Mario Rodríguez Guerras
Marisol Destrabeau, Picasso y yo
LA TRASVALORACIÓN DE PICASSO (II)
Mario Rodríguez Guerras
Continuamos analizando los comentarios del libro sobre Picasso [1]
LA TRASVALORACIÓN DE PICASSO (I)
Mario Rodríguez Guerras
1
El libro de Peter Warncke sobre Picasso [1], por lo que dice en la introducción de Ingo F. Walter, parece tener la intención de rendir un homenaje al genio, sin embargo, existen numerosas expresiones que más bien parecen contener la intención de enterrarle. Entre numerosos halagos se mezclan frases de menosprecio y rebajamiento de su obra. Especialmente vemos este tipo de expresiones en el anteúltimo capítulo, el 16, titulado El viejo salvaje, posiblemente como colofón a toda una exposición en la que se ha mezclado, como hemos dicho, halagos y descalificaciones. Entre numerosos aciertos a la consideración de su obra se intercalan comentarios que hacen dudar del valor de su trabajo. Se nos asemeja a una manzana envenenada con la que no se pretende matar nuestra persona sino nuestra opinión sobre el artista. Éste libro debe ser leído con mucha precaución para elegir la sabrosa carne que contiene pero cuidando de no ingerir los nocivos ingredientes que le han sido añadidos.
J.N.L., Kilroy was here [1]
EL GRAFFITI
Mario Rodríguez Guerras
El graffiti, expresión más alta del sentimiento de la cultura underground, se ha concedido a si mismo derecho de ciudadanía en nuestra cultura. Una de las causas de esta arrogación es la falta de una adecuada definición de lo que es el arte, que provoca que hasta los auténticos artistas nos presenten trabajos que, según un criterio más riguroso o, si se quiere, según un gusto más clásico, no se sabría si incluir entre una alta conquista de la humanidad por haber encontrado una nueva forma de expresión o entre la basura que debe ser eliminada por la mañana después de la fiesta de presentación. (Es de sobra conocido que en la exposición de Damien Hirst en la galería Mayfair, a la mañana siguiente de su inauguración, el personal de limpieza tiró la obra a la basura pensando que eran los restos de la fiesta. [2])
CIVILIZACIÓN Y CULTURA: III. LA REALIDAD ARTIFICIAL
Mario Rodríguez Guerras
1. Anulación de la individualidad
Si aprendiéramos de los antiguos, incluso de los sabios, reconoceríamos su valor cuando alguno de ellos afirma la necesidad de establecer valores universales. En cambio, en nuestra sociedad, todo principio se ha establecido por intereses particulares y, contraviniendo el principio universal de no hacer algo que no desees te hagan, la sociedad no hace otra cosa que imponer aquello que a uno mismo le resultaría perjudicial, con lo que se demuestra que el fin de los principios es debilitar las fuerzas opuestas.
CIVILIZACIÓN Y CULTURA: II. EL FIN DE LA CIENCIA
Por Mario Rodríguez Guerras
1. El hombre libre
No cabe duda de que los avances científicos han mejorado las condiciones de la existencia humana desde la mejor forma de satisfacción de sus necesidades (alimentación, vestido, vivienda…), las comodidades (calefacción, mobiliario, vehículos…) y hasta los caprichos (cines, videojuegos, parques temáticos…).
Pero nada de todo ello lo podría disfrutar ningún hombre que no hubiera nacido de unos padres ¿Debería, entonces, dedicar su vida al agradecimiento de sus progenitores ó debería dedicarla a vivirla? Baste decir que ese experimento ya se probó en las antiguas civilizaciones y que está más que superado, y con razón, en las modernas.
CIVILIZACIÓN Y CULTURA: I. CONCEPTOS
Mario Rodríguez Guerras
Los conceptos
Cuanto más analizo la cultura más me convenzo de que toda evolución es una disminución de las potencias del hombre y coincido con Nietzsche al afirmar que el hombre moderno más se asemeja a un mono que a un superhombre. Aunque la epidemia de la racionalidad no se corresponde exclusivamente con la edad moderna pues toda la era griega está generada a partir de la racionalización de nuestra existencia y el germen de la racionalidad infecta toda nuestra cultura.
