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UNA NUEVA CIUDAD PUNK
Desde Chile, Raúl Hernández
Santiago está en el 2006. Nuevamente las calles se alargan como una sonrisa de mentira y nuestros pasos no son nada más que simples palmadas al concreto que van a alcanzar el pasaje sin salida. Esta ciudad se sitúa en un hoyo de cruces dadas vueltas que no son satánicas, esta ciudad se sitúa en un hoyo de concreto en donde, sin duda, llegará alguien a decir que esta ciudad se sitúa en un instante inseguro, tras las montañas, en los edificios, en las faldas pedrovaldivianas, en las catedrales cosmopolitas, en los televisores nuevos cargados con su caja de cartón en taxi, en el dvd, en el jamón del supermercado.
Santiago se escapa de Santiago, pero no todo es Santiago, no toda la ciudad es Santiago. Está Santiago África, está Santiago Miami, está Santiago Chernobyl, está Santiago Sao Paulo, está Santiago Bronx. No toda la ciudad, ni siquiera una pizca momentánea de cada rutina es literaria. Nada es literario. La biblioteca es Internet. El diario es Condorito.
Y estoy parado en la Alameda para atravesar la avenida y estoy mirando tus ojos a lo lejos y estoy jurándome a mí mismo no ser el que tropieza con la piedra de la locura y estoy mintiéndole a los niños, a los viejos, a los autos cuando hago como que atravieso en rojo. Estoy en la Alameda alarmado de los gritos sucios de fin de marzo, cuando aparecen los chicos punk arreglados tal como aparecen en una postal que tengo de Londres. "Muy punk", recuerdo una canción de La Polla Records.