Santiago de Chile. Revista Virtual. 
Año 2
Escáner Cultural. El mundo del Arte.
Número 23.
12 de Noviembre al
12 de Diciembre de 2000.

PERÚ: UNA MIRADA A LA DANZA CONTEMPORÁNEA LOCAL

Por Paul Cavalié, Lima, Perú.

DanzaCualquier visión panorámica de la danza que se intente, precisa de antemano la mención de los parámetros que la limitan; así, para efectos de este artículo, la danza a la que echaremos un vistazo es la danza contemporánea; el ámbito en que se desarrolla está referido al limeño, y su intención equivale a la de juntar las fotografías dispersas de un cajón, antes que a la de presentarlas sistematizadas en un álbum.

Espacios de desarrollo

Al nivel de la formación escolar, y atendiendo siempre a la realidad socio-económica del centro de estudios en particular, en el Perú no se mira con expectación a las manifestaciones artísticas como opciones para una educación complementaria; antes bien, las disciplinas deportivas suelen merecer la atención preferente. Estrechando aun más nuestro círculo, diremos que es poca la mirada hacia las artes escénicas en general, y a la danza en particular. Ya en ese campo, y a diferencia del ballet y de las danzas folklóricas, e inclusive de los ritmos populares "de moda" (como la techno-cumbia, de imparable difusión hoy), que sí llegan a tener alguna presencia, la danza moderna no se encuentra entre las alternativas más frecuentes. La razón aparente de dicha postergación, es, seguramente, el poco conocimiento de los profesores de esta forma particular de "danza"; otra razón podría ser la apreciación de su práctica como propia de una etapa de desarrollo más avanzada en el proceso de afianzamiento de la personalidad del adolescente, y por tanto la remiten a la formación universitaria. En ambos casos, un círculo vicioso atrapa en el nivel escolar el impulso de su práctica. Ahora bien, el interés por repasar este ámbito escolar no es con la pretensión de que en él se afiance un proceso de seria formación en la danza contemporánea; estamos hablando - a este nivel - tan sólo de brindar una información que roce el conocimiento de los fundamentos de esta disciplina. De que se la conozca, al menos. Igual que cualquier alternativa, sin el ánimo de imposición que pudiera derivar contraproducente. Dependerá finalmente del educando mostrarse atraído hacia su práctica. O, cosa valiosísima también, paulatinamente el escolar interesado podría animarse a tomar parte como un entusiasta espectador de las funciones de danza, integrándose desde temprano a la raleada comunidad dancística local. Finalmente, su eventual desaprensión hacia la danza será fruto de su válida opción de rechazar algo que por lo menos conoció y no le atrajo suficientemente.

El nivel universitario

DanzaDesde finales de los años setenta, universidades nacionales como San Marcos, con Vera Stastny a la cabeza y la Federico Villarreal, inicialmente con Kaye Mackinnon y hoy con Ricardo Rengifo; y más adelante, la Agraria de La Molina, al impulso de Sandra Campos, se constituyeron en escenarios para la práctica de la danza moderna. Tales espacios, sin embargo, a cuestas con sus románticos proyectos de instrumentar el desarrollo cabal del estudiante como persona, no recibieron una respuesta institucional que las consolidara: el apoyo ocasional que recibieron dependió, por lo general, del propio ánimo cultural de las autoridades de paso; razón que explica los picos altos y bajos de los servicios que podían brindar los valiosos maestros docentes que impartían sus clases con generoso entusiasmo, pero limitados medios.

Posteriormente se han ido abriendo nuevos talleres, con desigual infraestructura y apoyo institucional, integrándose los correspondientes a universidades particulares como la Universidad de Lima, dirigida por Beatriz Morachimo; la Universidad Católica, a cargo de Susan Chión, la Universidad Femenina, al mando de Patricia Wong y la Universidad de Ciencias Aplicadas, con la dirección de Lili Zeni. La mayoría de ellas, si bien brinda atención preferente a los alumnos de casa, tienen un alto grado de apertura hacia la comunidad en general; algunas, adicionalmente a sus talleres formativos, han constituido grupos o elencos representativos, conformados por quienes muestran mayores condiciones para su práctica así como con elementos invitados. Se evidencia, de otro lado, la intención de articular acciones entre los directores de estos grupos y talleres universitarios, lo que por el momento parece circunscribirse a ocasionales actuaciones conjuntas. En ese sentido, honor a la verdad, por ahora el balance no resulta muy satisfactorio en cuanto al nivel de los espectáculos ofrecidos, sea de manera conjunta o individual.

