Llegamos al fin con el número nueve. Cuesta un poco sacar adelante la revista todos los meses, pero lo hacemos con agrado, esperando compartir este mar de conocimientos que circula a nuestro alrededor.

De pronto meditamos acerca de la invención de la imprenta y de cómo a través de ésta, logró el ser humano difundir y compartir la cultura y las ideas. Hacemos un paralelo con Internet, que ha roto definitivamente con las fronteras. Dónde haya un teléfono, cualquier humano podrá acceder a este inmenso mundo de información, aunque quieran prohibírselo.

Tal vez la informática traiga limitaciones a nuestro anonimato, (que en estos tiempos mucha gente desprecia, pero quién sabe, en un futuro sea bastante valioso). Tenemos un poco de susto con esto de sentirnos más vigilados, sobre todo en el caso de los errores, que pase información equivocada a nombre nuestro. Podría ser una pesadilla como El Proceso de Kafka, o un Orwell 1984.

Pero en su aspecto positivo es donde queremos participar, en la belleza de poder comunicarnos. A veces nos llegan muchos correos, algunos pidiendo información que no tenemos a nuestro alcance, entonces publicamos esas peticiones en nuestra sección e-mails. Es un trabajo bastante arduo, por lo que es importante contar con el último eslabón de esta gran cadena, el lector.

Estamos formando una gran familia, unida por nuestro amor al arte. Cualquiera que lo tenga, está invitado a formar parte de ella.