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EL SILENCIO COMO MODO DE ACCIÓN XVI
Alberto Caballero
El encuentro con John Cage significó el retorno a un momento original: por un lado a un punto final, la decadencia de las vanguardias aparentemente renovadoras y concluyentes en si mismas, y por otro la propuesta de que el retorno al origen nos permite una revisión profunda de las estructuras, de los elementos y de los valores hasta el momento considerados intocables. John Cage es un renovador absoluto de estos valores, y un defensor acérrimo a esta vuelta al origen, donde se encontrará con los tres elementos fundamentales a su hacer: el ruido, el silencio, el sonido, por un lado, y por otro saca a las artes, todas, de su encasillamiento clasificatorio y propone una revisión a fondo del tiempo y del espacio, él los denominará el tiempo y espacio sonoro.
El silencio como modo de acción (XVI)
(el cierre de una investigación)
Alberto Caballero
acaballero@geifco.org
John Cage: del sujeto a la estructura a la estructura
borromea; dos modalidades de la escritura.
segunda parte
Jacques Lacan con John Cage
Del Signo (musical) a la Letra
El encuentro de Cage con la música, hoy podríamos decir el encuentro de la música con Cage, ha significado un antes y después, no solo para la música sino para el arte en general. Tal ha sido la repercusión de dicho encuentro que ha significado una falla fundamental en el terreno del arte y no solo del arte sino del sujeto con el lenguaje. Como dije en la primera parte de este trabajo que la obra literaria de Joyce deja al lenguaje en plena quiebra, todo se quebró, desde los cimientos, esto es con lo que Cage se encuentra, primero con el aparato musical y más adelante con todo el aparato del lenguaje, al borde de la falla, de una quiebra radical. Joyce escribe con y sobre esta quiebra, y Lacan se inventará una nueva escritura lógica de esta quiebra: el nudo borromeo.
Cage también lo hará de esta manera, retomará parte por parte, en su encuentro con ‘el desierto de lo real’, con que no tenía nada que rescatar, con la nada para hacer, pieza por pieza, elemento por elemento y se inventa una nueva escritura, o inscriptura sobre lo real: entre la inscripción y la escritura, una inscriptura a la letra.
Nos hacer ver/entender que tanto la estructura como los elementos del mundo (musical y artístico) hasta el momento habían llegado a su límite, que estaban caducos, y que luego de la catástrofe y del derrumbe como consecuencia, era necesario retomar todo de nuevo.
Despejado el terreno, de la misma manera que hizo Lacan con la obra freudiana, pieza por pieza, parte por parte, en un primer escrito yo lo denomino el camino que va de ‘la interpretación al silencio’, de la frase a la puntuación. Para Cage han sido, el ritmo y la armonía, mas aún el signo y la partitura clásica, entre muchas más,
la interpretación y el instrumentista virtuoso, pero sobre todo que la música tiene que ver con los grandes músicos, con los padres de la música (de Bach a Mozart, de Mozart a Beethoven) de allí la decadencia. Cage no se coloca como músico, para interpretar, como compositor para escribir, toma a la música, al aparato musical como su materia prima, como Lacan hizo con la obra de Freud, para hacer una vuelta al origen: a la escucha.
Desprende a cada elemento fundamental de sus velos, de sus máscaras, de sus interpretaciones de sus compromisos adquiridos por los mecanismos de poder y de mercado y los libra de ataduras para un uso completamente nuevo. El tiempo y el espacio después de Cage tendrán una notación, una estructura y un discurso completamente nuevo, se trata de un verdadero aparato de invención a disposición del arte y de la música en particular.
Como se produce dicho proceso ya ha sido descrito por muchos autores no solo en inglés, su lengua de origen, sino en francés y no hace mucho tiempo también en castellano, debido al creciente interés que despierta, lo que intentaré es demostrar como todo ello adquiere valor de escritura de una estructura nudo. Cage nos propone una inversión radical de los términos, no de un nuevo tratado del tempo musical, sino de un nuevo tratado del tiempo despojado de los cánones de la música, no de un tratado del espacio en la música sino de un tratado del espacio sonoro. Tiempo y espacio quedan desprendidos de toda atadura, libres de toda interpretación.”La creación de paréntesis temporales flexibles en los que el tiempo es suspendido”, como la acción es por si misma, sin relación a las demás (1.1.1.1.1), dice Cage.
