Por: María Soledad Mansilla Clavel.
El "Canto General" es un conjunto de poemas de Pablo Neruda, creados por los años 40 que versan sobre la lucha de los pueblos americanos por su libertad desde que fueran conquistados. Contiene importantes series de poemas de nuestro Nobel poeta como "Alturas de Macchu Picchu", "Los Conquistadores" o "América, no invoco tu nombre en vano", entre otros de un total de quince capítulos.
Como Cónsul General de Chile en México, Pablo Neruda llegó a la capital azteca el 16 de Agosto de 1940, llevando con él una parte del "Canto General de Chile", que era el título inicial del poemario que mas tarde se universalizaría abarcando la América completa, unida por el mismo sentimiento libertario y el del propio del poeta. De su llegada describe sus impresiones así: "La vida intelectual de México estaba dominada por la pintura.. Estos pintores de México cubrían la ciudad con historia y geografía, con incursiones civiles, con polémicas ferruginosas...". Permanece desempeñando el puesto hasta 1943. Es durante este período que conoce a los muralistas mexicanos Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros, creando con ellos lazos de amistad y solidaridad imperecederos.
Desaforado y políticamente perseguido en Chile, Neruda vuelve a México en 1948 y otra vez en 1949 para el Congreso Latinoamericano de Partidarios de la Paz, quedándose hasta finales de año por problemas de salud. Dejan, con Siqueiros y Rivera, en claro su interés por la defensa de la democracia en ese país y en América. Habiendo finalizado el poeta "El Canto General", es publicado en México por primera vez - 1950 - en dos ediciones, por el Comité auspiciador de la obra, la una y por Ediciones Océano, la otra.
Siqueiros y Rivera aportaron a estas ediciones con imágenes de su pintura ilustrando las hojas normalmente en blanco, que se ponen al principio y final de un libro, estableciendo de este modo su comunión de ideas con el poeta. La guarda de la contratapa del inicio es obra de Diego Rivera y su nombre "América prehispánica". La pintura, dividida en dos, refiere a mayas e incas, exaltando las imágenes de los indígenas y a la cultura anterior a la llegada del conquistador, en escenas ordenadas verticalmente. Un gran Dios Sol da origen a las dos culturas hermanas entre las que aparecen la fauna y flora típicas como también los animales que llegaron con los extranjeros. Esta interpretación en imágenes corresponde al poema "La lámpara de la tierra" que para los mayas dice así:
Chichén, tus rumores crecían
en tu amanecer de la selva.
Los trabajos iban haciendo la simetría del panal
en tu ciudadela amarilla,
y en el pensamiento amenazaba
la sangre de los pedestales, desmontaban el cielo en la sombra,
conducían la medicina, escribía sobre las piedras.
Y para los incas, de esta forma:
Era el sur un asombro dorado
Las altas soledades
de Macchu Picchu en la puerta del cielo
estaban llenas de aceites y cantos
el hombre había roto las moradas
de grandes aves en la altura,
y en el nuevo dominio entre las cumbres
el labrador tocaba la semilla
con sus dedos heridos por la nieve.
La guarda que concluye el libro corresponde a David Alfaro Siqueiros e ilustra el poema "La arena traicionada" de la serie "Las tierras y los hombres". Nos muestra una gran figura humana con los brazos extendidos y emergiendo desde el fuego de un volcán. Es el nacimiento simbólico del hombre americano. La obra es presentada desde una atractiva perspectiva aérea y con un fuerte colorido ígneo, elementos que agregan fuerza a la composición.
Los versos rezan:
Y vi cuantos éramos, cuántos
estaban junto a mí, no eran,
nadie, eran todos los hombres,
no tenían rostro, eran pueblo,
eran metal, eran caminos.
Y anduve con los mismos pasos de la primavera en el mundo.
Esta primera edición del Canto General de Pablo Neruda en México, con el apoyo de dos pintores muralistas mexicanos, realmente aunados por el arte y una amistad verdadera, es lo que se recuerda hoy, a una distancia de medio siglo, con la exposición abierta al público en el Centro Cultural Municipal de Viña del Mar, Palacio Carrasco, que permanecerá vigente hasta la primera semana del mes de Abril.
Desde esta primera tirada, aparecen algunas clandestinas en Chile y en Octubre del mismo año se hace la segunda mencionada, la edición popular en México. De esta manera, los poemas salían a la calle, al encuentro del pueblo, como había pasado en la República Federada azteca con la pintura que se había trasladado con los muralistas desde los caballetes a los muros de la ciudad, desplegando su contenido social y político. Desde ese entonces los poemas de Pablo Neruda se publicaron en varios idiomas y países.
De los quinientos tomos iniciales, firmados por Siqueiros, Rivera y Neruda en simbólica ceremonia del 3 de Abril, alumbrados sólo por diez velas montadas en un par de candelabros, trescientos fueron para los suscriptores de Rusia, Italia, Hungría, Inglaterra, España, Estados Unidos, Francia, Checoslovaquia y por supuesto, de América latina. El destino de los fondos obtenidos serviría para que Neruda continuara con su trabajo.
Hoy, es prácticamente imposible obtener alguno de aquellos libros y de encontrarlo, su costo sería muy alto. Uno de esos ejemplares testimoniales numerados se encuentra en una vitrina especial, junto a otros documentos en una de las cuatro salas que conforman la muestra.
Años mas tarde, a pedido de una empresa neoyorquina, Neruda y Siqueiros realizarían una carpeta con una selección de poemas del Canto General, en inglés, ilustrados con 10 litografías originales de Siqueiros, originalmente en blanco y negro y que posteriormente el artista realizaría también con color. La idea se gestó en México cuando el poeta viaja a dar varios recitales en la Unam y originalmente consistía en un libro acerca de los murales que el pintor David Alfaro Siqueiros realizó en nuestro país, en Chillán, cuando exiliado, se asienta en esa ciudad sureña.
