francisco Copello en el MNBA lanzando un libro ("Fotografía de Performance", Ocho Libros Editores), hablando con los asistentes, comentando un documental que se mostraba (que mostraba) a "los Copellos", las imágenes, los rostros. Telas, pinturas, grabados, estética muscular, travestismo kitsh, poética de la pasión. Ubicaba a este muchacho que salió disparado de Chile atravesando el paso de cebra de la década de los sesenta. Lo vimos (no lo vimos) trabajar en Nueva York con Andy Warhol, explorar nuevas armas en la danza, merodear las posibilidades del arte corporal. Y cómo hacía de esto un leit motiv, un teatro del monólogo visual, desde una felicidad de tiza nueva, hasta la tristeza fútil del televisor en llamas. Iba trasladando la sutileza acuosa de la sonrisa atroz hasta balancearla en un carro del supermercado de las muecas.
NIEVE, O EL ARTE DEL FUNAMBULISMO
Desde Chile, Raúl Hernández
¿De dónde viene este drama? Vamos cabalgando por la acera de la persistencia sin un céntimo para completo, mañana viene el sueldo, sé que esto es un error. La duda de saber que esta pregunta de que todo nuevamente viene a ser una duda tiene la solución de demoler los dientes de la muchedumbre. No me importa la contaminación ambiental. No me importa el último deseo de los vendedores de privilegios. Se camina invisiblemente, dando empujones de barro, soñando las sábanas ajenas.
¿De dónde viene este drama? Tú me preguntas acerca de lo poco trascendental de esto. Yo te digo: es eso lo que quería evitar. Conversamos del aseo del departamento, no hay cera, esta noche pienso volar mi televisor. Y están los cuestionamientos cuando, sobre todo, nunca habría que dudar en este momento en que las zapatillas embarradas se transforman en puré rancio, caspa molida, seca sed de abril.
Las pocas palabras es lo necesario. Acá no se lamenta esa contradicción. No es necesario que el vaso de vino esté rebosante con la sangre a destajo. Esa burla es demasiada costumbre. Las pocas palabras son la imagen obesa, el límite de la oralidad, el compromiso con el respeto a la nada, la resta de las ideas aleatorias, la burla de la decadencia, la carencia hecha dignidad, la pobreza de lo inconmensurable.
UNA NUEVA CIUDAD PUNK
Desde Chile, Raúl Hernández
Santiago está en el 2006. Nuevamente las calles se alargan como una sonrisa de mentira y nuestros pasos no son nada más que simples palmadas al concreto que van a alcanzar el pasaje sin salida. Esta ciudad se sitúa en un hoyo de cruces dadas vueltas que no son satánicas, esta ciudad se sitúa en un hoyo de concreto en donde, sin duda, llegará alguien a decir que esta ciudad se sitúa en un instante inseguro, tras las montañas, en los edificios, en las faldas pedrovaldivianas, en las catedrales cosmopolitas, en los televisores nuevos cargados con su caja de cartón en taxi, en el dvd, en el jamón del supermercado.
Santiago se escapa de Santiago, pero no todo es Santiago, no toda la ciudad es Santiago. Está Santiago África, está Santiago Miami, está Santiago Chernobyl, está Santiago Sao Paulo, está Santiago Bronx. No toda la ciudad, ni siquiera una pizca momentánea de cada rutina es literaria. Nada es literario. La biblioteca es Internet. El diario es Condorito.
Y estoy parado en la Alameda para atravesar la avenida y estoy mirando tus ojos a lo lejos y estoy jurándome a mí mismo no ser el que tropieza con la piedra de la locura y estoy mintiéndole a los niños, a los viejos, a los autos cuando hago como que atravieso en rojo. Estoy en la Alameda alarmado de los gritos sucios de fin de marzo, cuando aparecen los chicos punk arreglados tal como aparecen en una postal que tengo de Londres. "Muy punk", recuerdo una canción de La Polla Records.