De todo este desprendimiento y de esta nueva estructura espacio/temporal se desprende ‘el silencio’. Según Eugenio Trías* en su artículo ya citado , el silencio es el significante fundamental de la subversión cageana, no solo se desprende de toda notación
académica conocida (copiar esquema de Guillermo Mitchel), sino adquiere independencia absoluta, es usado en su máxima amplitud, desde la simple falta (recorte) de un signo en una frase musical hasta el espacio (en silencio) en si. El silencio es el significante fundamental, el valor Uno de la nueva significación, podríamos formular así:
el Ruido el Silencio el Sonido
S0 S1 S2
Parecería evidente que en el caso de Cage el objeto es un objeto auditivo (invocante), esto en principio no es discutible, pero cuando subvierte el aparato auditivo y dice que el sonido no sólo es para ser escuchado sino para ser visto, la cuestión se complica. El objeto no coincide con la pulsión, el objeto en su paso por la pulsión deja un resto, es de este resto que Cage hará su obra, como lo real en su paso por la pulsión deja un resto: el ruido.
No sólo se trata de desprenderse de toda interpretación (representación) imaginaria, sino de toda notación o significación simbólica, para poder escuchar el ruido desprendiéndose de la cosa, como inscripciones o marcas que deja por su paso por lo real.
Es con esas inscripciones, marcas, huellas desprendidas de lo real, el ruido, que producirá un nuevo discurso, llevará a la música al terreno del discurso.
conferencias orales
conferencias escritas
entrevistas, para prensa
para radio
para televisión
artículos publicados
libros publicados
clases magistrales
talleres de música experimental
cursos en universidades
correspondencia y epistolario con
artistas, filosofos, etc
exposiciones
retrospectivas
Si Cage transforma el tiempo en un paréntesis, en la escritura del espacio entre los paréntesis, de un silencio entre paréntesis, de una acción entre paréntesis, este paréntesis tendrá valor discursivo. Ante el estreno de una pieza nueva, dos son las vías fundamentales que se abren, vías radicalmente nuevas: Primero la perfomance como modo de poner cuerpo a la acción y segundo la discursiva: discursos, conferencias, charlas, talleres, al mismo tiempo, paralelamente, antes o luego de cada estreno o nueva presentación de la misma pieza.
Así como el tiempo discurre entre paréntesis, el espacio tiene como paréntesis el cuerpo, ahora aquí, ahora más lejos, ahora arriba, ahora a la derecha. El cuerpo ya no es solo un soporte del instrumento musical, cualquiera sea, sino es un elemento propio de la acción a producirse, dando forma al espacio y al tiempo. Ya no se trata de producir un sonido o no, de escuchar un ruido o no, como paréntesis del silencio, para hacer una escritura de ese silencio, sino se trata de poner el cuerpo en acción, o no, como paréntesis del espacio, ahora devenido perfomático, efímero…no escrito.
Con el discurso pasa lo mismo, no es un discurso para producir un saber y por lo tanto un objeto de ello, sino se trata de cuestionar y poner en duda el discurso cada vez. Cage nos enseña que no hay un discurso cerrado de la música, o de cualquiera de las artes, se trata de un discurso puesto en cuestión cada vez. La acción va a ocupar el lugar del objeto, de un producto en permanente construcción, Cage dirá en permanente proceso. Y si nos arriesgamos, y extendemos esta hipótesis, podemos interrogar de qué sujeto se trata, ¿Se trata de un sujeto en tránsito?. Es el músico, el espectador, el intérprete, el compositor, el conferenciante, el relaciones públicas, etc. etc. que está en tránsito, de uno a otro discurso, así como lucha permanentemente contra el Amo, del sistema musical, del mercado, negocia permanentemente con las universidades y sus discursos imperantes, se interroga constantemente su posición en todo esto y por lo tanto redefine el objeto cada vez. Es el sujeto el que está en tránsito entre un discurso y el otro, Lacan va a decir que el psicoanálisis es un discurso entre uno y el otro, no es un discurso establecido ni pretende establecer un discurso cerrado, el objeto se lo impide.
Así como los grandes jalones de la música han intentado responder, o dar respuesta también a las grandes cuestiones de la época que les tocó vivir, Bach o el discurso de la religión, Mozart o el nuevo discurso masónico, y Beethoven o la caída de los grandes imperios, y de allí la caída definitiva en discursos de lo pequeño, de lo local, de los mitos, de los héroes, también caídos, de las emociones o de los sentimientos (palabras de Cage), el imperio de las emociones. Cage se va a encontrar con un discurso no sólo vacío de contenidos, sino un discurso sobre un objeto vacío, y lo mejor del caso es que no pretende en ningún momento llenarlo ni de nuevos contenidos, ni de nuevas significaciones, nos lo presenta en esas condiciones, un discurso de un objeto en tanto vacío.
