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LOS PENSAMIENTOS SON LIBRES
Los Pensamientos son libres
Mis pensamientos libremente florecen
Pienso como me place
Y eso me da poder
Ningún estudioso puede mapearlos
Ningún cazador puede atraparlos
Ningún hombre puede negarlo
Los Pensamientos son libres
Eben Moglen ofreció esta conferencia en el evento “Wizards of OS”, que se realizó en Alemania en 2004. Allí trazó los principales ejes de trabajo para un movimiento por la libertad: el software libre, la cultura libre, el hardware libre y el espectro libre. A casi ocho años de aquella conferencia, el texto sigue destacándose por su lucidez conceptual y por la actualidad creciente de los desafíos que esboza Moglen.
Pensamientos libres
Por Eben Moglen
Die Gedanken sind frei (Los Pensamientos son libres): es una frase muy antigua del siglo XII, se puede encontrar en una canción de Minne en el siglo XIII. A principios del siglo XIX de nuevo se convirtió en una canción popular, que muchos de ustedes han escuchado, y algunos de nosotros hemos cantado. Como reflejo de un cierto momento en la historia de occidente de la tercera sinfonía de Beethoven, de la cual es contemporánea.
La frase viaja a través de la tradición histórica europea como parte de una lucha en la que también estamos implicados. La lucha por la libertad de pensamiento es tan antigua como la política europea y la base de lo que todos somos hoy en día. Existe en relación con una lucha de larga data contra las diversas formas de control de pensamiento, cada una característica del contexto político y económico del momento en el que triunfó temporalmente. Ya se trate del control de la educación y la publicación por la iglesia católica universal, del control de la impresión y la censura en el aprendizaje por el poder estatal o del control del conocimiento y la cultura por parte de los propietarios, motivada de forma capitalista e ideológicamente inclinada, hemos venido luchando contra el poder y por la libertad de pensamiento durante un milenio.
La lucha por la libertad de pensamiento, que es universalmente admirada, aunque no siempre es apoyada efectivamente, va en conjunto con la mucho menos universalmente admirada lucha por la justicia económica y la igualdad de las personas. “Die Gedanken sind frei:” (Los pensamientos son libres) ¿Cuál es su pequeña frase contemporánea o verso? Bueno, me gustaría proponer una: “When Adam delved and Eve span, who was then the gentleman?” (“¿Cuando Adán cultivó la tierra y Eva hizo girar la lana, quién era entonces el señor?”) [1], la frase es atribuida a John Ball, el líder de la revuelta de los campesinos en Inglaterra en 1381.
Hemos asociado la lucha por la igualdad humana con la lucha por la libertad del conocimiento y la hemos asociado con razón: se pertenecen la una a la otra. Debido al reconocimiento de la posibilidad de los individuos, de permitir a cada uno ser lo que ella y él pueden ser, (esta lucha) descansa en sí misma en la disponibilidad de conocimiento; la perpetuación de la ignorancia es el comienzo de la esclavitud. Por lo tanto, somos parte entonces de dos luchas, nos guste o no. Una lucha por la libertad de pensamiento y una lucha por la justicia para las personas. Que la privatización de la cultura (cultura propietaria), la mercantilización del aprendizaje, representa un peligro para un movimiento por la igualdad y la justicia económica es evidente para todos. Esto es, como Thomas Krueger acaba de señalar, en mi opinión, muy elocuente, una parte inherente del problema de la globalización, en cuyo lado soleado estamos parados. De otra forma, la globalización significa el empobrecimiento de los trabajadores a través de la competencia despiadada entre los sectores ricos y pobres de la humanidad. Una lucha conducida para el beneficio de los accionistas, es decir para pocos, a través de las limitaciones del conocimiento disponible para las mayorías. En consecuencia, nos encontramos en el siglo XXI no como inventores de algo nuevo, sino como la última generación peleando por ideales que son muy antiguos.
