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EL AÑO DEL PEQUEÑO DIOS ENDIOSADO - INTERNET, QUÉ VIEJA Y ENREDADA TE HAS PUESTO - EL SECRETO MÍO QUE NADIE CONOCE - EPILOGANDO
Por: Silvia Banfield
EL AÑO DEL PEQUEÑO DIOS ENDIOSADO (un tiempo para suicidas)
El poder y la fama son el supositorio del siglo XXI. No sé si lo leí en un baño de Boulder, o es un invento mío. Para la literatura no tiene importancia y la historia, menos. La muerte sigue plagiando a la vida. Los restos de un cenicero me hablan del futuro. Y no es nuevo lo que se registrará mañana. Repasar lo que viene es una tarea inútil, decepcionante, absolutamente descriptiva. Lo que pasa bajo la puerta, es el hilillo dorado del miedo. Son las viejas manguillas negras de los contadores públicos que desautorizan la vida real junto a la miseria de solapa angosta y gris que ejercita una risa publicitaria, en el sillón reclinable de la burla y de la supuesta fama. ¿Todo pasa, cambia o nada queda porque todo es? La ciudad se entrega a la nieve como un ciego al sol del mediodía y brilla detrás del sueño su alba espuma. Las calles perecieran roseadas de vaselina y a ambos costados se acumula una nieve cada día más sucia. Se hace costra y marca el camino sobre el negro asfalto, que lo es todo para el automóvil y el conductor anónimo que cumple con su ruta diaria. En la calefaccionada cabina del Mack, una canción en su hilo recuerda que Un sueño verdadero jamás se deshace o lo borra la nieve/ Y puedes hacer mil veces el mismo camino/ pero ella volverá a remarcarlo en invierno/ No olvides el sueño escrito en tu ruta sobre el horizonte/