Lo fragmenta para introducir el silencio como tiempo entre frase y frase, el tiempo se hace real, Conferencia sobre nada así lo demuestra, los tiempos en silencio son tan o más importantes que los tiempos de los fragmentos o frases. Como pasar, patear, caer y correr, son una serie de relatos cortos, algunos de segundos, en forma de conferencia o de acompañamiento a coreografías de danza, o como puntuación en una entrevista de prensa, o la Cartridge Music, que es un conjunto de materiales con instrucciones para escribir un texto, según el encuentro de las láminas transparentes las ideas pueden ser relevantes e irrelevantes.
Escritos al oído
John Cage
Colección de Arquitectura.38
Colegio Oficial de aparejadores y arquitectos
técnicos de la región de Murcia
Murcia 199
Silencio
Conferencias y escritos de John Cage
Madrid, Ardora, 2002
Con ello se demuestra que ha Cage no le interesa desarrollar un tema determinado, sino la manera de escribirlo, el manual de uso. Tres maneras muy diferentes de abordar el mismo discurso, la demostración del vaciamiento de la música, y de las artes en general, de los cánones del neoclasicismo reinante, de la tradición, de antiguos valores aún en uso, para hacer uso de significaciones que nada dicen, de un saber vaciado de contenido y de un objeto taponado por formalismos. Para no alardear de político de la música, de hacer de la música su discurso político, sin dejar de estar de lleno en el dogma, en la música como aparato, produce piezas discursivas, ahora con sonidos, ahora con silencios, ahora con palabras, ahora con caligrafías, ahora con cartografías, ahora con transparencias, ahora con letras y puntuaciones…que son cuidadosos ejercicios del tiempo y el espacio musical. Lo que en principio resulta discursivo es musical, lo que en apariencia es musical resulta finalmente discursivo.
Entrevistas
Daniel Charles & John Cage
1968-1978
En esto Cage hace como Lacan, Lacan con su retorno a Freud no sólo hace una nueva lectura de la obra freudiana, que lo lleva a la producción de un nuevo aparato dogmático y clínico, del mito al nudo, sino además de una renovación sustancial del ejercicio analítico, el salto de la interpretación al silencio. Ambos discursos, tanto Cage como Lacan, coinciden en este punto: el salto que va de la interpretación al silencio.
4 modos de realidad
Fantasmática, para Freud (Rf
Sintomática, para Lacan (Rs)
Perfomática (Ro) la realidad ordinaria
Informática (Rv) la realidad virtual
Dicho esto sobre el discurso y su objeto en tanto vacío, retomemos la cuestión del sujeto, del sujeto en tránsito…Frase propia del discurso de Cage que nos interroga desde el primer momento.
Para Freud la realidad es fantasmática, el sujeto está sujetado a una frase, la frase que nomina su fantasma, ‘es pegado’, entre la posición del objeto que ha sido para el otro, y la del sujeto que goza del otro como objeto, ambas posiciones son oscilantes y por lo tanto no definitivas. Para Lacan esta no-solución entre el sujeto y el otro deja un resto, un resto sintomático, con el cual tendrá que hacer, la realidad será un producto siempre sintomático. Quiere decir no será plena, entera, será decimal, deja restos diferenciales, así se trata de un sujeto que goza de ese resto, de ese plus de goce, de esa plusvalía, no se trata sólo de un valor de uso sino de un plus de goce. En el cuadrilátero del discurso se ve con claridad, el objeto va dejando un resto operacional que lo lleva de uno a otro, y el sujeto en tanto barrado goza de dicho plus, de esta diferencia entre el saber y la pulsión que lo relanza nuevamente, saber y pulsión no hacen 0, no empatan…dejan resto, deja el objeto.
De la realidad fantasmática el sujeto goza pero intentará salirse, modificar su goce, aunque se resiste a ello, en la realidad sintomática está haciendo con ese síntoma, ese síntoma del otro…está intentando hacer un sínthome, un nudo que lo estabilice en los avatares con el otro, que ponga un límite al goce del Otro, pero además le permita una nueva nominación.
Pero cuando esto no es así, cuando no se produce éste objeto resto entre la pulsión y el saber, cuando el objeto nos remite siempre a la pulsión primera, y una es igual, es la misma que la siguiente…y la siguiente, se trata de una operación entera, los números a operar son enteros: 1, 2, 3, 4, 5… Cage dice que es lo mismo que 1,1,1,1,1,1, nos remite a un agujero. Entonces se ha producido lo que denominados una realidad ordinaria. Es aquí cuando Cage indica que emerge el ruido, los sonidos propios de la realidad ordinaria: el de los coches, la lluvia, el viento, la calle, el tranvía, etc. Para que podamos escuchar el ruido la realidad se ha hecho ordinaria, los antiguos fantasmas de la música nos han abandonado, incluso los elementos que los ordenaban, y les daban las conocidas orientaciones. Para escuchar esta música tenemos que ser sordos a los ruidos de la realidad ordinaria, tenemos que darle la espalda. Cuando esto no es así el espacio sonoro se llenará de ruidos de la sala/calle, los sonidos producidos por al azar por los instrumentistas, los sonidos producidos por los oyentes, incluso los sonidos producidos por los equipos electrónicos, etc., todos tienen el mismo valor 1. Uno, son uno a uno en si mismos, no dejan restos, no se encadenan, incluso se pueden dar al mismo tiempo. Lo visual y lo sonoro son lo mismo, tienen el mismo valor, se pueden dar uno y/o el otro, uno sin el otro. da lo mismo.