Pensamos que un tropiezo natural para apuntalar los elencos de las universidades lo constituye el carácter temporal de la propia permanencia de los alumnos en esas casas de estudio, y la escasez de tiempo libre de que disponen sus miembros, lo cual se hace más notorio hacia los últimos ciclos de la carrera debido al inicio de sus prácticas pre-profesionales. Por ahora, los atractivos para incorporarse en ellos se restringen, en algunos casos, a la obtención de algún creditaje en la currícula universitaria. Creemos, de nuestra parte, que el espacio universitario tiene características que podrían tornarlo especialmente propicio para la apreciación de la danza. Sabido es que la universidad - bien entendida ésta en sus ámbitos de formación más amplios - constituye un espacio de intensa reflexión que va más allá de la simple acumulación de conocimientos. El estudiante universitario, estimulado por los espacios de reflexión que se le abren, no sólo explora en su interior en aras de la autoafirmación de su personalidad - importante en esta etapa - sino que suele sentirse influido por el entorno social que le circunda, frente a lo cual responderá, la mayor de las veces con curiosidad, aunque ocasionalmente también se mostrará indiferente. De cualquier manera, ese rico bagaje de experiencias, que lo sitúan en un tiempo y espacio determinados y lo cargan espiritualmente, puede encontrar un cauce de motivación artística en la danza, así como en otras disciplinas del arte. Paralelamente, las preocupaciones recogidas de su entorno podrían cuajar en ideas-fuerza representativas del accionar de esta comunidad de jóvenes, constituyéndose en materia prima de estímulo para la creación de coreografías que recreen sus particulares modos de sentir. Con lo cual, creemos, su acercamiento a la danza podría discurrir más natural. Justamente, sobre este tema, hemos opinado en los escasos espacios de debate sobre el devenir de la danza, sobre lo provechoso que resultaría ampliar, en el sentido anotado, el abanico temático de nuestros coreógrafos. Volver los ojos a la cotidianidad del hombre no es mala idea, aunque tal vez de manera prejuiciosa se le considere menos conceptual, menos "intelectual". Probablemente, tal sea un camino a seguir por los jóvenes coreógrafos en nuestro medio. Las antenas siempre actuales de los grupos de rock local - en constante retroalimentación con su público - son un buen ejemplo de cómo alcanzar la sintonía con un discurso representativo generacional. Y si de encontrar algunos rasgos reconocibles en nuestra danza contemporánea se trata - para no emplear pretensiosamente la palabra "identidad"- en el momento me viene a colación el ejemplo cubano. Quienes hemos tenido ocasión de espectar a más de un elenco del país caribeño tanto en ese bello país como en otros donde se presenten), hemos podido advertir un acento, un guiño si se quiere, pero que aflora como muestra de una "cubanidad" subyacente. Nuestras raíces culturales, tan apreciadas por la comunidad internacional, no necesariamente deben ser privativas de nuestras danzas folklóricas. Nada obsta para que sus tradiciones, mitos y tan rica imaginería popular pueda asomar por el cauce creativo de la danza contemporánea.

El espacio oficial

DanzaEl Ballet Nacional representa el órgano de línea del Instituto Nacional de Cultura encargado de difundir el arte de Petipá y Noverre; bajo la dirección de Olga Shimasaki, su ex prima ballerina, alienta la integración de un variado repertorio que acoge constantemente propuestas de ballet moderno y de danza contemporánea, invitando a directores y coreógrafos locales y de otras nacionalidades. Su labor constante merece nuestro mayor reconocimiento; se han preocupado, además, de efectuar una importante labor de difusión acercando, con un acento didáctico, las obras de su repertorio a las escuelas y colegios.

Por su parte, el centro de formación académica oficial es la Escuela Superior Nacional de Ballet, dirigida por Gina Natteri, en cuya currícula se incluye cursos de formación en danza contemporánea. De sus aulas surgen constantemente nuevos valores para renovar los elencos existentes.

El espacio independiente

Los talleres y escuelas de danza moderna se han conformado, en su inmensa mayoría, a partir de la experiencia acumulada como bailarines por sus directores fundadores. En algunos casos, han apostado simultáneamente por constituir elencos profesionales para montar determinados espectáculos (Escuela Danza Viva, de Ducelia Woll y Morella Petrozzi; Taller Pata de Cabra, a cargo de Mirella Carbone, Pachi Valle-Riestra y Rossana Peñaloza; Terpsicore, de Lili Zeni; Danza Lima, de Maureen Llewellyn-Jones). En el caso del grupo Íntegro, liderado por Óscar Naters a lo largo de sus 15 años de trayectoria, la tendencia ha sido configurar elencos estables, y organizar los talleres más bien de manera eventual.

Merecen destacarse por su permanencia en la escena dancística nacional, además del citado Íntegro, el grupo Ballet Contémpora, a cargo de Gina Natteri; Atelier, de Molly Ludmir; el Ballet Municipal de Lima, bajo la batuta de Lucy Telge, Danzart, dirigida por Marcela Pardón; el elenco del Ballet Municipal de Jesús María, al cuidado de Lucía Alcalá. Recientemente, la reconocida coreógrafa y bailarina Patricia Awuapara ha sumado su Espacio Danza a las alternativas serias de formación en esta disciplina.

