Por: Carlos
Fonseca
Traían amarado al bufón
del rey. Una soga se fundía en la pasta caliente formada en sus
manos por la sangre, el polvo y la piel ya desprendida. Lo trasladaban
amarrado a la montura de un caballo que traía grabado el escudo
real.
Era arrastrado por el feudo a las miradas
de los pobladores. El bufón gritaba en medio del dolor y el miedo,
lo que resultaba risible a los niños acostumbrados a sus payasadas
sin sentido. Por fin llegó a la plataforma de la plaza donde
un enorme hombre blanco sostenía un hacha. El condenado bufón
esperanzado y desesperado, miró a los ojos del gran verdugo y
le preguntó:
-¿Sabes por que el rey me mandó
a matar?- el verdugo se echó a reir y respondió entre
carcajadas:
-Yo tengo otro para ti. ¿sabes por que
el rey se acuesta con la sirvienta? Pues porque la reina se acuesta
con el jardinero.- (el verdugo queda serio y pensativo observando a
la cara seria del bufón e interrumpe de nuevo)- bueno,¿y sabes
por que no te no te dio gracia? Porque yo fui el que inventé
el chiste-(se echa de nuevo a reir y esta vez ensordecedoramente)
El bufón asiente con una sonrisa
nerviosa, que luego rueda por las tablas de madera hasta llegar a la
cesta.