Lo que nos diferencia de aquellos que han luchado en el pasado, tal como Volker lo ha señalado, es un cambio desde el utopismo hacia la práctica. Desde el momento en que ese movimiento por la libertad de pensamiento e igualdad económica o al menos política, comenzó a cobrar impulso en la mitad del siglo XVIII, aquellos luchadores por la libertad fueron condenados al utopismo. Los ideales de las revoluciones americana y francesa que trajeron lo que era la libertad de pensamiento y la igualdad de las personas así como están en el final del siglo XVIII, necesariamente descansaron en esperanzas, en sueños y en las creencias acerca de lo que podría ser posible en condiciones de transformación tumultuosas y sin precedentes.
La constitución de los Estados Unidos, como uno de sus más grandes intérpretes ha señalado, es un experimento. Para Justice Holmes y para todos aquellos abogados y jueces que por más de 200 años lucharon para convertir aquel experimento en realidad práctica, mucho queda por hacer. Pero también debemos reconocer, tal como las fotografías de Irak han demostrado este año, que esto sigue siendo en gran medida un sueño político sujeto a la interrupción de los que operan desde el control del poder.
El utopismo posee también el pesado inconveniente de que la lucha por perfeccionar el mundo nunca antes experimentado a menudo se vuelve violenta mientras los sueños confrontan realidades inesperadas y el soñador no tiene más remedio que repartir golpes a diestro y siniestro contra la tiranía de los hechos. Y así la lucha por la libertad de pensamiento y la lucha por la igualdad económica ha sido limitada sustancialmente en las generaciones anteriores por la inevitable dependencia de un sueño de un futuro perfecto nunca antes experimentado. Y no es insignificante que en todas las lenguas europeas la frase la palabra usada para designar esa perfección, “Utopía”, significa “la nada”. Porque es, después de todo, una lucha para lograr lo que nunca se ha logrado. Una lucha por lograr condiciones que permitan a los seres humanos ser lo que nunca han sido: el hombre nuevo socialista, el perfecto ciudadano de la república perfecta. Aquellos eran nobles sueños, y la lucha por alcanzarlos, aun en el peor de los casos, tiene una nobleza a la que aspiramos. Pero tenemos suerte, porque el nuestro es un movimiento construido no en sueños sino en realidades. La nuestra es una ideología de cambio que no depende de lo que podría ser, sino de lo que ya es.
Revolución práctica, los amigos y colegas con quienes he estado trabajando durante los últimos 20 años lo han demostrado, la revolución práctica se basa en dos cosas: prueba de concepto y código funcionando.Es decir: hazlo primero y permite que las consecuencias de lo que se ha hecho se establezcan. La tecnología, a diferencia del flujo histórico hegeliano o marxista, la tecnología en sí es irreversible. La tecnología que tenemos es nuestra no un sueño nos pertenece: funciona, la usamos.
Tras ser puestas como las herramientas de nuestra liberación, ahora es nuestro privilegio usarlas para cambiar el mundo que nos rodea. Ese es nuestro especial rol en la larga historia de la lucha por la libertad de pensamiento. Las condiciones que produjeron esta inusual situación, una revolución basada, no en sueños acerca de lo que podría ser, sino en el reconocimiento de todas las implicaciones de lo que es: esta situación se la debemos al capitalismo industrial del siglo XX. Va a deberá quedar en la historia como algo que trabajó hábilmente en su propia destrucción.
Las herramientas que hemos adquirido por parte del sistema de propiedad industrial de la información arrojado por el siglo XX, estas herramientas son los instrumentos por medio de los cuales deshacemos la opresión y retornamos a nuestras comunidades, nuestros amores, nuestros amigos, nosotros mismos a la condición de liberación por la cual todos nosotros y nuestros antepasados han esperado tanto tiempo. La tecnología del siglo XX hace que nuestra liberación sea posible, porque la tecnología del siglo XX convierte lo sólido en aire digital. “Todo lo que era sólido”, se dijo, “se desvanecerá.” Y así lo hizo.
