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INTRODUCCIÓN PERSONAL AL CANTO DEL CISNE
Desde Nueva York, Silvia Banfield ©2006
PRIMERA PARTE
EL VERBO CON SUS PUNTOS Y COMAS
Este es el mundo, veamos. Un globo a punto de estallar. Y el hombre, que lo habita, un cometa, que no tiene donde ir. Así están las cosas. La Tierra es un recurso que se agota, asfixia, enrarece, degrada y puede echarse a rodar como una bola de fuego. Extinguirse, desaparecer y volver a ser polvo de la nada, un gran agujero negro. ¿El hombre selecciona la piedra o la piedra lo escoge para tropezar una y otra vez? Se calzó mucho tiempo después los dos pies, solo para tropezar. Supo de antemano, que el camino era el error y el horror. Si no, cómo explicarnos este escenario que es el mismo colador con los agujeros de siempre. Hace cinco años se repiten los hechos como si nada más fuera a suceder y pocas veces el mundo fue menos original. La realidad cada día más alejada de las promesas y de los deseos. Los grandes medios escritos y digitales, mediáticos, se encargan de escribir y pasar una y otra vez la misma película. El libreto es más bien un formulario que se va llenando una y otra vez, porque los anuncios y sus efectos tienen un mismo origen, con algunas salvedades, coordenadas que se van ajustando en el camino. La bola de nieve viene del Norte y rueda. Todo lo demás es tiempo pretérito o futuro. El presente se las arregla para pasar desapercibido. ¿Es tan modesto o impotente? Un tiempo quizás que no se reconoce así mismo. Un meteorólogo podría decir sin lugar a equívocos: estos no son buenos tiempos. Y no se equivocaría. No se requiere de satélites especializados, ni de grandes oráculos para ver lo mismo. Los israelíes bombardearon el Líbano hasta que se aburrieron y aún después del alto el fuego.