Escáner Cultural

REVISTA VIRTUAL DE ARTE CONTEMPORÁNEO Y NUEVAS TENDENCIAS

ISSN 0719-4757
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 ¡Que porfavorcito, callen al zooprofeta éste!

 

Por Carlos Osorio
clom99@gmail.com

 

Dicho y hecho. Sus palabras, reflexiones y parábolas, sacaron más que fuego al interior de la sede partidaria; templo de la verdad según sus enconados militantes quienes, ensimismados y ardientes, escucharon el incendiario discurso del chispiento miguelangelito. Eso sí, con la precaución de tener bien a la mano, como si se tratara de empuñar crucifijos, varios extintores recién cargaditos con la finalidad de enfriar todo instante de avernos y llamaradas que este hereje insinúa.

Caos y trastorno del armonioso instante de disciplina partidista, especie de guerra civil entre los que apoyan su e-moción pseudoestadista y aquellos que, francamente, pretenden modere su estrategia. Fundamentalistas pero nunca tan extremistas de la fe, escupen al cielo sin ningún empacho. Además que todo fue raro; de un instante a otro, cuál camaleón, dispuso la escena tal como si todo sucediera frente al espejo de su casa, de allí para adelante no hubo caso detener la arenga mesiánica; puro fuego de su boca, virtuoso y casto discurso con soplete tipo dragón, que no cejaba y que se multiplicaba como energía nunca antes vista.

Un verdadero infierno de ideas renovadoras, proclamaban los presentes. Un festín para sacarse toda mácula pecaminosa. Un banquete del méta-le lenguaje elevado, de apuntalar con todos los tenedores y ahínco, la palabra divina, si hasta el aleluya se oía requetebonito, ni hablar del gospel que desafinado y todo, sonaba hasta en el último cielo, según los turbados jerarcas con cara de arcángeles allí presentes. Si hasta las pancartas alusivas se transformaron en alas para los que quisiesen subirse en la misma nube y alcanzar un sitio preferencial en la azotea mental de este tarado que ya observa los crucifijos y rosarios cimbrarse entre la dicha y el temor al mismo tiempo, porque con tanto éxtasis no hubo modo de fijarlos siquiera en alguna mano sin temblores que iban y venían del cielo a la tierra, al infierno y así, viceversa.

Demasiado extremismo, que hasta el propio cacique de la estrella y la vela no dejó de sorprenderse con los síntomas divinos del aparecido profeta que tiene enfrente. Se hizo a la tarea, mientras la reunión ascendía en decibeles, de apagar al instante todos los planes y proyectos para el mentado; negociar su bajada, sino en forma decorosa, por lo menos de un modo aceptable. Cuidado extremo con los pasos a seguir, además que el recinto amaneció tapizado de afiches en donde la cara pálida del mamarracho miguelangelito, milagrosamente adquirió visos y formas santas, sugiriendo, en su letra imprenta, la idea de beatificarlo por mandato popular o votación universal secreta si se pudiese, a modo de darle un aire más vaticano al asunto.

¡Mire que venir a aguarnos la fiesta y los años de prestigio! Casi se inmola de vergüenza el jerarca, cada vez que su delfín hacía uso de la palabra y se mandaba un descriterio. Pasó de tutor responsable, a venido a menos gracias al santito éste. A cadáver político más bien. Tremendo quemón, si no más faltó que allí mismo hicieran su propio velatorio. ¡Trágame tierra y trágate de una vez por todas al divino jetón éste! Se decía entre agobiado y ahogado, con la típica tos que sólo los mandamases suelen tener o toser, en instantes en donde se pone en riesgo el futuro de la patria.

Al final, no hubo caso, el cupo de postulación no le fue otorgado; el consejo electoral y sus patrocinantes lo dejaron fuera. Si fue necesario citar a una asamblea urgente a proposición de las bases que, por un lado, no paraban en maldecir al benjamín con aires de santurrón que malabareaba discursos con todo y sotana, herencia del padre, y otros que bendecían y lloraban emocionados por este enviado de dios. El colmo fue ver al presidenciable del sector, hincarse infinidad de veces, cual de-voto empedernido, ante el nuevo patrono de los destinos de la patria. –Según sus palabras- no haría más que alumbrarle la tierra con su fina y sencilla presencia, de encandilársela hasta dominarla por completo. Así de simple, así de extraño. Varios comentaron que, dicha pleitesía del rostro carismático y eterno candidato al primer sillón de la nación, sólo se trató de un acto más cercano al populismo, aunque siempre acostumbraba el servilismo ante seres superiores.

