|
ARTE Y CULTURA
Despedida a Ignacio Chaves Cuevas |
|
|
Mi profesor de literatura hispanoamericana en la década del 70, Ignacio Chaves Cuevas, murió el pasado 18 de noviembre. Las sinrazones de algunos funcionarios estatales, tuvieron que ver con su deceso. De eso habla su esposa en su escrito de despedida. Y quién fue está escrito en el documento que publicamos también, tomado de la página de la Universidad Central (www.ucentral.edu.co), donde él trabajaba desde 1974. Le dio a Colombia un Premio Príncipe de Asturias, pero un funcionario de educación y cultura le pidió papeles de idoneidad cuando ya bajaba él al sepulcro. La burocracia contra la inteligencia. La torpeza del aduanero contra la lucidez del benefactor.
Ignacio Chaves Cuevas
(Bogotá, 18 de abril de 1938 - Iguazú, 18 de noviembre de 2005)
El Doctor Ignacio Chaves Cuevas, durante muchos años vinculado a nuestra Casa de Estudios, falleció el pasado 18 de noviembre en Iguazú, en límites entre la Argentina y el Brasil, adonde había acudido para tomar unas breves vacaciones.
El Consejo Superior de la Universidad Central, el Rector, las directivas, el cuerpo docente, el personal de la planta administrativa, los estudiantes, los egresados y todos los amigos de nuestra Casa de Estudios expresan su profundo pesar ante la inmensa pérdida que para la academia y la cultura del país representa la muerte del Doctor Chaves Cuevas.
Nacido en Bogotá el 18 de abril de 1938, el Doctor Ignacio Chaves Cuevas cursó su bachillerato en el Colegio Agustiniano de San Nicolás. Posteriormente estudió Filosofía y Letras en la Universidad de los Andes y después realizó estudios de especialización en Literatura en la ciudad de Florencia, en Italia; en la Universidad Complutense de en Madrid, gracias a una beca otorgada por la Oficina Internacional para el Estudio del Español (OFINES); y Aix-en-Provence, Francia, en el Instituto de Estudios del Tercer Mundo.
El Doctor Chaves Cuevas realizó una brillante carrera en las esferas de la academia, la difusión cultural y el servicio público. Ejerció la docencia en importantes instituciones educativas nacionales y extranjeras, como la Universidad de Florencia, Italia; la Universidad Nacional de Colombia; la Universidad Javeriana; la Universidad de los Andes, la Universidad Santo Tomás, y el Instituto Caro y Cuervo, donde impartió la cátedra de Literatura Hispanoamericana y Teoría Literaria durante varios años. Así mismo, desempeñó importantes cargos en las áreas de la administración pública y la gestión cultural. Fue, en efecto, Secretario Privado de la Gobernación de Cundinamarca, Secretario del Instituto Colombiano de Cultura Hispánica; Secretario de la Facultad de Economía de la Universidad La Gran Colombia; miembro de número y Secretario Perpetuo de la Academia Colombiana de la Lengua; Decano y Secretario Académico del Seminario Andrés Bello; fundador de la Corporación de Ciencias Veterinarias; miembro correspondiente de la Real Academia Española y de la Academia Norteamericana de la Lengua Española. Sin embargo, quizás la labor por la que se le recordará más entrañablemente es su gestión como Director del Instituto Caro y Cuervo, cargo que ejerció por casi veinte años y que rindió frutos tan importantes como la culminación del monumental "Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana", obra iniciada en 1872 por el ilustre filólogo bogotano Rufino José Cuervo y que fue publicada en su totalidad entre los años 1987 y 1994, gracias a su infatigable labor de gestor cultural. Como escritor dejó publicados varios textos, entre los que cabe mencionar: "La investigación lingüística en Colombia"; "Acerca de la enseñanza de la lengua y de la literatura"; "El diccionario de Cuervo en París"; "Luis Carlos López, un clásico de nuestra literatura"; "El español, lengua del siglo XXI", y "Homenaje a las mujeres letradas de Colombia".
Estas realizaciones le hicieron merecedor de importantes distinciones como la Medalla Cívica Camilo Torres, la Condecoración Simón Bolívar del Ministerio de Educación, la Orden Antonio Nariño del Círculo de Periodistas de Bogotá y la Orden Andrés Bello, en Primera Clase. Así mismo, como Director del Instituto Caro y Cuervo, le correspondió recibió el Premio Príncipe de Asturias en Comunicación y Humanidades (22 de octubre de 1999), el XI Premio Bartolomé de las Casas (octubre de 2001) y el Premio Elio Antonio de Nebrija, que le concedió en el año 2002 la Universidad de Salamanca.
Por lo que respecta a la Universidad Central, la labor del Doctor Chaves Cuevas se remonta al año de 1974, cuando se posesionó como Coordinador Académico. Más tarde se le asignaron otras importantes responsabilidades en nuestra alma máter, que culminaron con su nombramiento como miembro del Consejo Superior el 21 de junio de 1991 (cargo que conservó hasta su muerte), y como Presidente del mismo, entre marzo de 1996 y mayo de 2005 . ( www.ucentral.edu.co ).
Despedida de su esposa
Elizka
Krausova
Ignacio:
Yo no tendría que decir nada más de lo que los dos sabemos: pero para los presentes a los que en nombre de toda la "Gran familia Chaves" agradezco su compañía, quiero contar que Ignacio decidió morir lejos de su amada Colombia, en un punto totalmente remoto, en el cual sólo pudimos permanecer por dos días, porque no resistía más su pena moral, su dolor de patria.
Él, que dedicó su vida, con generosidad desinteresada a engrandecer nuestra historia cultural, que con orgullo enumeraba los 1.800 egresados del Seminario Andrés Bello, dispersos por el mundo entero; los 2.000 volúmenes publicados y enviados como embajadores de Colombia por los 5 continentes, así como las donaciones a cientos de bibliotecas públicas regionales y municipales; los 3 grandes premios logrados en los últimos 5 años de su dirección, entendidos como el fruto de los 62 años de la labor del Instituto "sin prisa pero sin pausa", como orgullosamente repetía, no entendía por qué no podía seguir cerca de su amado Instituto como un asesor, un viejo sabio lleno de consejos y de amor.
No aceptaba otro camino, no comprendía el por qué de un trato hostil, el por qué de las dudas sobre sus actos, y yo no logré convencerlo de que somos más los buenos. Que la historia le reconocerá sus logros, su dedicación, su entusiasmo y sacrifico, que se extendieron también a los muchos años de consagración a la educación superior en distintas universidades del país, pero en especial a la Fundación Universidad Central, adonde llegó de la mano, de su gran amigo, Jorge Enrique Molina, esperando crear una institución fuerte, con lazos iberoamericanos y dedicada al servicio, como siempre decía, entendiendo a la educación como un bien realmente público.
Ignacio, quizás contra tu voluntad de trajimos hasta aquí, a tu casa para que encuentres la paz que perdiste hace tiempo, para que te reconcilies con los tuyos y veles desde allá, donde estés, por tu gran lengua española, por lo que significa para la unión de nuestra América, por el futuro del mundo hispánico y nos sigas prodigando tu amorosa compañía.