Por: María
Soledad Mansilla Clavel
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Solari. Azulillo.
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Los bodegones
de Bruna Solari son de un intimismo cuidadosamente atesorado. Encantan
a las gentes a la primera mirada y es porque el visitante reconoce
de inmediato el entorno hogareño, lo cotidiano tratado con
una sencillez tal, que enaltece la fruta, la flor, la mesa. Sus
composiciones derraman la fruta sobre el mantel de cuadros, el mismo
del almuerzo o colocan la fuente con naturalidad. Muchas veces las
flores secas del vaso son un buen motivo para sus pinceles, o la
flor del jardín, en la misma mata, sin adornos, nada rebuscado.
La artista ha buscado ese efecto porque corresponde exactamente
a su interioridad delicada que encuentra belleza en las cosas simples
que la rodean y que en forma simultánea advierte inteligentemente
el mérito de esa sencillez, convirtiéndola en ley
para sus telas. El visitante, por naturaleza intuitivo, reconoce
también esa honestidad que la pintura de Bruna Solari transmite.
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Solari.Flores
de almendro en azul
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El RESCATE DE LAS
FORMAS, EL COLOR Y LA LUZ.
Por otro lado está
también el excelente trato pictórico de su obra, que
recuerda a Cézanne, - a quien la artista reconoce admirar
- especialmente por el trazo oscuro con que demarca las formas,
sin intención ninguna de dibujo, pero dejando con ello en
claro que se trata de limones, naranjas, membrillos, o cualquier
objeto común, y que a pesar de evocar a tan gran artista,
adquieren un sello propio por el trato del color.
Digo "sin intención
de dibujo" porque creo interpretar a la artista en su intención
de citar un objeto por su riqueza cromática, por ejemplo,
y no por un realismo con base en la línea. De hecho la artista
presenta los objetos como "al descuido", como si hubiesen
estado allí siempre o por mera casualidad. Pero los va cargando
con el trato pictórico y la atmósfera general de luz
dorada, romántica, de modo que se convierten en objetos queridos,
parte de la belleza de lo creado por Dios, parte de su vida y de
ella misma.
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Solari. .
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La cromática
es de gran delicadeza y los tonos se entremezclan y se superponen
en armonía creando hermosas transparencias. No hay excesivos
contrastes tonales y sin embargo se percibe que la artista ha estado
preocupada por la luz, pero por toda la luz, la que cae sobre los
objetos y que nos hace percibirlos en toda su magnitud y también
la que entra por la ventana y que crea a su vez, una determinada
atmósfera que la artista recoge en forma admirable. También
la brisa que entra por la ventana queda en las obras de Bruna suavemente
citada, en las cortinas que se levantan apenas.
LA SUGERENCIA EN
LAS FLORES.
En las flores la intención
formal desaparece, mientras triunfa el reino de la mancha. Apenas
sugeridos están los manzanillones amarillos, los azulillos,
las espuelas de galán, las flores de almendro, en un vaso
o en un frasco, como reforzando esa idea de la artista que no desea
cargar sus obras con adorno alguno, nada que disminuya el encanto
de sus flores, muchas veces silvestres, otras veces en el mismo
jardín, como no queriendo despojarlas de su propia naturaleza
y color.
De paso, nos
va demostrando que un pintor se hace pintando, con un encuentro
diario con el color y las formas, en un ejercicio que agranda al
ser humano y que dignifica lo cotidiano, al mismo tiempo que es
vida y forma de comunicarse.
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Solari.Uvas
Negras .
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EL PAISAJE Y EL BODEGÓN.
Lo que la artista ve
por sus ventanas cambia acorde a las condiciones climáticas.
Las estaciones del año producen una verdadera metamorfosis
en el panorama. Hay cambios de luz y de color. También le
sirve a Bruna Solari lo que la naturaleza gratuitamente prodiga
a sus ojos capaces de ver desde la perspectiva de obra, ojos ávidos
que notan la variación del tono, o una luminosidad nueva,
diferente.
Entonces traslada
la mesa del desayuno al paisaje, ejercitando ahora la descontextualización
del objeto, dejando volar la imaginación y transformando
"Mesa con manzana" en una naturaleza muerta de corte surreal.
DATOS BIOGRAFICOS,
EXPOSICIONES Y PREMIOS.
Bruna Solari nació
en Valparaíso a fines del primer tercio de los mil novecientos
que terminan. Siempre supo que iba a ser artista y las condiciones
para el dibujo la acompañaron desde niña. Estudió
pintura en la Escuela de Bellas Artes de Viña del Mar con
profesores como Hans Soyka y Carlos Hermosilla.
Desde muy joven
su trabajo fue reconocido y recibió tempranos galardones
como el Primer Premio de Grabado del Salón de Verano de 1956
o el Segundo Premio de Artes Aplicadas en el Salón de Otoño
de Valparaíso en 1960. En 1956 contrae matrimonio con el
profesor y pintor de la región Gustavo Alvarado. La crianza
de los hijos la aleja de la pintura por veinte años, la que
retoma tras un viaje por Europa y la visita a la obra de Goya y
su fuerza expresiva.
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Solari.Muñeca
N°2.
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Si bien son veinte
años de silencio en la pintura, su retorno al panorama plástico
con sus series "Camisas" y "Muñecas",
nos demostraron que ese tiempo lo había ganado en sensibilidad
e interioridad, cualidades con las que había visualizado
al hombre y a su dramática situación en el planeta.
Usa entonces a las muñecas y a las camisas como metáforas
del ser humano superado, con una fuerza expresiva tremenda que mereció
la mejor crítica en su momento.
El mismo año
de su retorno a la plástica (1987) y que expuso en el Goethe
Institut de Valparaíso, participó en una colectiva
en la Sala de Arte Moderno de Santiago, codo a codo con los grandes
de la pintura chilena. En el mismo período expuso en El Farol
y en la Sala Universitaria de Concepción. Le siguen la Sala
Escuela Moderna Pío X de Santiago, la Sala Viña del
Mar (1993,1996), la Galería Modigliani (1992 y 1993), el
Hotel O´Higgins (1995), el Casino de Viña del Mar y hoy,
simultáneamente presentando en la Galería Modigliani
de nuestra Cuidad Jardín, lo hace en la Casa Sloan's de Miami,
Florida, U.S.A.