Plaqueta de la cueva de La Cocina, Valencia, 7500 – 5000 a.C.
Arte del siglo XX: ¿Es esto arte?
Mario Rodríguez Guerras
El problema para explicar el sentido del arte del siglo XX se debe la dificultad de dar una definición del arte que abarque los distintos períodos de su historia. Las numerosas opiniones que se han vertido son, el mejor de los casos, descripciones -y parciales. Tal hecho ha permitido que muchos autores hayan confeccionado obras que se ajustan al criterio de algún teórico y por ello deben ser admitidas por la crítica. Otras veces, se simula el trabajo de otro artista reconocido y tampoco se poseen razones para poder negarle la calificación de artista. Las consideraciones vertidas sobre esta cuestión tienen por objeto justificar ciertas obras o justificar al autor de las consideraciones, pues el prestigio del crítico exige que alcance la definición adecuada; y, en muchos otros casos, es una determinada intención la que dirige la opinión del crítico.
El final de House
Mario Rodríguez Guerras
La serie de televisión House ha terminado con un final que tiene más de simbólico que de realista por lo que se presta a un análisis.
En el último capítulo de la serie se habla del interés del doctor por los enigmas, lo que indica un interés del protagonista por buscar la verdad pero lo hace de una determinada manera, mediante la lógica.
También se indica que Willson ha sido una especie de conciencia moral de House quien, aunque nunca ha demostrado un interés especial por ajustarse a ella, acepta que puedan existir ciertas pautas éticas que guíen nuestros actos, y la moral le interesa para analizar el valor de tales ideas.
Wilson, enfermo, acepta la muerte. Pero, si Wilson representaba los valores morales, su muerte significa la muerte de la moral que, por ser una muerte aceptada, revela la desaparición, en la mentalidad de House, de los valores morales al quedar derrotados en su enfrentamiento con la necesidad propia de los fenómenos.
PERO ¿QUÉ HACE ESA VACA EN UN MUSEO? (4ª PARTE)
Por Mario Rodríguez Guerras
El interés del sabio
La cuarta definición que hacen los sabios, que el arte es corrosivo, también la desmentimos y, como la abordamos en otros lugares, nos limitaremos a indicar que la corrosión es una cualidad de la obra pero no una condición del arte como nos quieren hacer creer quienes dicen que saben.
Pero hacemos notar que esa traslación de la cualidad a la esencia se ha venido produciendo con demasiada frecuencia. Los sabios defienden su interés. Defender el interés particular es legítimo. Planteemos la legitimidad de su interés.
PERO ¿QUÉ HACE ESA VACA EN UN MUSEO? (2ª parte)
Por Mario Rodríguez Guerras
1. El arte es un convenio
Otra definición que nos ofrecen los sabios acerca del arte, que el arte es un convenio, sigue pecando de un gran error, pues no hace más que trasladar la definición del arte desde el sentido de la obra hasta el origen de ese convenio, por lo que deberían explicarnos por cual de los dos únicos medios posibles le alcanzan: O bien los sabios han convenido en aras de su interés llamar arte a las obras que poseen un contenido ideológico con el que comulgan y, entonces, el arte sería un fraude; o bien, convienen en llamar arte a ciertas obras por razones reales pero se trataría de razones que nuestros sabios no han podido identificar. En ese caso, el arte poseería un sentido que sería posible determinar pero tendríamos que plantearnos cual es la función de unos sabios incapaces de determinarle.
PERO ¿QUÉ HACE ESA VACA EN UN MUSEO? (1ª parte)
Por Mario Rodríguez Guerras
direccionroja@gmail.com
1. Arte es lo que llamamos arte
La más inconcebible definición de una cosa nos la han presentado quienes gozan de mayor prestigio en el mundo social, a saber, las personas relacionadas con el mundo del arte. A estas alturas, ya todo el mundo debe conocer las definiciones de los sabios acerca del arte: Arte es lo que llamamos arte; Arte es lo que hacen los artistas; Arte es lo que hay en los libros de arte; Arte es lo que hay en los museos…
Se conoce que, o bien todo el mundo ha quedado satisfecho con estas definiciones, o bien nadie se atreve a cuestionar la opinión de seres que socialmente están por encima de los demás. El arte es cosa incomprensible para el común de los mortales y piensa que el mero hecho de que alguien trate sobre cuestión tan inescrutable es motivo sobrado para rendirle pleitesía.
