Clemente
Padín, Montevideo, Uruguay
La multimedia es un fenómeno
típico de fines del siglo XX y aparece como la suma y la
conjunción de lenguajes pasibles de ser modificados y/o alterados
en infinitas direcciones, no sólo en el ámbito restricto
de la pantalla del computador sino, también, vía impresión,
en cualquier soporte imaginable. Conquista irreversible de la técnica
y la ciencia de esta época, la multimedia, gracias a sus
incontables posibilidades de combinación sígnica con
cualquiera de los lenguajes conocidos o a conocer, ha venido a abrir
aquellas fronteras entre los géneros y formas poéticas
y, también, entre éstas y los lenguajes no-verbales.
Ya los poetas habían señalado esta situación,
sobre todo, cuando necesitaron conceptualizar esas zonas ambiguas
de localización poética como, p.e., el territorio
de expresión en donde confluían dos o más lenguajes.
Así, la poesía concreta,
al introducir, en un mismo plano expresivo, el espacio y el sonido
junto a la estructura verbal, estaba creando un área de conjunción
de lenguajes, al que llamó, tomando el término de
James Joyce, verbivocovisual, borrando los límites entre
imagen, sonido y semanticidad. Para Dick Higgins, fue la poesía
intermedium que se mueve entre la literatura y las artes visuales,
lo que caracterizaría a la poesía visual. Así
la poesía que se vale tanto de palabras como de los fonemas
que conforman esas palabras conjuntados o no a recursos propios
de la música, se llamó poesía fónica
o sound poetry. Así, la poesía desarrollada por el
grupo de Firenze, que se valía entre muchos medios, de fotografías
y textos extraídos de la publicidad, fue llamada poesía
visiva. Los ejemplos se pueden multiplicar.
La poesía experimental
La poesía experimental se
concreta en toda búsqueda o pesquisa expresiva o proyecto
semiológico radical de investigación o invención
de escritura o lectura (codificación y decodificación),
cualquiera fuera el medio empleado, ya sea a través de sus
incontables formas de trasmisión (incluyendo los códigos
alternativos) como, también, a través de las variadísimas
posibilidades de consumo o recepción.
Para que lo poético-experimentral
exista y se justifique es necesario que produzca nuevos productos
o conceptos en base a nuevas informaciones. Y no produzca sólo
formas novedosas del decir, ni menos el despliegue y manejo insubstancial
de recursos retóricos ya vigentes y cohonestados por el régimen
y el sistema literario oficial.
Precisamente, la nueva información,
que se descubre al experimentar con los nuevos medios y los nuevos
materiales, no sólo está creando nuevos conceptos
y productos poéticos, sino que, también, está
poniendo en cuestión la legitimidad del lenguaje en tanto
instrumento de comunicación. La disrupción de la nueva
información provoca, necesariamente, reacomodamientos y reajustes
en los repertorios del saber social (lo ya sabido debe hacer espacio
a lo no-sabido hasta ese momento).Esto provoca alteraciones de toda
índole y no se limita al campo específico en donde
fuera descubierta la nueva información, al contrario, impregna
y modifica todas las áreas de la actividad humana.
Para que la nueva información
asuma su funcionalidad es necesario que se realice, ya sea en conceptos
o, bien, en productos. Es decir, no es suficiente la nueva información:
debe ser codificada para que ingrese en los circuitos del saber
(debe ser leída por algún ente). Así, la nueva
información, no sólo se constituye en un constructo,
fruto de la evolución de las formas sino, también,
en un escalón para nuevos avances y descubrimientos.
Muchos creen que, justamente, por
ese camino es posible afirmar que la poesía es una fuente
de conocimientos y una alternativa para la transformación
de la realidad. Pero, el mérito no será de la poesía,
sino del poeta que opera con los signos y los soportes, experimentando
sus posibilidades expresivas y, mérito también, del
producto de su actividad, el poema, e instrumento de comunicación,
aplicado al diálogo y a la transmisión de aquel fondo
del saber.
La práctica poética
La singular práctica poética
puede desarrollarse en dos vías no excluyentes. Por un lado,
experimentar con los contenidos y formas ya conocidas aplicando
algoritmos o modelos de acción copiados de los nuevos medios,
sin transponer los códigos de un lenguaje a otro, sino permitiendo
que éstos "hablen" en su propio idioma sobre aquellos materiales,
tanto semánticos como formas de expresión. Por el
otro camino, experimentar directamente los nuevos medios tratando
de descubrir sus inéditas posibilidades de expresión.
