El 20 de Enero de este año 2007 que recién comienza, el público asistente al Centro Cultural Recoleta pudo asistir a una experiencia interesante del taller Coreografia Interactiva que impartió la que escribe, durante una semana.

Es fundamental que la diversidad se encuentre a si misma y provoque ese inconciente que llevamos a veces tan escondido.

Al taller asistieron 25 alumnos, seleccionados por su creatividad en diversos aspectos y expresiones artí­sticas.

Se les fue guiando a través de la percepción del espacio urbano, trabajando en las plazas y parques de este Buenos Aires tan bello. Se les entrego conocimientos desde el enfoque abstracto. Temas como lo efí­mero, lo leve, el absurdo dieron vuelta la mirada hacia otro enfoque.

Y como les contaba, el publico fue entrando por el patio lateral del Centro Cultural sorprendido con las instalaciones corporales que iban trasladando los alumnos en la medida del tiempo hacia el Salón 1.

Las rejas, las escaleras, los cubos altos, la pileta de agua como dicen acá refiriendo la fuente fueron intervenidas con imágenes vivas.
Luego se encuentran con esa Señora maravillosa Primera bailarina del Colon de Buenos Aires, de mas menos 70 años y que nos sorprendió a todos con la emocIonalidad que coloco en su interpretación de la sensación de extravió.

Sentados en sillas color naranja los jóvenes iban realizando la expresión de la crisis, del vuelo. Frente a un objeto cuadrado, Mercedes atravesó la geometrí­a improntando el hermetismo.

Luego EL VIAJE AL CENTRO DE SI, comienza con esa actriz y bailarina de Tucumán, Verónica Andrade, quien subí­a por una escalera mientras iba soltando cada pedazo de madera que la ayudaba a subir. Al llegar arriba se colgó de una especie de Proa inventada por Ana Maria Miranda cantante chilena quien también aporto con la poesí­a de Neruda musicalizada por el maestro Oscar Aguilera.

Cecilia Iturra quien me acompañara desde Chile para asesorar el taller, presento un trozo de esa hermosa obra de Piazzolla "Maria de Buenos Aires", envuelta en plástico negro y rodeada de seres en marioneta transformados. Sus compañeros.

Nicolás Zeric salí­a de un hoyo bajo la escalera para graficar la impotencia a través de elásticos que lo ataban a si mismo. Ricardo Ale, rodó en circulo eterno como alma en pena superpuesto con ese clown maravilloso que hiciera Barbara tul rojo en la cintura y que trajo un poco de alegrí­a al melancólico y existencialista bonaerense.

Y allí­ Martí­n se instalo sobre una mesa cual estatua inamovible.

Ester nunca llego a la muestra. Tenia como tema el absurdo y nos dejo sin el, sin embargo me fue fácil reemplazarla, el mismo absurdo de la ausencia se encargo. Nadie dijo nada mientras su lugar vací­o era dejado tal cual, minutos pasando.

Un poco mas la canción de Lina Down la mexicana preformista, se realizo en primer plano al rostro directo del publico. Mirándolo de cerca, todos de cerca, mientras el publico sonreí­a o nostalgiaba, según su circunstancia.

Las imágenes proyectadas le dieron a la muestra una atmósfera de la cual era difí­cil despegarse.

El calor aumento la intensidad, la termodinámica y la gente se quedo sin embargo sentada o de pie, durante una hora y media. Se fueron con el inconsciente a flor de piel.

Y el Centro Cultural Recoleta quedo aun mas vivo.

Vicky Larraí­n
Desde Buenos Aires.

Y luego mi amigo Carlos Galluppo terapeuta e instalador argentino, me converso varias horas sobre la transversalidad de las cosas. En ese café Viale donde viene lo mejor de Buenos Aires, dijo. No se a que se refirió, me intereso mas aquellos de lo transversal, Cordillera por medio.