Por: Amada Espinoza Pardo
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Mirada Rabia |
Iván Urbina , nace en Santiago de Chile en 1958, estudia medicina en la Universidad de Chile y posteriormente se especializa en Psiquiatría en la misma Universidad. Desde hace aproximadamente veinte años comienza a dibujar y pintar, pero recién en 1997 se decide a entrar a un taller para estudiar pintura. Durante varios años tomó clases con Bororo con quien se atrevió a manchar con más decisión la tela, y no renunciar a ella cuando algo no salía bien, él le incentivó a chorrear, a dibujar, a perseverar, a hacer arte.
Unir la pintura con la psiquiatría es lo que busca el artista Iván Urbina, médico psiquiatra y pintor, quien con su tema La Mirada, nos invita a reflexionar sobre la patología psiquiatrica a los cuales nos afrentamos en las distintas etapas de ésta. Apoyado en la psiquiatría, el artista sitúa al espectador en distintos roles frente a la obra, y sin que nos demos cuenta nos introduce en el lugar del paciente o en el lugar del psiquiatra, en otras nos invita a tomar distancia teorizante para analizar el encuentro que significa una terapia, o para enjuiciar la segregación que sufre el paciente psiquiátrico.
Cuando estamos frente a las obras de este artista, tomamos conciencia de que nuestra mirada ha sido forzada a cambiar y ver que la realidad, va más allá de lo que suponemos. El cruce de estas miradas establece distintos tipos de relación, según de donde estemos mirando, y la preocupación de nuestro artista es que miremos sus obras desde distintos ángulos y descubramos en ellas todas las sensaciones descritas por él.
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Mirada Duda |
En la serie Miradas nos encontramos con retratos realizados sobre tela y espejos que nos dan la bienvenida, obligándonos a ver, vernos y vernos viendo y viéndonos. La obra Mirado nos anuncia que un ser paranoico nos observa y nos vigila mientras recorremos esta interesante muestra; entretanto el espectador va percibiendo la histeria, los fenómenos de transferencia en psicoterapia, la influencia del medio ambiente en la salud mental, los precarios equilibrios que a veces determinan la relación entre psiquiatra y paciente, los trastornos bipolares, la angustia, la locura y el suicidio, contándonos el drama que enfrentan las grandes ciudades.
Su pintura se caracteriza por un fino dibujo, aguadas, chorreos y un empaste final que destaca muy bien la figura humana, centro de atracción del artista en sus dos oficios. Los rastros del proceso de cada cuadro van dejando su huella en cada una de sus capas, reconociéndose como una verdadera firma del autor, tal como nos construimos los seres humanos en nuestra biografía, así se establece otro paralelo entre los oficios de Iván Urbina.
Qué lo llevó a la condensación de estos dos oficios; Pintura y Psiquiatría?
Con esta condensación intento unir mis dos oficios, pero no quiero caer en la obviedad de solo representar o intelectualizar, por lo que le di largas vueltas al tema. Por otro lado, en mi trabajo como psiquiatra estoy todo el día traduciendo un discurso en otro, comprendiendo lo que me están tratando de transmitir y al mismo tiempo buscando otra lectura que le permita al paciente comprenderse de una manera más eficiente. No quería más de lo mismo en mi otra actividad. ¿Qué puente podía establecer entre estos dos mundos?
La psicoterapia es el acto de invención de nuevas narrativas con los mismos acontecimientos y personajes, pero con un sentido diferente y ahora útil. En este aspecto el arte y la psicoterapia se tocan. Ambas son actividades en las que una misma realidad puede ser leída, traducida e interpretada de muchas maneras distintas a como parecía evidente al comienzo. Tal como en poesía "tú" es más que una palabra de dos letras, en psicoterapia un lapsus es más que una equivocación y un sueño es más que una anécdota. En la pintura, y en ésta exposición, un cuadro es más que manchas y colores, es una excusa para interactuar con el espectador y las distintas posibilidades que se esconden detrás de, aparentemente, un sólo "tú" .
¿Donde y cuando nació la idea de la Mirada?