PRÓLOGO DE BIBLIOTECA
Desde Chile, Raúl Hernández
Leo un prólogo de Charles Bukowski del libro "Pregúntale al Polvo" de John Fante. En él habla de cómo, escudriñando en una biblioteca añosa, logra encontrar un libro que lo hace saltar como gato en un brasero. Había descubierto a Fante luego de tardes y tardes en que su mejor amigo (o amiga) habían sido esas repisas, esos lomos, esas páginas abiertas con las hormiguitas que luego se apoderaban del reflejo de aquel ojo alcohólico y funesto.
Este prólogo lo leo en la Biblioteca de Santiago. La nueva biblioteca de Santiago. Más grande que la cresta, un elefante de concreto. Llego sudando (obvio, escribo en verano o lo que queda de.) y bueno, la mochila al casillero.
Ahora estoy adentro. ¿Es esto una biblioteca? me pregunto. Veo niños, adultos, ancianos, rebeldes, simpáticos, gigantes, enanos, morenos, albinos, con bicicleta, a pie, mojados, secos, llegando a la biblioteca, cerca de computadores con Internet gratis para todos los usuarios (computadores pantalla plana, lindos) y secciones varias para todos los gustos.
DOLCE FAR NIENTE
Desde Chile, Raúl Hernández
Realmente es dulce no hacer nada. De hecho, dedicaría siempre horas y horas a esta rutina tan agradable. Lo lamentable es que nunca o casi nunca se puede uno abstraer de nuestra monótona maquinaria de trabajo-casa-trabajo-casa-trabajo-casa. Luego, el fin de semana en donde uno cree que lo va a aprovechar por completo y que lo hará rendir al máximo, ocurre que pasó volando y no alcanzaste, no alcancé a realizar todos los planes que tenía para ese hermoso fin de semana que llegaba trotando como Heidi en las praderas. Sí, es lamentable la vida sin vivirla y esto de no hacer nada cuesta mucho, mucho.
El problema, intento esclarecer, radica en que no se toma en cuenta que el ocio es una trabajosa necesidad. No estoy en contra de lo laborioso que es el hecho de estar pensando en nada y que, por lo demás, cuesta demasiado. Muchas veces uno se ve enfrentado al hecho de descansar o dormitar y entonces nuestro inconsciente nos comienza a merodear con imágenes en las cuales nos vemos haciendo las cosas que tenemos que hacer o planificando las tareas que debemos realizar o pensando en cómo y de qué forma haremos eso que tanto nos interesa o que no nos interesa y luego despertamos de nuestro supuesto descanso y ¡plaf!, nos damos cuenta que no descansamos ni siquiera un segundo o por lo menos no dejamos de hacer algo mientras supuestamente nos alejábamos de la realidad.
TORPEZA Y DESESPERACIÓN
Desde Chile, Raúl Hernández
Hay un ser pequeño que adolece de tantas cosas y camina por la ciudad a cuestas maldiciéndose a si mismo y a nadie más. Este individuo puedo ser yo mismo o puede ser la muerte o una desesperación literaria que no sabe porque ni por dónde ni cuándo, se despertará de nuevo como un ángel del bostezo. Claro, nuevamente la muerte viene teniendo tus ojos. Y atormentado también se cae de las escaleras y rueda comiendo arañas peludas que son negras pesadillas somníferas que padecen de esa necesidad de espanto, como diría Lihn: “nada tiene que ver el dolor con el dolor, nada tiene que ver la desesperación con la desesperación”.
UN CAFÉ
Por Raúl Hernández
Una estrella es la que me dice que en este momento desearía escribir cosas que pudieran ser un diario que no se podría estimar como lo que se espera de un diario. Así, envolviéndome tímidamente en este humo de cosas raras que van llegando como un abuelo con recuerdos, así tristemente tímido y locuazmente insignificante.
Anoche, yendo a terminar con ese proceso llamado luz, apreté el interruptor y me dio la corriente y supe que era una de esas señales idiotas que a veces llegan y suelen alejarnos de nuestra nostálgica añoranza. Así como nadando en la playa y mirando atrás para ver a la familia, viendo las galletas atrapadas ante una red de hormigas que son sólo nuestras ansias por poder ver un poco más claro. Esas estrellas fueron las que llegaban desde la ventana cuando tomaba el café en solitario descanso. Supe apreciar que en otros lugares toda esta desidia no significaría nada más que una mentira vacía como un disparo a lo lejos. Claramente no sabía si esto era poesía.