El siglo XX conoció la información como artefactos físicos, cosas, que cuestan dinero hacer, mover y vender. Más que en cualquier momento previo en la historia de los seres humanos, die Gedanken sind frei nicht (El Pensamiento es libre), por necesidad, porque las cosas tienen costo. Thomas Edison hizo posible que la música, que había sido durante toda la historia de los seres humanos un acto de comunión, una cosa inherentemente compartida, que la música se convirtiera en un producto, un objeto, una mercancía. Y de la mercantilización del arte creció la creencia de que el arte podría ser poseído (propietario). Lo cual tuvo sentido incluso cuando el arte fue metido en una fina pieza de lámina de estaño en un disco de plástico. Pero el arte ha vuelto a la esencia desde la cual proviene. Ha vuelto a ser lo que era en toda la historia de los seres humanos hasta Edison: se ha vuelto algo que debe ser compartido para existir.
La tecnología de fines del siglo XX revirtió las condiciones de poder desde las cuales había sido producida. Esta no es la primera vez que este sistema de producción social llamado capitalismo ha tenido ese efecto. Cuando escribí esa pequeña cosa llamada “El Manifiesto puntoComunista” (“The dotCommunist Manifesto”) hace algún tiempo, lo estaba haciendo con el fin de demostrar que una forma de análisis social característica de quienes buscan la libertad en el siglo XIX podría merecer cierto reconocimiento en el siglo XXI. No como una cuestión de análisis político normativo, sino como un comentario sobre las realidades del hoy. La lucha de la burguesía tecnológica marcha cada vez más hacia un funcionamiento de tal manera en que socava sus propias condiciones de existencia: es una observación hecha por espectadores perspicaces hace ciento cuarenta años, y vivimos en el cumplimiento de su verdad. La propiedad ha luchado por reducir sus costos, para mantener los costos de hacer los productos básicos, con el fin de librarse a una mayor ganancia. Y al final, como tan astutamente fue observado en la década de 1860: “Todo lo que era sólido se ha desvanecido en el aire, y el aire y era algo que todos sabíamos que podíamos respirar libremente”.
Y así nos encontramos confrontando un sistema de poder basado en las ideas de las relaciones de propiedad que la tecnología de los propietarios ya estaba haciendo obsoletas. No es posible para las organizaciones industriales hacer un mejor trabajo de distribución musical que el que puede hacer un niño de 12 años de edad. De ahí el mundo en el que la industria musical se enfrenta a los niños en las barricadas, intenta encarcelarlos, multarlos, controlarlos, y pierde. Lo mismo puede decirse de todas las otras formas de arte que nos dio el siglo XX que han sido liberadas por la misma tecnología que los controladores de artistas esperaron que controlaría más aún el arte. Esto, al igual que la adopción de la imprenta al final del siglo XV, constituye un momento en que los poderes de control han adoptado la tecnología que transforma sus condiciones de existencia, lo quieran o no. No lo desean, pero de todas formas les sucede. Y la tecnología que han liberado, al igual que la aprendiz de bruja, se encuentra abrumada por sus propias implicancias.
El movimiento del software libre, con el que he tenido alguna asociación, el movimiento del software libre es el principio del reconocimiento de las implicaciones de la tecnología. Un reconocimiento que no se basa en la idea, “yo podría escribir mejor software si pudiera compartirlo con otras personas,” sino más bien, como el Sr Stallman lo dejó claro desde el principio, un reconocimiento político: La libertad es un bien en sí misma. Inhibir el compartir, prohibir a la gente enseñar lo que saben a los otros, y prohibir aprender lo que ellos quieran saber por sí mismos está mal.El movimiento del software libre no era un movimiento tecnológico; fue el rostro de la lucha por la libertad de pensamiento con un disfraz tecnológico. Tomó ventaja de la realidad tecnológica para lograr un control más profundo de las posibilidades políticas. Y hoy estamos aquí porque esas posibilidades políticas están inmersas.
