Cheo Morales H.
Frankfurt a.M.- Alemania.
Aunque parezca una consigna super feminista, la realidad es que no alcanza como para tanto, simplemente es un intento de poner en su sitio a la mitad de la humanidad.
Las estadísticas dicen que, más o menos, el 51% de la población mundial son mujeres, pero, fuera de los cosméticos, la moda, los gustos y otras decoraciones extraídas de la naturaleza y la vida de los animales, la economía y la sociedad actual es bien mezquina con los índices a la hora de repartir equitativamente todo lo demás; o sea que la mayores cuotas de riqueza y poder político casi no toca a las mujeres. A lo mejor es el 10% de la mujeres que ya no se pueden quejar de no poseer casi nada, entonces, ¿dónde está el resto de los bienes acumulados en la humanidad, y quienes mandan a quienes?
Tal vez, como lo dijo Aristóteles, hace un puñado de siglos, que era muy antinatural que una parte que los ciudadanos se pusieran a pedir parte de lo que le corresponde a otros, como cuestión natural, por lo tanto sería muy de sabios y equitativo que la parte más capaz domine sobre la otra parte, nacida nada más que para obedecer y no tener nada. Y si por alguien por ahí se le ocurriera pensar que esto es el retorno de las luchas de clases, le digo que está muy equivocado, ya que el enfrentamiento es simplemente por cuestión de sexos, aunque suene a mal, la realidad hoy es esta. Antes que los machos cabríos se pusieran a acumular tanta porquería que se produce, manual y mecánicamente, no había problemas, cada uno y una recibía según su necesidad; pero hoy cada uno recibe según lo que se merece. Y esto no lo digo yo, sino que es una realidad.
Las Amazonas de las estepas, digamos del Asia central, pienso que no era su actitud apropiarse de cotas de poder y riquezas de los hombres, sino que más bien poner en práctica un machismo al revés, o sea, la fundación de una especie de Estado hembra, en la que el hombre fuera de ser mero animal de carga debía entender de una vez y por todas, que su rol social no consistía en dominar sino que aportar, sea al desarrollo de la guerra o de la paz. Hoy, las modernas amazonas, aquellas que se visten de hule y que látigo en ristre golpean las nalgas de hombres sumisos, por unos instantes nos están demostrando que a los hombres fuera de gozar gobernando también se lo pasan muy bien quedando para la historia. Y esto lo entendieron muy bien las femeninas, las que visionarias de un futuro más equitativo se pusieron las pilas y adornándose con colores púrpura salieron a las calles a exigir relaciones sexuales, en las que ellas fueran las protagonistas, y no como hasta la fecha, en los que tan solo tenían un rol pasivo.. Ni eso, a veces ni se enteraban cuando les ocurría lo que les tenía que ocurrir.
El vapor puso en marcha la industrialización, y esta a las mujeres, las que se echaron un trapo a la cabeza y se pusieron al frente de las máquinas para envidia de machos y patriarcas. En los tractores comenzaron a galopar rudas marimachas, como si de modernas amazonas se tratara. A las universidades comenzaron a entrar las faldas; las portadoras de estas prendas (el blue jean aun no salía de los telares, aunque ya era conocido) comenzaron a descubrir a Galileo y a empaparse de las leyes del código romano, a través de esto se dieron cuenta que se estaban perdiendo lo mejor que existía: el saber, o sea, la sabiduría, la que estaba vedada para todas ellas, aunque de seda se vistieran.
Cuando la industria bajó la cabeza para dar paso a la informática vía satélite o, a través del viejo éter, devino un nuevo fenómeno, aunque ya era archi conocido y para más detalles no fueron las mujeres, en la década de los veinte, las que se tiraron de cabeza desde los rascacielos de Manhatan, Chicago y vayamos a saber de donde más; masas de obreros en overol u oficinistas con elásticos en las mangas de las camisas, se quedaron de brazos cruzados, y esta fue la cruzada más patética que lanzó el viejo modo de producción contra el hombre armado, de llaves inglesas en ristres entre engranajes en cadenas donde Chaplin sufrió su parte. Y desde ahora en adelante las mujeres iban, en definitiva, a entrar en la Historia con derechos propios.
El Protocolo de fundación de la Internacional de Mujeres, ponencia expuesta por la alemana Klara Zetkin, en 1910 (Dinamarca), dio la campanada inicial y puso en movimiento a millones de modernas proletarias y, estas a la vez, tocó la conciencia de las pequeñas burguesas, las que a la postre se adueñaron de esta magna contraseña.
Hoy en día las semi burguesas encabezan las manifestaciones de mujeres, me refiero a las que han perdido el miedo, en cambio aquellas que han quedado en la inmovilidad de los tiempos medievales continúan encerradas en las guardillas, cocinas y dormitorios sin otro horizonte que ser la pieza pasiva de un sistema de producción que se acuerda de ellas tan solo cuando aparecen en las portadas de las revistas eróticas y en los carteles callejeros en los centros urbanos.
A propósito de machismo, estoy por convencerme que este mal que aqueja tanto a animales como a hombres, también hace de las suyas entre las mujeres de todas las clases sociales y estatus. Cuando las marujas, las suegras, brujas, pelambreras y el resto de la zoogamia femenil, les da contra los varones ... la cuestión va en serio, especialmente cuando lo dominan al extremo de que el pobre no puede ni pararse en las esquinas a ojear a las hembras, ni menos pasarse por el bar a echar unos naipes, a ponerle entre pera y bigote, y un montón de virtudes que "nuestras" mujeres desprecian a golpe de huleros . Tampoco es bien visto hablar de política, ni mucho menos andar portando carteles contra la infamia machista de los acólitos y sumo sacerdotes apiñados en logias poco lógicas.
Cada año menos feminismo y más machismo, y esto gracias a la galopante igualdad sexual, en que todo es Bi, Gay, sadomaso, hule, pedofilia, masturbación y erecciones artificiales. A este paso va a dar lo mismo ser o no ser; total mientras más mujeres, mejor para ellas. Para los hombres, en vez de fornicar más y mejor tendremos que formar sociedades secretas para mediante santos y señas desconocernos a nosotros mismos.
Ya las mujeres, gracias, más que nada, a las revueltas obreras machistas, han podido traspasar la barrera del sonido de la cultura liberal. En las universidades, ya las mujeres están avanzando a la velocidad del pensamiento dialéctico. Mientras los hombres se han quedado pegados en los ramos de las ciencias económicas, las hembras se hacen dueñas de los campus de la ciencia formal en donde podrán cobrar tanto o más que sus predecesores de blancas capas y de levitas. Estos últimos, más que representar a la Ley en toda su tozudez y miopía, más parecen porteros de Pub y de hoteles de estrellas infinitas, por cuyos portales entran cinco mujeres y salen tres hombres. ¿Porqué será esto?
Este día, en que las mujeres del mundo industrializado ocupan los puestos más relevantes del poder ficticio, me he dedicado a saludar a moras y cristianas, a alegres neuróticas y a todas aquellas que se creen que el feminismo militante y consciente podrá plantar el estandarte de la igualdad social.
Entonces saludo a las trabajadoras, en activo y pasivo, para agradecerles el servicio de luchar junto a nosotros por la libertad, la decadencia, el foquismo y en las rebajas de invierno - primavera de esta historia tan patriarcal, nostálgica, con sabor a mercado y a poco.
Esperamos Su Opinión.