Los contenidos suelen ser históricos:
lo que cambia es la manera de trasmitirlos. Por eso se dice que
"cada época tiene su propio lenguaje", en relación
directa con el avance y desarrollo de la técnica y la ciencia
en cada momento de la historia. Sin esa renovación de las
formas poéticas o, en contrapartida, la defensa y repetición
pertinaz de las formas tradicionales, se corre el peligro del congelamiento
o reversión de aquéllas. Esta situación es
el caldo de cultivo del epigonismo o copia espúrea de formas
ya institucionalizadas (aunque olvidadas).También lo es de
la completa ideologización del lenguaje, incluyendo a la
poesía: el valor de verdad o autenticidad de cualquier texto
se impone, no por su adecuación a la realidad, sino por el
poder de quien posee los medios de difusión (los mal llamados
"medios de comunicación de masas").
El experimentalismo -que no hay
que confundir con la verdadera experimentación- no va más
allá de la mera manipulación de los signos y las estructuras
del lenguaje sin generar nuevas formas y, además, del juego
insubstancial con los repertorios, sacando a luz, a veces, viejos
conceptos y fórmulas ya perimidas, tratando de revivirlas
a través de la aplicación de nuevas tecnologías,
sin éxito para quien pueda advertirlo. A fuer de sincero
conviene agregar que, a veces, retomar viejas propuestas, no debidamente
comprendidas en su contexto histórico y reverlas a la luz
de las nuevas tecnologías puede generar nueva información,
sin caer, por ello, en el epigonismo ramplón. Es el fenómeno
de los movimientos "neo...", p.e., nadie puede negar la importancia
que tuvo el Fluxus Art de los años 60s. y, en realidad, no
es otra cosa que la continuación de Dadá (por lo que,
también, se le conoce como movimiento Neodadaísmo).
Al llegar a este punto parecería
innecesario precisar que una de las maneras más seguras de
transgredir los códigos de cualquier naturaleza y, así,
generar mayor información en razón de la impredecibilidad
del mensaje, es, justamente, valerse de nuevos soportes y canales
puesto que, de alguna manera, impregnarán con su "ruido"
consustancial, los textos que vehiculen.
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Multimedia
Y no otra cosa es la multimedia,
nuevo medio de expresión electrónico, complejo, totalizador,
que viene a concretar el programa, preanunciado por Mallarmé,
de poetizar a través de formas de expresión sintéticas,
ideográmaticas y sincrónicas. Pese a ello, su uso
no garantiza la asunción vanguardista, por aquel fenómeno
señalado por Umberto Eco (1977) de que sólo ocurre
el "milagro" cuando la forma de la expresión provoca un "reajuste
del contenido". Esto quiere decir que, si las alteraciones que pueda
provocar la multimedia operan exclusivamente a nivel de contenido
caemos en una simple transposición de lenguajes, sin espesura
creativa.
La multimedia se sitúa junto
a la forma de la expresión y es, desde allí, que determina
los contenidos. Lo cierto es que algo ocurre cuando un significante
se une a un significado que hace que se altere el sentido original
de éste y que hace, además, que dicha expresión
sea pasible de ser trasmitida por otros canales, sin alterar su
significado. Ni que decir cuando el canal "habla por sí mismo",
es decir, cuando por errores del operador o por la aparición
imprevisible del "ruido" del canal, irrumpen formas impredecibles
y extrañísimas en el texto.
Por si no bastara el simple uso
del nuevo medio, la multimedia aplicada al continuum poético,
habrá que sumarle la aplicación de otras formas novísimas
propias de la mecánica electrónica. No sólo
los algoritmos de búsqueda y generación de textos
aprovechando la velocidad de examen y concreción de los programas
ultrarrápidos, a la manera de los llamados hipertextos. Tampoco
aquellas formas poéticas que desmienten la afirmación
de Jakobson: "La función poética proyecta el principio
de equivalencia del eje de la selección al eje de la combinación",
aludiendo a la repetición de acentos, ritmos, estructuras
sintácticas, etc., es decir, cuando la recurrencia paradigmática
se produce en el plano sintagmático, esto es, en el poema,
al concretarse en largas columnas de palabras o términos
relacionados por alguna característica similar, ya sea semántica
o fonética o grafemática. Se pretende la concreción
de un programa creativo valiéndose de las propiedades del
canal multimedia, sobre todo, de las características intrínsecas
del espacio que ofrece.