Ya no hay un gobierno en la tierra que no comprenda las posibilidades sociales de la libertad del software como una estrategia de desarrollo para una economía, como una estrategia de educación para una población, como una reafirmación de los derechos del público de obtener aquello por lo que se invierte, en sus servidores públicos, a los que emplea para pensar y diseñar y mejorar la infraestructura de la vida social. No hay una empresa en la tierra en el sector de la tecnología que no reconozca el enorme poder constructivo de la creatividad desatada en las personas. Esta misma semana, una organización, SUN Microsystems, que ha demostrado en el pasado la creencia de que el un buen software puede ser hecho en secreto a puerta cerrada, ha decidido volver a examinar esa proposición con respecto a los más importantes activos de software que posee. No hay un negocio cultural en la tierra que no esté al tanto de la competencia en la cual su brazo de distribución ahora se encuentra a sí mismo con la libertad como con su competidora más funesta.
Alguna vez, el hecho de que esto era un movimiento político por la libertad fue un secreto. Yo lo sabía. Stallman lo sabía. Ustedes lo sabían. Ya no es un secreto, no más. Todo el mundo lo sabe ahora. Es claro por lo que estamos luchando. Hay días en los cuales nosotros preferimos no decirlo en voz alta. Estamos comprometidos en negociaciones, silencio, por favor. Hoy somos respetables. Usamos trajes. Pero no hemos olvidado lo que queríamos hacer. Queríamos producir libertad y lo estamos haciendo.
Esto nos pone afortunadamente en mi caso, espero también lo sea en el suyo en contienda con el poder. Una parte de ese poder es el poder del monopolio. Es el señor Gates y sus miles de millones. Una parte es la contienda contra el hábito. Es bastante problemático lograr que la gente cambie el procesador de textos que usa. [ Aplausos ] Una parte de esta contienda es sobre los principios: ¿es libre cuando se trata de “libertad para”, o es libre cuando es “libertad de”? ¿Qué palabras deberíamos usar? Luchamos unos contra otros, como el movimiento de la libertad de pensamiento siempre lo ha hecho. Estamos divididos internamente acerca de la fraseología. Cantamos versiones ligeramente diferentes de la misma canción en música un tanto diferente. Y es disonante y esto nos golpea. La contienda es buena. La lucha por la libertad del pensamiento es una lucha. Tiene, lamento decirlo, incluso bajas. Pero la buena noticia para nosotros es que no habrá guillotinas, no habrá sangre en las calles, no habrá comuna, y no habrá supresión de la comuna. Porque liberados de la carga de hipótesis utópicas, liberados de la necesidad de soñar lo que nunca ha sido, somos capaces de continuar nuestra lucha sin tregua y despiadadamente sobre la base de lo que ya existe hoy y es lo que nosotros con nuestras propias manos podemos lograr mañana: prueba de concepto sumada a código funcionando es igual a revolución.
La sociedad de redes, es aquella que ha restaurado nuestro sentido de contacto primario, sin intermediación, no a través del señor Murdock, no por medio del Sr Gates, sino directamente el uno con el otro. Por chat, por e-mail, intercambio de vídeo, por el uso compartido de archivos, estamos conectados con nosotros mismos. Esa sociedad de redes recapitula las contiendas entre las clases, comunidades y grupos, tradicionales en toda la sociedad. Sin embargo, recapitula estas contiendas de una nueva manera, precisamente porque se nos permite compartir. Nosotros no estamos luchando por la primacía en el mercado. No estamos luchando acerca de qué clase poseerá los medios de producción. Sabemos dónde están los medios de producción: están dentro de nuestras cabezas. Estamos luchando por ser nosotros mismos. No necesitamos robarle nada a nadie. Habrá perdedores. Los perdedores son aquellos que han propuesto apropiarse de lo que hemos hecho pero no estamos obligados a hacer más que para existir como creadores y para compartir nuestros trabajos.