Para pintar la psiquiatría podía pintar desde la mirada del psiquiatra, desde la mirada del paciente, desde la mirada de la teoría, desde una mirada política, social, etc... Y en esa pregunta, ¿desde dónde miramos cuando miramos? estaba la clave. Abarcar todas las miradas en el acto de mirar. Recordé el análisis que hace Foucault del cuadro Las Meninas , de Velásquez , en su libro "Las palabras y las cosas". Allí plantea la idea de que quienes realmente se están reflejando en el espejo que aparece tras la infanta Margarita no serían los reyes sino que los espectadores que completan la obra con su mirada, puestos por Velásquez en el papel de Felipe IV y su mujer. Este cuadro, largamente analizado en un grupo de estudio en el que participo desde hace varios años me tuvo pintando meninas por un buen tiempo y ahora volvió a aparecer con la respuesta al proyecto en cuestión.
A partir de ese momento la idea se fue enriqueciendo ya que la pintura sólo sería el argumento secundario de esta exposición. Lo importante era la mirada del espectador, quien estaría obligado a moverse entre los distintos roles en que la pintura lo pusiera para desde allí completarla.
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Mirada Meditación |
¿Y en este caso, que espera Ud. del espectador?
Mi atención mayor está puesta en que el observador se pregunte ante cada cuadro. ¿Desde dónde debo ver este cuadro? ¿Quién estoy siendo yo para el cuadro que tengo al frente?
Este es el fenómeno que en psicoanálisis se denomina Transferencia. Es decir el personaje que uno, como terapeuta, está siendo para el paciente. A veces a uno lo tratan como si fuera el padre, otras como si fuera el marido, o el hijo, o una autoridad castigadora, o alguien a quien castigar, etc. El terapeuta debe estar constantemente preguntándose:
-" Quién estoy siendo en este momento para la persona que tengo al frente ",- pues cada respuesta puede cobrar un sentido totalmente distinto según el rol donde me pongan y complementariamente donde se ponga el paciente. Por ejemplo, si me instaló en el rol de padre, evidentemente él estará en el del hijo. Sartre decía que en la relación entre dos personas había seis involucrados:
- Quién creo yo que soy.
- Quién crees tú que yo soy.
- Quién soy yo realmente.
- Quién crees tú que eres.
- Quién creo yo que tú eres.
- Quién eres tú realmente.
La interacción entre estos distintos personajes determinará evidentemente distintas historias e interpretaciones y la idea general de esta exposición es que el espectador se haga las mismas preguntas que yo me hago a diario con mis pacientes, pero ahora con la excusa de una pintura, para que tome conciencia de todos los distintos seres humanos que estamos siendo en un mismo momento y cómo hacemos un ejercicio permanente de integración o de disociación. Independiente de si un cuadro es por sí mismo bueno o no (ya sea estética o técnicamente) su labor se cumplirá si logro hacer jugar al espectador en esta trama. Desde luego aquí no importa un cuadro en particular sino que la experiencia ante todos ellos.
Entonces bajo esta escudriñadora mirada, ¿como nos presentará su próxima exposición?
Si bien ya está planteada la idea general, en lo particular les presentaré algunos cuadros para que le tomen el pulso a la muestra y ojalá los intrigue lo suficiente como para visitarla.
La exposición está compuesta por más de cuarenta cuadros de pequeño, mediano y gran formato, el uso de algunos espejos pintados y una instalación. La técnica es el acrílico. Para plantear ese borde donde se realiza el encuentro en los distintos roles que interactúan es que he preferido usar casi exclusivamente colores complementarios y sus respectivos grises en cada cuadro.
La bienvenida está a cargo de la serie Miradas y corresponde a más de veinte retratos de 40 x 40 cm. que cubren toda una pared y se van esparciendo por las cinco salas de la galería. Son distintas formas de mirar (socarrón, tierna, altanero, transparente, etc.) y entre estas hay espejos con caras dibujadas sobre ellos que nos hacen ver y vernos viendo.