Una aplicación radical
del nuevo medio
Así como la página
ofrece su bidimensionalidad y el medio ambiente sus tres dimensiones,
la computación ofrece un espacio virtual, definible como
un espacio lógico, diferente al real, en donde confluyen
directivas electrónicas y algorítmicas programadas
que permiten la aparición de situaciones espaciales a las
cuales hay que reajustar toda la pasada experiencia. En este sentido
hay que señalar la obra del poeta argentino Ladislao Pablo
Györi quien, en ese particularísimo espacio, ha creado
sus "poemas virtuales" o Vpoemas, como les llama. Ello ha sido posible
en razón de que la computadora puede engendrar signos tridimensionales,
previamente programados en el espacio virtual de la máquina.
Pero, sobre todo, puede programar sus comportamientos de acuerdo
a la aleatoriedad del comportamiento de los accionadores de ese
espacio virtual. En suma, una imagen espectral que representa "algo"
que puede ser manipulado (de la misma manera que manipulamos cualquier
objeto de la vida diaria), con la posibilidad de alterar su comportamiento
de acuerdo a leyes lógicas (similares a las leyes naturales)
o ilógicas u otras de acuerdo al capricho del operador.
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Gyori.
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El objeto o poema virtual, al igual
que su congénere real, responderá siempre de la misma
manera, puesto que contiene en sí toda la información
necesaria para su realización en tanto poema u objeto. Sin
embargo, por tratarse de un objeto virtual, ya que sólo es
un conjunto de datos inscriptos en un programa o memoria, se le
puede aplicar la física que se desee (y pueda programarse).
Estos poemas, a los cuales sólo
se puede apreciar cabalmente dentro de su propio habitat (ya que
su imagen fotográfica sería un palidísimo reflejo
de su "realidad") no sólo pueden desplazarse y moverse en
consonancia a programas precisos y determinados sino que, también,
pueden responder a situaciones provocadas por el observador, haciendo
real la interacción entre poeta, obra y lector.
Como se ve, la multimedia viene
aportando recursos casi ilimitados al quehacer poético, no
sólo la posibilidad de combinar y conjuntar lenguajes de
todo tipo bajo las formas más alejadas al sentido común
sino que, además, brinda un nuevo espacio con el cual entrever
nuevos sentidos de la realidad y recrear ámbitos poéticos
imposibles de ser imaginados por otros medios.
Las implicancias ético-políticas
En América Latina es imposible
evitar examinar las concomitancias ético-políticas
cuando irrumpen nuevos medios (el viejo hábito de la crítica
de los 60s.). Los medios son formalmente neutros e (in)significantes,
aunque se subraya "formalmente" y se cierra entre paréntesis
"in" porque, en verdad, los medios están imbuidos de ideología
y son instrumentos infranqueables e imposibles de ignorar en la
dinámica social, tanto para unos como para otros. Por supuesto,
son realmente idóneos para quienes poseen los canales por
los cuales se trasmiten, es decir, los medios de comunicación
masivos. A los que no puedan acceder a estas líneas de difusión
sólo les cabe promover sus propios circuitos a través
de los medios de los que, aún, puede disponer.
Tampoco se puede dejar de señalar,
tanto antes como ahora, la incidencia del "tecnologismo", fruto
del desigual intercambio comercial que obliga a los países
productores de materias primas a vender su producción sin
elaborar y, a la vez, comprar productos sofisticados de gran desarrollo
técnico y, por si fuera poco, en caso de no acceder a este
injusto comercio, a perpetuar esa situación de infraproducción
y dependencia.
Se trata de lo que antes, en los
60s., se llamaba eufemísticamente "imperialismo cultural":
por un lado nos vemos obligados a comprar la "mercancía",
(en nuestro caso las computadoras, los scaners, los modems, los
CD Roms y otras sutilezas so pena de quedar atrapados para siempre
en el pre-modernismo, atados a formas de producción anacrónicas,
fuera de época) y, por el otro, se adquieren las normas de
uso de esas ultimísimas tecnologías, es decir, podemos
acceder a esas técnicas superdesarrolladas si respetamos
el uso restricto que no ponga en peligro el monopolio productivo
que ejercen. Apenas nos permiten la acumulación de datos
en archivos, la manipulación de programas potables, el acceso
vía Internet a los archivos de cualquier institución
(en el área de conocimientos y datos que autoricen) y, también,
a la creación de programas que no comprometan su control
sobre la industria. El acceso a programar programas o a datos e
informaciones de punta nos está vedado. Sin embargo, en América
Latina, se ha acumulado sobrada experiencia en relación a
las tecnologías que cada tanto tiempo ingresan a estos lares.
También el Cine Super 8,el Telex, el Video, el Compact, etc.,
llegaron con sus "instrucciones de uso". Pese a ello, tanto artistas
como comunicadores sociales no han dejado de aprovechar sus inmensas
posibilidades. Incluso, recientemente, es apreciable cómo
movimientos insurrecionales latinoamericanos se valen del Internet
para difundir sus principios y sus denuncias al mundo entero haciendo
entrar, en la confrontación, a la fuerza moderadora de la
opinión mundial.