En diciembre de 1989, cuando algunos eventos muy positivos sucedieron en Praga, me metí en el subterráneo de la ciudad de Nueva York y me encontré con un hombre allí abajo que toca el violín por dinero en el metro como su lugar habitual. Y en la parte trasera del estuche del violín, donde él recolectaba las monedas había puesto una fotografía de Václav Havel y debajo había escrito: “Los Artistas gobernarán”. Eso es lo que somos nosotros, y él tiene razón. Es una lucha; tiene ganadores y perdedores; es una revolución de terciopelo, es el cumplimiento de grandes esperanzas y de los sueños más profundos, y somos afortunados por llevarlos a buen término esta vez.
La red nos lo hace posible. Lo que hemos hecho es el lugar en el cual construimos. Pero debemos mantenerlo seguro. Necesitamos cuatro cosas: Software Libre, Hardware Libre, Cultura Libre, y Espectro Libre. Con estas cuatro cosas me refiero a que hay que establecer los pilares de la revolución que hemos realizado, tanto como aquellas cosas que debemos construir más adelante.
El Software Libre apenas necesita de alguna definición. Significa crear tecnología que cualquier persona puede modificar, todo el mundo puede mejorar, y todo el mundo puede compartir. Lo hemos hecho.
El Hardware Libre es esencialmente un llanto conservador. Significa: mantener la ocupación militar de la red. Mantener al hardware obedeciendo a Mr. Eisner en lugar de a la persona que lo compró. Asegurarse de que el hardware responde a la gente al cual le pertenece, no a la gente que envía cadenas de bits a través del mismo. La guerra por el hardware libre será brusca, corta e inevitablemente exitosa, pero tenemos que pelear por eso. Hay fuerzas en nuestras sociedades que creen que sólo si cada dispositivo electrónico se encuentra bajo su control su modelo de negocios es seguro. Están en lo correcto. [ Aplausos ] Dejando los dispositivos en sus manos, ellos reharían la red en aquel molde para proteger sus negocios. Pero no dejaremos que ellos posean los dispositivos. Tenemos los dispositivos y nos pertenecen. Entonces, nuestro objetivo es conservar la propiedad de la red, que está hecha por cosas que hemos comprado, hemos instalado, que nosotros poseemos, y que responden a nuestros requerimientos, no a las exigencias de algún tercero que tiene una película temporariamente moviéndose entre ellos.
Vamos a ganar esa lucha y vamos a tener poco que mostrar acerca de ello, más allá de lo que ya tenemos. Sin embargo tenemos que hacerlo.
La Cultura Libre, para mi querido colega, el profesor Lessig, el cual ha hecho de la frase una marca registrada, le debo un análisis tan profundo y tan completo que hay poco más que decir. Debemos tener la capacidad de practicar nuestras diversas artes en colaboración desde lo que ya hemos hecho mediante la adición de imaginación sin impuestos a lo que ya existe [2]. Esta es una promesa de una aceleración de la educación en todo el mundo. Miles de millones de mentes hambrientas de conocimiento y belleza, a las cuales ahora todo puede ser dado. En un mundo donde todo es una cadena de bits, donde el costo marginal de la cultura es igual a cero, donde una vez que una persona tiene algo, todo se puede dar a todo el mundo bajo el mismo costo en que se le dio a su primer poseedor, es inmoral excluir a las personas del conocimiento y de la belleza. Ese es el gran problema moral que el siglo XX ha legado al siglo XXI. Podemos erradicar la ignorancia, a expensas de unos pocos. Tenemos que hacerlo. No podemos permitir la inanición voluntaria de la mayoría de las mentes del planeta. Tenemos un deber; tenemos una alegría; le estamos dando a nuestros colegas, la raza humana, todo lo que sabemos y todo lo que amamos; no hay mayor placer que la entrega de lo que amamos a las personas con quienes queremos compartirlo, además, no existe una obligación moral más profunda.