Imaginé a muchos como yo tomando una cerveza tras los ventanales de los bares, imaginé a muchos como "otros yo" que no sabían lo que hacían tomando ese vaso con quién sabe que cosa pero que a ciertas alturas de la madrugada sólo quieren ser una necesidad falsificada.
LA VIDA COMO UNA PELÍCULA: DE GODARD Y LA NUEVA OLA FRANCESA
Por Raúl Hernández
"Soy un falso pintor, un fotógrafo"
Jean-Luc Godard
Para hablar de Jean-Luc Godard comenzaré inmiscuyéndome a partir de la nouvelle vague o nueva ola francesa, término con el cual se agrupó a una docena de jóvenes cineastas franceses entre 1958 y 1963 los cuales triunfaban con su nueva forma de hacer cine. De estos directores se criticó que no reflejaran en sus películas los terribles momentos que Francia atravesaba: Argelia se había sublevado por la independencia. Una guerra colonial, oficialmente no reconocida, había provocado una crisis, la llegada del general De Gaulle al poder, la instauración de la V República y la independencia de Argelia. Y todo esto, entre 1958 y 1962.
También nos podemos remontar al año 1948, año en el cual aparece en el número 144 del semanario L' Écran Français un artículo de Alexandre Astruc llamado Naissance d'une nouvelle Avant-Garde: La caméra-stylo . Allí expresaba Astruc la clara posibilidad de que el realizador cinematográfico se exprese a través de la cámara lo mismo que el escritor lo hace sirviéndose de la pluma.
SALIDA AL MAR, REALMENTE BUENOS AIRES
Por Raúl Hernández
Ahora que escribo estas líneas que se confunden con la carretera de la pampa que me hace poner inquieto mientras espero cruzar el paso de Los Libertadores que aún no se vislumbra ni siquiera en unas pocas horas, escribo acerca del festival latinoamericano de poesía "Salida al Mar" que me llevó a visitar Buenos Aires por primera vez en mi vida y es que aún soy un pendejo que no sabe mucho de las latitudes y que aún se deslumbra con Valparaíso como el único lugar hermoso que planea ser mi paraíso. Hace unas horas me despedí de mi amigo el poeta Víctor López que se marchó a conocer las bondades de Bahía Blanca.
Durante una semana viví en Buenos Aires primero en casa del poeta Cristian de Nápoli, gestor de este segundo encuentro junto a Washington Cucurto, Elizabeth Neira y Timo Berger y luego en el Hotel Mundial donde compartíamos la "armada chilena" Pablo Karvayal, Héctor Hernández Montecinos, Diego Ramírez y Víctor López. La semana se hizo corta, ja, recuerdo al poeta brasileño Guilherme Zavros que se transformó en el Chinaski más Chinaski que he visto alguna vez..sauche en vez de salud y, claro, mucho de todo y "que mañana será otro día" y "o que será que será".
VERANITO DE SAN JUAN
Santiago de Chile, por Raúl Hernández
La despedida del veranito de San Juan en las calles mojadas de Jorge Teillier en las noches mojadas del invierno de San Juan / mascullando las despedidas de frente a una isla desierta / frente al parque de las amistades y las cosas vistas en Cerro Navia / en las canchas embarradas / en las bicicletas averiadas / en las hojas tapando las alcantarillas / atravesando en el carrito la avenida río / y nadie en la montaña desaparece nuevamente/ las tardes se hacen merkén en el año nuevo mapuche que escucho decir por ahí de tipos que resuenan la aventura de esclarecer los sueños desérticos / y las lentejas de medianoche / y las historias de terror de suspenso de mentiras de burlas de recuerdos de olvidos de viejas añoranzas / de viejas personas / las historias de la oportunidad del equipo de fútbol por salir campeón pero que no se corona por la mala suerte / sobre todo demostrado en el último tiempo en las actuaciones frente a los equipos de la copa libertadores / en las casas en los televisores se ve esto y el veranito de San Juan pero no se sabe que la inundación es evidente luego de esta felicidad / se muestran las bocinas de las camionetas en la calle como una luciérnaga sorpresiva entremedio de la niebla /