La Angustia está representada por un doloroso retrato. La locura está presente en La dama blanca , un retrato de mujer que ocupa con su mirada fija el 20 % del espacio de un cuadro de 150 X 70 estando el resto constituido por blancas vendas que la contienen a la fuerza. La paranoia se presenta en Mirado y nos conmueve por ser el único de los personajes del cuadro que mira hacia el espectador y lo sigue con los ojos por toda la sala, mientras los demás observan hacia un punto de luz o son sólo fantasmas en su vida. Está él y yo. ¿Quién mira a quién? Los sistemas de clasificación en psiquiatría ( DSM y CIE ) son intentos por construir un lenguaje común de la especialidad en todo el mundo, pero al basarse en criterios estadísticos o reducciones que intentan ser objetivables, dejan fuera la mayor riqueza que puede tener un ser humano: su particularidad. Los cuadros DSM y Clasificación dan cuenta de esto. Son miradas teóricas. Una mirada más política está presente en Indiferencia un cuadro que denuncia la inexistencia de los pacientes psiquiátricos para una parte importante de la sociedad y los sistemas de seguro de salud. El paciente psiquiátrico es quizás el más segregado de todos los enfermos y ello se patentiza en este cuadro. La caída es una instalación sobre el suicidio y consiste en una ventana por donde cae junto a nuestro paciente un pedazo de nosotros mismos. Su mano, en el primer plano, intenta tomarnos, pero ya es tarde. Varias manos de yeso en el suelo sitúan al espectador en el lugar del psiquiatra, rodeado por las manos que no pudo asir en su momento. La Manía (estado de exaltación del ánimo) nos hace sonreír mientras un tipo se lanza cuesta abajo por un cerro amarillo en bicicleta. Es todo omnipotencia. También está presente en un retrato que se sale de sus límites e invade todo su marco, tal y como el paciente maníaco se desborda de sí mismo. El medio ambiente y la salud mental aparecen simbolizados en los cuadros Soledad y Yo era feliz hasta que llegué a la ciudad, donde nos encontramos con la urbe y su espacio para cemento, autos y humo, pero no para seres humanos. La mirada del paciente se reconoce en Transferencia , un cuadro construido con todos los Urbina que yo no soy pero que construyen al personaje que el paciente reconoce como su psiquiatra. La depresión está presente en Duelo y Soledades en rama.
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Mirada Altanera |
Se ve cuanto dolor hay en la unión de estos dos mundos, ¿ha sido difícil para Ud.?
En el instante en que desmenuzamos algo y nos damos cuenta de que lo podemos integrar, en ese momento en que adquirimos conciencia, en ese mínimo y eterno instante, y sólo ahí, es cuando vivimos. Es el momento en que estamos siendo y no sólo existiendo. Ese es el minuto del insight en la terapia. Ese es también el momento en que un cuadro, por alguna razón desconocida, nos puede "tocar" (gustarnos o cargarnos) o sernos indiferente. Es una "burbuja" suspendida, algo que sabemos efímero pero fantásticamente perdurable.
No sólo a nivel individual, sino también social, es necesario integrar nuestras propias distintas miradas e identidades y construirnos lo más cercano posible a una identidad única, pues la diversidad sólo tiene valor alrededor de un gobierno central.
En un momento de la historia cuando ya no quedan dragones que matar ni princesas que salvar, la única posibilidad de gesta heroica que nos queda entre las manos es ser consecuente, leal con uno mismo, íntegro frente a un mundo que nos facilita la disociación, acomodando los principios a las conveniencias. Esta exposición puede ser un buen ejercicio para armar y desarmar, disociar e integrar y desenredar para tejer.
Sin duda alguna, no podemos dejar de ver esta interesante muestra que se presenta desde le 26 de Octubre en la galería Fundación, el observar la condensación de estos dos oficios, nos deja clara la evidencia que para Iván Urbina, era absolutamente necesario, el plasmar en sus telas el dolor de este mundo oculto, oculto porque no lo queremos ver, no porque no se presente ante nuestros ojos día a día; es por eso que él mismo nos invita a ver desde distintos ángulos, para después integrar todas esas miradas en una sola capacidad de ver enriquecidamente.
La muestra se inaugura el Martes 26 de Octubre a las 19:30 hrs. En la galería de Arte Fundación, ubicada en Alonso de Córdova 2336 F, Vitacura y permanecerá abierta al público, hasta el 20 de Noviembre, de Lunes a Viernes de 10:00 a 20:00 hrs., Sábados de 11:00 a 14:00 hrs.
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Mirada Ternura |
La bella indiferencia |