[ Aplausos ]
Libre Hardware y Software Libre son las dos terceras partes de la plataforma para la Cultura Libre, pero sin ancho de banda, las cajas se quedan mudas. Tenemos que recuperar para todos la propiedad común del espectro electromagnético. Todo sistema jurídico en su base está de acuerdo en que el espectro es algo común, que nos pertenece a todos, y cada sistema legal niega en la realidad práctica lo que propone como un principio. Cada sistema continúa sosteniendo que el gobierno debe controlar cómo se utiliza el espectro. A veces muy explícitamente con el propósito de permanecer él mismo en el poder; a veces, en una reivindicación de alguna misión civilizadora en la creencia de que el gobierno y sólo el gobierno puede realmente determinar ingeniosamente quién tiene derecho de hablar a las masas con el interés de la ampliación del conocimiento; y a veces, como en en mi sociedad, de pura venalidad: “Nosotros, los políticos, hemos tomado sobornos de ustedes, los dueños de los medios de comunicación, y vamos a reflejar fielmente los intereses de nuestros amos, que nos han puesto allí.” Pero cualquiera que sea la razón, sea por venalidad o lujuria por el poder o por una equivocada creencia en la superioridad de la sabiduría del gobierno acerca de quién debería hablar hacia las masas, la asignación del espectro es un mal cuya hora ha llegado.
[Aplausos]
Esto es mucho más complicado que los problemas que hemos resuelto en la liberación de software. Más complicado que el problema al que nos enfrentamos en mantener el hardware libre. Mucho más complicado que el problema de inducir a chicos de 12 años de edad a compartir la música y ayudar a la cultura libre. Pero no está más allá de nuestro poder sobre la base de lo que ya tenemos. Tenemos que soñar sueños no utópicos para lograr el ancho de banda para todos en igualdad de condiciones. Ya poseemos código funcionando y una prueba de concepto: se llama WiFi. Es el intento de utilizar una pequeña, y no particularmente una deseable parte del espectro, para modelar la posibilidad de acceso auto-organizado, no jerárquico, descentralizado, de igual medida, al espectro electromagnético y estamos mostrando lo que la alternativa es realmente. Aquellos de nosotros que trabajamos en este asunto somos capaces de mostrar a las poblaciones alrededor del globo la “factura telefónica” -poco futuro. El lugar donde nadie paga por hablar con cualquiera, por el minuto, por el pulso, por el impulso, nunca más.Podemos construir la malla gruesa que nos abarca a todos nosotros y añadir a los gastos comunes de largo recorrido de comunicaciones que vinculan porciones de esa red, y podemos ofrecer a las personas la igualdad de comunicación. El señor Murdock se sentirá decepcionado. A Deutsche Telekom se le romperá el corazón. Pobrecita.
Porque lo que está en juego es precisamente ese momento en el que hacemos que el aprendizaje sea algo abierto. Al igual que el reconocimiento de que la propia ciencia sólo puede basarse en la impresión que está al alcance de cada científico. De la misma manera que la ciencia occidental dependía en el siglo XVI del movimiento por la libertad de pensamiento -qué proposición más noble podríamos tener para nuestro movimiento que las simples palabras “epursi muove” (“and yet it does move”, “y sin embargo se mueve”) con las que Galileo se refirió a la relación intrínseca entre la libertad de pensamiento y el progreso científico – de la misma manera que la revolución científica en occidente primero dependía del libre intercambio de información, ahora es lo mismo. En la próxima generación vamos a enfrentar una vez más el reconocimiento de que sin un movimiento que propugne la libertad de pensamiento, la ciencia está atada a la propiedad (a la apropiación privada). ¿Acaso alguien que esté estudiando la industria farmacéutica actual o la próxima revolución genética duda de mí? Sin el libre intercambio de ideas, la ciencia es el siervo de la desigualdad. Y es la ciencia, la capacidad de saber, la capacidad de enseñar, la oportunidad de aprender todo lo que cualquier mente humana puede razonar: es la ciencia que aún se encuentra en la raíz del desarrollo de nuestras sociedades.
