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PALDEN GYATSO, EL REGRESO DESDE UNA HOGUERA ETERNA
Desde Chile, Alvaro Oliva
Tras pasar gran parte de su vida encarcelado este anciano logró huir para alertar al mundo sobre los extremos a los que ha llegado China.
La tortura y opresión no es un derecho reservado de nuestro país y del pasado, sino que es una aberración que aún existe en diferentes puntos del globo y en diversos matices. Para ser más específicos nos referiremos China, ese rojizo caracol que ha dejado tras su paso una pegajosa huella de dolor muy difícil de limpiar.
Una de las tantas víctimas de la China Comunista y, por suerte, uno de los más importantes testimonios actuales, es el monje tibetano Palden Gyatso. El relato de la vida en cautiverio de este pacífico anciano se ha difundido en todo el planeta, su conmovedora historia y equilibrado carácter han traspasado, con la ayuda de los vientos de sus maestros, diversas naciones, llegando a convertirse en la más fiel prueba de los desgarros que persisten en Oriente.
Palden Gyatso nació en 1933, en Panam, a doscientos kilómetros de la capital del Tíbet. Como un habitante más de la región su vida estaba orientada a las labores de cualquier monje y a sus continuas reflexiones. Su amor por las tradiciones de su tierra lo arraigaban a una búsqueda de la perfección espiritual.