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EL GRAN ENEMIGO ES EL CARBÓN
Por Eduardo Calvo Sans
El fin del petróleo puede no salvarnos del cambio climático. La única salida podría ser financiera.
Grandes cantidades de carbono, elemento básico de la vida tal como la conocemos, quedaron atrapadas en las profundidades de la Tierra formando parte de los combustibles fósiles. Al quemar carbón, petróleo y gas estamos liberándolo, determinando aumentos en las concentraciones de dióxido de carbono que amenazan el equilibrio térmico del planeta.
El más peligroso de estos combustibles fósiles podría ser el más descuidado por ahora. La mitad de la energía eléctrica utilizada en Estados Unidos es generada a partir de carbón . Además de aportar a la "lluvia ácida" -un detalle a esta altura-, el carbón contribuye con grandilocuencia al efecto invernadero y al consiguiente recalentamiento del planeta , porque a igual energía es mayor la cantidad del temible dióxido producido.
No es una pavada: las centrales a carbón estadounidenses están aportando hoy tanto dióxido de carbono a la atmósfera como todos los autos, camiones, autobuses y aviones de ese país.