Entonces, el movimiento por el espectro libre, así como el movimiento por la impresión sin licencia, es un movimiento para situar bajo la ciencia el poder de todas las disponibles mentes humanas. Al igual que la guerra contra la censura en Europa occidental, la guerra por el espectro libre es una guerra por la libertad de ideas en su sentido más valioso: las ideas que cambian la sociedad y prolongan la vida, que hacen mejor la existencia humana. Hemos crecido tan acostumbrados a la idea de que el poder de comunicarse con otros es algo que tenemos que comprarle a alguien, que estamos en peligro de olvidar lo mucho que descansa sobre la larga historia de los seres humanos inherente a la virtud de la comunicación no impedida.
Por lo tanto, a través de estas cosas, software libre, hardware libre, cultura libre y espectro libre, podemos construir una sociedad de justicia, de igualdad, de libertad. No bajo la creencia de que si forzamos de alguna manera a los aristócratas, más tarde la sociedad se convertirá en algo perfecto; no por la convicción de que hay cierta clase que debe ser liquidada y, a continuación, nos imaginamos que los seres humanos pueden cambiar; no es un sueño acerca de la nada, sino un intento para mover lo que tenemos dentro de nuestros apartamentos, dentro de nuestros lugares de trabajo, dentro de nuestras escuelas, afuera en el mundo donde puede comenzar a completar su perfectamente legítimo, necesario, inevitable trabajo de liberación.
Hemos convertido la libertad de ideas en un instrumento de cambio social. Nos hemos convertido en lo que todos nuestros antepasados han soñado con convertirse. Personas que pueden tomar lo existente y convertirlo en el método de liberación. [3]
Lo hemos estado cantando por un millar de años:
Die Gedanken sind frei / Los Pensamientos son libres My thoughts freely flower / Mis pensamientos libremente florecen I think as I please / Pienso como me place And this gives me power / Y eso me da poder No scholar can map them / Ningún estudioso puede mapearlos No hunter can trap them / Ningún cazador puede atraparlos No man can deny / Ningún hombre puede negarlo Die Gedanken sind frei / Los Pensamientos son libres
En una red que circunda el globo, construida en base a libertad y sin responder a ningún amo, la humanidad al final podrá ser capaz de oír su propio pensar. Para esto es que hemos soñado; esto es por lo cual lo hemos construido; esto es lo que hemos diseñado; esto es lo que hemos codificado; esto es lo que hemos licenciado; esto es lo que está ahí afuera ya en uso.
Vivimos entre las herramientas de nuestro propio sueño, y este rico, brillante momento es el momento en que las tomamos y las convertimos deliberadamente en la lucha por la libertad, la cual hemos esperado durante mucho tiempo que prevaleciera. Este es otro gran momento en la larga la historia de la búsqueda por la liberación y la diferencia es que esta vez ganamos. ¡Libertad, ahora!
Traducción realizada al castellano por Marcos Guglielmetti. Versión en inglés 1.0, 2005-06-14, por Marcus Brinkmann, marcus@gnu.org. El audio y video desde el cual fue realizada la transcripción se encuentra en wizards-of-os.org/index.php?id=791, licenciado bajo Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike License Germany. La contribución de Guglielmetti a esta transcripción está colocada en el dominio público.
Texto obtenido de la revista Pillku http://pillku.org/article/los-pensamientos-son-libres/
Canción Die Gedanken sind frei (Los Pensamientos son libres) en alemán: http://ingeb.org/refer/diegedan.MP3