Santiago
de Chile. Revista
Virtual.
Año
3
|
|
Número 27.
12 de Marzo al
12 de Abril de 2001.
|
POESÍA
DE VICENTE RODRÍGUEZ NIETZSCHE
Desde Puerto Rico, Vicente
Rodríguez Nietzsche
ENTREGADA
y sin culpa
no fuiste suficiente...
Tu fuego
no quemó
lo que debía...
De los escarabajos
salieron tus pupilas...
Volvieron alacranes
tus labios sin delicias,
en carne de murciélago
mal asida.
Regresaste a la grasa
a oscuras y perdida...
MARGINA
A pasos
tus piernas
con ritmo caribe
mi sombra tentaba...
Tus muslos
asían el aire antillano
quitándome aldabas.
Extinguías
Alisios apagados...
De Tórtola a Barbados
caminabas la popa
diciendo a la fuerza
que dominas
que me tome tu instinto.
EN VUELO...
Amordazarte
a besos...
Furioso
de ternura,
con pasión,
amarte mordaz...
Elevarte
en vuelo sin nube...
Vista en la sombra.
El ojo iluminado.
El dulce labio
al deleite dado
con la limpia gracia
del vivir gozado.
FN- NY
Nieve dorada.
Umbral de luz.
Río mineral.
Y toda patria: Tú..
Fina copa de viva transparencia.
Adúcar delicado que
no toco.
Cascada de cristal. Sin duda
agua serena que mojando seca
la más terrible sed
a mis edades...
Hembra de piel sedosa de
canela.
Reconozco tu altura y me
desmayo...
Me sublimas en gozo si te
acercas.
Fina copa de viva transparencia...
5
Algo de amor
te sale por los ojos.
De los dedos
el miedo de tocarme.
De tu garganta
un trino melodioso
que parece
a momentos
casi ahogarse...
Algo integral en ti
lo siento
a punto de decir:
-Abrázame...
3
Empiezas como agua delicada
a pasearte por mí,
lavar mis penas.
Con espumosas palabras de
caricias
me dices que terminó
el momento
en que pisabas la caliente
arena.
A NO CENA
HE ADORNADO MI CAMA
CON COLCHAS
RECAMADA CON CORDONCILLOS
DE EGIPTO;
PROVERBIOS 6:16
SUS VEREDAS SON TORCIDAS,
CUALQUIERA QUE POR ELLAS
FUERE,
NO CONOCERÁ PAZ...
ISAÍAS 59:8
Su sexo, selva oscura, ardía...
Transitaban jirafas, ruiseñores...
A su cena crecía
y era de un sabor metal
su sal de amores.
Volaba sin tener el coraje
de cantar lo que en el aire
andaba.
(Simulación, frágil
abrazo...
fatal señal...)
Entonces me extravié
para ceder
al leve plumaje de mis alas.
|