De modo urgente, esa misma tarde de euforia e ira, se dieron a la tarea de decidir si se radicalizaba la postura del partido, cuestión que miguelangelito, el profeta, deseaba, que ya había varios que no cejaban en su empeño de animarse con la idea del nuevo gurú y seguir sus dictados por sobre la otra tendencia que rogaba, entre angustiada e histérica, seguir tal cual como hasta ahora. Fue tanta su verborrea que hasta él mismo se impresionaba del discurso. Su primer discurso público por lo demás; intenso e incendiario, que no hacía más que arrastrar a la masa allí presente por caminos insospechados y peligrosos. Más sin embargo, la postura de la tradición triunfó apenitas por un escaso margen de sufragios internos.

En todo caso las velas continuaron por un buen rato iluminando su figura, aferrándose a su piel, mejor dicho estrellándose en su compungida humanidad, ya luego del tremendo arrebato y lío que armó, de las peleas intestinales a las que sometió al conglomerado, exabruptos que se pasaron de la raya. Todos en su contra fue el lema. Y ahí le llovían palmatorias, cirios y espermas, como si se tratase de una señal del más allá -se decía entusiasta- como una señal tal ves para avisarle que su paso terreno será de dulce y agraz, o quién sabe, probablemente se trate de buenas vibras que caen divinas y aromáticas sobre su estirpe gallarda o algo por el estilo -reflexionaba- mientras, a lo lejos, ya se escuchan las primeras notas sacras del himno del partido.

Y allí alcanzó a salir miguelangelito del mitin dispuesto. Salió vivo, por suerte, luego de la tremenda turba lapidaria y dispuesta a patearle hasta el honor. Salió en andas, como corresponde a los de su especie, como a la usanza del tío abuelo; aquel viejo decrépito y tribuno constitucional que, antes de su linchamiento, entre histérico y perturbado, tuvo la brillante idea de tragarse todas las pastillas anticonceptivas existentes en el mercado con el fin de evitar el consumo masivo. ¡Que ándate impostor! ¡Que desde cuando andas con la mística, aparecido! ¡Que ándate para el cielo! ¡Que ándate un poquito al carajo mal nacido y mal parido! Así, con unos cuantos improperios en su contra, cual arcángel caído, cabizbajo y somnoliento, rapidito por lo demás, miguelangelito, el incomprendido, terminó su primer intento por llegar al parlamento.

Y no le quita el sueño tanto rechazo, cada día que pasa se convence de su superioridad ante el resto. Si bien asume la autocrítica, poquita eso sí, que su postura fue demasiada extraña para el montón de ortodoxos y extremista viejos reaccionarios allí reunidos, para él no es más que sentirse un adelantado y eso ya habla muy bien de su lógica y actuar. Apartarse a como dé lugar de asuntos terrenos será su cometido. Si ya se dio cuenta que no necesita mucho para encumbrarse, ni siquiera de asesores, como aquel que pretendió serlo, que aún deambula como extraviado, preguntándose si no había sido eficiente o si el pelmazo éste lo había sobrepasado. Sobretodo alegando, si quedó como loco el pobre, si ya habla hasta solo y preguntándose quién pagará sus exclusivos honorarios.

Y a propósito, ahí sigue su tranco el futuro líder de todos, le bastaron un par de días para recuperarse de la ofuscación e incomprensión del partido de la estrella y la vela. ¡Métanselas por donde les quepa! ¡Háganse un lulo con ellas y no me vuelvan a buscar nunca más! ¡Que envuélvanlas, como si se tratara de un paquetito, y ya sabrán qué hacer con ellas! Esta fue su última andanada de parábolas, que apenas se escucharon por culpa de los truenos y relámpagos que azotaban, en forma acotada, casi como misil que cayó justito y sin aviso del cielo sobre el balneario del cacique, que no cesaba de milagrear el instante, y en donde miguelangelito, por primera vez, tuvo sueños de transformase en un verdadero político de estirpe con características paranormales.

 

 


 

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