Escáner Cultural

REVISTA VIRTUAL DE ARTE CONTEMPORÁNEO Y NUEVAS TENDENCIAS

ISSN 0719-4757
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Panóptico

Fuente: http://entertainment.suntimes.com/chicago-news/real-vodou-hollywood-version-comes-field-museum/

 

Crónica de una visita - “Vodou: Sacred powers of Haiti”

 

Por Walter Maradiegue
 

Una reciente visita a la muestra “Vodou: Sacred powers of Haití” en el Field Museum de Chicago, provocó las siguientes reflexiones:

“…un encuentro con objetos (…) los objetos que verá no fueron creados para ser mostrados y admirados. Están ahí para sorprendernos, confrontarnos…”

Es lo que me dice uno de los primeros carteles que leo al inicio de la exposición. Y me mueve a pensar acerca de los presupuestos que llevo sobre el Vudú antes de entrar al Museo, aquellos que los otros visitantes tienen y los que el Museo piensa que nosotros –los visitantes- tenemos.

Esta exposición está ubicada en dos Salas grandes y no ofrece un circuito pre-determinado que el visitante deba hacer. En la primera Sala, alguna introducción se presenta en términos históricos, así como la metodología de la exposición, y un poco de información acerca de la proveniencia de los objetos mostrados.

La segunda Sala busca explicar mas acerca de lo que podríamos llamar la estructura del Vudú, sus dioses (espíritus), rituales y agentes en una manera arqueológica, es decir, a través de objetos que permiten a los curadores describir mientras muestran –y mostrar mientras describen-.

Considero sin embargo dos aspectos los más interesantes de esta exposición: el primero, como los textos de la exposición lo dicen, consiste en la invitación “a mirar más allá de los estereotipos”. Para este fin, la muestra se esmera en describir y descartar muchos mitos que Hollywood y el Cristianismo han construido alrededor del Vudú y sus prácticas. Esto quizás explica la gran cantidad de carteles anti-mitos, por ejemplos sobre zombies, muñecos vudú, etc.

La segunda carácterística es la aproximación al Vudú mediada por objetos. Propongo considerar aquí otros items que normalmente no son considerados como “objetos”, es decir: música, olores, fotografías, extractos de videos y escenografía, los cuales, junto con los objetos “centrales”, constituyen una suerte de paisaje sensorial que busca trasladarnos y alejarnos de la experiencia conocida del museo moderno.

Encuentro además otros temas en esta exposición que merecen ser discutidos. El primero es uno epistemológico, o lo que propongo llamar el problema del “Vudú es…”. Considero que esta exposisicón busca claramente explicar lo que Vudú es y no es. Este conocimiento está mediado a través de la arqueología, el coleccionismo y las voces de los especialistas Vudú. Encuentro dos problemas en esta metodología del conocimiento. El primero es un problema del nombrar y medir el objeto de estudio. Esta aproximación a una práctica diferente –o exótica- que asumimos conocemos del todo nos puede llevar a recordar reportes coloniales del siglo XVI describiendo rituales en Sudamérica o África. Como recordamos, en estos reportes, todo –es decir, cada “cosa”- debía ser (re)nombrada y explicada, porque justamente en eso consistía el proyecto colonial. En este sentido, esta exposición se estructura de una forma que busca hacernos saber lo que el Vudú es: sus artefactos, agentes y prácticas. El Vudú se convierte entonces en un objeto conocido, abarcado, pero que es aún exótico –distante y extraño-. Lo único que cambia es la mediación sensorial con la que los visitantes son envueltos para adquirir este conocimiento. Aquí entonces propongo dos preguntas: ¿cuán realmente lejana está la experiencia del museo contemporáneo de aquella del museo moderno o antropológico? Pareciera que, en este caso, el carácter performativo de la exposición solo cambia la mediación con la que el conocimiento es obtenido, mas no juzga el conocimiento en sí u otros presupuestos concernientes a lo cultural o étnico.

El Segundo tema es metodológico. Algunos de los signos mencionan que la mayoría de los objetos mostrados vienen de la colección de Marianne Lehmann, quien la construyó durante 30 años. Sin embargo no explica muy bien el criterio que los curadores tuvieron para elegir los que objetos que fueron mostrados –y los que no-. Considero éste un punto importante, primero debido a que las bastante discutidas políticas de elección, acumulación y descarte de un coleccionista pueden ser bastante diferentes a las de un etnógrafo, historiador del arte y especialmente a las de un agente Vudú –que también pueden ser discutidas-. Aparece por momentos un deseo de escoger lo muy viejo y visualmente impactante. Este tema me lleva a otro: la forma en que estos objetos son dispuestos en el espacio. La exposición propone una escenografía espacial donde algunos objetos interactúan  con otros. Un caso interesante es el de las escenas finales donde observamos diferentes espíritus sentados en sillas y dispuestos en círculos, con una silla mayor en el centro. No encontré ninguna referencia que explique esta como una “escena real” en la práctica Vudú.

 

 
 

Imagen propia

 

La exposición finaliza con una pizarra donde los visitantes pueden demostrar los conocimientos que adquirieron, los mitos en los que ya no creen y hacer una comparación entre sus cultos y el Vudú. Aquí quisiera cerrar proponiendo algunas preguntas:

- ¿Podemos imaginar –después de la exposición- al Vudú como una práctica actual, contemporánea y válida? Como mencioné anteriormente, ¿podemos a partir de la información que recibimos sobre estructura, elementos e historia, imaginar al Vudú como un culto válido? O quizás la condición visual y sensorial de los objetos elegidos nos llevan a pensar que la contemporaneidad aún no llega al Vudú y a Haití, pero llegará, eventualmente?

-  ¿Qué nos dice el hecho que una práctica religiosa –culto, religión- como el Vudú aún sea ubicada o exhibida en un Museo? Y si no vemos problema en ello, ¿cómo hacerlo sin caer en la tentación del “¿qué es…" ?

- ¿Después de abandonar la exposición, ¿cuáles son los nuevos presupuestos que tenemos sobre el Vudú? Me interesa especialmente aquí el caso de los agentes: ¿podemos asumirlos ahora como una Comunidad de práctica, o es inevitable asociarlos con un grupo étnico, una nación o un país? Me parece interesante esta pregunta debido a las políticas de representación con la que la exposición trabaja y quizás correspondan a nuevas políticas de lo intercultural donde lo exótico ya no es valorado negativamente, pero permanece distante y mudo.

 

Fuente Imagen Inicial: http://entertainment.suntimes.com/chicago-news/real-vodou-hollywood-version-comes-field-museum/

Escáner Cultural nº: 
178

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