Cheo
Morales H.
Frankfurt a.M.- Alemania.
Marzo 2001
amentablemente
si queremos hacer un análisis sobre la guerra de la fármacos,
producidos, por supuesto, por los fabricantes, quienes producen diariamente
millones de todo tipo de medicamentos (preventivos y curativos), los
que a través de las farmacias y hospitales son distribuidos a
todo lo ancho y largo del planeta, tenemos que meternos en política.
A muchos no les gusta la idea de que si tenemos que hablar de la salud
tengamos que inmiscuir la política, como quien dice: ¿qué
tiene que ver lo uno con lo otro? Pero es así, ya que la industria
farmacéutica esta estrechamente ligada a los intereses económicos
de la humanidad, y estos intereses se discuten en las mesas de los políticos
y las soluciones, por supuesto, son políticas también.
Por
ejemplo, un medicamento cualquiera, que en los Estados Unidos u otro
país desarrollado cuesta una media de 25 dólares, en Latinoamérica
o en Africa vale más del doble. Acaso el transporte hace que
los precios suban a las nubes? Creo que en esto no radica la diferencia.
Muchos países son capaces de producir medicamentos y drogas curativas
a precios mucho más bajos y de acuerdo al nivel de vida de la
población local, pero no pueden hacerlo ya que los lobbys que
controlan la producción y venta de los fármacos no autorizan
la concesión de patentes. Verdaderas mafias controlan tanto la
producción y ventas de valiosos medicamentos. Las ganancias netas
que produce la salud (o insalubridad) mundial es tal que se podrían
producir guerras si no es porque estos lobbys tuvieran todo tan controlado
como hasta ahora. Enfermedades, tales como el SIDA, que produce millones
de víctimas en el llamado Tercer Mundo, se podrían evitar
si las medicinas adecuadas estuvieran libres de producirse fuera de
los laboratorios controlados por estas verdaderas mafias. Otra cosa,
también existe una guerra declarada en la tecnología la
que podemos visualizar como entre las plantas naturales y la química.
La industria química ha desplazado casi definitivamente a la
elaboración de medicamentos a base de plantas medicinales las
que son tan y más eficaces que las elaboradas artificialmente.
Desde luego, los costos de las químicas permiten elevar las ganancias
y dejar fuera de juego a las naciones con tecnologías aun dependientes
y atrasadas.
lantas medicinales como la menta, la
ruda, el apio y un largo etc...se están perdiendo de vistas;
en las grandes urbes ya casi no se conocen. Existen medianas industrias
que elaboran en bolsitas algunas de estas plantas para el consumo casero,
pero así y todo los barbitúricos llevan todas las de ganar,
ya que casi no quedan médicos que receten a un enfermo de diarreas
aguitas de menta. Junto con la desaparición sistemática
de los pueblos con culturas antiguas de tipo ecológicas se están
perdiendo las costumbres de utilizar lo que la naturaleza pone a nuestro
alcance.
La
cadena del comercio de los modernos medicamentos es bastante oscura
y tiene entresijos difícil de dejar al descubierto. Antes que
nada cualquier industria de medicamentos necesita una patente estatal,
y esto se consigue a través de la clase política, los
que no toman en cuenta para nada la calidad ni eficacia del producto
en fabricación, luego que se ha patentado y autorizado el producto
viene su puesta en el mercado, para esto se necesitan nuevas patentes
y autorizaciones, por último, el médico que las receta
"ha tenido" que aceptar regalos, premios, estimulantes, etc..
de los vendedores intermediarios para recetar (imponer) a sus pacientes
los medicamentos necesarios e, incluso, algunos médicos esquivan
remedios más eficaces debido a los compromisos que lo ligan a
tal o cual marca. En su camino de corrupción los representantes
de conocidas industrias farmoquímicas obsequian con no solo regalos
en dinero y otras especies a sus clientes (médicos y hospitales),
sino que además vacaciones en lugares de veraneo, seminarios
con todos los gastos pagados, etc.forman parte de esta cadena que se
ha transformado en el negocio del siglo.
Curanderos y otros "profesionales"
de la medicina están prácticamente desplazados, y junto
con la tala y quema de enormes zonas geográficas de nuestra tierra
han ido desapareciendo fauna, costumbres y pueblos enteros, lo que significa
que la herencia de la medicina natural, del juramento hipocrático
ha quedado una estela de intereses que en nada se parecen a eso de salvar
porque hay que salvar, sino ahora se aplica esto de que hay que salvar
por que hay que ganar (dinero).
n algunos países (pobres, por
supuesto) pacientes deben esperar semanas y meses para recibir una medicación
adecuada, y esto porque se deben importar el o los medicamentos necesarios;
con una política adecuada de los gobiernos se podrían
evitar estas pérdidas humanas, pero para encontrar un gobierno
que no esté maniatado de pies y manos a los intereses globales
de la medicina y de la producción de medicamentos es más
difícil que encontrar una aguja en un pajar.
Aveces medicamentos de la farmacéutica
nacional son más eficaces y más baratos de los que se
producen en la industria Bayer (Alemania) u otro país, pero las
trabas son tales que el remedio, al final de cuentas son peores que
la salud del paciente. Pro ante esta debacle de la salud mundial en
donde constantemente están apareciendo nuevos virus y bacterias
mortales producidas por la alimentación, las pruebas nucleares,
la acumulación de basuras y otras inmundicias que nos deja como
rastro la sociedad de consumo indiscriminado de alimentos "sintéticos"
(cadena Mc Donald, Burge King, Pizza Hut, etc..) y otros provenientes
del reino animal, están desbastando medio mundo a vista y paciencia
de honrados galenos que se encuentran desarmados y maniatados sin saber
donde reencontrar la preciada piedra de la sabiduría ni la fuente
de la eterna juventud!! Cuando nos tomamos un barbitúrico contra
el dolor de cabeza notamos a los pocos minutos que no solo nos sigue
el dolor de cabeza sino que nos sentimos también mal de la úlcera,
las mujeres que toman la píldora se engordan, los gordos que
desean adelgazar terminan caminando como sumanbulos a causa de efectos
secundarios, suma y sigue..
o son pocas las personas que temen ingresar
a un hospital ya, ya que tienen la seguridad que al termino de la cura
estarán intoxicados con medicamentos innecesarios e ingeridos
en sobredosis increíbles; y con la política neoliberal
(privatizaciones) que se está aplicando en el orbe entero los
hospitales y médicos quedarán fuera de todo control y
tendrán las manos libres para aconsejar y recetar los medicamentos
que por millones se están fabricando en las metrópolis,
sin importar daños ni consecuencias.
A este tranco me animo a aconsejar un
retorno a los golpes de ramas de parque, a las aguitas de hierbas y,
a lo mejor, a la brujería bien intencionada de las rezadoras
de mal de ojo y empacho y malos espíritus producidos por esta
guerra bacteriológica y antiecologica no declarada .
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Frankfurt a.M. / Alemaia Marzo 2000
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