Un ejemplo de ésta afirmación de Cage “el sujeto en tránsito” lo encontramos en la película Up in the Air, dirigida por Jason Reitman y protagonizada por George Clooney y Vera Farmiga, Paramount, EEUU 2009. Al final de la película ella lo llama y le dice “No podías salirte del aparato, eras mi paréntesis”. Creo que esta frase ilustra perfectamente al sujeto en la realidad ordinario, es un sujeto que está en tránsito, de un lugar a otro lo lleva siempre a lo mismo, y no encontrará diferencias. No podrá extraer ni objeto ni discurso, será meramente una letra, ella dice un paréntesis.
David Tudor (pianista)
Merce Cunningham (1942-1992) (danza)
Edgar Varese (percusionista)
Nam June Paik (FLUXUS) (artes visuals)
Robert Rauschencheberg (pintura)
Jaspers Johns (pintura)
Marcel Duchamp
Luciano Berio
Bruno Maderna
Juan Hidalgo
Walter Marchetti
(ZAJ)
Le Corbusier
Morton Feldman
Christian Wolff
Es un sujeto a la acción, una acción desprovista de contenido, desprovista de resto, ha ocupado el lugar del objeto, la perfomance ha ocupado el lugar del discurso. La perfomance, lo performativo, lo performático, son términos usados en sus discursos para introducir la idea que la acción siempre será nueva, única, que no deja resto, que no entra en la cadena discursiva, y más aún no hace nuevas significaciones. (RO la obra de MH)
Sin embargo, Cage no se queda conforme con esto, se percata que introduciendo las nuevas tecnologías se introduce un valor nuevo: la información. La radio, la televisión, el video, los aparatos registradores y amplificadores, etc., no sólo desplazan contenidos sino también información. JC lleva esto al extremo deja los contenidos fuera y se queda con la información, con los datos que los aparatos trasmiten, informan. Ahora se trata de una realidad informática. La realidad virtual es una realidad sujeta a la data, al dato, a la información pura, sin interpretación ninguna, el sujeto se ha transformado en información, es una realidad donde domina lo simbólico, mediado por lo imaginario, con un rechazo de lo real, lo real no tiene lugar. El aparato no puede fallar, el que falla es el sujeto, que no se ha adaptado al aparato, se trata del dominio del aparato. Cage lo anticipó ante la muerte del arte, en tanto dominio imaginario, el nuevo arte será producido por el aparato, como un simbólico sin amarre real. Las últimas obras de Cage, que producen un nuevo espacio musical, son virtuales: entre el vacío y la información, nuevamente el silencio. Aquí el silencio es meramente información.
Del Mundo a la Realización
Cage se encuentra con que la música tenía un mundo propio, en sus últimas consecuencias, el salto de los grandes compositores como Wagner, Strauss y Mahaler, entre otros, a los grandes directores de orquesta, de los maestros, y de los grandes intérpretes, la historia le ha dado la razón. Ante esto Cage propone algo radicalmente diferente dejar el mundo de la música y entrar en la realización musical, Cage es un realizador en el amplio sentido de la palabra.
No da vueltas, no se regodea con el antiguo aparato musical, entre lo simbólico, la escritura y la notación musical no había variado demasiado y lo imaginario, el cambio de paisaje, de la naturaleza a las confrontaciones bélicas y la industria. Pero fundamentalmente se percata del surgimiento de lo que se denominó la aplicación industrial a la música, no sólo para su reproducción (el disco, la cinta, el CD, la radio, la TV más adelante, etc.) sino para su producción (registradoras, grabadoras, amplificadores, altavoces, entre tantos otros). Cage los usará para registrar ruidos, sonidos directamente tomados de la realidad, o producidos por instrumentos inventados, sacados de la vida cotidiana. De allí que Cage no es un compositor, ni un maestro, ni un intérprete a la usanza clásica, es un realizador.
Realiza con materiales, con imágenes sonoras tomadas de la realidad y las presenta. Cada presentación es efímera y nueva, cada vez. Lo simbólico, llevado al mínimo de su representación, adquiere valor a posteriori, poco a poco va perdiendo la escritura por los signos convencionales y adquiere una escritura propia a la letra. Cage es un realizador de una nueva realidad musical.
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