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DANA D, EN EL FEROZ TRAPECIO DE BABEL Y OTRAS HISTORIAS PENDIENTES DE UN HILO
en el horroroso blog de la historia. (La Carta de George a Santa.)
Desde Nueva York, Silvia Banfield
CIRCUITO EN D
Intentaba definirla pero era inasible, un viento raudo sobre la espalda, ese vértigo de asombro y de la nada. Se esfumaba de sí misma, y lo lograba. Ese perfil del punto y coma, donde un paréntesis gana un nuevo espacio, le correspondía y hacía juego con una sonrisa nerviosa. El poeta buscaba definirla y yo buscaba en su Diario, ese retrato íntimo de un solo trazo. No daba con la palabra, imagen, una descripción que no permitiera ambigüedades aunque ella, Dana D., obstruía sus propias convicciones. Son muchos pisos psicológicos o un laberinto circular, espeso, como una estatua de Buda. Jugaba a una cierta desconocida, que era y no, ella. Un raro aceite le recorría el cuerpo, como esos viejos metales que brillan de todas, maneras. Siempre estaba al tope, si no, no era ella. Una cierta urgencia, la velocidad de la rueda que no cesa de girar. Ese compromiso con estar en movimiento. Buscaba la palabra, una descripción que le calzara. Dana D., era más que un trazo verbal o una oración incompleta. Algo parecido a una obsesión sin punta. Un largo kilometraje de contradicciones.