El productor fue Fernando Mourlot, de la empresa norteamericana Racolin Press Inc. y los 235 ejemplares de la edición vieron la luz en 1968 bajo el nombre "Pablo Neruda, Poems from the Canto General". De ellos, solo 200 salieron al comercio.
También es difícil obtener uno de estos ejemplares hoy por hoy, sin embargo, esas 10 litografías, con y sin color están presentes en dos de las salas del primer nivel del Palacio Carrasco, traídas especialmente para esta muestra por la Sala de Arte Público Siqueiros de México y por su directora, Sra. Miriam Kaiser. De la misma procedencia, algunas fotografías de los tres artistas que esa Sala de Arte posee y que son testimonio del toque tenebrista y simbólico que los tres grandes quisieron dar a la ceremonia de la firma de los ejemplares de la primera tirada de "El Canto General"
En las dos salas restantes se presenta la colección del fotógrafo nacional Luis Poirot, titulada "Retratar la ausencia", simbólico título que nos trae de vuelta la presencia de Neruda con tomas del artista en vida, sus relaciones, sus casas, rincones y colecciones. Quién haya conocido las atrayentes casas del poeta, reconocerá en las fotos sus mascarones de proa y los diferentes objetos que el artista guardaba con verdadera adicción, lo mismo que a sus amigos y esposa. Luis Poirot conoció a Neruda en 1969 y lo volvió a ver en Isla Negra en 1970, ocasión en que tomó los retratos. Después de una larga ausencia del país, en 1982, Matilde Urrutia ya viuda, le permite fotografiar su casa durante varios días, visitas que repite el par de años siguientes, logrando las tomas que mas tarde desarrollará en Barcelona. Será la misma Matilde quién le solicita años después que registre también La Sebastiana, su casa de Valparaíso con forma de goleta, enclavada en uno de los cerros porteños, propiedad hoy de la Fundación Neruda y albergando el Centro Cultural La Sebastiana.
La amistad entre Neruda y Siqueiros nació en México, mientras el primero era Cónsul y el pintor permanecía encarcelado en Lecumberri a raíz de haber organizado un asalto armado a la casa de León Trotski, exiliado en México. Tras cinco meses de esconderse en la sierra, es detenido en Hostotipaquillo, pueblo del estado de Jalisco. Pensemos por otro lado que el terreno era apto para que se fundara una amistad ya que a priori existía afinidad ideológica y de sensibilidad artística y social, además de la militancia en el Partido Comunista.
A los seis meses de presidio, Siqueiros es instado a abandonar el país ante el inminente riesgo de su vida, cosa que haría como exiliado político y bajo arraigo domiciliario en la cuidad chilena de Chillán por dos años y medio. Necesitando una visa consular para entrar en nuestro país, el pintor recurre a Pablo Neruda, quién le facilita la documentación en que se especifica "la invitación de la Federación de Artistas Plásticos de Chile para dictar una cátedra de pintura mural". Esta concesión le costaría a Neruda el cese de sus funciones por dos meses. Durante los años de Siqueiros en nuestro país, y por gestión del embajador de México en Chile, se le encomendaría la construcción de un mural para la Biblioteca de la Escuela México. La obra se tituló "Muerte al invasor" y trata de la independencia mexicana y chilena.
No fue la última vez que Siqueiros cayera preso. En 1960, en Caracas, usa la tribuna de la Universidad Central y de la Escuela de Bellas Artes para criticar ásperamente al presidente Adolfo López Mateos que se encontraba de gira en el mismo país, Venezuela. De regreso a México es encarcelado y enviado nuevamente a Lecumberri.
Neruda visitó a Siqueiros en la cárcel la primera vez y en la segunda, le envía -1961 - estos versos desde La Habana:
"Aquí te dejo, con la luz de Enero,
el corazón de Cuba libertada
y, Siqueiros, no olvides que te espero
en mi patria volcánica y nevada.
-
He visto tu pintura encarcelada
que es como encarcelar la llamarada
-
Y me duele al partir el desafuero.
Tu pintura es la patria bienamada.
México está contigo Prisionero.
Durante los cuatro años que el pintor permaneció prisionero convirtió su celda en taller y concretó una abundante obra de caballete. Entre ellos cien dibujos que titula "Estampas de la cárcel", trazadas con una técnica muy libre y usando como material la grasa para zapatos, que entibiada, proporcionaba el aspecto de una tinta. Corresponden a paisajes, figuras humanas en movimiento y elementos abstractos. De estas cien estampas, Siqueiros seleccionó las diez con que confeccionaría las planchas para la carpeta de litografías que se publicó en 1968 junto a algunos poemas de Neruda.
Las litografías originales en blanco y negro ocuparon de un amplio y suelto trazo, más pictórico que gráfico en cada plancha, pletórico de energía y fuerza. Remiten a la cordillera y al mar especialmente y con ello a nuestra concepción andina. La intervención cromática posterior es muy sencilla y consiste generalmente en la aplicación de un color, o dos, destinados a los fondos.
El editor, Mourlot, envió a México a un experto impresor con todo el material para el trabajo litográfico. Siqueiros concluyó las planchas en dos meses. Ellas se imprimieron en Francia por la Imprimerie Nationale de Paris.
A la muerte de Pablo Nervuda, el 23 de Septiembre de 1973, Siqueiros le escribe una fogosa carta, "entregada en la mano de su pueblo" que concluye así: "Pablo Neruda, ¡ vives y vivirás en la conciencia de todos los seres que anhelamos el derecho a nuestra propia soberanía y a una vida más humana, más digna y generosa que destierre el hambre y el desamparo de las mayorías!".