La producción y el auspicio de la Danza

Como ya lo hemos pergeñado líneas arriba, el soporte institucional para el desarrollo de nuestra movida dancística es bastante precario. Dan fe de ello los grupos que con enorme esfuerzo buscan procurarse un lugar en las agendas de los escasos escenarios aparentes para una puesta de sus obras. Merece destacarse, en tal sentido, el apoyo que desde hace casi dos décadas brinda el Instituto Cultural Peruano Norteamericano -ICPNA, cuyo director cultural, Fernando Torres - también presidente del Consejo Nacional de Danza - ha sido la cabeza visible de esta movida cultural, contribuyendo a nuclear las principales iniciativas en este campo. Los festivales internacionales que el ICPNA organiza anualmente - ya en su décimo segunda versión - son espacios válidos de confrontación de lo que acontece en otras latitudes de mayor desarrollo de la danza.

DanzaOtro espacio conseguido recientemente para el impulso de las artes escénicas en general - y en particular para la danza - lo constituye el Centro de Artes Escénicas de la Municipalidad de Lima, desde su creación, en 1997, al mando de la destacada bailarina y coreógrafa Karin Elmore, quien se formó y desarrolló durante un lapso considerable en los Estados Unidos y Europa. Bajo su impulso se ha promovido la realización de festivales internacionales de danza y teatro; de esta manera hemos podido acceder a espectáculos de calidad y apreciar las escuelas y tendencias a las que adhieren sus creadores, con marcada orientación renovadora del lenguaje dancístico. Otro aporte brindado por este centro - y cuyo asentamiento aún está en ciernes - es el empleo de espacios no convencionales para la representación de la danza. En tal sentido, se ha aprovechado la rica y sugerente arquitectura del Centro Histórico de Lima, colaborando de paso con el atinado propósito de nuestro actual Alcalde de consolidar dicho espacio como un atractivo polo cultural.

Punto importante es que en ambos festivales se ha buscado extender los beneficios de la presencia de tan destacados coreógrafos extranjeros, organizando talleres en los cuales se han integrado los elementos de nuestra escena local.

Sin embargo, cuando uno repasa otras realidades, no deja de sorprenderse de que existan verdaderas estructuras institucionales con organismos específicos para la promoción, difusión y desarrollo de la danza. Por ejemplo, México y Cuba.

Otros aspectos

Resulta llamativa la carencia del elemento masculino en la conformación de los elencos profesionales de danza contemporánea, aspecto que se repite en el ámbito de la danza clásica. Además de la escasa oferta de incentivos económicos para asumir su práctica como una "carrera" profesional, pensamos que todavía impera en nuestra sociedad una mirada prejuiciosa y negativa, especialmente de gente de su propio género, que desalienta la participación de los varones. A pesar de esta tradición homofóbica, tal errado criterio ha venido quedando atrás debido principalmente a la entusiasta participación de elementos varones en los talleres universitarios.

De otro lado, me gustaría puntualizar el tema del "público de la danza". Lo denomino de esta manera para remarcar su carácter pequeño y limitado, conformado por gente que lo practica, algunos allegados, y en rigor escasos aficionados-espectadores. De plano, no reclamo una masividad como causa suficiente para su desarrollo; sin embargo, es obvio que serían mayores las ventajas que podrían obtenerse. En primer lugar representaría, de por sí, una saludable posibilidad de enriquecimiento espiritual de más personas en su encuentro con una nueva manifestación artística; también ayudaría a despojar a la danza contemporánea local del carácter de elite que parecería identificarla; finalmente, se ha dicho, y se acepta por cierto, que en ese mágico canal de ida y vuelta que se establece entre el artista y el espectador, éste último retroalimenta la usina creativa del primero; en ese orden de ideas, una mayor cantidad de opiniones podría contribuir a exigir mayor rigor en las puestas de danza, actualizando las potencialidades de los elencos, mejorando el nivel de los mismos.

Otro aspecto que quiero tocar es el de la información con que se cuenta respecto de nuestro movimiento dancístico local. Como no podía ser de otro modo, y en correspondencia con el todavía insuficiente desarrollo que ha alcanzado la danza contemporánea, la información que da cuenta de sus actividades adopta, por lo general, un cariz promocional del espectáculo: entrevista al coreógrafo antes del estreno; alguna sumilla en el listín de la semana. No se suele efectuar comentarios sobre lo visto. De más está decir que no existe una revista especializada en danza: situación que se extiende a las artes escénicas en general. La televisión lo acoge casi con curiosidad, especialmente si la propuesta tiene algún carácter polémico o transgresor. El espacio para la crítica deviene así en casi nulo.

Si desea comunicarse con Paul Cavalié puede hacerlo a: paulcavalie@hotmail.com

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