Clemente Padín, Mayo del 2000, Montevideo, Uruguay.
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Karen Elliot
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He aquí la convocatoria a la HUELGA DE ARTE, 2000 - 2001, difundida
por la revista (y wegsite) catalana P.O.Box, dirigida por Pere Sousa,
más conocido por su seudónimo, Merz Mail:
"La convocatoria de una HUELGA DE ARTE a cargo de LUTHER BLISSETT,
KAREN ELIOT y MONTY CANTSIN (Barcelona, Madrid, 2000-2001) tiene carácter
de JUEGO GENERAL. Para participar en él el jugador no necesita desearlo.
Pues no implica una jugada azarosa ni una decisión subjetiva del
artista (nadie es artista, nadie es crítico ni público si
no es todas esas cosas a la vez), sino una emergencia necesaria de la historia
con minúscula. El rol de cada uno en el juego viene dado por su
propia decisión, y tendrá que analizar los cuadros y tendencias
que confluyen en ella. No nos pasa inadvertido que el juego de la huelga
se juega con los materiales del mundo consumista. Se accede a él
tras un largo tránsito por el infierno de cada uno. Se ubica, por
tanto, en la consumación de la esclerosis que sucede a un siglo
sin historia. Tengamos la dignidad de afrontar el último embate
de este tiempo oscuro no como un suicidio (habitáis, de todos modos,
esa muerte), sino como la representación que objetiva y disuelve
el fantasma finimilenar de la decadencia. Pero a la vez que tomamos conciencia
de un sentido de continuidad cultural que hace a esta convocatoria distinta
de tantas otras representaciones rituales del arte muerto, no olvidemos
olvidar. El pliegue nos posee más que nosotros a él, y rescatar
los viejos tópicos nada nos renueva. Nos hallamos, seguramente sin
quererlo, en el lugar de la fractura. Olvidemos el pasado, por tanto, asimilando
la historia. Cuantas veces la memoria impide a las cosas ser, el miedo
arrebata al ser de las cosas. Lo nuevo simplemente sucede. ¿Quieren
apartarse de lo que sucede?
El juego general de la huelga recupera históricamente las movilizaciones
de los noventa, pero se presenta como una circunstancia nueva con el valor
añadido del presente y las estrategias de los nuevos movimientos
sociales, sin sujeto y sin raíces. El juego general no es una convocatoria
de arriba a abajo, no quiere ser un frente de acción difundido radialmente,
sino una maniobra difusa de quienes la toman por suya. La violencia moderna
no será salvaje y primitiva si no desea despertar los fundamentos
más primitivos del poder, sino sutil e inteligente. El accionismo
estético es vírico y no bélico, se incuba en el cuerpo
social durante años, después se manifiesta corroyendo tejidos
y canales y se transmite gracias a la promiscuidad de los medios. He aquí,
diseñada por el contexto, la estrategia para la fundación
de contextos de fuga.
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Stewart Home
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Se habla de sociedad de la información. Se estima la información
como el único valor que puede suplantar al dinero, y bien, somos
información. Aquí cobra aún otra dimensión
la generalidad del juego, y es que no se circunscribe al ámbito
restringido del arte-correo, ni siquiera del arte como parque reservado
de especies civilizatorias en extinción. La huelga se manifiesta
como hecho social y también político que interroga a la realidad
en todos sus circuitos de definición. Y es ese interrogante el que
ha de ser sostenido a pulso para que nadie lo vuelva a sumergir en el momento
crítico de su emergencia histórica, desde luego no desde
el silencio. Moratoria para reflexionar acerca del rol del artista, del
poder político y de la crítica, y acerca de las respuestas
ético-estéticas que el arte da a la vida; moratoria para
cuestionar toda la historia del arte, denunciar el poder de los mass media
y la espectacularización de la vida; moratoria como desobediencia
cívica a los intereses que inhiben el intercambio entre culturas.
La huelga de arte como juego general y moratoria artística,
que no estética, ha sido contraida por Madrid, donde se llevarán
a cabo diversas acciones en los próximos meses, así como
en la red electrónica. Precisamos que se trata de la misma convocatoria
realizada para Barcelona por Luther Blissett, Karen Eliot y Monty Cantsin,
con la que comparte el diseño y la estrategia, manifestándose
incluso también como rechazo diferido a la reciente capitalidad
cultural de Madrid y sus consecuencias."
Pronto surgió la polémica y no fueron pocas las voces
que trataron de argumentar sobre la infelicidad de la propuesta. Una de
las más agudas, aparecida en la edición nro. 26 y ½
de P.O.Box, es la que se transcribe a continuación:
"Un análisis profundo de la "Huelga de Arte" nos lleva de las
narices a la disyuntiva arte/trabajo. Por un lado, sabemos, las múltiples
áreas de la actividad humana son inseparables, si bien en cada una
de ellas predomina la razón de su peculiaridad por encima de las
demás que no dejan de estar presentes, aunque en forma determinada.
