INVESTIGACION:
BAJO LOS CIELOS EXTASIADOS DE ESTHER CORRECH
Desde Uruguay, Alejandra
Caíno
Nuestra ciudad guarda sus más gratos recuerdos cuando se evoca
una época dorada. Es el caso de comienzos del siglo XX. Sus callecitas,
sus carruajes, el Club Uruguay (sede social de primera categoría), el
Hotel del Prado o el Hotel Carrasco, cuántos lugares claves de un Montevideo
que aunque no hayamos tenido el placer de vivirlo, guardarnos todos
sus recuerdos y sentimos ese perfume del tiempo. Eran épocas de duelos
para salvaguardar el honor, de grandes casas señoriales con jardines
babilónicos y aromas culinarios irresistibles. Aunque no podemos dejar
de lado las manifestaciones del arte, por supuesto. 1903,
estuvo sobrecargado por diversos hechos de los cuales destacamos las
distintas manifestaciones populares que aclamaban la presidencia de
Don José Batlle y Ordóñez y por supuesto el nacimiento de los primeros
vientos suaves de la primavera de la mano de Esther Correch (14/09/1903).
Esta niña recordaba su gran casa de la calle Canelones entre Julio Herrera
y Río Branco, con su misterioso jardín encantado junto a un abuelo orfebre
que
realizaba con hilos de oro hermosas joyas ¡ increíble para una niña
!. Pero la nena fue creciendo entre sueños, bondad y el amor adolescente
que quebraría hasta su voz.
Su inclinación por la medicina fue el punto principal para encontrarse
con el amor maduro de don Alfredo Cáceres (afamado médico psiquiatra)
con quien Esther siguió sus estudios, recibiéndose y casándose poco
tiempo después. Ejerció varios años como medico del Hospital Maciel
(tan malogrado hoy en día) y de la Intendencia Municipal de Montevideo.
Pero Esther de Cáceres era conocida y reconocida como una mujer
del mundo de la poesía y del verso. Su amor por el prójimo le hizo encontrar
en la literatura una especie de intercambio para la sanación del alma.
Siendo formadora de maestros como profesora de literatura, así como
profesora de literatura en la Facultad de Humanidades y Ciencias de
la Educación. Cuando Esther de Cáceres se convierte en médico es en
ese mismo año nace "Las ínsulas extrañas", un verso fascinante
de San Juan de la Cruz, libro de gran valor por
su estética. Una poesía decantada y espiritualizada con un estilo definido
dentro de la tradición de la mística española, brindándole un singular
toque.
Luego le siguieron "Crónicas de Esther de Cáceres" (1931);
"Libro de la soledad" (1933); "Los cielos" (1935);
"Cruz y éxtasis de la pasión" (1936); "El alma y el ángel"
(1937); "Espejo sin muerte" (1941); "Concierto de amor"
(1944); "Antología" (1945); "Mar en el mar" (1947);
"Concierto de amor y otros poemas" (1951); "Paso en la
noche" (1957); "Los cantos del destierro" (1963); "Tiempo
y abismo" (1965); " Canto desierto" (1969).
Durante su fecunda labor literaria, Esther de Cáceres encontró no solo
elogios para con su obra sino también a grandes amigos. Un detalle
que vale resaltar es que fue una profesional del verso que impulsaba
a los demás a crecer cada vez más, a lanzarse por el maravilloso mundo
de la palabra y la creatividad, fue así que propulsó a jóvenes que luego
se convirtieron en grandes joyas del arte contemporáneo mundial como
fue Joaquín Torres García. Siempre tenía una palabra cálida y alentadora
para los principiantes de cualquier actividad.
"Canta continuamente, canta en su ministerio médico, canta en su
entusiasmo encendido por artistas y poetas, canta en el amor y la amistad,
canta en un canto que se hace cada vez más templado, más afinado, más
sublime" Antonio Machado
De 1945 a 1948 hizo estudios en la Sorbone, además de tener el honor
de ser agregada cultural a la Embajada de Uruguay en Washington. Fue
integrante de la Academia Nacional de Letras desde el año 1961, antigua
casa donde vivía y tenía su Torre de los Panoramas, el poeta Julio
Herrera y Reissig, lugar emblemático para quienes amamos la literatura.