Pero, como los sabios sospechan que no a otro el mundo convence ni el arte ni su teoría, entran a descalificar la inteligencia de estas personas, que cada vez son menos numerosas pues el mundo moderno ha acabado por racionalizar a todo hombre haciéndole olvidar su naturaleza mediante el establecimiento de un sistema de doma en lugar de un sistema de formación y, eufemísticamente, llaman educación al proceso por el que se enseña al hombre a tener la libertad de pensar cualquier cosa con tal de que piense sus mismas ideas.
Los nuevos teóricos son herederos de los primeros. Aquellos tuvieron que abrirse camino luchando contra las inclemencias del tiempo o la incomprensión de sus coetáneos. Estos, en cambio, tienen aquellas pretensiones como base sobre la que erigir sus teorías y piensan que sobre ella se pueden sostenerse firmemente contra viento y marea porque quieren creer que lo que perdura triunfa por su valor de verdad y no por ser el interés que implantaron los más fuertes. Estos lograron imponerse a quienes presentaban otra forma de verdad que, tras su derrota, se denomina socialmente falsedad. Pero una y otra no son más que las formas de manifestarse el pensamiento de un tiempo. Así que hoy se llama falsedad a las expresiones del pensamiento superado y se tienen por verdades las manifestaciones del pensamiento actual que es la forma más racional que ha mostrado nunca la humanidad, un argumento, como otro cualquiera, para justificar su preeminencia eso sí, presentado según la exigencia de ser razonado.
Caracalla, desprestigiado emperador
EL DESPRESTIGIO DE LOS SABIOS
Por Mario Rodríguez Guerras
1. De Wikipedia:
La hipocresía es, constante o esporádicamente, creencias, opiniones, virtudes, sentimientos, cualidades, estándares que se exigen en las demás personas, y que uno en realidad no tiene o no sigue. La hipocresía en sí es un tipo de mentira o pantalla de reputación.
HOPPER: V. EL ESTILO AMERICANO
Por Mario Rodríguez Guerras
The American way of art
USA no tiene mitos a los que recurrir ni hijos pródigos a los que perdonar pero, tampoco, los desea porque todos ellos son figuras importadas del extranjero. Lo que los americanos sienten como suyo, y muestran a través de obras como las de Hopper, son los territorios conquistados, la paz establecida y las comodidades que proporciona la prosperidad económica, elementos completamente materialistas pero, a través de ellos, un espíritu sensible puede ser capaz de expresar ideas trascendentales.
HOPPER: IV. SU ESTILO
Por Mario Rodríguez Guerras
Hopper y las formas de conocimiento
El problema que han tenido los sabios para interpretar la obra de Hopper ha sido su racionalidad. Hopper, como buen genio, expresaba sensaciones e intuiciones. Nada de esto puede ser interpretado por una mente racionalizada ni por los hombres que han renunciado a su naturaleza humana y a sus conocimientos personales para refugiarse en el mundo fantástico de los conceptos. Y decimos fantástico porque los conceptos han nacido a partir del mundo personal pero eso fue originariamente. La evolución del hombre y el reconocimiento exclusivo de una existencia social han llevado a los hombres sociales a olvidar y rechazar la idea de la existencia de un mundo real y de un conocimiento irracional. La lógica es útil para profundizar en conocimientos vedados al conocimiento irracional pero no puede prescindir, como hace todo sabio, de la existencia de un mundo sensible.
Lucía Margarita Hajna, En la puerta
HOPPER: III. SUS CONCLUSIONES
Por Mario Rodríguez Guerras
La simplicidad de la obra de Hopper es lo que ha dificultado su comprensión. El hombre vulgar entiende mejor las cosas complicadas cuando se presentan con abundantes razones que una escena carente de argumentos que se ofrece al conocimiento sensible inmediato.
Lucille Caballero, Photographe-chypre-16
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