Nada impide, entonces, afrontar
con entusiasmo y optimismo esta nueva irrupción tecnológica
que promete tanto, en la medida en que se logre revertir y trastocar
sus objetivos: de tecnología de dominación y sujección
(a través del control de las formas sociales de comunicación)
a instrumento de liberación y concreción de programas
que satisfagan las urgentes necesidades de los pueblos, incluyendo
las simbólicas.
Conclusión
Los nuevos medios están ahí.
Como siempre ha sucedido: dependen de cómo se los usen y
quiénes los operen y con qué fines. Escapa a esta
nota examinar exhaustivamente las implicancias que de todo tipo
están provocando en nuestras vidas. Lo cierto es que están
y están modelando nuestras interpretaciones del mundo y nuestras
respuestas.
A nivel del arte y la poesía
nadie lamentará los cambios y transformaciones mayúsculas
que vienen ejerciendo en todos los órdenes. Todo un mundo
va quedando atrás: la fotocopiadora barrió con la
propiedad intelectual (el copyright) e inició, al decir del
escritor mexicano Monsiváis, la hora "xerox de la lectura";
los fascículos terminaron con aquellas impúdicas y
privilegiantes ediciones de lujo (también están desestructurando
las bibliotecas, tal como las conocemos); el video, con su registro
simultáneo de tiempos y espacios nos da otra visión
de la realidad y la historia; Internet hace real la "aldea global"
de McLuhan ; el videoclip, resumen de espacios, tiempos, géneros
artísticos y temáticas (des) y (con) textualizadas;
los videogames: performances con programas establecidos; la multimedia...
Ya Fluxus, por los 60s., sostenía
que, sino hay diferencias entre la vida y el arte, tampoco debía
haberlas entre las artes, preanunciando las artes de hoy y todas
aquellas técnicas electrónicas que, al parecer, están
barriendo con el obsoleto sistema de bellas artes del pasado y el
reinado de la literatura y la poesía como regentes de la
imaginación y lo simbólico.
La multimedia, ¿nos está
haciendo perder sensibilidad o capacidad de emoción (tal
cual lo temía Eliot) o nos está ampliando nuestras
posibilidades de expresión ? Realmente, ¿somos más
indiferentes o más obtusos como consecuencia del uso acrítico
y desproporcionado de estas tecnologías o son espejismos,
consecuencias de la idealización de tiempos pasados, cuando
no existían los transistors y los semiconductores ? La reorganización
de nuestros tiempos y la regulación de nuestros espacios,
definitivamente, están modelando nuestra sensibilidad y nuestra
relación con los demás y con el mundo pero, no cabe
preguntarse si ello es perjudicial o no, o si nos hace mejores o
no, porque vendrán otros adelantos que delinearán
otros cambios. La pregunta es :¿dónde se situará el
punto de aplicación de las nuevas tecnologías ?¿Estarán
al servicio del mercado y del consumo conspicuo que sólo
favorece el enriquecimiento de pequeños sectores de la sociedad
en perjuicio de la gran mayoría de la población, sin
contar los irreversibles perjuicios al medio ambiente y la pauperización
irredenta, vía agotamiento de los recursos naturales?
Hemos llegado muy lejos del tema
que nos hemos propuesto, la multimedia y la poesía experimental.
Pero...no existen estancos aislados y desgajados de la experiencia
humana ni de la realidad. Tan importante como diseñar los
alcances y posibilidades expresivas de los nuevos medios es precisar
las consecuencias pertinentes que atañen a su uso. Si bien
es posible separar metodológicamente la "ética" del
"arte", a los efectos de su estudio, en la práctica es imposible.
La experimentación, la empiria, aplicada a todos los sectores
de la vida humana, incluyendo la poesía, no es una entelequia
y sus resultados se aplican a todos por igual y en todos los campos
imaginables, provocando cambios irreversibles que nos obligarán
a elegir, a optar, a dar fe de nuestra índole ética,
haciéndonos asumir compromisos, ya sea por actuación
o por omisión, también irremediablemente.
01- Indice
02- Tucumán
Arde
03- El
Conceptualismo o el Sentido Ideológico de la Vanguardia Latinoamericana
04- El
Arte Correo en Latinoamérica
05- El
Network y el Rol del Artista
06- Multimedia
y Poesía Experimental en América Latina
07- El
Arte en la Calle
08- Las
Opciones del Artista Latinoamericano
09- Las
Huelgas de Arte