LA
TORRE CÁCERES
Cuando frisaba el año
1938, Esther junto a su esposo Alfredo tuvieron la gran idea de mudarse
al último piso del edificio Rex, obra de Alfred Jones Brown, arquitectura
ajena a la modernidad reinante, por cierto. ¡ Pueden imaginarse la vista,
lectores !, pues fue Carmelo de Arzadúm quien reflejó esa vista
plasmando en la tela la diagonal Agraciada. Lo más interesante es que
desde ese hermoso edificio era centro de tertulias maravillosas en la
que participaban Paco Espínola, Adolfo Pastor, Carmelo de Arzadúm
y el autor del "cocodrilo"
Felisberto Hernández quien viviera buen tiempo en el departamento Cáceres.
Como nos expresara su sobrina y amiga en una cálida entrevista la profesora
Josefina Cáceres: " para mi fueron las tertulias más hermosas que
vivieron mis ojos de niña"
Allí se hablaba sobre vanguardia, psicoanálisis, filosofía, Bauhaus
y sobre todo Maritáin y religión.
Siendo muy joven Esther poseía una ideología comunista que con el
pasar del tiempo fue cambiando hasta encontrarse con el pensamiento
filosófico de Jacques Maritáin (1882- 1973) defensor de la democracia
cristiana. Al viajar a Francia , Esther lo trató hasta que lo difundió
en Uruguay manteniendo mutuamente una amistad proficua. Fue esa amistad
y el conocimiento de Esther de Cáceres que solo a ella le
permitió traducir al español su libro "El
campesino de la guerra".
Esther no tuvo hijos, lo cual le dio una sensibilidad especial
transmitida en sus libros, "era todo flores y bombones,
siempre corriendo para todos lados", expresaba Josefina.
"Esther de Cáceres es recta y entera en los sismos de las generaciones
y más allá de toda moda literaria; la brasa viva de su espíritu es cosa
visible apenas se encuentra uno frente a ella. Es un espíritu a flor
de piel iluminado por la química ardiente de la fé" Gabriela Mistral
Su relación con el maestro Torres García fue peculiar ya que se dedicó
a divulgar los planteos estéticos de su amigo desde el retorno del plástico
a Montevideo, siendo Esther fundadora y directora del Taller Torres
García. Jorge Ruffinelli en Marcha decía que "Esther de Cáceres
perteneció a la generación modulada por amigos y discípulos de Eduardo
Dieste y el grupo Teseo creado hacia 1924 y mantenido incluso como una
curiosa vinculación, en nuestra
historia, entre poesía y arte, teatro y pintura, en búsqueda de un horizonte
estético mayor que englobara todas las manifestaciones del espíritu".
Conferencista sobre diversos temas, su preocupación por los niños fue
tema de su interés, al poco tiempo de morir Juan Ramón Jiménez, Esther
disertó en el Museo Pedagógico sobre el niño y el arte "la literatura
para niños es un grave problema viéndose en ella miles de equívocos
y dolorosas consecuencias. Creo que todos hemos padecido a causa de
la incomprensión tremenda que ha turbado la educación", decía la
escritora. Fue asignada además, miembro correspondiente de la
Real Academia Española de Letras, única mujer que por aquellos tiempos
tuvo el honor de obtener tal título, quebrando una lanza por todas las
mujeres al participar en un círculo determinado liderado por hombres.
DESPERTAR
HACIA EL INFINITO
El año 1971 fue manchado
por el adiós de esta mujer entregada al humanismo. Había ido a Nueva
York a realizar la muestra del pintor Torres García a la Galería
Guggenheim y de allí a España, donde era huésped de Rafael Dieste y
su señora. Roberto Ibáñez recordaba que poco tiempo después de morir,
Esther le escribía :" Tengo una gran incertidumbre sobre mi vida,
agrabada por la falta de deseos de vivir. Dios dirá...".
Aquellos ojos verdes color aceituna se iban apagando... "la buena
esposa, la buena médica, poeta y mujer" se nos iba alejando
para unirse desde quien sabe donde junto a su adorado Adolfo. Su legado
es bien interesante como expresaba Ibáñez "hay que situarla entre
los grandes de nuestra poesía. Aunque pueda parecer vulnerable a veces
la estructura del canto, la gracia, la hondura y la originalidad la
hacen en definitiva inconfundible y única."
Esther de Cáceres continúa
estando con nosotros. En el aire se percibe su poesía y cuando pasemos
por la avenida 18 y Río Negro, alcemos la mirada hacia esa cúpula y
digamos ¡salud!.
"Sobre el cielo desnudo
se ha desplegado el vuelo,
Ya no hay nube ni sueño...
Es sólo un cielo tenso
Entre el alba de luces
Y la noche desierta..