Por lo tanto, si en una obra de arte, los elementos estéticos cejan
su primacía en aras de los políticos y/o sociales, deja de
ser una obra de arte, es decir, se transforma en ese híbrido llamado
"panfleto" en el cual los elementos artísticos subsumidos están
al servicio de otras finalidades. Lo mismo ocurre cuando a las movilizaciones
sociales se las imbuye de propósitos políticos, etc. El arte,
para serlo, debe tener preponderantemente notas estéticas o simbólicas
de sustitución de lo real (la "función poética" de
los estructuralistas).
Cuando se habla de "Huelga de Arte" se nos refiere a una posible acción,
pasiva o no, realizada por un ser peculiar llamado "artista", es decir,
no de un hombre en el sentido social, sino de un ser particular derivado
de aquel magma, al cual las circunstancias de la vida le han hecho ser
un trabajador asalariado que trata, como todos los trabajadores, de vivir
de su trabajo, el arte. No cabe duda que el artista aspira a vivir de y
no para su trabajo, opción a la cual lo empuja el sistema social-económico
vigente, enajenando su obra en mercancías, sacando al arte
de su función de uso para derivarla de lleno a la función
de cambio, es decir, al mercado. El artista es productor de obras (no necesariamente
objetos), predominantemente artísticas, en las cuales la esencia
de lo humano se realiza como tal dando cuenta de su "ser en el mundo"(diría
Sartre).
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Luther Blisset.
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A través del dominio de la naturaleza y en virtud de los grandes
adelantos tecnológicos en la producción mercantil, el hombre
está capacitado para producir más y más productos
fuera de las necesidades medias y prácticas de su existencia. Es
precisamente esa capacidad de producir excedentes lo que permite la satisfacción
de requerimientos menos concretos y urgentes, hasta llegar al nivel de
las necesidades más específicamente humanas, el arte, lo
simbólico, lo estético. Ni que hablar que el rol del
arte no es banal sino fundamento y pilar de la progresiva (porque aún
no ha terminado) "humanización" del hombre. La obra de arte desde
el arranque, al partir de su condición de "producto de comunicación",
al exigir la participación de, por lo menos, dos interlocutores,
en situación de "diálogo" activo, impone una de las características
prominentes de lo "humano", la relación social y, consecuentemente,
el respeto por el "otro" al no imponer arbitrariamente su poder a través
del "habla", ya sea verbal, musical , gráfica, etc.
Así, proponer una "Huelga de Arte", no supera sino que ahonda
la enajenación brutal del artista en estas formaciones sociales
actuales. Por un lado, el artista, siente la necesidad imperiosa, casi
biológica, de crear y expresar su esencia (y, a la vez, legitimarse
como "hombre") y, por el otro, comprueba dramáticamente la situación
a la cual está sometido por el mercado, el cual le obliga a abjurar
de su aspiración a expresarse por las exigencias de la moda que
mejor se avenga a sus vicisitudes (en el mejor de los casos impone su propio
"moda", pero estamos hablando de lo mismo).
En otras palabras, el artista se ve obligado a trabajar para el arte
y no a vivir de su arte. Los caminos subalternos de profundizar y asumir
la contradicción, negando lo mejor de sí mismo y producir
directamente para el mercado o trabajar asalariadamente fuera del área
de la actividad artística, para conservar la independencia estética,
son opciones que conllevan los mismos riesgos, pues no resuelven el problema,
ni personal ni socialmente.
La "Huelga de Arte" es, entonces, un artilugio sobre la verdadera solución
del problema del arte y del artista (a los cuales se promete "centrar"
luego de un período de tres años de discusión y remanso
creativos), porque la verdadera solución no está en manos
de los artistas, interrumpiendo o no su trabajo, sino en la transformación
y cambios sociales de lo que ha permitido la degradación y desvirtuación
del arte de su verdadera función (parodiando a Epicuro, ¿de
qué sirve el arte sino está al servicio de los hombres?).
La "Huelga de Arte", sin proponérselo expresamente, nos induce
a reconocer, reafirmar y legitimar el poder vigente al hacernos creer que
somos, únicamente, asalariados al servicio del mercado del arte
(por lo cual estamos en situación de "hacer huelga") y no seres
que aspiramos, como todos, a vivir de nuestro trabajo y que no se nos hambree
ni fustigue en tanto no nos avengamos a legitimar sus estructuras socio-económicas,
es decir, a perpetuar su injusticia e inhumanidad ínsitas.
Si la naturaleza humana nos impulsa a expresar nuestra esencia en tanto
"hombres" a través de esas actividades simbólicas llamadas
"artísticas" no es posible derivarlas a un marco en donde
nieguen aquella esencia."